PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA,
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
DÍA
25
Consideración
del Tratado de la Verdadera Devoción
Artículo
V
Comunicación
del alma y del espíritu de María
217.
5º) El alma de la Santísima Virgen se te comunicará para
glorificar al Señor (Cf. Luc. I, 46: “Mi alma glorifica al
Señor”); su espíritu reemplazará al tuyo para regocijarte en
Dios, su Salvador (Cf. Luc. I, 47: “Y mi espíritu se regocijó en
Dios mi Salvador”), siempre que te hagas fiel a las prácticas de
esta devoción. “Sit
in singulis anima Mariae, ut magnificat Dominum; sit in singulis
spiritus Mariae, ut exultet in Deo (S.
Ambr.) (S. Ambrosio: Expositio
in Luc. Lib.
II, nº 26): Que el alma de María esté en cada uno para glorificar
en él al Señor; que el espíritu de María esté en cada uno para
regocijarse allí en Dios”. ¡Ah!, ¿cuándo vendrá este tiempo
feliz, dice un santo varón de nuestros días que estaba enteramente
perdido en María, ¡ah!, ¿cuándo vendrá este tiempo feliz en el
que la divina María será establecida Dueña y soberana en los
corazones, para someterlos plenamente al imperio de su grande y único
Jesús? ¿Cuándo será que las almas respirarán a María, tanto
como los cuerpos respiran el aire? Para entonces acaecerán cosas
maravillosas en estos bajos lugares en los que, encontrando el
Espíritu Santo a su querida Esposa como reproducida en las almas,
sobrevendrá a ellas abundantemente, y las llenará de sus dones, y
particularmente del don de su sabiduría, para obrar maravillas de
gracia. Mi
querido hermano, ¿cuándo
vendrá ese tiempo feliz y ese siglo de María, en el que muchas
almas elegidas y obtenidas por María del Altisimo, sumergiéndose
ellas mismas en el abismo de su interior, llegarán a ser copias
vivientes de María, para amar y glorificar a Jesucristo? Este tiempo
vendrá solo cuando se conozca y se practique la devoción que
enseño: Ut
adveniam regnum tuum, adveniat regnum Mariae (¡Que
venga el reino de María a fin de que venga tu reino (oh Señor)!).
Artículo
VI
Transformación
de las almas, en María, en la imagen de Jesucristo
218.
6º) Si María, que es el árbol de vida, es bien cultivada en nuesra
alma por la fidelidad a las prácticas de esta devoción, Ella dará
su fruto a su tiempo; y su fruto no es otro que Jesucristo. Veo a
tantos devotos y devotas que buscan a Jesucristo, unos por un camino
y una práctica, otros por otra; y , a menudo, después que han
trabajado mucho durante la noche, pueden decir: “Per
totam noctem laborantes, nihil cepimus (Luc.
V, 5): Aunque hayamos trabajado durante toda la noche, nada hemos
conseguido”. Y se les puede decir: “Laborastis
multum, et intulistis parum (Cf.
Ageo I, 6). Habéis traabjado mucho y habéis ganado poco”, todavía
Jesucristo está bien débil en vosotros. Mas, por el camino
inmaculado de María y esta práctica divina que yo enseño, se
trabaja durante el día, se trabaja en un lugar santo, se trabaja
poco. No hay noche en María, porque no ha habido en Ella pecado, ni
aun la menos sombra. María es un lugar santo, y el Santo de los
santos (Cf. Ex. XXVII, 33, II Paralip. III, 8), donde los santos son
formados y moldeados.
219.
Notad, por favor, que digo que los santos son moldeados en María.
Hay gran diferencia entre hacer una figura en relieve a golpe de
martillo y de cincel, y hacer una figura echándola en un molde: los
escultores y estatuarios trabajan mucho para hacer las figuras de la
primera manera, y necesitan mucho tiempo; pero haciéndolas de la
segunda manera, trabajan poco y las hacen en poquísimo tiempo. San
Agustín llama a la Santísima Virgen forma
Dei: el
molde de Dios; “Si
formam Dei te appellem, digna exisitis (S.
Agustín: Sermo
208
(inter opera)); el molde propio para formar y moldear dioses (Es
decir, como lo explica en seguida, “deificados”. Ver nota 29 del
punto 157, supra).
Aquel que es echado en este molde divino es pronto formado y moldeado
en Jesucristo, y Jesucristo en él: con poco gasto y en poco tiempo,
se deificará, puesto que es vaciado en el mismo molde que ha formado
a un Dios.
220.
Me parece que puedo muy bien comparar a esos directores y personas
devotas que quieren formar a Jesucristo en sí mismos o en otros, por
medio de otras prácticas que no sean esta, a escultores que,
poniendo su confianza en su habilidad, en su industria y en su arte,
dan una infinidad de golpes de martillo y de cincel a una piedra
dura, o a un pedazo de madra mal desbastada, para hacer con ellos la
imagen de Jesucristo; y algunas veces no logran expresar a Jesucristo
al natural, sea por falta de conocimiento y de experiencia sobre la
persona de Jesucristo, sea a causa de algún golpe mal dado, que ha
echado a perder la obra. Mas, a los que abrazan este secreto de la
gracia que les presente, yo los comparo, con razón, a fundidores y
moldeadores que, habiendo encontrado el hermoso molde de María, en
el cual Jesucristo ha sido natural y divinamente formado, sin fiarse
de su propia industria, sino únicamente en la bondad del molde, se
arrojan y pierden en María para llegar a ser el retrarto al natural
de Jesucristo.
221.
¡Oh hermosa y verdadera comparación! Mas, ¿quién la comprenderá?
Anhelo que seas tú, hermano mío querido. Pero, acuérdate, no se
vacía en molde sino lo que está fundido y licuado: es decir, que es
necesario destruir y fundir en ti el viejo Adán, para llegar a ser
el nuevo en María.
Artículo
VII
La
mayor gloria de Jesucristo
222.
7º) Por esta práctica, observada con entera fidelidad, darás a
Jesucristo mas gloria en un mes de vida, que por cualquiera otra
aunque mas difícil en varios años. He aquí las razones que
anticipo: I. Porque, realizando tus acciones por la Santísima
Virgen, como esta práctica enseña, abandonas tus propias
intenciones y operaciones, aunque buenas y conocidas, para perderte,
por decirlo así, en las de la Santísima Virgen, aunque ellas te
sean desconocidas; y, por ahí, entras tú a participar de la
sublimidad de sus intenciones, que tan puras han sido que Ella ha
dado mas gloria a Dios por la menor de sus acciones, por ejemplo,
hilando su rueca, dando una puntada de aguja, que un San Lorenzo
sobre su parrilla, con su cruel martirio, y aun mas que todos los
santos por sus acciones mas heroicas: lo cual hace que, durante su
permanencia aquí en la tierra, haya adquirido un cúmulo tan
inefable de gracias y de méritos que mas bien conaríase las
estrellas del firmamento, las gotas del agua del mar y las arenas de
las playas, queu sus méritos y sus gracias; y hace que haya dado mas
gloria a Dios que la que todos los ángeles y los santos le han dado
y le darán. ¡Oh prodigio de María; no sois capaz sino de hacer
prodigios de gracia en las almas que quieren realmente perderse en
Vos!
223.
II. Porque un alma, por medio de esta práctica, no contando para
nada con lo que piensa o hace por sí misma, y no poniendo su apoyo
ni su complacencia sino en las disposiciones de María, para
acercarse a Jesucristo, y hasta para hablarle, practica mucho mas la
humildad que las almas que obran por sí mismas, y que tienen un
apoyo y una complacencia imperceptible en sus propias disposiciones;
y, por consiguiente, glorifica mas altamente a Dios, el cual no es
perfectamente glorificado sino por los humildes y pequeños de
corazón (Los que se humillan (“quia respexit humilitatem ancillae
suae”: Luc. I, 48) y se hacen pequeñuelos de corazón (Cf. Mat.
XI, 29; XVIII, 2-4; Marc. IX, 34 y Luc. IX, 48).
224.
III. Porque la Santísima Virgen, consintiendo, por una gran caridad,
en recibir en sus manos virginales el presente de nuestras acciones,
les da una belleza y un lustre admirable; las ofrece Ella por sí
misma a Jesucristo, y sin dificultad, que con ello Nuestro Señor es
mas glorificado que si nosotros las ofreciéramos por nuestras manos
criminales.
225.
IV. En fin, porque tú nunca piensas en María sin que María, en tu
lugar, piense en Dios; porque nunca alabas ni honras a María, sin
que María contigo alabe y honre a Dios. María es totalmente
relativa a Dios, y yo la llamaría muy bien: la relación de Dios,
que no existe sino con relación a Dios; o el eco de Dios, que no
dice ni repite sino Dios. Si tú dices María, Ella dice Dios. Santa
Isabel alabó a María y la llamó bienaventurada porque había
creído; María, el eco fiel de Dios, entonó: “Magnificat
anima mea Dominum: Mi
alma glorifica al Señor” (Ver San Bernardo, en su Sermón en el
Domingo Infraoctavo de la Asunción de la B. V. María, al comentar
la salutación de Santa Isabel a la Sma. Virgen (Luc. I, 39-55)
exclama: “Grandes elogios, sin duda; pero la devota humildad de
María, no
queriendo retener nada para sí, atribúyelo todo a aquel Señor
cuyos beneficios se alaban en Ella. Tú,
dice a su prima, magnificas a la Madre del Señor, pero mi
alma magnifica al Señor. Dices
que a mi voz saltó de gozo el infante (Juan); pero mi
espíritu brincó de gozo en Dios, mi Salvador… Bienaventurada
me llamas porque he creído; pero la causa de mi fe y de mi dicha es
haberme mirado la piedad suprema a fin de que por eso me llamen
bienaventurada las naciones todas, porque
se dignó Dios mirar a esta sierva suya pequeña y humilde”. (Obras
de San Bernardo. Edic.
B. A. C., Madrid, página 632).
Prácticas
Espirituales
Se
dedicarán en sus oraciones y obras de cada día a conocer a la
Santísima Virgen, pidiendo este conocimiento al Espíritu Santo.
Podrán leer y meditar lo que sobre esto hemos dicho ya y rezarán,
como en la primera semana, las letanías del Espíritu Santo y el Ave
Maris Stella, y además un Rosario todos los días, o al menos cinco
misterios con esa intención.
Oraciones
de la segunda semana:
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te
rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos…
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
Un
Rosario, o al menos cinco misterios.
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