ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Oh,
Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido
contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu
misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión
del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que
me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que
después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la
dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así
sea.
CATECISMO
DE SAN JOSÉ
26.
¿Cuál fue el dolor de José por la pérdida de Jesús en Jerusalén?
Había
una ley en la antigua alianza que obligaba a todos los judíos a
comparecer tres veces al año delante del Señor en su Templo para
celebrar las fiestas de Pascua, la de Pentecostés, y la de los
Tabernáculos llevando al mismo tiempo una ofrenda.
Pero
esta ley no obligaba sino a los hombres las mujeres estaban
exceptuadas de ella atendiendo a su debilidad. Luego que Jesús llegó
a los doce años sus padres resolvieron llevarle consigo a Jerusalén
con motivo de la fiesta de Pascua. Cuando terminó el séptimo día,
José y María se pusieron en camino para Nazaret, pero Jesús, en
lugar de seguirlos, se quedó en Jerusalén. Hasta la tarde del
primer día de viaje no le echaron de menos, le buscaron al instante
entre sus parientes y amigos, pero no viéndole, se volvieron a
Jerusalén, donde después de tres días de angustia y pesquisas
infructuosas le hallaron en el Templo sentado en medio de los
doctores a quienes escuchaba y les preguntaba. Pintar cual fue el
dolor de José en estas circunstancias, es imposible, porque José
tenía a Jesús un amor de padre, superior a toda expresión.
Orígenes llega a decir que José y María fueron en esta ocasión
tentados hasta con rigor, y que su alma sufrió más que todos los
mártires juntos. Pero lo que afligía el corazón de José y de
María, según Orígenes afirma, es que en su humildad creían que
Jesús los había abandonado como indignos de su presencia, de sus
caricias y de su intimidad. ¡Ah! Cuantas veces, exclama un autor
piadoso, conjeturar que el santo varón debió reprocharse a sí
mismo el poco cuidado que había tenido del celeste depósito. ¿En
qué aflicción de espíritu no debió caer? ¿En qué turbación?
¿En qué agitación?
Aquí
se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y
gozos del Señor San José.
M
E M O R A R E
Acordaos,
¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable
protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha
invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan
quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a
vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah!
No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que habéis sido llamado
padre del Redentor, sino escuchadlas con benevolencia, y dignaos
recibirlas favorablemente.
Así
sea.
Trescientos
días de indulgencias (una vez por día) aplicables a los
difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)
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