PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA,
POR
LAS MANOS DE MARÍA
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
DÍA
27
Consideración
del Tratado de la Verdadera Devoción
Artículo
VIII
Prácticas
particulares de esta Devoción
(Estos
títulos han sido puestos por el Santo)
Artículo
I
Prácticas
Espirituales
(Estos
títulos han sido puestros por el Santo)
III.
Llevar sus cadenitas
236.
TERCERA PRÁCTICA. Es muy laudable, muy glorioso, y muy útil, para
aquellos y aquellas que así se hayan hecho esclavos de Jesús en
María, que lleven, como señal de su esclavitud de amor, cadenitas
de hierro (Podría creerse que ciertos decretos de las Congregaciones
romanas han prohibido el uso absoluto de estas cadenitas. Nada sin
embargo en esos decretos prohibe esta práctica a
los particulares, sobre
todo si las lleva como símbolo de la esclavitud
de Jesús en María, en
lo que propiamente consiste la devoción que enseña el Santo. (Véase
Anacleta
Juris Pontificii, 1ra.
serie, col. 757). Hoy el Santo, en vez de cadenitas de hierro, diría
tal vez, simplemente, de metal)
bendecidas con una bendición propia, que se consigna mas adelante.
Estas señales exteriores, en verdad, no son esenciales, y una
persona puede, muy bien, pasar sin ellas, aunque haya abrazado esta
devoción; sin embargo, no puedo abstenerme de alabar mucho a
aquellos y aquellas que, después de haber sacudido las vergonzosas
cadenas de la esclavitud del diablo, a la que el pecado original y
quizás los pecados actuales los habían vinculado, se han sometido
voluntariamente a la gloriosa esclavitud de Jesucristo, y se glorían
con San Pablo de estar en cadenas por Jesucristo (Cf. Ephes. III, 1 y
Ad. Philem. 9), cadenas mil veces mas gloriosas y preciosas, aunque
de hierro y sin lustre, que todos los collares de oro de los
emperadores.
237.
Aunque en otro tiempo no hubo nada mas infame que la cruz, al
presente este madero no deja de ser el objeto mas glorioso del
cristianismo. Digamos lo mismo de los hierros de la esclavitud. Nada
había mas ignominioso entre los antiguos, ni lo hay aún ahora entre
los paganos; pero, entre los cristianos, nada hay mas ilustre que
estas cadenas de Jesucristo, porque ellas nos liberan y preservan de
los vínculos infames del pecado y del demonio; porque ellas nos
ponene en libertad y nos ligan a Jesús y a María, no por
constricción y po fuerza como galeotes, sino por caridad y amor como
hijos: “Traham
eos in vinculis charitatis (Os.
XI, 4): los atraeré a mí, dice Dios por boca de un profeta, con
cadenas de caridad”, que por consiguiente, son fuertes como la
muerte (Cf. Cant. VIII, 6), y, en cierto modo, mas fuertes en
aquellos que sean fieles en llevar hasta la muerte estas señales
gloriosas. Pues, aunque la muerte destruya sus cuerpos reduciéndolos
a podredumbre, no destruirá los vínculos de su esclavitud que,
siendo de hierro, no se corromperán fácilmente; y puede ser que en
el día de la resurrección de los cuerpos, en el gran juicio
postrimero, esas cadenas, que todavía ligarán sus huesos,
constituyan parte de su gloria y sean cambiadas en cadenas de luz y
de gloria. ¡Felices, pues mil veces felices, los esclavos ilustres
de Jesús en María, que llevan sus cadenas hasta la tumba!
238.
He aquí las razones por las cuales se lleva estas cadenitas: 1º)
Es para que el cristiano se acuerde de los votos y compromisos de su
bautismo, de la renovación perfecta que ha hecho de ellos por medio
de esta devoción, y de la estrecha obligación en que está de
hacerse fiel a ellos. Como el hombre, que se conduce frecuentemente
mas por los sentidos que por la pura fe, se olvida fácilmente de sus
obligaciones para con Dios, si no tiene algo exterior que se las
traiga a la memoria, esas cadenitas sirven al cristiano,
maravillosamente, para hacerle recordar las cadenas del pecado y la
esclavitud del demonio, de las que el Santo Bautismo lo ha liberado,
y la dependencia que ha prometido a Jesucristo en el Santo Bautismo,
y la ratificación que de ello ha hecho por la renovación de sus
votos; y una de las razones por qué tan pocos cristianos piensan en
sus votos del Santo Bautismo, y viven con tanto desenfreno como si
nada hubiesen prometido a Dios, como los paganos, es que no llevan
señal exterior que se los haga recordar.
239.
2º) Es para mostrar que uno no se avergüenza de esclavitud y
servidumbre de Jesucristo, y que renuncia a la esclavitud funesta del
mundo, del pecado y del demonio. 3º) Es para asegurarse y
preservarse de las cadenas del pecado y del demonio. Porque es
preciso que llevemos o cadenas de iniquidad, o cadenas de caridad y
de salvación: Vincula
peccatorum… o
in
vinculis charitatis.
240.
¡Ah!, querido
hermano mío, rompamos
las cadenas de los pecados y de los pecadores, del mundo y de los
mundanos, del diablo y sus secuaces, y arrojemos lejos de nosotros su
funesto yugo: Dirumpamus
vincula eorum et projiciamus a nobis jugum ipsorum (Ps.
II, 3). Metamos nuestros pies, para servirme de los términos del
Espíritu Santo, en sus hierros gloriosos, y nuestro cuello en sus
collares: Injice
pedent tuum in compedes illius, et in torques illius collum tuum
(Eccli.
VI, 25). Sometamos nuestros hombros y llevemos la Sabiduría, que es
Jesucristo, y no nos disgustemos de sus cadenas: Subjice
humerum tuum et porta illant, et ne acedieris vinculis ejus (Eccli.
VI, 26). Notarás que el Espíritu Santo, antes de decir estas
palabras, prepara al alma para ellas, a fin de que no rechace su
importante consejo. He aquí sus palabras (En el versículo 24,
anterior a los que acaba de citar): “Audi
filii, et accipe consilium intellectus, et ne abjicias consilium
meum: Escucha,
hijo mío, y recibe un consejo de entendimiento, y no rechaces mi
consejo”.
241.
Permíteme, querido amigo mío, que me una al Espíritu Santo para
darte el mismo consejo: “Vincula
illius alligatura salutis (Eccli.
VI, 31): Sus cadenas son cadenas de salvación”. Como Jesucristo en
la cruz debe atraer todo a El, de grado o por fuerza, El atraerá a
los réprobos por las cadenas de sus pecados, para encadenarlos como
galeotes y diablos, a su ira eterna y a su justicia vengadora; pero
atraerá, particularmente en estos últimos tiempos, a los
predestinados por cadenas de caridad: Omnia
traham ad meipsum (Juan,
XII, 32). Traham
eos in vinculis charitatis (Os.
XI, 4).
242.
Estos esclavos amorosos de Jesucristo o encadenados de Jesucristo,
vincti
Christi (Es
la expresión de S. Pablo puesta en plural (Ephes. III, 1; Phil. I,
7, 13), pueden llevar sus cadenas en el cuello o en los brazos, o
rodeando su cintura, o en los pies. El Padre Vicente Caraffa, séptimo
general de la Compañía de Jesús, que murió en olor de santidad el
año 1643, llevaba, como señal de su servidumbre, una argolla de
hierro en el pied, y decía que su dolor era no poder arrastrar
públicamente la correspondiente cadena. La Madre Inés de Jesús, de
la que hemos hablado (Ver nº 170), llevaba una cadena de hierro
alrededor de su cintura. Otros la han llevado al cuello, como
penitencia de los collares de perlas que habían ostentado en el
mundo. Algunos en sus brazos, para que les hiciesen recordar en los
trabajos de sus manos, que eran esclavos de Jesucristo.
Prácticas
Espirituales
Se
dedicarán en sus oraciones y obras de cada día a conocer a la
Santísima Virgen, pidiendo este conocimiento al Espíritu Santo.
Podrán leer y meditar lo que sobre esto hemos dicho ya y rezarán,
como en la primera semana, las letanías del Espíritu Santo y el Ave
Maris Stella, y además un Rosario todos los días, o al menos cinco
misterios con esa intención.
Oraciones
de la segunda semana:
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te
rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos…
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
Un
Rosario, o al menos cinco misterios.
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