viernes, 23 de marzo de 2018

M E S D E S A N J O S É Día 26




ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ

27. Hablemos de la muerte de san José y de las principales circunstancias que la acompañaron.

Si la muerte de los Santos es preciosa delante de Dios, ¿cómo debió ser la del santo Patriarca José?
El venerable anciano murió como había vivido, es decir, en el más eminente grado de virtudes y de méritos. Cuando llegó el momento de exhalar el último suspiro, nos dice san Bernardino de Sena, la divina Virgen se dirigió a Jesús: hijo mío, ved que José va a morir, y lloró la santísima Virgen. Jesús se puso al pie de la cama de José, que tenía continuamente los ojos fijos en él. Le faltaban las fuerzas para hablar, más exhalaba aun entrecortados suspiros. Jesús le cogió la mano y le dijo: Padre muy amado, dejad este valle de miseria; id y llevad a vuestros padres está feliz nueva, decidles, que dentro de poco yo bajaré donde están ellos, para conducirles al celeste reino.
Habiendo llegado la hora, José entregó su alma en las manos de los ángeles invisibles, que asistieron a su último combate. Jesús le cerró los ojos y los labios, y volviéndose a María le anunció que su casto esposo había muerto. Entonces el hijo de Dios, recordando los cuidados de José, sus fatigas en la huida a Egipto, sus privaciones en el desierto, se entristeció, e inclinándose sobre su cuerpo inanimado, le abrazó largo tiempo, y mezcló sus lágrimas con las de la divina María. Sus funerales se hicieron según la costumbre de la nación, pero sin esplendor ninguno exterior. Según san Gerónimo y el venerable Beda, el cortejo fúnebre tomó el camino de Jerusalén y se paró en el valle de Josafat, lugar escogido para enterrar el santo cuerpo. Allí se abrió y construyó, según la costumbre, un sepulcro, donde se colocaron los restos despejos del santo Patriarca.


Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M E M O R A R E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)







No hay comentarios.:

Publicar un comentario