domingo, 13 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 23

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR LAS MANOS
 DE MARÍA.
San Luis María Grignon de Monfort
(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)
DIA 23
Consideración del Tratado de la Verdadera Devoción
II. Ella los mantiene
208. El segundo oficio de caridad que la Santísima Virgen ejerce para con sus fieles servidores, es el de mantenerlos en todo lo requerido para el cuerpo y para el alma. Les da vestiduras dobles, como acabamos de ver. Les da a comer los platos más exquisitos de la mesa de Dios; les da a comer el pan de vida que ella ha formado:”A generationibus meis implemini. Hijos míos queridos, les dice, bajo el nombre de la Sabiduría, saciaos de mis generaciones, es decir, de Jesucristo, el fruto de vida (Eccli. XXIV, 26. Cf. Juan VI, 35, 41, 48 [“Yo soy el pan de vida”] a 57), que yo he dado a luz por vosotros. Venite, comedite panem deum et bibiti vinum quod miscui vobis (Prov. IX,5), comedite, et bibiti, et inebriamini, carissimi (Cant. V, 1: “ Comed, y bebed, y embriagaos amadísimos): Venid les repite Ella en otra parte, comed mi pan, que es Jesús, y bebed el vino de su amor que yo os he mezclado” con la leche de mis pechos. Como Ella es la tesorera y la dispensadora de los dones y de las gracias del Altísimo (Ver nota 19 del n° 202), da de ellos una buena porción y la mejor para alimentar y mantener a sus hijos y servidores. Estos son colmados con el pan vivo, y embriagados con el vino que engendra vírgenes (Cf. Zac. IX, 17). Son llevados al pecho: Ad ubere portabimini (Is. LXVI, 12). Tanta facilidad tienen en llevar el yugo de Jesucristo que casi no sienten su peso, a causa del óleo de la devoción con que Ella los hace podrir (El Santo traduce literalmente “podrir”. Se entiende que, siendo el yugo de madera, esta quedaría esponjosa, fofa, en una palabra, liviana): et computrecet jugum a facie olei (Is. X, 27. El Santo ha puesto el siguiente texto: “Jugum eorum putrescere faciet a facie olei” El trancripto arriba es el de la Vulgata).


III Ella los conduce
209. El tercer bien que la Santísima Virgen hace a sus fieles servidores, es el de conducirlos y dirigirlos según la voluntad de su Hijo. Rebeca conducía a su pequeño Jacob y, de tiempo en tiempo, le daba buenos consejos, sea para atraer sobre él la bendición de su padre, sea para evitar el odio y persecución de su hermano Esaú. María, que es la estrella del mar, conduce a todos sus fieles servidores a buen puerto; les muestra los caminos de la vida eterna; les hace evitar los pasos peligrosos; los conduce de la mano en los senderos de la justicia; los sostiene cuando están a punto de caer; los levanta cuando han caído; los reprende como caritativa Madre cuando faltan; y, algunas veces, hasta los castiga, amorosamente (Cf. Prov. XX, 15 “Virga atque correptio tribuit sapientiam”. Ps. CXL, 5 Hebr. XII, 6). ¿Puede, acaso, un hijo obediente a María, su Madre nutricia y esclarecida directora, extraviarse en los caminos de la eternidad? Ipsam sequens, non devias: Siguiéndola no te extraviarás, dice San Bernardo (Texto y comentario, supra n°174). No temáis que un verdadero hijo de María sea engañado por el maligno y caiga en alguna herejía formal. Allí donde conduce María, no se encuentran, ni el espíritu maligno con sus ilusiones, ni los herejes con sus artificios: Ipsa tenente, non corruis (N° 174).
IV. Ella los defiende y protege
210. El cuarto servicio que la Santísima Virgen hace a sus hijos y fieles servidores, es el de defenderlos y protegerlos contra sus enemigos. Rebeca, con sus cuidados e industrias, libró a Jacob de todos los peligros en que se encontró y, particularmente de la muerte que su hermano Esaú, aparentemente la habría dado, por el odio y la envidia que le tenía, como en otro tiempo Caín a su hermano Abel. María,, la buena Madre de los predestinados, los oculta bajo las alas de su protección, como una gallina a sus polluelos; les habla, baja hasta ellos, condesciende en todas sus flaquezas; para preservar los del gavilan y del buitre los rodea; y los acompaña como un ejercito en orden de batalla: ut castrorum acies ordinata (Cant VI, 3). Un hombre rodeado por un bien alineado ejército ¿Puede, acaso, temer a sus enemigos? Un fiel servidor de María, rodeado de su protección, y de su poder imperial, tiene aun menos que temer. Esta buena Madre y poderosa Princesa de los Cielos, despacharía batallones de millones de Ángeles para socorrer a uno de sus servidores antes de que se diga alguna vez que un fiel servidor de María que ha confiado en Ella, sucumbió a la malicia, al número y a la fuerza de sus enemigos.
V. Intercede por ellos
211. En fin, el quinto y mayor bien que la amable María procura a sus fieles devotos, es que intercede por ellos junto a su Hijo y lo aplaca con su ruego, los une a El con lazo muy íntimo, y en El los conserva.
Rebeca hizo acercar a Jacob al lecho de su padre, y el buen anciano lo tocó, lo abrazó , y aun lo besó con alegría, estando contento y satisfecho del manjar aderezado que le había traído; y habiendo olido con mucha complacencia los exquisitos perfumes de sus vestiduras , exclamo “ ecce odor filii mei Sicut odor agri pleni, cui benedixic Dominus (Gén. XXVII) He aquí el olor de mi hijo, que es como el olor de un campo pleno, que el Señor ha bendecido”. Este campo pleno, cuyo olor embelesó el corazón del padre, no es otra cosa que el olor de las virtudes y de los méritos de María, que es un campo pleno de gracia en el que Dios Padre ha sembrado como un grano de trigo de los elegidos, a su Unigénito.
¡Oh! ¡Cuán bien acogido junto a Jesucristo, que es el padre del siglo futuro (Is. IX, 6 (Letanías del Santísimo Nombre de Jesús), es un hijo perfumado con la fragancia de María ¡!Oh! ¡Cuán pronta y perfectamente es unido a El!
212. Además después que Ella ha colmado a sus hijos y fieles servidores de sus favores, que les ha obtenido la bendición del Padre Celestial y la unión con Jesucristo, los conserva en Jesucristo y, y a Jesucristo en ellos; los guarda y cuida siempre, por temor de que pierdan la gracia de Dios y caigan en los lazos de sus enemigos: “In plenitudine sanctos detinet (Sentencia de San Buenaventura, citada y comentada más arriba [n°174]): retiene a los santos en su plenitud”, los hace perseverar en ella hasta el fin, como hemos visto.
He aquí la explicación, de esta grande y antigua figura de la predestinación y reprobación, tan desconocida y tan llena de misterios.


Segunda Semana
Empleada en adquirir el conocimiento de la Santísima Virgen
Prácticas Espirituales:
Se dedicarán en sus oraciones y obras de cada día a conocer a la Santísima Virgen, pidiendo éste conocimiento al Espíritu Santo. Podrán leer y meditar sobre lo que esto hemos dicho ya y rezarán, como en la primera semana, las Letanías al Espíritu Santo y el Ave Maris Stella, y además un Rosario todos los días, o al menos cinco misterios con esa intención.
Oraciones de la Segunda Semana:
 
LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO


Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo
de la creación planeando sobre las aguas,
las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual han
hablado los santos hombres de Dios,
Espíritu cuya unción nos enseña
todas las cosas
Espíritu, que das testimonio de Cristo,
Espíritu de verdad que nos instruís sobre
todas las cosas
Espíritu que sobreviene a María,
Espíritu del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu de Dios que habita en nosotros,
Espíritu de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu de consejo y de fortaleza,
Espíritu de ciencia y de piedad,
Espíritu de temor del Señor,
Espíritu de gracia y de misericordia,
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,
 
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu de humildad y de castidad,
Espíritu de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu de multiforme gracia,
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu que descendiste sobre Cristo en
forma de paloma
Espíritu en el cual renacemos,
Espíritu por el cual se difunde la caridad en
nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos apareciste.
Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu que distribuyes (vuestros dones)
a cada uno como quieres,
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
 
Sednos propicio, escúchanos, Señor.
De todo mal,
De todo pecado,
De las tentaciones e insidias del diablo,
De toda presunción y desesperación,
De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Del espíritu de fornicación,
De todo espíritu malo,
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por tu advenimiento sobre los Discípulos.
 
En el día del juicio,
Pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el espíritu,
obremos también por el espíritu,
Para que, recordando que somos templo
del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos los deseos de la carne,
A fin de que por el espíritu mortifiquemos
las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo de Dios,
Para que seamos solícitos en guardar la
unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Para que no creamos a todo espíritu,
te rogamos, óyenos.
 
Para que probemos a los espíritus si son de
Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el
espíritu de rectitud, re rogamos…
Para que nos confirmes por tu espíritu
soberano, te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu Santo, que purifique clementemente
nuestros corazones y nos preserve de todo
mal. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así sea.
 
AVE ESTRELLA DE LA MAR
Ave estrella de la mar,
Augusta Madre de Dios,
Permanentemente Virgen,
Puerta del cielo, feliz.
Recibiendo Tú aquel Ave
Por la boca de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Mudando el nombre de Eva.
Desata el lazo al culpable,
Muestra la luz a los ciegos,
Líbranos de todo mal,
Consíguenos todo bien.
Que eres Madre muéstranos;
Reciba por Ti las preces
Quien, nacido por nosotros,
Quiso ser el fruto tuyo.
Virgen única, sin par,
Entre todas la más dulce,
Líbranos de nuestras culpas,
Haz que seamos mansos, castos.
Concédenos vida pura,
Vía segura prepara:
Para que, viendo a Jesús,
Siempre juntos nos gocemos.
Sea la alabanza a Dios Padre,
Al sumo Cristo esplendor,
con el Espíritu Santo,
a los Tres un solo honor.
Amén.
Un Rosario, o al menos cinco misterios











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