PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA,
POR
LAS MANOS DE MARÍA
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
DÍA
24
Consideración
del Tratado de la Verdadera Devoción
Capítulo
VII
LOS
EFECTOS MARAVILLOSOS QUE ESTA DEVOCIÓN PRODUCE EN UN ALMA QUE LE ES
FIEL
213.
Persuádete, hermano carísimo, de que si eres fiel a las prácticas
interiores y exteriores de esta devoción, las cuales voy a indicar
más adelante, participarás de los frutos maravillosos que produce
en el alma fiel.
ARTÍCULO
I
CONOCIMIENTO Y DESPRECIO DE SÍ MISMO.
CONOCIMIENTO Y DESPRECIO DE SÍ MISMO.
1.
Gracias a la luz que te comunicará el Espíritu Santo por medio de
María, su querida Esposa, conocerás tu mal fondo, tu corrupción e
incapacidad para todo lo bueno. Y, a consecuencia de este
conocimiento, te despreciarás y no pensarás en ti mismo sino con
horror. Te considerarás como una babosa que todo lo mancha, como un
sapo que todo lo emponzoña con su veneno o como una serpiente
maligna que sólo pretende engañar. En fin, la humilde María te
hará partícipe de su profunda humildad y, mediante ella, te
despreciarás a ti mismo, no despreciarás a nadie y gustarás de ser
menospreciado.
ARTÍCULO
II
PARTICIPACIÓN EN LA FE DE MARÍA.
PARTICIPACIÓN EN LA FE DE MARÍA.
214.
2. La Santísima Virgen te hará partícipe de su fe. La cual fue
mayor que la de todos los patriarcas, profetas, apóstoles y todos
los demás santos. Ahora que reina en los cielos, no tiene ya esa fe,
por que ve claramente todas las cosas en Dios por la luz de la
gloria. Sin embargo, con el consentimiento del Señor no la ha
perdido al entrar en la gloria, la conserva para comunicarla a sus
fieles en la iglesia peregrina. Por lo mismo, cuanto más te granjees
la benevolencia de esta augusta Princesa y Virgen fiel, tanto más
reciamente se cimentará toda tu vida en la fe verdadera: una fe
pura, que hará que no te preocupes por lo sensible y extraordinario;
una fe viva y animada por la caridad, que te hará obrar siempre por
el amor más puro; una fe viva e inconmovible como una roca, que te
ayudará a permanecer siempre firme y constante en medio de las
tempestades y tormentas; una fe penetrante y eficaz, que como
misteriosa llave maestra te permitirá entrar en todos los misterios
de Jesucristo, las postrimerías del hombre y el corazón mismo de
Dios; una fe intrépida, que te llevará a emprender y llevar a cabo
sin titubear grandes empresas por Dios y por la salvación de las
almas; finalmente, una fe que será tu antorcha encendida, tu vida
divina, tu tesoro escondido de la divina sabiduría y tu arma
omnipotente, de la cual te servirás para iluminar a los que viven en
tinieblas y sombras de muerte, para inflamar a los tibios y
necesitados del oro encendido de la caridad, para resucitar a los
muertos por el pecado, para conmover y convertir con tus palabras
suaves y poderosas los corazones de mármol y los cedros del Líbano,
y finalmente, para resistir al demonio y a todos los enemigos de la
salvación.
ARTÍCULO
III
LA
GRACIA DEL PURO AMOR
215.
3. Esta Madre del Amor Hermoso (Eccli. XXIV) quitará de tu corazón
todo escrúpulo y temor servil desordenado y lo abrirá y ensanchará
para correr por los mandamientos de su Hijo (Cf. Ps. CXVIII, 32) con
la santa libertad de los hijos de Dios y encender en el alma el amor
puro, cuya tesorera es Ella. De modo que, en tu comportamiento con
Dios, ya no te gobernarás como hasta ahora por temor, sino por amor
puro. Lo mirarás como a tu Padre bondadoso, te afanarás por
agradarle incesantemente y dialogarás con El confidencialmente como
un hijo con su cariñoso padre. Si, por desgracia, llegaras a
ofenderlo, te humillarás al punto delante de El, le pedirás perdón
humildemente, tenderás hacia El la mano con sencillez, te levantarás
de nuevo amorosamente, sin turbación ni inquietud, y seguirás
caminando hacia El sin descorazonarte .
ARTÍCULO IV
GRAN
CONFIANZA EN DIOS Y EN MARÍA
216. 4. Persuádete, hermano carísimo, de que si eres fiel a las prácticas interiores y exteriores de esta devoción, las cuales voy a indicar más adelante, participarás de los frutos maravillosos que produce en el alma fiel. . La Santísima Virgen te colmará de gran confianza en Dios y en Ella misma: 1º porque ya no te acercarás por ti mismo a Jesucristo, sino siempre por medio de María, tu bondadosa Madre;
2º porque habiéndole entregado todos tus méritos, gracias y satisfacciones para que disponga de ellos según su voluntad, Ella te comunicará sus virtudes y te revestirá con sus méritos de suerte que podrás decir a Dios con plena confianza: "¡Esta es María, tu servidora! Hágase en mi según lo que has dicho!" (Luc. I, 38);
3º por que habiéndote entregado totalmente a Ella en cuerpo y alma Ella que es generosa con los generosos y más generosa que los más generosos, se entregará a ti en recompensa de forma maravillosa pero real, de suerte que podrás decirle con santa osadía: "Soy todo tuyo, oh María: sálvame" (Ps. CXVIII, 94) O, con el discípulo amado como he dicho antes "Te he tomado, Madre Santísima, por todos mis bienes" O con San Buenaventura: "Querida Señora y salvadora mía, obraré confiadamente y sin temor, porque eres mi fortaleza y alabanza en el Señor, ¡Soy todo tuyo y cuanto tengo es tuyo, Virgen gloriosa y bendita entre todas las creaturas! ¡Qué yo te ponga como sello sobre mi corazón porque tu amor es fuerte como la muerte! (Cf. Cant. VIII, 6). Podrás decir a Dios con los sentimientos del Profeta: Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre"; 4º el hecho de haberle entregado en depósito todo lo bueno que tienes, para que lo conserve o comunique, aumentará aún más tu confianza en Ella. Sí, entonces confiarás menos en ti mismo y mucha más en Ella, que es tu tesoro de Dios, en el que ha puesto lo más precioso que tiene, es también tu tesoro! "Ella es, dice un santo, el tesoro del Señor"
Prácticas
Espirituales
Se
dedicarán en sus oraciones y obras de cada día a conocer a la
Santísima Virgen, pidiendo este conocimiento al Espíritu Santo.
Podrán leer y meditar lo que sobre esto hemos dicho ya y rezarán,
como en la primera semana, las letanías del Espíritu Santo y el Ave
Maris Stella, y además un Rosario todos los días, o al menos cinco
misterios con esa intención.
Oraciones
de la segunda semana:
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te
rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos…
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
Un
Rosario, o al menos cinco misterios.
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