ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Oh,
Dios Omnipotente!, arrepentido por las muchas culpas que he cometido
contra tu divina majestad en este día, vengo a solicitar de tu
misericordia infinita tu generoso perdón. Por la valiosa intercesión
del Santísimo Patriarca Señor San José te suplico humildemente que
me concedas nuevas gracias para servirte y amarte, a fin de que
después de haber combatido denodadamente en esta vida, tenga la
dicha de alcanzar el galardón eterno a la hora de la muerte. Así
sea.
CATECISMO
DE SAN JOSÉ
28.
¿De qué muerte falleció san José?
Según
la tradición, san José durante los siete u ocho últimos años de
su vida, fue visitado por la enfermedad y los sufrimientos: los
largos y penosos viajes que había hecho, los padecimientos de
corazón, los trabajos y las privaciones, habían alterado su
constitución y arruinado completamente sus fuerzas. Aseguran que
esto no fue para él sino un resto de vida tan lánguida, por lo que
le fue preciso, según la decisión de Jesús y de María, entregarse
al descanso. Observamos que la muerte de san José nada tuvo de
sobrehumano. Y sin embargo, no fue una muerte ordinaria la de nuestro
santo Patriarca; los males y las enfermedades intervinieron, no para
producir la disolución de su vida, sino para concluir de embellecer
su corona, y completar su eterna fortuna, Cuando llegó el tiempo de
terminar su bella y santa vida, el mal debió alejarse y dejar obrar
al amor. Tal es al menos la opinión de muchos autores distinguidos
por su ciencia y virtudes, y tal es el sentir de san Francisco de
Sales y san Alfonso María de Ligorio. Y ¿cómo hubiera podido morir
José de otra manera, exhalando su último suspiro en los brazos de
Jesús y de María? Había vivido de amor, y debió morir por amor.
El corazón de José, era un foco ardiente de fuego, que no se
consumía, y pudo llevarlo durante una larga vida, porque las llamas
de este corazón se escapaban por sus servicios como por otras tantas
aberturas pero cuando estas vías se cerraron en un corazón tan
activo, su corazón debió derretirse como la cera. Así podemos
afirmar con toda seguridad, que la muerte de san José fue como la de
su santa esposa, una muerte de amor. Esto lo reveló la santísima
Virgen a santa Brígida.
Aquí
se rezan 7 Padre Nuestros y 7 Ave Marías en honor de los dolores y
gozos del Señor San José.
M
E M O R A R E
Acordaos,
¡oh castísimo esposo de la Virgen María, San José, mi amable
protector, que nunca se ha oído decir que ninguno de los que ha
invocado vuestra protección o implorado vuestros auxilios, hayan
quedado sin consuelo. Lleno de confianza en vuestro poder, llego a
vuestra presencia, y me recomiendo con fervor!
¡Ah!
No desdeñéis mis oraciones, oh vos, que habéis sido llamado
padre del Redentor, sino escuchadlas con benevolencia, y dignaos
recibirlas favorablemente.
Así
sea.
Trescientos
días de indulgencias (una vez por día) aplicables a los
difuntos. (Breve de N. S. P. el Papa León XIII.)
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