ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Oh,
Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido
contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu
misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión
del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que
me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que
después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la
dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así
sea.
CATECISMO
DE SAN JOSÉ
23.
¿En qué está basada la opinión que atribuye a la humildad de san
José su resolución de abandonar a María?
La
conducta de san José en esta circunstancia y la profunda caridad
que, debemos suponer, existía en él, son razones más que
suficientes para probar que la opinión que atribuye a la humildad de
José la determinación de abandonará María, es la única
verdadera. Como José tenía un carácter excesivamente prudente, no
se atrevió en semejante caso a preguntar nada a María, al menos
para salir de su duda; no lo hace, pues, no la dirige la más mínima
observación, ni mucho menos la hace verter lágrimas. Además,
abandonar a María en esta circunstancia no hubiera sido un acto de
un corazón grande, generoso y profundamente caritativo, porque, o
había duda en san José, o certeza de la culpabilidad de María. Si
había duda, José debió decidirse a abandonarla. Si tenía certeza,
entonces debía su caridad, sino obligarle a quedarse con María, al
menos inclinar su corazón al perdón, y no exponer de nuevo a su
esposa. Esta es la opinión de un gran número de santos. San Basilio
dice: «Que José juzgándose indigno de ser esposo de una mujer tan
perfecta y tan privilegiada, creyó debía abandonar su estancia.»
San Gerónimo usa poco más o menos del mismo lenguaje. Santa Brígida
asegura, que tal fue el verdadero motivo de la determinación de san
José. En fin, santo Tomás es de la misma opinión.
«Si
san José, dice, quiso separarse de su esposa, no fue porque creyese
criminal, sino por respeto a su santidad, juzgándose indigno de
permanecer en su compañía.»
Aquí
se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y
gozos del Señor San José.
M
E M O R A R E
Acordaos,
¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable
protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha
invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan
quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a
vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah!
No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que habéis sido llamado
padre del Redentor, sino escuchadlas con benevolencia, y dignaos
recibirlas favorablemente.
Así
sea.
Trescientos
días de indulgencias (una vez por día) aplicables a los
difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)
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