domingo, 13 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 28

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR LAS MANOS DE 
MARÍA.
San Luis María Grignon de Monfort
(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)
Día 28
(Continuación del Capítulo VIII, Artículo I, Prácticas Espirituales)
IV. Devoción especial al Misterio de la Encarnación
243 Cuarta práctica. Profesarán singular devoción al gran misterio de la encarnación del Verbo, el 25 de marzo. Este es, en efecto, el misterio propio de esta devoción, puesto que ha sido inspirada por el Espíritu Santo: 1º para honrar e imitar la dependencia inefable que Dios Hijo quiso tener respecto a María para gloria del Padre y para nuestra salvación. Dependencia que se manifiesta de modo especial en este misterio, en el que Jesucristo se halla prisionero y esclavo en el seno de la excelsa María, en donde depende de Ella en todo y para todo; 2º para agradecer a Dios las gracias incomparables que otorgó a María, y especialmente el haberla escogido por su dignísima Madre; elección realizada precisamente en este misterio. Estos son los fines principales de la esclavitud de Jesús en María.

244 Observa que digo ordinariamente: el esclavo de Jesús en María, la esclavitud de Jesús en María. En verdad, se puede decir, como muchos lo han hecho hasta ahora: el esclavo de María, la esclavitud de la Santísima Virgen. Pero creo que es preferible decir: el esclavo de Jesús en María, como lo aconsejó el Sr. Tronçón, superior general del seminario de San Sulpicio, renombrado por su rara prudencia y su consumada piedad, a un clérigo que le consultó sobre este particular. Las razones son éstas:

245. 1) Vivimos en un siglo orgulloso, en el que gran número de sabios engreídos, presumidos y críticos hallan siempre algo que censurar hasta en las prácticas de piedad mejor fundadas y más sólidas. Por tanto, a fin de no darles, sin necesidad, ocasión de crítica, vale más decir: la esclavitud de Jesucristo en María y llamarse esclavo de Jesucristo que esclavo de María, tomando el nombre de esta devoción preferiblemente de su fin último, que es Jesucristo, y no de María, que es el camino y medio para llegar a la meta. Sin embargo, se puede, en verdad, emplear una u otra expresión, como yo lo hago. Por ejemplo, un hombre que viaja de Orleáns a Tours, pasando por Amboise, puede muy bien decir que va a Amboise y que viaja a Tours, con la diferencia, sin embargo, de que Amboise no es más que el camino para llegar a Tours y que Tours es la meta y término de su viaje.

246. 2) El principal misterio que se honra y celebra en esta devoción es el misterio de la encarnación. En él Jesucristo se halla presente y encarnado en el seno de María. Por ello es mejor decir la esclavitud de Jesús en María, de Jesús que reside y reina en María, según aquella hermosa plegaria de tantas y tan excelentes almas: “¡Oh Jesús, que vives en María, ven a vivir en nosotros con tu espíritu de santidad!, etc.”

247. 3) Esta manera de hablar manifiesta mejor la unión íntima que hay entre Jesús y María. Ellos se hallan tan íntimamente unidos, que el uno está totalmente en el otro: Jesús está todo en María, y María toda en Jesús; o mejor, no vive Ella, sino sólo Jesús en Ella. Antes separaríamos la luz del sol que a María de Jesús. De suerte que a Nuestro Señor se le puede llamar Jesús de María, y a la Santísima Virgen, María de Jesús.

248 El tiempo no me permite detenerme aquí para explicar las excelencias y grandezas del misterio de Jesús que vive y reina en María, es decir, de la encarnación del Verbo. Me contentaré con decir en dos palabras que éste es el primer misterio de Jesucristo, el más oculto, el más elevado y menos conocido; que en este misterio, Jesús en el seno de María -al que por ello denominan los santos la sala de los secretos de Dios escogió, de acuerdo con Ella, a todos los elegidos; que en este misterio realizó ya todos los demás misterios de su vida, por la aceptación que hizo de ellos Por eso, al entrar en el mundo, dice él: “Aquí estoy yo para realizar tu designio...” (Heb 4,16); que este misterio es, por consiguiente, el compendio de todos los misterios de Cristo
y encierra la voluntad y la gracia de todos ellos; y, por último, que este misterio es el trono de la misericordia,
generosidad y gloria de Dios. Es el trono de la misericordia divina con nosotros, porque, dado que no podemos acercarnos a Jesús sino por María, no podemos ver a Jesús ni hablarle sino por medio de Ella. Ahora bien, Jesús, que siempre complace a su querida Madre, otorga siempre allí su gracia y misericordia a los pobres pecadores. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de la gracia... (Heb 4,16).
Es el trono de su generosidad con María, porque mientras Jesús, nuevo Adán, permaneció en María –su verdadero paraíso terrestre–, realizó en él ocultamente tantas maravillas, que ni los ángeles ni los hombres alcanzan a comprenderlas; por ello, los santos llaman a María la magnificencia de Dios , como si Dios sólo fuera magnífico en María (ver Is 33,21). Es el trono de la gloria que Jesús tributa al Padre, porque en María aplacó Él perfectamente a su Padre, irritado contra los hombres; en Ella reparó perfectamente la gloria que el
pecado le había arrebatado; en Ella, por el holocausto que ofreció de su voluntad y de sí mismo, dio al Padre más gloria que la que le habían dado todos los sacrificios de la ley antigua; y, finalmente, en Ella le dio una gloria infinita, que jamás había recibido del hombre.

V. Gran devoción al Avemaría y al Rosario

249 Quinta práctica. Tendrán gran devoción a la recitación del avemaría o salutación angélica, cuyo valor, mérito, excelencia y necesidad apenas conocen los cristianos, aun los más instruidos. Ha sido necesario que la Santísima Virgen se haya aparecido muchas veces a grandes y muy esclarecidos santos –como Santo Domingo, San Juan de Capistrano o el Beato Alano de la Rupe– para manifestarles por sí misma el valor del avemaría. Ellos escribieron libros enteros sobre las maravillas y eficacia de esta oración para convertir las almas. Proclamaron a voces y predicaron públicamente que, habiendo comenzado la salvación del mundo por el avemaría, a esta oración está vinculada también la salvación de cada uno en particular; que esta oración hizo que la tierra seca y estéril produjese el fruto de la vida, y que, por tanto, esta oración, bien rezada, hará germinar en nuestras almas la Palabra de Dios y producir el fruto de vida, Jesucristo; que el avemaría es un rocío celestial que riega la tierra, es decir, el alma, para hacerle producir fruto en tiempo oportuno, y que un alma que no es regada por esta oración celestial no produce fruto, sino malezas y espinas y está muy cerca de recibir la maldición.

Tercera Semana
Empleada en adquirir el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo
Prácticas Espirituales
Emplearan la tercera semana a conocer a Jesucristo. En ella podrán leer y meditar lo que llevamos dicho y rezar la oración de San Agustín. Para esto podrán, con el mismo Santo, decir y repetir, una y mil vez cada día: ¡Señor, que yo os conozca! O bien ¡Que vea quien sos Vos!
Oraciones de la Tercera Semana
LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos.


Dios, Padre celestial,


Dios, Hijo, Redentor del mundo,


Dios, Espíritu Santo,


Trinidad Santa, un solo Dios,


Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo


de la creación planeando sobre las aguas,
las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual han


hablado los santos hombres de Dios,


Espíritu cuya unción nos enseña
todas las cosas
Espíritu, que das testimonio de Cristo,


Espíritu de verdad que nos instruís sobre
todas las cosas
Espíritu que sobreviene a María,


Espíritu del Señor que llena todo el orbe,


Espíritu de Dios que habita en nosotros,


Espíritu de sabiduría y de entendimiento,


Espíritu de consejo y de fortaleza,


Espíritu de ciencia y de piedad,


Espíritu de temor del Señor,


Espíritu de gracia y de misericordia,


Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,


Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu de humildad y de castidad,


Espíritu de benignidad y de mansedumbre,


Espíritu de multiforme gracia,


Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios


Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables


Espíritu que descendiste sobre Cristo en
forma de paloma
Espíritu en el cual renacemos,


Espíritu por el cual se difunde la caridad en
nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,


Espíritu que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos apareciste.
Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos


Espíritu que distribuyes (vuestros dones)
a cada uno como quieres,
Sednos propicio, perdónanos, Señor.


Sednos propicio, escúchanos, Señor.




De todo mal,


De todo pecado,


De las tentaciones e insidias del diablo,


De toda presunción y desesperación,


De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,


De la impureza de la mente y del cuerpo,


Del espíritu de fornicación,


De todo espíritu malo,


Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,


Por la Concepción de Jesucristo, hecha por


operación.


Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.


Por tu advenimiento sobre los Discípulos.


En el día del juicio,


Pecadores, te rogamos, óyenos.


Para que, así como vivimos por el espíritu,


obremos también por el espíritu,
Para que, recordando que somos templo


del Espíritu Santo, no lo profanemos,


Para que, viviendo según el espíritu, no


cumplamos los deseos de la carne,


A fin de que por el espíritu mortifiquemos
las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu


Santo de Dios,


Para que seamos solícitos en guardar la


unidad de espíritu en el vínculo de la paz,


Para que no creamos a todo espíritu,


te rogamos, óyenos.


Para que probemos a los espíritus si son de


Dios, te rogamos, óyenos.


Para que te dignes renovar en nosotros el


espíritu de rectitud, re rogamos...


Para que nos confirmes por tu espíritu


soberano, te rogamos, óyenos.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, perdónanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, escúchanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo,ten piedad de nosotros.


Oremos


Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del


Espíritu Santo, que purifique clementemente


nuestros corazones y nos preserve de todo


mal.Por Jesucristo Nuestro Señor.


Así sea.


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,


Augusta Madre de Dios,


Permanentemente Virgen,


Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave


Por la boca de Gabriel,


Ciméntanos en la paz,


Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,


Muestra la luz a los ciegos,


Líbranos de todo mal,


Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;


Reciba por Ti las preces


Quien, nacido por nosotros,


Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,


Entre todas la más dulce,


Líbranos de nuestras culpas,


Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,


Vía segura prepara:


Para que, viendo a Jesús,


Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,


Al sumo Cristo esplendor,


con el Espíritu Santo,


a los Tres un solo honor.


Amén.


LETANÍAS DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.


Jesús, óyenos.


Jesús, escúchanos.


Deus, Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros *


Dios Hijo, Redentor del mundo,


Dios Espíritu Santo,


Santa Trinidad, un solo Dios,


Jesús, Hijo de Dios vivo,


Jesús, esplendor del Padre,


Jesús, brillante blancura de la luz eterna,


Jesús, Rey de la gloria,


Jesús, sol de justicia,


Jesús, hijo de María Virgen,


Jesús amable,


Jesús admirable,


Jesús, Dios fuerte,


Jesús, Padre del siglo futuro,


Jesús, Ángel del gran consejo,


Jesús potentísimo,


Jesús pacientísimo,


Jesús obedientísimo,


Jesús manso y humilde de corazón,


Jesús, amador de la castidad,


Jesús, amador nuestro,


Jesús, Dios de paz,


Jesús, autor de la vida,


Jesús, modelo de las virtudes,


Jesús, celador de las almas,


Jesús, Dios nuestro,


Jesús, refugio nuestro,


Jesús, padre los pobres,


Jesús, tesoro de los fieles,


Jesús, buen Pastor,


Jesús, luz verdadera,


Jesús, sabiduría eterna,


Jesús, bondad infinita,


Jesús, camino y vida nuestra,


Jesús, alegría de los Ángeles,


Jesús, Rey de los Patriarcas,


Jesús, maestro de los Apóstoles


Jesús, doctor de los Evangelistas,


Jesús, fortaleza de los Mártires,


Jesús, luz de los Confesores,


Jesús, pureza de las Vírgenes,


Jesús, corona de todos los Santos,


Sednos propicio, perdónanos, Jesús.


Sednos propicio, escúchanos, Jesús.


De todo mal, líbranos Jesús**


De todo pecado,


De tu ira,


De las insidias del diablo,


Del espíritu de fornicación,


De la muerte perpetua,


Del menosprecio de tus inspiraciones,


Por el misterio de tu Santa Encarnación,


Por tu Natividad,


Por tu infancia,


Por tu divinísima vida,


Por tus trabajos,


Por tu agonía y pasión,


Por tu Cruz y por tu abandono,


Por tus desfallecimientos,


Por tu muerte y por tu sepultura,


Por tu Resurrección,


Por tu Ascensión,


Por tus alegrías,


Por tu gloria,


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Jesús.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros, Jesús


V –Que el nombre del Señor sea bendito.


R –Ahora y siempre por los siglos de los siglos.


Oremos


Señor Jesucristo que dijiste: Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá: os pedimos nos deis el afecto de vuestro divinísimo amor, para que os amemos con todo el corazón, palabra y obra, y nunca cesemos de alabaros: Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos
Así sea.
*De aquí en adelante, continúa contestándose: Ten misericordia de nosotros.

** De aquí en adelante, continúa contestándose: Líbranos, Jesús.










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