martes, 13 de marzo de 2018

M E S D E S A N J O S É Día 17




ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ

20. ¿San José puede ser verdaderamente llamado el padre de Jesucristo?

Aunque la concepción milagrosa de Jesucristo fue por obra del Espíritu Santo, no obstante, diremos que José era verdaderamente el padre del Salvador, y esto por muchas razones. La primera, porque el
Padre Eterno había cedido en la tierra todos sus derechos a José sobre su Hijo único; siendo por tanto José quien le impuso el nombre de Jesús, quien le circuncidó, quien le presentó en el templo y le condujo todos los años a Jerusalén. La segunda, porque le preservó del furor de Herodes conduciéndole a Egipto; le llevó a Nazaret para evitar la crueldad de Archelao, que durante tres días le buscó después de haberle perdido; José es quien le alimenta, quien le cuida, quien le alberga, quien le ama con todo su corazón de verdadero padre. La tercera es que José era verdaderamente esposo de María: María debe pertenecerle en toda propiedad, y por consiguiente, también el niño que dio a luz, en virtud del derecho que lo que está plantado o nace sobre el terreno de otro, pertenece a su dueño. Ved aquí el razonamiento de san Francisco de Sales: «Si una paloma, dice con sublime sencillez este gran Santo, llevando en su pico un dátil, le deja caer en un jardín en el que nace una palma, ¿no se dirá que esta palma pertenece al dueño del jardín? Luego Jesús, divina palma cuyos frutos deliciosos alimentan al mundo entero, pertenece a José, porque sembrado por el Espíritu Santo, ha germinado en el seno de María, jardín cerrado del que José era dueño.




Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M E M O R A R E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)




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