domingo, 13 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 25

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA,
POR LAS MANOS DE MARÍA


San Luis María Grignon de Monfort
(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)
DÍA 25
Consideración del Tratado de la Verdadera Devoción
Artículo V
Comunicación del alma y del espíritu de María


217. 5º) El alma de la Santísima Virgen se te comunicará para glorificar al Señor (Cf. Luc. I, 46: “Mi alma glorifica al Señor”); su espíritu reemplazará al tuyo para regocijarte en Dios, su Salvador (Cf. Luc. I, 47: “Y mi espíritu se regocijó en Dios mi Salvador”), siempre que te hagas fiel a las prácticas de esta devoción. “Sit in singulis anima Mariae, ut magnificat Dominum; sit in singulis spiritus Mariae, ut exultet in Deo (S. Ambr.) (S. Ambrosio: Expositio in Luc. Lib. II, nº 26): Que el alma de María esté en cada uno para glorificar en él al Señor; que el espíritu de María esté en cada uno para regocijarse allí en Dios”. ¡Ah!, ¿cuándo vendrá este tiempo feliz, dice un santo varón de nuestros días que estaba enteramente perdido en María, ¡ah!, ¿cuándo vendrá este tiempo feliz en el que la divina María será establecida Dueña y soberana en los corazones, para someterlos plenamente al imperio de su grande y único Jesús? ¿Cuándo será que las almas respirarán a María, tanto como los cuerpos respiran el aire? Para entonces acaecerán cosas maravillosas en estos bajos lugares en los que, encontrando el Espíritu Santo a su querida Esposa como reproducida en las almas, sobrevendrá a ellas abundantemente, y las llenará de sus dones, y particularmente del don de su sabiduría, para obrar maravillas de gracia. Mi querido hermano, ¿cuándo vendrá ese tiempo feliz y ese siglo de María, en el que muchas almas elegidas y obtenidas por María del Altisimo, sumergiéndose ellas mismas en el abismo de su interior, llegarán a ser copias vivientes de María, para amar y glorificar a Jesucristo? Este tiempo vendrá solo cuando se conozca y se practique la devoción que enseño: Ut adveniam regnum tuum, adveniat regnum Mariae (¡Que venga el reino de María a fin de que venga tu reino (oh Señor)!).
Artículo VI
Transformación de las almas, en María, en la imagen de Jesucristo
218. 6º) Si María, que es el árbol de vida, es bien cultivada en nuesra alma por la fidelidad a las prácticas de esta devoción, Ella dará su fruto a su tiempo; y su fruto no es otro que Jesucristo. Veo a tantos devotos y devotas que buscan a Jesucristo, unos por un camino y una práctica, otros por otra; y , a menudo, después que han trabajado mucho durante la noche, pueden decir: “Per totam noctem laborantes, nihil cepimus (Luc. V, 5): Aunque hayamos trabajado durante toda la noche, nada hemos conseguido”. Y se les puede decir: “Laborastis multum, et intulistis parum (Cf. Ageo I, 6). Habéis traabjado mucho y habéis ganado poco”, todavía Jesucristo está bien débil en vosotros. Mas, por el camino inmaculado de María y esta práctica divina que yo enseño, se trabaja durante el día, se trabaja en un lugar santo, se trabaja poco. No hay noche en María, porque no ha habido en Ella pecado, ni aun la menos sombra. María es un lugar santo, y el Santo de los santos (Cf. Ex. XXVII, 33, II Paralip. III, 8), donde los santos son formados y moldeados.
219. Notad, por favor, que digo que los santos son moldeados en María. Hay gran diferencia entre hacer una figura en relieve a golpe de martillo y de cincel, y hacer una figura echándola en un molde: los escultores y estatuarios trabajan mucho para hacer las figuras de la primera manera, y necesitan mucho tiempo; pero haciéndolas de la segunda manera, trabajan poco y las hacen en poquísimo tiempo. San Agustín llama a la Santísima Virgen forma Dei: el molde de Dios; “Si formam Dei te appellem, digna exisitis (S. Agustín: Sermo 208 (inter opera)); el molde propio para formar y moldear dioses (Es decir, como lo explica en seguida, “deificados”. Ver nota 29 del punto 157, supra). Aquel que es echado en este molde divino es pronto formado y moldeado en Jesucristo, y Jesucristo en él: con poco gasto y en poco tiempo, se deificará, puesto que es vaciado en el mismo molde que ha formado a un Dios.
220. Me parece que puedo muy bien comparar a esos directores y personas devotas que quieren formar a Jesucristo en sí mismos o en otros, por medio de otras prácticas que no sean esta, a escultores que, poniendo su confianza en su habilidad, en su industria y en su arte, dan una infinidad de golpes de martillo y de cincel a una piedra dura, o a un pedazo de madra mal desbastada, para hacer con ellos la imagen de Jesucristo; y algunas veces no logran expresar a Jesucristo al natural, sea por falta de conocimiento y de experiencia sobre la persona de Jesucristo, sea a causa de algún golpe mal dado, que ha echado a perder la obra. Mas, a los que abrazan este secreto de la gracia que les presente, yo los comparo, con razón, a fundidores y moldeadores que, habiendo encontrado el hermoso molde de María, en el cual Jesucristo ha sido natural y divinamente formado, sin fiarse de su propia industria, sino únicamente en la bondad del molde, se arrojan y pierden en María para llegar a ser el retrarto al natural de Jesucristo.
221. ¡Oh hermosa y verdadera comparación! Mas, ¿quién la comprenderá? Anhelo que seas tú, hermano mío querido. Pero, acuérdate, no se vacía en molde sino lo que está fundido y licuado: es decir, que es necesario destruir y fundir en ti el viejo Adán, para llegar a ser el nuevo en María.
Artículo VII
La mayor gloria de Jesucristo
222. 7º) Por esta práctica, observada con entera fidelidad, darás a Jesucristo mas gloria en un mes de vida, que por cualquiera otra aunque mas difícil en varios años. He aquí las razones que anticipo: I. Porque, realizando tus acciones por la Santísima Virgen, como esta práctica enseña, abandonas tus propias intenciones y operaciones, aunque buenas y conocidas, para perderte, por decirlo así, en las de la Santísima Virgen, aunque ellas te sean desconocidas; y, por ahí, entras tú a participar de la sublimidad de sus intenciones, que tan puras han sido que Ella ha dado mas gloria a Dios por la menor de sus acciones, por ejemplo, hilando su rueca, dando una puntada de aguja, que un San Lorenzo sobre su parrilla, con su cruel martirio, y aun mas que todos los santos por sus acciones mas heroicas: lo cual hace que, durante su permanencia aquí en la tierra, haya adquirido un cúmulo tan inefable de gracias y de méritos que mas bien conaríase las estrellas del firmamento, las gotas del agua del mar y las arenas de las playas, queu sus méritos y sus gracias; y hace que haya dado mas gloria a Dios que la que todos los ángeles y los santos le han dado y le darán. ¡Oh prodigio de María; no sois capaz sino de hacer prodigios de gracia en las almas que quieren realmente perderse en Vos!
223. II. Porque un alma, por medio de esta práctica, no contando para nada con lo que piensa o hace por sí misma, y no poniendo su apoyo ni su complacencia sino en las disposiciones de María, para acercarse a Jesucristo, y hasta para hablarle, practica mucho mas la humildad que las almas que obran por sí mismas, y que tienen un apoyo y una complacencia imperceptible en sus propias disposiciones; y, por consiguiente, glorifica mas altamente a Dios, el cual no es perfectamente glorificado sino por los humildes y pequeños de corazón (Los que se humillan (“quia respexit humilitatem ancillae suae”: Luc. I, 48) y se hacen pequeñuelos de corazón (Cf. Mat. XI, 29; XVIII, 2-4; Marc. IX, 34 y Luc. IX, 48).
224. III. Porque la Santísima Virgen, consintiendo, por una gran caridad, en recibir en sus manos virginales el presente de nuestras acciones, les da una belleza y un lustre admirable; las ofrece Ella por sí misma a Jesucristo, y sin dificultad, que con ello Nuestro Señor es mas glorificado que si nosotros las ofreciéramos por nuestras manos criminales.
225. IV. En fin, porque tú nunca piensas en María sin que María, en tu lugar, piense en Dios; porque nunca alabas ni honras a María, sin que María contigo alabe y honre a Dios. María es totalmente relativa a Dios, y yo la llamaría muy bien: la relación de Dios, que no existe sino con relación a Dios; o el eco de Dios, que no dice ni repite sino Dios. Si tú dices María, Ella dice Dios. Santa Isabel alabó a María y la llamó bienaventurada porque había creído; María, el eco fiel de Dios, entonó: “Magnificat anima mea Dominum: Mi alma glorifica al Señor” (Ver San Bernardo, en su Sermón en el Domingo Infraoctavo de la Asunción de la B. V. María, al comentar la salutación de Santa Isabel a la Sma. Virgen (Luc. I, 39-55) exclama: “Grandes elogios, sin duda; pero la devota humildad de María, no queriendo retener nada para sí, atribúyelo todo a aquel Señor cuyos beneficios se alaban en Ella. Tú, dice a su prima, magnificas a la Madre del Señor, pero mi alma magnifica al Señor. Dices que a mi voz saltó de gozo el infante (Juan); pero mi espíritu brincó de gozo en Dios, mi Salvador… Bienaventurada me llamas porque he creído; pero la causa de mi fe y de mi dicha es haberme mirado la piedad suprema a fin de que por eso me llamen bienaventurada las naciones todas, porque se dignó Dios mirar a esta sierva suya pequeña y humilde”. (Obras de San Bernardo. Edic. B. A. C., Madrid, página 632).
Prácticas Espirituales
Se dedicarán en sus oraciones y obras de cada día a conocer a la Santísima Virgen, pidiendo este conocimiento al Espíritu Santo. Podrán leer y meditar lo que sobre esto hemos dicho ya y rezarán, como en la primera semana, las letanías del Espíritu Santo y el Ave Maris Stella, y además un Rosario todos los días, o al menos cinco misterios con esa intención.


Oraciones de la segunda semana:


LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO


Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo
de la creación planeando sobre las aguas, las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual han
hablado los santos hombres de Dios,
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas
Espíritu, que das testimonio de Cristo,
Espíritu de verdad que nos instruís sobre todas las cosas
Espíritu que sobreviene a María,
Espíritu del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu de Dios que habita en nosotros,
Espíritu de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu de consejo y de fortaleza,
Espíritu de ciencia y de piedad,
Espíritu de temor del Señor,
Espíritu de gracia y de misericordia,
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz
Espíritu de humildad y de castidad,
Espíritu de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu de multiforme gracia,
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma
Espíritu en el cual renacemos,
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los Discípulos apareciste.
Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu que distribuyes (vuestros dones) a cada uno como quieres,
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio, escúchanos, Señor.
De todo mal,
De todo pecado,
De las tentaciones e insidias del diablo,
De toda presunción y desesperación,
De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Del espíritu de fornicación,
De todo espíritu malo,
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por la Concepción de Jesucristo, hecha por operación.
Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por tu advenimiento sobre los Discípulos.
En el día del juicio,
Pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el espíritu,
obremos también por el espíritu,
Para que, recordando que somos templo
del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos los deseos de la carne,
A fin de que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Para que seamos solícitos en guardar la
unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Para que no creamos a todo espíritu, te rogamos, óyenos.
Para que probemos a los espíritus si son de Dios,
te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el
espíritu de rectitud, re rogamos…
Para que nos confirmes por tu espíritu
soberano, te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu Santo, que purifique clementemente
nuestros corazones y nos preserve de todo
mal. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así sea.




AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,
Augusta Madre de Dios,
Permanentemente Virgen,
Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave
Por la boca de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,
Muestra la luz a los ciegos,
Líbranos de todo mal,
Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;
Reciba por Ti las preces
Quien, nacido por nosotros,
Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,
Entre todas la más dulce,
Líbranos de nuestras culpas,
Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,
Vía segura prepara:
Para que, viendo a Jesús,
Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,
Al sumo Cristo esplendor,
con el Espíritu Santo,
a los Tres un solo honor.
Amén.



Un Rosario, o al menos cinco misterios.









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