miércoles, 28 de febrero de 2018

M E S D E S A N J O S É Día 10



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ

13. ¿Cómo san José fue uno de los pretendientes de la mano de María?

Cuando la joven María llego a la edad de 14 años, los sacerdotes a cuya vista fue educada en el templo mismo darla un esposo; más se hallaron en un gran embarazo: por una parte habiéndose hecho admirable la joven María por sus aventajadas cualidades y excelsas virtudes, era indispensable que la elección fuera digna de ella, y que tuviera lugar, además, en su propia familia, porque la ley así lo prescribía: María había hecho voto de virginidad, y era necesario conciliar el debido respeto a las promesas hechas a Dios, con la prescripción Mosaica que exigía el casamiento a todas las doncellas de Israel. Después de un maduro examen, los sacerdotes, para conciliarlo todo, resolvieron dar a María por esposo alguno de sus parientes que pudiera ser el más fiel custodio de su inmaculado virginal candor. Para mejor hacer la elección, decidieron a que todos aquellos a quienes la ley daba derecho de obtener la mano de la divina doncella, fuesen convocados al templo. José, como descendiente de la casa de David y como pariente de María fue comprendido entre los pretendientes. La orden de los sacerdotes fue ejecutada, y José, sea por obediencia, sea que su humildad le persuadiese que era imposible que la elección recayese en él, fue al templo; pero los pretendientes, atraídos por la reputación de la joven María, fueron tan numerosos que la elección fue para los sacerdotes si no imposible, al menos difícil.







Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)









M E S D E S A N J O S É Día 9



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ


12. ¿Cuál fue la profesión de san José?

El evangelio nos enseña que San José fue artesano, más no nos dice su género de trabajo; debemos buscar por consiguiente buscar el auxilio de la tradición para dirigirnos en nuestras indagaciones. Algunos autores graves, como el venerable Beda y san Anselmo piensan que san José trabajaba en hierro.
“Que hubiese conocido el arte de fraguar, dice san Ambrosio, esto no cabe duda”.  Luego podemos presumir que todos los trabajadores de este género de oficio, que fueron necesarios para su casa, salieron de sus manos, y que el los fundió en alguna fragua de las cercanías. Aunque esto parece probable, no era, sin embargo el verdadero oficio del santo patriarca. San Justino, que fue muy cercano de las primitivas tradiciones, refiere que san José fabricaba yugos y arados; la opinión generalmente recibida es la de atribuir a san José el oficio de carpintero. Hizo muebles de la casa, el pobre tablado donde María tomaba algunas horas de descanso y mas tarde la cuna que debió servir al divino infante.






Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)










M E S D E S A N J O S É Día 8



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ



11. ¿Cuál fue la juventud de san José?

Aunque la sagrada escritura nada nos dice de la juventud de San José, nos es fácil, sin embargo, formarnos una idea de la vida de este santo Patriarca, durante sus mas bellos años. Basta para esto considerar las expresiones de que se sirve el Espíritu Santo, respecto de san José, y la misión que le ha sido confiada desde el cielo.
Y en efecto, el título por excelencia que la escritura de san José es el de Justo; y si, como observa san Basilio, la justicia es la reunión de todas las virtudes, se debe concluir que la juventud de San José fue la de un Santo. 
Fue escogido de entre mil para servir de cooperador al gran misterio del amor de Dios, por ser el custodio del sagrado depósito de un Dios encarnado, y guarda de la santa virginidad de María, ¿cómo se puede dudar un solo momento de su fe viva, de su gran piedad, de su ardiente caridad durante su juventud? 

Según refiere el venerable Beda, San José había hecho voto de castidad perpetua. Nos confirma en esa opinión al parecer de san Gerónimo, que afirma que el Santo Patriarca no fue nunca casado antes que fuera el esposo de la virgen María.





Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)









M E S D E S A N J O S É Día 7



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ


10. ¿Es cierto que san José fue santificado en el vientre de su madre?

La iglesia nunca ha decidido respecto a esta cuestión pero si nos referimos al dictamen de muchos teólogos distinguidos como Gerson, Canisio, Salmoron y otros santos teólogos diremos que San José fue santificado de la mancha original del vientre de su madre. Además todo nos guía a creer que esta opinión es verosímil porque si San Juan bautista obtuvo esta gracia como conveniente a su cualidad del precursor del Mesías, no lo era menos para el que debía tener cargos más importantes y más privilegiados con el divino salvador y su santa y augusta Madre; no lo era menos para el que había merecido ser el esposo de la mas pura de las vírgenes y el padre custodio y nutricio del hombre Dios. Es muy creíble, pues, que salió del vientre  de su madre enteramente libre de la mancha del pecado. Adornado de la vestidura santa de la inocencia y enriquecido de las más raras virtudes.






Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)









M E S D E S A N J O S É Día 6



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ

8. ¿Qué fue para el mundo el nacimiento de san José?

Según el mundo, el nacimiento de san José fue pobre y sin importancia alguna. Verdad es que ora de regia estirpe, mas su raza había perdido toda su influencia y prestigio, saliendo de ella el cetro de David. José debió el ser a padres pobres que si bien eran desconocidos de los hombres, estaban llenos de virtudes, temerosos de Dios y guardando sus preceptos: ejemplo admirable para todos aquellos que han sido víctimas da los caprichos de fa fortuna. Un tiempo se elevaron como los cedros del Líbano, y ahora caídos merecen apenas el aprecio de las gentes: felices cuando se encuentra en ellos sumisión a la Providencia, único bien que les regía y puede consolarles en su infortunio! ¡Felices aún si, siguiendo los pasos de los padres de José, no sólo tienen la sumisión, sino que añaden repitiendo como el santo Job: «Señor, todo me lo habéis dado, todo me lo habéis quitado, bendito sea vuestro santo nombre. Esta resignación es una de las más excelentes virtudes, porque ella nos santifica y nos conduce a lo gloria.

9. ¿Qué fue, a los ojos de Dios, el nacimiento de san José?

Si el nacimiento de José, según el mundo, fue oscuro, muy alto y esclarecido fue delante de Dios. Destinado a una misión sublime, san José recibió del cielo los mayores privilegios, y toda la Trinidad Santa le honró con sus más preciosos dones. El Padre Eterno consideró con amor a este hombre que sobre la tierra debía ser la imagen de su autoridad, y a quien iba pronto a someter a su hijo único, este hijo en quien el tenia todas sus complacencias. El Verbo Divino contempló con ternura a este feliz mortal, que reconociendo el poseer un Dios tierno, le tendría una afección tan ilimitada y previsora, exponiendo él mismo su vida para librarle del furor de sus enemigos. El Espíritu Santo se complació en ver al casto protector de su esposa muy amada, de esta augusta María, tan tímida, tan joven, a la cual era menester unir por prudencia, una alma pura como la suyas y un corazón constante en medio de los peligros. Nunca nacimiento, excepto el de Jesús y María, fue más grande, ni más santo a lo ojos de Dios, que el del augusto y divino José.






Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)








M E S D E S A N J O S É Día 5



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.

CATECISMO DE SAN JOSÉ


6. ¿Donde y en qué año vino san José al mundo?

En la parte montañesa de la Galilea, que en otro tiempo habitaba la tribu de Zabulón, existe una aldea pequeña y humilde, situada sobre una colina bastante alta, conocida con el nombre de Nazaret; aquí fue donde nació san José, en el primer ario del reinado de César Augusto, según varios autores, cuya opinión es bien fundada; convienen en efecto, que este Santo tenía cerca de cuarenta años cuando se casó con la divina María; además el Martirologio romano expresa que Jesús nació a los cuarenta y dos años del reinado de Augusto. Si san José, siendo dé Nazaret, patria también de la santísima Virgen, y no de Belen, como dicen algunos escritores modernos, fue, en virtud del edicto de César Augusto, a Belén, con María su esposa, para hacerse inscribir en los registros públicos, era porque los dos esposos descendían de la raza de David, y esta ilustre familia era oriunda de Belén.

7. ¿Qué juicio formaremos del fenómeno maravilloso que apareció en el cielo el año del nacimiento de José? 

Se ha dicho antes que San José nació el año del advenimiento al trono de César Augusto. Además, si hemos de creer a Plinio, Séneca y Suetonio, fue señalado este año por un fenómeno maravilloso que apareció en el cielo que estos historiadores atribuyeron a su emperador, pero que, no obstante, conviene mucho más a san José. El sol una mañana apareció coronado de estrellas, dispuestas en forma de espigas de trigo y rodeadas de un arca iris. ¿Era efecto natural o sobrenatural? No podemos decidir respecto de tal suceso; pero lo que se puede afirmar es, en uno y otro caso, que tal fenómeno debe más bien aplicarse a San José. En efecto, si fue un suceso natural, no impide ver en él un pronóstico, porque la Providencia nada hace de extraordinario sin tener superiores designios además; además, es de  presumir; que este signo anunciase más bien el nacimiento de José que la elevación de Augusto, pues era mayor la importancia de este nacimiento que la venida de aquel emperador. ¿Era al contrario un suceso sobrenatural? Su aplicación, entonces, lleva más certidumbre, porque san José fue efectivamente para el mundo moral como el arco iris, que anunciaba a los hombres que pronto iba a aplacarse la cólera del cielo. Su alma estaba adornada de una corona de virtudes, cuyas estrellas figuraban su fulgor, la misión llevaba por fin, la conservación del que la Iglesia llama «el grano de los escogidos, la delicia de los reyes, el pan que nutre las almas para la vida eterna.» 


Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.

Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)
 







M E S D E S A N J O S É Día 4



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ

5. ¿Qué nos recuerda el santo nombre de José?

Este nombre divino presenta al alma una idea tan grata y dulce, que la conmueve tiernamente cuando la boca le pronuncia. En efecto: es el nombre augusto del siervo fiel y prudente que ha establecido el Señor en su familia para ser el sostén y el consuelo de su excelsa Madre, su Padre nutricio y su cooperador digno en la ejecución de sus misericordiosos designios sobre la tierra .—“Este nombre, dice el piadoso Gerson, es de aquel a quien la Madre de Dios, la reina del universo, llama su Señor; a quien el Verbo hecho carne llama su padre y a quien obedece.—Es el nombre de un pobre artesano que sufre sin murmurar los rigores de una condición ajena, y que en lugar del palacio de David habita en la humilde cabaña de Nazaret, sin pretensiones de ambición ni envidia. -Es el nombre de un Patriarca localizado en una vida oscura, pero tan llena de méritos y de ejemplos, que nos da a cada uno la más perfecta regla de conducta, tan segura como cristiana.—Es el nombre de un justo cuya vida sobre la tierra ha sido angelical y que tuvo la dicho de morir en presencia y en los brazos del Salvador del mundo.—Es, por último, el nombre de un Santo que se halla en el cielo en cuerpo y alma, el cual goza de gran poder cerca de la Santísima Trinidad; nombre tan venerable y tan bendito, que basta el tributarle honor para conducirnos a la posesión de un Dios. ¡Qué el santo nombre de José permanezca, pues, siempre en nuestra memoria, y que por siempre esté grabado en nuestro corazón!



Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)








M E S D E S A N J O S É Día 3



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ


4. ¿Qué significa el nombre de José?

Este augusto nombre, según san Anselmo y san Juan Damasceno, quiere decir en hebreo abundancia, fecundidad, y ambos significados convienen de tal modo a san José y se han cumplido en él de una manera tan admirable, que muchos padres de la Iglesia juzgan que fue el mismo Dios quien le dio este nombre bendito, y que inspirándole a sus padres, José quiere decir abundancia, y en efecto, bajo los auspicios de este santo Patriarca debía creer el Dios niño que debía venir a visitar la tierra estéril, herida con anatemas y a esparcir en ella la abundancia de sus gracias y liberalidades. José quiere también decir fecundidad, aumento, porque fue por el niño Dios relevado de la humillación y del olvido, y por consecuencia ante de los ángeles y los hombres apareció con un aumento de gloria y, de merecimientos.

El hombre de José encierra, pues, un compendio histórico de este santo Patriarca. Tenemos por consecuencia un poderoso motivo para que le supliquemos nos otorgue lo que su santo nombre significa. ¡Roguémosle, pues, que vea con lástima a nuestra alma pobre y estéril, y que para ella solicite el rocío celeste para que se enriquezca y se fecunde! ¡Supliquémosle que por sus cuidados el padre de familia logre una abundante cosecha y que no falten obreros para recogerla! ¡Pidámosle también que por su poderosa intercesión vea la santa Iglesia el aumento de su imperio y su dominación maternal, y que cuanto antes, por su abundancia de misericordia y por el rápido progreso de la sociedad cristiana, no haya más que un rebaño y un sólo pastor!





Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)











M E S D E S A N J O S É Día 2



ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra vuestra divina majestad, vengo a solicitar de vuestra misericordia infinita generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José os suplico humildemente que me concedáis nuevas gracias para serviros y amaros, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ


3. ¿Quiénes fueron los padres de José?

Dos Evangelistas nos presentan su genealogía; según san Mateo su padre se llamaba Jacob; san Lucas dice ser Heli; pero la opinión más común y más antigua es la que nos refiere Julio Africano, escritor del fin del siglo II de la era cristiana: dice, pues, que según algunos parientes del mismo Salvador, Heli y Jacob eran hermanos uterinos; el primero había muerto sin hijos y Jacob se enlazó con la viuda para dar la sucesión según la prescripción de la ley, y de este casamiento nació san José. Respecto de su madre nada nos dice el Evangelio de su nombre; sin embargo, algunos autores pretenden que pertenecía a una familia denominada Cleofás, debiendo también ser de la raza de David, porque los hebreos, estaban obligados por la ley a casarse en su propia familia, y eran indispensables razones gravísimas para obtener el ser dispensado.



Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)




 







M E S D E S A N J O S É Día 1





ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra vuestra divina majestad, vengo a solicitar de vuestra misericordia infinita generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José os suplico humildemente que me concedáis nuevas gracias para serviros y amaros, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ

    1. ¿Quién fue San José?

San José fue un grande y fiel siervo de Dios en la antigua ley, que mereció por su justicia ser elevado a la dignidad sublime de esposo castísimo de la Virgen Santísima, y padre nutricio del Santo Niño Jesús. José era justo, dice el Evangelio, y esta cualidad atribuida a José por el Espíritu Santo, es el elogio más eminente que hacerse puede de aquel patriarca tan excelso, porque la palabra justo, dice san Juan Crisóstomo, manifiesta un hombre perfecto en todas las virtudes; esta es la misma opinión de santo Tomás de Aquino y de todos los teólogos.

    2. ¿De qué familia fue oriundo San José?

Descendía por línea recta de la ilustre estirpe de José, que dio a Israel el santo rey David y que contaba entre sus abuelos a los venerables patriarcas del antiguo Testamento. La Escritura dice que era de la casa de David llamándole también hijo de este gran rey; José era, pues, de estirpe real, y hubiera sido rey, si el cielo, irritado por los crímenes de su pueblo, no le hubiese castigado con la más dura esclavitud; pero si por su origen era noble, lo era más aún por sus espirituales y relevantes cualidades. “Si José descendía de David según la carne, dice san Bernardo, es también evidente que se mostraba digno hijo de este santo rey, por su fe, santidad y devoción ardiente”.



Aquí se rezan 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José, pidiéndole la gracia de ser su fiel esclavo.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)
















MES DE SAN JOSE

Preparación para consagrarse a él como esclavo.



La verdadera devoción a San José consiste esencialmente en la confianza ilimitada en la intercesión de este Santo Varón, en la imitación de sus virtudes y en el amor filial que se le profese. Ser su devoto quiere decir tratar de amar al Padre Celestial como él lo hizo; y poner la vida, los bienes y todos los actos del día bajo su paternal patrocinio.

Los que quieran ser fieles devotos del Padre Protector de la Iglesia, y verdaderos servidores de su culto, deben consagrarse a él como sus esclavos. Pero como se ama lo que se conoce, es fundamental para esta alianza admirarse con su vida a través del Catecismo de San José, incluido en esta preparación. 

La esclavitud del santo exige una fórmula que será publicada el día 31 de marzo, y que indica la dedicación de la vida entera al servicio de su piedad. Significa alabar al benditísimo Patriarca desde que aparece la primera luz del día hasta que se va al lecho, para lo cual, también el último día de este mes, entregaremos una pequeño Devocionario Josefino con las oraciones del cristiano al amparo de San José.

Quienes deseen manifestarse como verdaderos devotos del Castísimo Esposo de Nuestra Santa Madre, deben luchar por ser almas de oración que frecuenten los sacramentos, amantes del silencio, la pureza, modestia y humildad, tener una encendida caridad y una vida que se realice en la laboriosidad y el ocultamiento. Y para alcanzar tan altas aspiraciones, es que a él recurriremos diciendo cada día en el Acordaos: “que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo”.

































jueves, 22 de febrero de 2018