miércoles, 28 de febrero de 2018

M E S D E S A N J O S É Día 10



ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ

13. ¿Cómo san José fue uno de los pretendientes de la mano de María?

Cuando la joven María llego a la edad de 14 años, los sacerdotes a cuya vista fue educada en el templo mismo darla un esposo; más se hallaron en un gran embarazo: por una parte habiéndose hecho admirable la joven María por sus aventajadas cualidades y excelsas virtudes, era indispensable que la elección fuera digna de ella, y que tuviera lugar, además, en su propia familia, porque la ley así lo prescribía: María había hecho voto de virginidad, y era necesario conciliar el debido respeto a las promesas hechas a Dios, con la prescripción Mosaica que exigía el casamiento a todas las doncellas de Israel. Después de un maduro examen, los sacerdotes, para conciliarlo todo, resolvieron dar a María por esposo alguno de sus parientes que pudiera ser el más fiel custodio de su inmaculado virginal candor. Para mejor hacer la elección, decidieron a que todos aquellos a quienes la ley daba derecho de obtener la mano de la divina doncella, fuesen convocados al templo. José, como descendiente de la casa de David y como pariente de María fue comprendido entre los pretendientes. La orden de los sacerdotes fue ejecutada, y José, sea por obediencia, sea que su humildad le persuadiese que era imposible que la elección recayese en él, fue al templo; pero los pretendientes, atraídos por la reputación de la joven María, fueron tan numerosos que la elección fue para los sacerdotes si no imposible, al menos difícil.







Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M  E  M  O  R  A  R  E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)









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