lunes, 20 de junio de 2016

MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DÍA VIGÉSIMO CUARTO

MES DE JUNIO
DEDICADO
AL SAGRADO CORAZÓN
DÍA VIGÉSIMO CUARTO
ACTO DE CONTRICIÓN


¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estais vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tieneis en vuestra presencia, pidiendoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, de haberte ofendido, por ser Vos tan bueno que no mereceis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.




DÍA 24
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN,
POR LAS OBRAS DE APOSTOLADO


I
PEDIMOS hoy por todos los trabajos encaminados a difundir en nuestra sociedad la influencia de la Iglesia Católica y de sus instituciones contra la acción disolvente y demoledora de tantos que con diversos y numerosos medios pugnan por descatolizar el mundo. Pertenecen al concepto general de obra de Apostolado todos los ministerios eclesiásticos; pero de un modo muy particular se distinguen con este nombre las obras que ejercen bajo la dirección de la Iglesia los mismos laicos. Las sociedades de caridad, las escuelas y talleres, los periódicos y libros cristianos, las Academias de Juventud católica y asociaciones de católicos y todas las que con este o con aquel nombre, se proponen la reparación de los estragos de nuestros tiempos, la moralización del pueblo, la protección del pobre, o simplemente el ejercicio práctico y sin respeto humano de la Religión; todo eso que constituye hoy con diversidad de organización y de medios, pero con maravillosa unidad de pensamiento, el gran cuerpo de ejército de Apostolado seglar.
Oremos, pues, hoy por esta imperiosa necesidad de los tiempos presentes. Oremos por esos hermanos nuestros que luchan incansablemente en estos campos de acción. Oremos para que Dios sostenga sus fuerzas, aumente su fe, dé alcance a sus palabras, los libre de la vacilación y del desaliento de los contratiempos, los corone de consuelos acá y de gloria en el cielo en premio de sus combates.
¡Oh Sagrado Corazón! Tú eres el jefe de esa espiritual y generosa milicia, Tú el Nombre de su escudo y el lema de su bandera. Hazlos contigo un solo corazón y una sola alma, valerosos, dignos del todo de la santa causa que defienden y de la celestial recompensa que esperan.
Medítese unos minutos.
II
¡Qué glorioso es ese ejército creyente que, de uno a otro confín del mundo lucha sin descanso por el nombre de Cristo, mezclado, aunque no confundido, con ese otro ejército de error y corrupción que sigue la bandera del enemigo! ¡Qué grandes combates se libran a todas horas entre los de uno y otro bando por medio del ejercicio de la caridad, de la pluma, de las palabras, del franco y esforzado ejemplo! ¡Qué grato ha de ser a Dios ver alrededor de la Iglesia esos hombres y mujeres que de toda edad, de todo sexo, de toda condición, que trabajan en estas magníficas obras católicas!
Roguemos al Sagrado Corazón que nuestros corazones latan todos con los divinos latidos del Corazón de Jesús! Que no nos mueva otro deseo que el de su mayor gloria y la salvación de las almas! Que no nos engañe el fuego vano de erradas doctrinas que tienden a disminuir la santa intransigencia del dogma católico!
Oh Corazón de Jesús! ¡Que vengamos a templar nuestras almas en Ti, fragua de amor infinito; que las saquemos de allí enrojecidas en el fuego de tu celo y de tu ardentísima caridad! Fuego viniste a traer a la tierra; ¿qué quieres Tú, sino que sin cesar se avive? Avívalo, Señor, primeramente en nuestros corazones que ya son tuyos, y sírvete luego de ellos para las grandiosas empresas de tu santa Religión.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a vuestros pies, ¡oh Jesús mío! ,considerando las inefables muestras de amor que me habeis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedeis a los que de veras os conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, ypido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dame en cambio lo que sabeis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.











No hay comentarios.:

Publicar un comentario