martes, 17 de marzo de 2020

ME S D E S A N J O S É - Día 27





ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh, Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así sea.


CATECISMO DE SAN JOSÉ



28. ¿De qué muerte falleció san José?

Según la tradición, san José durante los siete u ocho últimos años de su vida, fue visitado por la enfermedad y los sufrimientos: los largos y penosos viajes que había hecho, los padecimientos de corazón, los trabajos y las privaciones, habían alterado su constitución y arruinado completamente sus fuerzas. Aseguran que esto no fue para él sino un resto de vida tan lánguida, por lo que le fue preciso, según la decisión de Jesús y de María, entregarse al descanso. Observamos que la muerte de san José nada tuvo de sobrehumano. Y sin embargo, no fue una muerte ordinaria la de nuestro santo Patriarca; los males y las enfermedades intervinieron, no para producir la disolución de su vida, sino para concluir de embellecer su corona, y completar su eterna fortuna, Cuando llegó el tiempo de terminar su bella y santa vida, el mal debió alejarse y dejar obrar al amor. Tal es al menos la opinión de muchos autores distinguidos por su ciencia y virtudes, y tal es el sentir de san Francisco de Sales y san Alfonso María de Ligorio. Y ¿cómo hubiera podido morir José de otra manera, exhalando su último suspiro en los brazos de Jesús y de María? Había vivido de amor, y debió morir por amor. El corazón de José, era un foco ardiente de fuego, que no se consumía, y pudo llevarlo durante una larga vida, porque las llamas de este corazón se escapaban por sus servicios como por otras tantas aberturas pero cuando estas vías se cerraron en un corazón tan activo, su corazón debió derretirse como la cera. Así podemos afirmar con toda seguridad, que la muerte de san José fue como la de su santa esposa, una muerte de amor. Esto lo reveló la santísima Virgen a santa Brígida.





Aquí se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y gozos del Señor San José.

M E M O R A R E

Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah! No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que ha­béis sido llamado padre del Redentor, sino escu­chadlas con benevolencia, y dignaos recibirlas favo­rablemente.
Así sea.


Trescientos días de indulgencias (una vez por día) apli­cables a los difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)







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