PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA, POR LAS MANOS DE
MARÍA.
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
Día
28
(Continuación
del Capítulo VIII, Artículo I, Prácticas Espirituales)
IV.
Devoción especial al Misterio de la Encarnación
243
Cuarta
práctica. Profesarán singular devoción al gran misterio de la
encarnación del Verbo, el 25 de marzo. Este es, en efecto, el
misterio propio de esta devoción, puesto que ha sido inspirada por
el Espíritu Santo: 1º para honrar e imitar la dependencia inefable
que Dios Hijo quiso tener respecto a María para gloria del Padre y
para nuestra salvación. Dependencia que se manifiesta de modo
especial en este misterio, en el que Jesucristo se halla prisionero y
esclavo en el seno de la excelsa María, en donde depende de Ella en
todo y para todo; 2º para agradecer a Dios las gracias incomparables
que otorgó a María, y especialmente el haberla escogido por su
dignísima Madre; elección realizada precisamente en este misterio.
Estos son los fines principales de la esclavitud de Jesús en María.
244
Observa
que digo ordinariamente: el
esclavo de Jesús en María, la esclavitud de Jesús en María.
En verdad, se puede
decir,
como muchos lo han hecho hasta ahora:
el esclavo de María, la esclavitud de la Santísima Virgen.
Pero creo que es
preferible
decir: el esclavo de Jesús en María, como lo
aconsejó
el Sr. Tronçón, superior general del seminario
de
San Sulpicio, renombrado por su rara prudencia y su
consumada
piedad, a un clérigo que le consultó sobre este
particular.
Las razones son éstas:
245.
1)
Vivimos en un siglo orgulloso, en el que gran número de sabios
engreídos, presumidos y críticos hallan siempre algo que censurar
hasta en las prácticas de piedad mejor fundadas y más sólidas. Por
tanto, a fin de no darles, sin necesidad, ocasión de crítica, vale
más decir: la
esclavitud
de
Jesucristo en María y llamarse
esclavo
de Jesucristo que
esclavo de María, tomando el nombre de esta devoción
preferiblemente de su fin último, que es Jesucristo, y no de María,
que es el camino y medio para llegar a la meta. Sin embargo, se
puede, en verdad, emplear una u otra expresión, como yo lo hago. Por
ejemplo, un hombre que viaja de Orleáns a Tours, pasando por
Amboise, puede muy bien decir que va a Amboise y que viaja a Tours,
con la diferencia, sin embargo, de que Amboise no es más que el
camino para llegar a Tours y que Tours es la meta y término de su
viaje.
246.
2)
El principal misterio que se honra y celebra en esta devoción es el
misterio de la encarnación. En él Jesucristo se halla presente y
encarnado en el seno de María. Por ello es mejor decir la
esclavitud de Jesús en María, de
Jesús que reside y reina en María, según aquella hermosa plegaria
de tantas y tan excelentes almas: “¡Oh Jesús, que vives en María,
ven a vivir en nosotros con tu espíritu de santidad!, etc.”
247.
3)
Esta manera de hablar manifiesta mejor la unión íntima que hay
entre Jesús y María. Ellos se hallan tan íntimamente unidos, que
el uno está totalmente en el otro: Jesús está todo en María, y
María toda en Jesús; o mejor, no vive Ella, sino sólo Jesús en
Ella. Antes separaríamos la luz del sol que a María de Jesús. De
suerte que a Nuestro Señor se le puede llamar Jesús de María, y a
la Santísima Virgen, María
de Jesús.
248
El
tiempo no me permite detenerme aquí para explicar las excelencias y
grandezas del misterio de Jesús que vive y reina en María, es
decir, de la encarnación del Verbo. Me contentaré con decir en dos
palabras que éste es el primer misterio de Jesucristo, el más
oculto, el más elevado y menos conocido; que en este misterio, Jesús
en el seno de María -al que por ello denominan los santos la sala
de los
secretos
de Dios escogió,
de acuerdo con Ella, a todos los elegidos; que en este misterio
realizó ya todos los demás misterios de su vida, por la aceptación
que hizo de ellos Por
eso, al entrar en el mundo, dice él: “Aquí estoy yo para realizar
tu
designio...” (Heb
4,16); que este misterio es, por consiguiente, el compendio de todos
los misterios de Cristo
y
encierra la voluntad y la gracia de todos ellos; y, por último, que
este misterio es el trono de la misericordia,
generosidad
y gloria de Dios. Es el trono de la misericordia divina con nosotros,
porque, dado que no podemos acercarnos a Jesús sino por María, no
podemos ver a Jesús ni hablarle sino por medio de Ella. Ahora bien,
Jesús, que siempre complace a su querida Madre, otorga siempre allí
su gracia y misericordia a los pobres pecadores. Acerquémonos,
por tanto, confiadamente al
trono
de la gracia... (Heb
4,16).
Es
el trono de su generosidad con María, porque mientras Jesús, nuevo
Adán, permaneció en María –su verdadero paraíso terrestre–,
realizó en él ocultamente tantas maravillas, que ni los ángeles ni
los hombres alcanzan a comprenderlas; por ello, los santos llaman a
María la magnificencia
de Dios , como
si Dios sólo fuera magnífico en María (ver Is 33,21). Es el trono
de la gloria que Jesús tributa al Padre, porque en María aplacó Él
perfectamente a su Padre, irritado contra los hombres; en Ella reparó
perfectamente la gloria que el
pecado
le había arrebatado; en Ella, por el holocausto que ofreció de su
voluntad y de sí mismo, dio al Padre más gloria que la que le
habían dado todos los sacrificios de la ley antigua; y, finalmente,
en Ella le dio una gloria infinita, que jamás había recibido del
hombre.
V.
Gran devoción al Avemaría y al Rosario
249
Quinta
práctica. Tendrán gran devoción a la recitación del avemaría
o
salutación angélica, cuyo valor, mérito, excelencia y necesidad
apenas conocen los cristianos, aun los más instruidos. Ha sido
necesario que la Santísima Virgen se haya aparecido muchas veces a
grandes y muy esclarecidos santos –como Santo Domingo, San Juan de
Capistrano o el Beato Alano de la Rupe– para manifestarles por sí
misma el valor del avemaría.
Ellos
escribieron libros enteros sobre las maravillas y eficacia de esta
oración para convertir las almas. Proclamaron a voces y predicaron
públicamente que, habiendo comenzado la salvación del mundo por el
avemaría,
a esta oración está vinculada también la salvación de cada uno en
particular; que esta oración hizo que la tierra seca y estéril
produjese el fruto de la vida, y que, por tanto, esta oración, bien
rezada, hará germinar en nuestras almas la Palabra de Dios y
producir el fruto de vida, Jesucristo; que el avemaría
es
un rocío celestial que riega la tierra, es decir, el alma, para
hacerle producir fruto en tiempo oportuno, y que un alma que no es
regada por esta oración celestial no produce fruto, sino malezas y
espinas y está muy cerca de recibir la maldición.
Tercera
Semana
Empleada
en adquirir el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo
Prácticas
Espirituales
Emplearan
la tercera semana a conocer a Jesucristo. En ella podrán leer y
meditar lo que llevamos dicho y rezar la oración de San Agustín.
Para esto podrán, con el mismo Santo, decir y repetir, una y mil vez
cada día: ¡Señor,
que yo os conozca!
O bien ¡Que
vea quien sos Vos!
Oraciones
de la Tercera Semana
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos...
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,ten
piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.Por
Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
LETANÍAS
DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Jesús,
óyenos.
Jesús,
escúchanos.
Deus,
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros *
Dios
Hijo, Redentor del mundo,
Dios
Espíritu Santo,
Santa
Trinidad, un solo Dios,
Jesús,
Hijo de Dios vivo,
Jesús,
esplendor del Padre,
Jesús,
brillante blancura de la luz eterna,
Jesús,
Rey de la gloria,
Jesús,
sol de justicia,
Jesús,
hijo de María Virgen,
Jesús
amable,
Jesús
admirable,
Jesús,
Dios fuerte,
Jesús,
Padre del siglo futuro,
Jesús,
Ángel del gran consejo,
Jesús
potentísimo,
Jesús
pacientísimo,
Jesús
obedientísimo,
Jesús
manso y humilde de corazón,
Jesús,
amador de la castidad,
Jesús,
amador nuestro,
Jesús,
Dios de paz,
Jesús,
autor de la vida,
Jesús,
modelo de las virtudes,
Jesús,
celador de las almas,
Jesús,
Dios nuestro,
Jesús,
refugio nuestro,
Jesús,
padre los pobres,
Jesús,
tesoro de los fieles,
Jesús,
buen Pastor,
Jesús,
luz verdadera,
Jesús,
sabiduría eterna,
Jesús,
bondad infinita,
Jesús,
camino y vida nuestra,
Jesús,
alegría de los Ángeles,
Jesús,
Rey de los Patriarcas,
Jesús,
maestro de los Apóstoles
Jesús,
doctor de los Evangelistas,
Jesús,
fortaleza de los Mártires,
Jesús,
luz de los Confesores,
Jesús,
pureza de las Vírgenes,
Jesús,
corona de todos los Santos,
Sednos
propicio, perdónanos, Jesús.
Sednos
propicio, escúchanos, Jesús.
De
todo mal, líbranos Jesús**
De
todo pecado,
De
tu ira,
De
las insidias del diablo,
Del
espíritu de fornicación,
De
la muerte perpetua,
Del
menosprecio de tus inspiraciones,
Por
el misterio de tu Santa Encarnación,
Por
tu Natividad,
Por
tu infancia,
Por
tu divinísima vida,
Por
tus trabajos,
Por
tu agonía y pasión,
Por
tu Cruz y por tu abandono,
Por
tus desfallecimientos,
Por
tu muerte y por tu sepultura,
Por
tu Resurrección,
Por
tu Ascensión,
Por
tus alegrías,
Por
tu gloria,
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Jesús.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros,
Jesús
V
–Que el nombre del Señor sea bendito.
R
–Ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Oremos
Señor
Jesucristo que dijiste: Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis;
llamad y se os abrirá: os pedimos nos deis el afecto de vuestro
divinísimo amor, para que os amemos con todo el corazón, palabra y
obra, y nunca cesemos de alabaros: Vos que vivís y reináis por los
siglos de los siglos
Así
sea.
*De
aquí en adelante, continúa contestándose: Ten misericordia de
nosotros.
**
De aquí en adelante, continúa contestándose: Líbranos, Jesús.
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