martes, 13 de marzo de 2018

M E S D E S A N J O S É Día 19




ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ


22. ¿A qué motivos se atribuirá la turbación de José su resolución de abandonará María?

Si José se turba por la preñez de María, si resuelve separarse de ella secretamente, lejos de nosotros debe estar la idea de creer que José sospechase culpabilidad en su esposa. Y ¿cómo podría creerla culpable, él, que conocía tan bien la belleza de su alma, su perfecta, pureza y las altas virtudes con que el cielo la había adornado; él, que no podía dejar de admirar su rara modestia y su incomparable prudencia? La determinación de José debe, pues, ser atribuida a otro motivo más digno de este santo Patriarca; luego este motivo no es otro sino su profunda humildad. Asegurado de la preñez de su esposa, y no teniendo ninguna duda de su santidad, José se persuadió de que era la Virgen que Isaías había anunciado, y que el niño que llevaba era el Hijo de Dios mismo.






Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M E M O R A R E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)






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