PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA, POR LAS MANOS DE
MARÍA.
San
Luis María Grignion de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
Día
32
Manera
de Practicar esta Devoción en
la Santa Comunión
I.
Antes de la Comunión
266.
1º Humíllate profundamente delante de Dios. 2º Renuncia a tus
malas inclinaciones y a tus disposiciones, por buenas que te las haga
ver el amor propio. 3º Renueva tu consagración diciendo "¡Soy
todo tuyo, oh María, y cuanto tengo es tuyo!" 4º Suplica a
esta bondadosa Madre que te preste tu corazón para recibir en él a
su Hijo con sus propias disposiciones. Le harás notar cuanto importa
a la gloria de su Hijo que no entre en un corazón tan manchado e
inconstante como el tuyo, que no dejaría de menoscabar su gloria y
hasta llegaría a apartarse de El. Pero que si Ella quiere venir a
morar en ti para recibir a su Hijo, puede hacerlo, por el dominio que
tiene sobre los corazones, y que su Hijo será bien recibido por Ella
sin marcha ni peligro de que sea rechazado: "Teniendo a Dios en
medio, no vacila" (Ps. XLV, 6). Dile con absoluta confianza que
todos los bienes que le has dado valen poco para honrarla. Pero que,
por la Santa Comunión, quieres hacerle el mismo obsequio que le hizo
el Padre eterno: obsequio que la honrará más que si le dieses todos
los bienes del mundo. Dile, finalmente, que Jesús, que la ama
en forma excepcional, desea todavía complacerse y descansar en Ella
aunque sea en tu alma, más sucia y pobre que el estado en donde
Jesús se dignó nacer porque allí estaba Ella. Pídele su
corazón con estas tiernas palabras: "¡Te tomo por mi herencia,
dame oh María, tu corazón"! (Juan XIX, 27 y Prov. XXII, 26).
II.
En la Comunión
267.
Dispuesto ya a recibir a Jesucristo, después del Padrenuestro, le
dirás tres veces: "Señor, no soy digno de que entres en mi
casa..." (Canon
Missae,
Mat. VIII, 8) como si dijeses, la primera vez al Padre eterno que no
eres digno de recibir a su Hijo único, a causa de tus malos
pensamientos e ingratitudes para con un Padre tan bueno, pero que ahí
está María, su esclava (Lus. I, 38), que ruega por ti y te da
confianza y esperanza singulares ante su Majestad: Porque tú solo me
das seguridad (Ps. IV, 10).
268.
Al Hijo le dirás: "Señor, no soy digno, etc." que no eres
digno de recibirle a causa de tus palabras inútiles y malas y de tu
infidelidad en su servicio, pero que no obstante, le suplicas tenga
piedad de ti, que le introducirás en l a casa de su propia Madre que
es también tuya y que no le dejarás partir hasta que venga a
habitar en Ella: "Cuando encontré al amado de mi alma; lo
abracé y no lo soltaré más hasta que lo haya hecho entrar en la
casa de mi madre..." (Cant. II, 4) Ruégale que se levante y
venga al lugar de su reposo y al arca de sus santificación:
"Levántate, Señor, ven a tu mansión; ven con el arca de tu
poder" (ps. CXXXI, 8). Dile que no confías lo más mínimo en
tus méritos, ni en tus fuerzas y preparaciones como Esaú sino en
los de María, tu querida Madre como el humilde Jacob en los cuidados
de Rebeca; que, por muy pecador y Esaú que seas, te atreves a
acercarte a su santidad, apoyado y adornado con los méritos y
virtudes de su Santísima Madre.
269.
Al Espíritu Santo le dirás; "Señor, no soy digno..." que
no eres digno de recibir la obra maestra de su amor a causa de la
tibieza y maldad de tus acciones y de la resistencia de sus
aspiraciones, pero que toda su confianza es María, su fiel Esposa.
Dile con San Bernardo: "Ella es mi suprema confianza y la única
razón de mi esperanza". Puedes también rogarle que venga a
María, su indisoluble Esposa. Dile que su seno es tan puro y su
corazón está tan inflamado como nunca y que si no desciende a tu
alma, ni Jesús ni María podrán formarse en ella ni ser en ella
dignamente hospedados.
III.
Después de la Santa Comunión
270.
Después de la Santa Comunión, estando recogido interiormente y
cerrados los ojos, introducirás a Jesucristo en el Corazón de
María. Se lo entregarás a su Madre, quien lo recibirá
amorosamente, lo colocará dignamente, lo amará perfectamente, lo
abrazará estrechamente y le rendirá en espíritu y verdad muchos
obsequios que desconocemos a causa de nuestras espesas tinieblas.
271.
O te mantendrás profundamente humillado dentro de ti mismo, en
presencia de Jesús que mora en María. O permanecerás como el
esclavo a la puerta del palacio del Rey, quien dialoga con la Reina.
Y mientras ellos habían entre sí, dado que no te necesitan, subirás
en espíritu al cielo e irás por toda la tierra a rogar a las
creaturas que den gracias, adoren y amen a Jesús y a María en
nombre tuyo: Vengan, adoremos, etc. (Ps. XCIV, 6)
272.
O bien tú mismo pedirás a Jesús, en unión de María, el
advenimiento de su reino a la tierra por medio de su Santísima
Madre, o la divina Sabiduría, o el amor divino, o el perdón de tus
pecados, o alguna otra gracia, pero siempre en María y por María,
diciendo, mientras fijas los ojos en tus pecados: "Algún
enemigo lo ha sembrado" (Misal Romano, 1ª oración antes de la
Comunión). “Señor, no mireís mis pecados, más que vuestros ojos
no vean en mí sino las virtudes y méritos de María” (Ps. XVI, 2;
aplicado a la Santísima Virgen). Y acordándote de tus pecados
añadirás: Yo, que soy mi mayor enemigo: yo cometí esos pecados. O
también:"Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra
gente sin piedad; sálvame del hombre traidor y malvado" (Ps.
XLII, 1), que soy yo mismo. O bien: "Jesús mío, conviene que
tú crezca en mi alma y que yo disminuya (Cf. Juan III, 30). María
es necesario que tú crezcas en mí y que yo sea menos que nunca
(Gen. I, 22, etc.). ¡Oh Jesús! ¡Oh María! ¡Crezcan en mí!
¡Multiplíquense fuera, en los demás!
273.
Haya mil pensamientos más que el Espíritu Santo sugiere y te
sugerirá también a ti, si eres verdaderamente hombre interior,
mortificado y fiel a la excelente y sublime devoción que acabo de
enseñarte. Pero, acuérdate que cuanto más permitas a María a
obrar en tu Comunión, tanto más será glorificado Jesucristo, y que
tanto más dejarás obrar a María para Jesús y a Jesús para María,
cuanto más profundamente te humildes y los escuches en paz y
silencio, sin inquietarte por ver, gustar o sentir. Porque el justo
vive en todo de la fe y particularmente en la Sagrada Comunión que
es acto de fe: "El justo mío, si cree, vivirá" (Hebr. X,
38).
Tercera
Semana
Empleada
en adquirir el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo
Prácticas
Espirituales
Emplearan
la tercera semana a conocer a Jesucristo. En ella podrán leer y
meditar lo que llevamos dicho y rezar la oración de San Agustín.
Para esto podrán, con el mismo Santo, decir y repetir, una y mil vez
cada día: ¡Señor,
que yo os conozca!
O bien ¡Que
vea quien sos Vos!
ORACIÓN
DE SAN AGUSTÍN
“Tú
eres Cristo, Padre mío santo, Dios mío piadoso, Rey mío grande,
Pastor mío bueno, Maestro mío único,
Auxiliador
mío óptimo, Amado mío hermosísimo, Vivo pan mío, Sacerdote mío
eterno, Guía mío hacia la Patria,
Luz
mía verdadera, Dulzura mía santa, Vía mía recta, Sabiduría mía
preclara, Simplicidad mía pura, Concordia mía pacífica, Custodia
mía toda, Porción mía buena, Salvación mía sempiterna...
“¡Oh
Cristo Jesús! Amable Señor, ¿por qué amé y deseé algo toda mi
vida fuera de ti, Jesús mío? ¿Dónde estaba yo cuando con la mente
no estaba contigo? Ya desde ahora, deseos todos míos, inflamaos y
desbordaos en el
Señor
Jesús; corred cuanto hasta ahora tardasteis; daos prisa a donde
vais, buscad a quien buscáis. Jesús, sea anatematizado quien no te
ama se llene de amarguras... ¡Oh dulce Jesús!, que yo te ame, en ti
se deleite, en ti se admire todo buen corazón preparado para vuestra
gloria. Dios de mi corazón y porción mía, Cristo Jesús,
desfallezca
en lo más íntimo mi corazón y seas tú quien vivas en mí, y arda
en mi espíritu la brasa viva de tu amor y crezca hasta ser fuego
perfecto; arda perennemente en las aras de mi corazón, hierva en mis
médulas, incendie las entrañas de mi alma; en el día de mi
consumación sea hallado yo consumado junto a ti... Amén.
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos...
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,ten
piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.Por
Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
LETANÍAS
DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Jesús,
óyenos.
Jesús,
escúchanos.
Deus,
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros *
Dios
Hijo, Redentor del mundo,
Dios
Espíritu Santo,
Santa
Trinidad, un solo Dios,
Jesús,
Hijo de Dios vivo,
Jesús,
esplendor del Padre,
Jesús,
brillante blancura de la luz eterna,
Jesús,
Rey de la gloria,
Jesús,
sol de justicia,
Jesús,
hijo de María Virgen,
Jesús
amable,
Jesús
admirable,
Jesús,
Dios fuerte,
Jesús,
Padre del siglo futuro,
Jesús,
Ángel del gran consejo,
Jesús
potentísimo,
Jesús
pacientísimo,
Jesús
obedientísimo,
Jesús
manso y humilde de corazón,
Jesús,
amador de la castidad,
Jesús,
amador nuestro,
Jesús,
Dios de paz,
Jesús,
autor de la vida,
Jesús,
modelo de las virtudes,
Jesús,
celador de las almas,
Jesús,
Dios nuestro,
Jesús,
refugio nuestro,
Jesús,
padre los pobres,
Jesús,
tesoro de los fieles,
Jesús,
buen Pastor,
Jesús,
luz verdadera,
Jesús,
sabiduría eterna,
Jesús,
bondad infinita,
Jesús,
camino y vida nuestra,
Jesús,
alegría de los Ángeles,
Jesús,
Rey de los Patriarcas,
Jesús,
maestro de los Apóstoles
Jesús,
doctor de los Evangelistas,
Jesús,
fortaleza de los Mártires,
Jesús,
luz de los Confesores,
Jesús,
pureza de las Vírgenes,
Jesús,
corona de todos los Santos,
Sednos
propicio, perdónanos, Jesús.
Sednos
propicio, escúchanos, Jesús.
De
todo mal, líbranos Jesús**
De
todo pecado,
De
tu ira,
De
las insidias del diablo,
Del
espíritu de fornicación,
De
la muerte perpetua,
Del
menosprecio de tus inspiraciones,
Por
el misterio de tu Santa Encarnación,
Por
tu Natividad,
Por
tu infancia,
Por
tu divinísima vida,
Por
tus trabajos,
Por
tu agonía y pasión,
Por
tu Cruz y por tu abandono,
Por
tus desfallecimientos,
Por
tu muerte y por tu sepultura,
Por
tu Resurrección,
Por
tu Ascensión,
Por
tus alegrías,
Por
tu gloria,
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Jesús.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros,
Jesús
V
–Que el nombre del Señor sea bendito.
R
–Ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Oremos
Señor
Jesucristo que dijiste: Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis;
llamad y se os abrirá: os pedimos nos deis el afecto de vuestro
divinísimo amor, para que os amemos con todo el corazón, palabra y
obra, y nunca cesemos de alabaros: Vos que vivís y reináis por los
siglos de los siglos
Así
sea.
*De
aquí en adelante, continúa contestándose: Ten misericordia de
nosotros.
**
De aquí en adelante, continúa contestándose: Líbranos, Jesús.
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