domingo, 13 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 29

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR LAS MANOS DE 
MARÍA.
San Luis María Grignon de Monfort
(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)
Día 29
(Continuación del Capítulo VIII, Artículo I, Prácticas Espirituales)
V. Gran devoción al Avemaría y al Rosario (continuación)

250 Esto es lo que la Santísima Virgen reveló al Beato Alano de la Rupe, como se lee en su libro De dignitate Rosarii y luego en Cartagena: “Sabe, hijo mío, y hazlo conocer a todos, que es señal probable y próxima de condenación eterna el tener aversión, tibieza y negligencia a la recitación de la salutación angélica, que trajo la salvación a todo el mundo”. Palabras tan consoladoras y terribles a la vez, tanto que nos resistiríamos a creerlas si no las garantizara la santidad de este santo varón y la de Santo Domingo antes que él, y después, la de muchos grandes personajes, junto con la experiencia de muchos siglos. Pues siempre se ha observado que los que llevan la señal de la reprobación -como los herejes, impíos, orgullos y mundanos- odian y desprecian el avemaría y el rosario. Los herejes aprenden a rezar el padrenuestro, pero no el avemaría ni el rosario. A éste lo consideran con horror. Antes llevarían consigo una serpiente que una camándula. Asimismo, los orgullosos, aunque católicos, teniendo como tienen las mismas inclinaciones que su padre, Lucifer, desprecian o miran con indiferencia el avemaría y consideran el rosario como devoción de mujercillas, sólo buena para ignorantes y analfabetos. Por el contrario, la experiencia enseña que quienes manifiestan grandes señales de predestinación estiman y rezan con gusto y placer el avemaría, y cuanto más unidos viven a Dios, más aprecian esta oración. La Santísima Virgen lo decía al Beato Alano a continuación de las palabras antes citadas.

251 No sé cómo ni por qué, pero es real; no tengo mejor secreto para conocer si una persona es de Dios que observar si gusta de rezar el avemaría y el rosario. Digo “si gusta” porque puede suceder que una persona esté natural o sobrenaturalmente imposibilitada de rezarlos, pero siempre los estima y recomienda a otros.

252 Recuerden, almas predestinadas, esclavas de Jesús en María, que el avemaría es la más hermosa de todas las oraciones después del padrenuestro. El avemaría es el más perfecto cumplido que pueden dirigir a María. Es, en efecto, el saludo que el Altísimo le envió, por medio de un arcángel, para conquistar su corazón, y fue tan poderoso –dados sus secretos encantos– sobre el corazón de María, que, no obstante su profunda humildad, Ella dio su consentimiento a la encarnación del Verbo. Con este saludo debidamente recitado, también ustedes conquistarán infaliblemente su corazón.

253 El avemaría bien dicha, o sea, con atención, devoción y modestia, es –según los santos– el enemigo del diablo, a quien hace huir, y el martillo que lo aplasta. Es la santificación del alma, la alegría de los ángeles, la melodía de los predestinados, el cántico del Nuevo Testamento, el gozo de la Santísima Virgen y la gloria de la Santísima Trinidad. El avemaría es un rocío celestial que hace fecunda al alma, es un casto y amoroso beso que damos a María, es una rosa encarnada que le presentamos, es una perla preciosa que le ofrecemos, es una copa de ambrosía y néctar divino que le damos. Todas estas comparaciones son de los santos.

254 Les ruego, pues, con insistencia y por el amor que les profeso en Jesús y María, que no se contenten con rezar la Coronilla de la Santísima Virgen. Recen también el rosario, y, si tienen tiempo, los quince misterios todos los días. A la hora de la muerte bendecirán el día y la hora en que aceptaron mi consejo. Y después de haber sembrado en las bendiciones de Jesús y de María, cosecharán las bendiciones eternas: A siembra generosa, cosecha generosa (2Cor 9,6).

VI. Rezo del “Magnificat”

255 Sexta práctica. Recitarán frecuentemente el Magnificat -a ejemplo de la Beata María d’Oignies y de muchos otros santos- para agradecer a Dios las gracias que otorgó a la Santísima Virgen. El Magnificat es el único cántico compuesto por la Santísima Virgen, o mejor, en Ella por Jesucristo, que hablaba por boca de María. Es el mayor sacrificio de alabanza que Dios ha recibido en la ley de la gracia. Es el más humilde y reconocido; a la vez, el más sublime y elevado de todos los cánticos. En él hay misterios tan grandes y ocultos, que los ángeles los ignoran. Gersón –tan piadoso como sabio–, después de haber empleado gran parte de su vida en componer tratados tan llenos de erudición y piedad sobre materias tan difíciles, no pudo menos de temblar al emprender, hacia el final de su vida, la explicación del Magnificat, a fin de coronar con ésta todas sus obras. En un volumen infolio, nos refiere muchas y admirables cosas de este hermoso y divino cántico. Entre otras, afirma que la Santísima Virgen lo rezaba con frecuencia, y particularmente en acción de gracias después de la sagrada comunión. El sabio Benzonio, al explicar el Magnificat, refiere muchos milagros obrados por su virtud, y dice que los diablos tiemblan y huyen cuando oyen estas palabras del
Magnificat: El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón (Lc 1,51).

VII. Menosprecio del mundo

256 Séptima práctica. Los fieles servidores de María deben poner gran empeño en menospreciar, aborrecer y huir de la corrupción del mundo y servirse de las prácticas de menosprecio de lo mundano que hemos indicado en la primera parte.

Tercera Semana
Empleada en adquirir el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo
Prácticas Espirituales
Emplearan la tercera semana a conocer a Jesucristo. En ella podrán leer y meditar lo que llevamos dicho y rezar la oración de San Agustín. Para esto podrán, con el mismo Santo, decir y repetir, una y mil vez cada día: ¡Señor, que yo os conozca! O bien ¡Que vea quien sos Vos!

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN

Tú eres Cristo, Padre mío santo, Dios mío piadoso, Rey mío grande, Pastor mío bueno, Maestro mío único,

Auxiliador mío óptimo, Amado mío hermosísimo, Vivo pan mío, Sacerdote mío eterno, Guía mío hacia la Patria,

Luz mía verdadera, Dulzura mía santa, Vía mía recta, Sabiduría mía preclara, Simplicidad mía pura, Concordia mía pacífica, Custodia mía toda, Porción mía buena, Salvación mía sempiterna...

¡Oh Cristo Jesús! Amable Señor, ¿por qué amé y deseé algo toda mi vida fuera de ti, Jesús mío? ¿Dónde estaba yo cuando con la mente no estaba contigo? Ya desde ahora, deseos todos míos, inflamaos y desbordaos en el

Señor Jesús; corred cuanto hasta ahora tardasteis; daos prisa a donde vais, buscad a quien buscáis. Jesús, sea anatematizado quien no te ama se llene de amarguras... ¡Oh dulce Jesús!, que yo te ame, en ti se deleite, en ti se admire todo buen corazón preparado para vuestra gloria. Dios de mi corazón y porción mía, Cristo Jesús,

desfallezca en lo más íntimo mi corazón y seas tú quien vivas en mí, y arda en mi espíritu la brasa viva de tu amor y crezca hasta ser fuego perfecto; arda perennemente en las aras de mi corazón, hierva en mis médulas, incendie las entrañas de mi alma; en el día de mi consumación sea hallado yo consumado junto a ti... Amén.

LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos.


Dios, Padre celestial,


Dios, Hijo, Redentor del mundo,


Dios, Espíritu Santo,


Trinidad Santa, un solo Dios,


Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo


de la creación planeando sobre las aguas,
las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual han


hablado los santos hombres de Dios,


Espíritu cuya unción nos enseña
todas las cosas
Espíritu, que das testimonio de Cristo,


Espíritu de verdad que nos instruís sobre
todas las cosas
Espíritu que sobreviene a María,


Espíritu del Señor que llena todo el orbe,


Espíritu de Dios que habita en nosotros,


Espíritu de sabiduría y de entendimiento,


Espíritu de consejo y de fortaleza,


Espíritu de ciencia y de piedad,


Espíritu de temor del Señor,


Espíritu de gracia y de misericordia,


Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,


Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu de humildad y de castidad,


Espíritu de benignidad y de mansedumbre,


Espíritu de multiforme gracia,


Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios


Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables


Espíritu que descendiste sobre Cristo en
forma de paloma
Espíritu en el cual renacemos,


Espíritu por el cual se difunde la caridad en
nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,


Espíritu que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos apareciste.
Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos


Espíritu que distribuyes (vuestros dones)
a cada uno como quieres,
Sednos propicio, perdónanos, Señor.


Sednos propicio, escúchanos, Señor.




De todo mal,


De todo pecado,


De las tentaciones e insidias del diablo,


De toda presunción y desesperación,


De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,


De la impureza de la mente y del cuerpo,


Del espíritu de fornicación,


De todo espíritu malo,


Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,


Por la Concepción de Jesucristo, hecha por


operación.


Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.


Por tu advenimiento sobre los Discípulos.


En el día del juicio,


Pecadores, te rogamos, óyenos.


Para que, así como vivimos por el espíritu,


obremos también por el espíritu,
Para que, recordando que somos templo


del Espíritu Santo, no lo profanemos,


Para que, viviendo según el espíritu, no


cumplamos los deseos de la carne,


A fin de que por el espíritu mortifiquemos
las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu


Santo de Dios,


Para que seamos solícitos en guardar la


unidad de espíritu en el vínculo de la paz,


Para que no creamos a todo espíritu,


te rogamos, óyenos.


Para que probemos a los espíritus si son de


Dios, te rogamos, óyenos.


Para que te dignes renovar en nosotros el


espíritu de rectitud, re rogamos...


Para que nos confirmes por tu espíritu


soberano, te rogamos, óyenos.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, perdónanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, escúchanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo,ten piedad de nosotros.


Oremos


Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del


Espíritu Santo, que purifique clementemente


nuestros corazones y nos preserve de todo


mal.Por Jesucristo Nuestro Señor.


Así sea.


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,


Augusta Madre de Dios,


Permanentemente Virgen,


Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave


Por la boca de Gabriel,


Ciméntanos en la paz,


Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,


Muestra la luz a los ciegos,


Líbranos de todo mal,


Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;


Reciba por Ti las preces


Quien, nacido por nosotros,


Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,


Entre todas la más dulce,


Líbranos de nuestras culpas,


Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,


Vía segura prepara:


Para que, viendo a Jesús,


Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,


Al sumo Cristo esplendor,


con el Espíritu Santo,


a los Tres un solo honor.


Amén.


LETANÍAS DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.


Jesús, óyenos.


Jesús, escúchanos.


Deus, Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros *


Dios Hijo, Redentor del mundo,


Dios Espíritu Santo,


Santa Trinidad, un solo Dios,


Jesús, Hijo de Dios vivo,


Jesús, esplendor del Padre,


Jesús, brillante blancura de la luz eterna,


Jesús, Rey de la gloria,


Jesús, sol de justicia,


Jesús, hijo de María Virgen,


Jesús amable,


Jesús admirable,


Jesús, Dios fuerte,


Jesús, Padre del siglo futuro,


Jesús, Ángel del gran consejo,


Jesús potentísimo,


Jesús pacientísimo,


Jesús obedientísimo,


Jesús manso y humilde de corazón,


Jesús, amador de la castidad,


Jesús, amador nuestro,


Jesús, Dios de paz,


Jesús, autor de la vida,


Jesús, modelo de las virtudes,


Jesús, celador de las almas,


Jesús, Dios nuestro,


Jesús, refugio nuestro,


Jesús, padre los pobres,


Jesús, tesoro de los fieles,


Jesús, buen Pastor,


Jesús, luz verdadera,


Jesús, sabiduría eterna,


Jesús, bondad infinita,


Jesús, camino y vida nuestra,


Jesús, alegría de los Ángeles,


Jesús, Rey de los Patriarcas,


Jesús, maestro de los Apóstoles


Jesús, doctor de los Evangelistas,


Jesús, fortaleza de los Mártires,


Jesús, luz de los Confesores,


Jesús, pureza de las Vírgenes,


Jesús, corona de todos los Santos,


Sednos propicio, perdónanos, Jesús.


Sednos propicio, escúchanos, Jesús.


De todo mal, líbranos Jesús**


De todo pecado,


De tu ira,


De las insidias del diablo,


Del espíritu de fornicación,


De la muerte perpetua,


Del menosprecio de tus inspiraciones,


Por el misterio de tu Santa Encarnación,


Por tu Natividad,


Por tu infancia,


Por tu divinísima vida,


Por tus trabajos,


Por tu agonía y pasión,


Por tu Cruz y por tu abandono,


Por tus desfallecimientos,


Por tu muerte y por tu sepultura,


Por tu Resurrección,


Por tu Ascensión,


Por tus alegrías,


Por tu gloria,


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Jesús.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros, Jesús


V –Que el nombre del Señor sea bendito.


R –Ahora y siempre por los siglos de los siglos.


Oremos


Señor Jesucristo que dijiste: Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá: os pedimos nos deis el afecto de vuestro divinísimo amor, para que os amemos con todo el corazón, palabra y obra, y nunca cesemos de alabaros: Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos
Así sea.
*De aquí en adelante, continúa contestándose: Ten misericordia de nosotros.
** De aquí en adelante, continúa contestándose: Líbranos, Jesús.
















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