martes, 17 de marzo de 2020

ME S D E S A N J O S É - Día 28



Día 28

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ

29. ¿Qué pensaremos de la resurrección de José?

Respetando la santa voluntad de Dios, que como dueño absoluto de todas las cosas, obra como quiere, debemos presumir que Dios no distribuye por casualidad sus favores, sus gracias y privilegios, sino que al contrario merecidos debidamente. Luego tenemos todos los motivos para creer que san José fue del número de los muertos que resucitaron con Jesucristo, y es lo que nos enseñan casi todos los doctores.
¿Cuáles fueron, en efecto, las razones que determinaron al Salvador en la elección de los muertos, que quiso restituirá la vida? ¿Fue determinado por su propio amor? José debió, pues, ser escogido el primero; porque de todos sus servidores fue a quien más amó. José debió presentarse en primera línea, porque el más amado de los hombres, debió ser el más amante, y desde luego su vida está terminante para que sirva de testimonio.
¿Escogió con preferencia a aquellos que habían tenido relaciones estrechas con su santa humanidad?
El derecho de José fue en este caso incontestable en virtud de su alianza con María y de su cualidad de padre adoptivo del Niño Dios. Es verdad que las Escrituras no nos dicen si estos resucitados murieron de nuevo o acompañaron a Jesucristo en su gloria. ¿Pero puede haber duda respecto de esto?
Si la muerte es un castigo como nos enseña la Escritura, morir dos veces es ser doblemente castigado; es cierto que las almas de los Santos salieron del limbo gloriosas é inmortales: pero, como nos dicen san Ignacio, san Hilario y san Gerónimo, un alma no puede separarse de su cuerpo sin dolor, y el dolor es incompatible con la bienaventuranza. Luego podemos concluir que san José está hoy en cuerpo y alma en el cielo, y no temamos añadir que esta resurrección, que esta exaltación de san José, fue digna del Salvador, gloriosa para san José, y favorable
a los hombres.



Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M E M O R A R E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)






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