PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA, POR LAS MANOS DE
MARÍA.
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
Día
30
Capítulo
VIII
Artículo
II
Prácticas
particulares e interiores para los que quieren ser perfectos
257
Además
de las prácticas exteriores de esta devoción que acabamos de
exponer –no hay que omitirlas por negligencia ni desprecio, en la
medida que lo permitan el estado y la condición de cada uno–,
existen también prácticas interiores que tienen gran eficacia
santificadora para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una
elevada perfección.
Todo
se resume en obrar
siempre: por María, con María, en
María
y para María, a
fin de obrar más perfectamente por
Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo.
I.
Hacer todo por María
258
Hay
que realizar las propias acciones por María, es decir, es preciso
obedecer en todo a María, moverse en todo a impulso del espíritu de
María, que es el Santo Espíritu de Dios. Hijos
de Dios son todos y sólo aquellos que se dejan llevar
por
el Espíritu de Dios (Rom
8,14). Los que son conducidos por el espíritu de María, son hijos
de María y, por consiguiente, hijos de Dios, como ya hemos
demostrado. Y, entre tantos devotos de la Santísima Virgen, sólo
son verdaderos y fieles devotos suyos los que se dejan conducir por
su espíritu. He dicho que el espíritu de María es el espíritu de
Dios, porque Ella no se condujo jamás por su propio espíritu, sino
por el espíritu de Dios, el cual se posesionó en tal forma de Ella
que llegó a ser su propio espíritu. Por ello, las palabras de San
Ambrosio: “More en cada uno el alma de María, para engrandecer al
Señor; more en cada uno el espíritu de María, para regocijarse en
Dios”. ¡Qué dichoso quien -a ejemplo del piadoso hermano jesuita
Alfonso Rodríguez, muerto en olor de santidad- se halla totalmente
poseído y es conducido por el espíritu de María! ¡Espíritu que
es suave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y
fecundo!
259
Para
dejarte conducir por el espíritu de María es preciso que:
1º
antes de obrar –por ejemplo, antes de orar, celebrar la misa o
participar en ella, comulgar, etc. – renuncies a tu propio
espíritu, a tus propias luces y voluntad. Porque las tinieblas de tu
propio espíritu y la malicia de tu propia voluntad y operaciones son
tales que, si las sigues, por excelentes que te parezcan,
obstaculizarán al santo espíritu de María; 2º te entregues al
espíritu de María para ser movilizado y conducido por él de la
manera que Ella quiera. Debes abandonarte en sus manos virginales,
como la herramienta en manos del obrero, como el laúd en manos de un
tañedor. Tienes que perderte y abandonarte a Ella como una piedra
que se arroja al mar; lo cual se hace sencillamente y en un momento
con una simple mirada del espíritu, un ligero movimiento de la
voluntad o pocas palabras, diciendo, por ejemplo: “¡Renuncio a mí
mismo y me consagro a ti, querida Madre mía!” Y, aun cuando no
sientas ninguna dulzura sensible en este acto de unión, no por ello
deja de ser verdadero; igual que si dijeras -¡no lo permita Dios!- :
“Me entrego al diablo”, con toda sinceridad, aunque lo digas sin
inmutarte sensiblemente, pertenecerías realmente al diablo; 3º
durante la acción y después de ella, renueves de tiempo en tiempo
el mismo acto de ofrecimiento y unión. Y cuanto más lo repitas, más
pronto te santificarás y llegarás a la unión con Jesucristo. Unión
que sigue siempre a la unión con María, dado que el espíritu de
María es el espíritu de Jesús.
II.
Hacer todo con María
260
Hay
que realizar las propias acciones con María, es decir, mirando a
María como el modelo acabado de toda virtud y perfección, formado
por el Espíritu Santo en una pura creatura, para que lo imites según
tus limitadas capacidades. Es, pues, necesario que en cada acción
mires cómo la hizo o la haría la Santísima Virgen si estuviera en
tu lugar. Para esto debes examinar y meditar las grandes virtudes que
Ella practicó durante toda su vida, y particularmente: 1º su fe
viva, por la cual creyó sin vacilar en la palabra del ángel y
siguió creyendo fiel y constantemente hasta el pie de la cruz en el
Calvario; 2º su humildad profunda, que la llevó siempre a
ocultarse, callarse, someterse en todo y colocarse en el último
lugar; 3º su pureza totalmente divina, que no ha tenido ni tendrá
igual sobre la tierra. Y, finalmente, todas sus demás virtudes.
Recuerda
–te lo repito– que María es el grandioso y único molde de Dios
apto para hacer imágenes vivas de Dios a poca costa y en poco
tiempo. Quien halla este molde y se pierde en él, muy pronto se
transformará en Jesucristo, a quien este molde representa
perfectamente.
Tercera
Semana
Empleada
en adquirir el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo
Prácticas
Espirituales
Emplearan
la tercera semana a conocer a Jesucristo. En ella podrán leer y
meditar lo que llevamos dicho y rezar la oración de San Agustín.
Para esto podrán, con el mismo Santo, decir y repetir, una y mil vez
cada día: ¡Señor,
que yo os conozca!
O bien ¡Que
vea quien sos Vos!
ORACIÓN
DE SAN AGUSTÍN
“Tú
eres Cristo, Padre mío santo, Dios mío piadoso, Rey mío grande,
Pastor mío bueno, Maestro mío único,
Auxiliador
mío óptimo, Amado mío hermosísimo, Vivo pan mío, Sacerdote mío
eterno, Guía mío hacia la Patria,
Luz
mía verdadera, Dulzura mía santa, Vía mía recta, Sabiduría mía
preclara, Simplicidad mía pura, Concordia mía pacífica, Custodia
mía toda, Porción mía buena, Salvación mía sempiterna...
“¡Oh
Cristo Jesús! Amable Señor, ¿por qué amé y deseé algo toda mi
vida fuera de ti, Jesús mío? ¿Dónde estaba yo cuando con la mente
no estaba contigo? Ya desde ahora, deseos todos míos, inflamaos y
desbordaos en el
Señor
Jesús; corred cuanto hasta ahora tardasteis; daos prisa a donde
vais, buscad a quien buscáis. Jesús, sea anatematizado quien no te
ama se llene de amarguras... ¡Oh dulce Jesús!, que yo te ame, en ti
se deleite, en ti se admire todo buen corazón preparado para vuestra
gloria. Dios de mi corazón y porción mía, Cristo Jesús,
desfallezca
en lo más íntimo mi corazón y seas tú quien vivas en mí, y arda
en mi espíritu la brasa viva de tu amor y crezca hasta ser fuego
perfecto; arda perennemente en las aras de mi corazón, hierva en mis
médulas, incendie las entrañas de mi alma; en el día de mi
consumación sea hallado yo consumado junto a ti... Amén.
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos...
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,ten
piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.Por
Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
LETANÍAS
DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Jesús,
óyenos.
Jesús,
escúchanos.
Deus,
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros *
Dios
Hijo, Redentor del mundo,
Dios
Espíritu Santo,
Santa
Trinidad, un solo Dios,
Jesús,
Hijo de Dios vivo,
Jesús,
esplendor del Padre,
Jesús,
brillante blancura de la luz eterna,
Jesús,
Rey de la gloria,
Jesús,
sol de justicia,
Jesús,
hijo de María Virgen,
Jesús
amable,
Jesús
admirable,
Jesús,
Dios fuerte,
Jesús,
Padre del siglo futuro,
Jesús,
Ángel del gran consejo,
Jesús
potentísimo,
Jesús
pacientísimo,
Jesús
obedientísimo,
Jesús
manso y humilde de corazón,
Jesús,
amador de la castidad,
Jesús,
amador nuestro,
Jesús,
Dios de paz,
Jesús,
autor de la vida,
Jesús,
modelo de las virtudes,
Jesús,
celador de las almas,
Jesús,
Dios nuestro,
Jesús,
refugio nuestro,
Jesús,
padre los pobres,
Jesús,
tesoro de los fieles,
Jesús,
buen Pastor,
Jesús,
luz verdadera,
Jesús,
sabiduría eterna,
Jesús,
bondad infinita,
Jesús,
camino y vida nuestra,
Jesús,
alegría de los Ángeles,
Jesús,
Rey de los Patriarcas,
Jesús,
maestro de los Apóstoles
Jesús,
doctor de los Evangelistas,
Jesús,
fortaleza de los Mártires,
Jesús,
luz de los Confesores,
Jesús,
pureza de las Vírgenes,
Jesús,
corona de todos los Santos,
Sednos
propicio, perdónanos, Jesús.
Sednos
propicio, escúchanos, Jesús.
De
todo mal, líbranos Jesús**
De
todo pecado,
De
tu ira,
De
las insidias del diablo,
Del
espíritu de fornicación,
De
la muerte perpetua,
Del
menosprecio de tus inspiraciones,
Por
el misterio de tu Santa Encarnación,
Por
tu Natividad,
Por
tu infancia,
Por
tu divinísima vida,
Por
tus trabajos,
Por
tu agonía y pasión,
Por
tu Cruz y por tu abandono,
Por
tus desfallecimientos,
Por
tu muerte y por tu sepultura,
Por
tu Resurrección,
Por
tu Ascensión,
Por
tus alegrías,
Por
tu gloria,
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Jesús.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros,
Jesús
V
–Que el nombre del Señor sea bendito.
R
–Ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Oremos
Señor
Jesucristo que dijiste: Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis;
llamad y se os abrirá: os pedimos nos deis el afecto de vuestro
divinísimo amor, para que os amemos con todo el corazón, palabra y
obra, y nunca cesemos de alabaros: Vos que vivís y reináis por los
siglos de los siglos
Así
sea.
*De
aquí en adelante, continúa contestándose: Ten misericordia de
nosotros.
**
De aquí en adelante, continúa contestándose: Líbranos, Jesús.
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