PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA, POR LAS MANOS DE
MARÍA.
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
Día
22
Artículo
II
La
Santísima Virgen y sus esclavos de amor
201. Veamos ahora los amables cuidados que la Santísima Virgen, como
la mejor de todas las madres, prodiga a los fieles servidores que se
han consagrado a Ella de la manera que acabo de indicar y conforme al
ejemplo de Jacob.
1º María los ama
Yo amo a los que me aman (Prov 8,17). 1) Los ama, porque es su
Madre verdadera, y una madre ama siempre a su hijo, fruto de sus
entrañas. 2) Los ama, en respuesta al amor efectivo que ellos le
profesan como a su cariñosa Madre. 3) Los ama, porque -como
predestinados que son- también los ama Dios: Quise a Jacob más que
a Esaú (Rom 9,13). 4) Los ama, porque se han consagrado totalmente a
Ella, y son, por tanto, su posesión y herencia: Sea Israel tu
heredad (Eccli 24,13).
202. Ella los ama con ternura, con mayor ternura que todas las
madres juntas. Reúnan, si pueden, todo el amor natural que todas las
madres del mundo tienen a sus hijos, en el corazón de una sola madre
hacia su hijo único: ciertamente, esta madre amaría mucho a ese
hijo. María, sin embargo, ama en verdad más tiernamente a sus hijos
de cuanto esta madre amaría al suyo.
Los ama no sólo con afecto, sino con eficacia. Con amor afectivo y
efectivo, como el de Rebeca para con Jacob y aún mucho más.
Veamos lo que esta bondadosa Madre -de quien Rebeca no fue más que
una figura- hace a fin de obtener para sus hijos la bendición del
Padre celestial:
203. 1) Espía, como Rebeca, las oportunidades para hacerles el bien,
para engrandecerlos y enriquecerlos. Dado que ve claramente en la luz
de Dios todos los bienes y males, la fortuna próspera o adversa, las
bendiciones y maldiciones divinas, dispone de lejos las cosas para
liberar a sus servidores de toda clase de males y colmarlos de toda
suerte de bienes; de modo que, si se tiene que realizar ante Dios
alguna empresa por la fidelidad de una creatura a un cargo
importante, es seguro que María procurará que esta empresa se
encomiende a alguno de sus queridos hijos y servidores y le dará la
gracia necesaria para llevarla a feliz término. “Ella gestiona
nuestros asuntos”, dice un santo.
204. 2) Les da buenos consejos, como Rebeca a Jacob: Hijo mío,
escucha lo que te digo (Gén 27,8,). Sigue mis consejos. Y entre
otras cosas, les inspira que le lleven dos cabritos, es decir, su
cuerpo y su alma, y se lo consagren, para aderezar con ellos un
manjar agradable a Dios. Les aconseja también que cumplan cuanto
Jesucristo, su Hijo, enseñó con sus palabras y ejemplos. Y si no
les da por sí misma estos consejos, se vale para ello del ministerio
de los ángeles, los cuales jamás se sienten tan honrados ni
experimentan mayor placer que cuando obedecen alguna de sus órdenes
de bajar a la tierra a socorrer a alguno de sus servidores.
205. 3) Y ¿qué hace esta tierna Madre cuando le entregas y
consagras cuerpo y alma y cuanto de ellos depende sin excepción
alguna? Lo que hizo Rebeca en otro tiempo con los cabritos que le
llevó Jacob: 1) los mata y hace morir a la vida del viejo Adán; 2)
los desuella y despoja de su piel natural, de sus inclinaciones
torcidas, del egoísmo y voluntad propia y del apego a las creaturas;
3) los purifica de toda suciedad y mancha de pecado; 4) los adereza
al gusto de Dios y a su mayor gloria. Y como sólo Ella conoce
perfectamente en cada caso el gusto divino y la mayor gloria del
Altísimo, sólo Ella puede, sin equivocarse, condimentar y aderezar
nuestro cuerpo y alma a este gusto infinitamente exquisito y a esta
gloria divinamente oculta.
206. 4) Luego que esta bondadosa Madre recibe la ofrenda perfecta que
le hemos hecho de nosotros mismos y de nuestros propios méritos y
satisfacciones -por la devoción de que hemos hablado-, nos despoja
de nuestros antiguos vestidos, nos engalana y hace dignos de
comparecer ante el Padre del cielo: 1.º)nos reviste con los vestidos
limpios, nuevos, preciosos y perfumados de Esaú, el primogénito, es
decir, de Jesucristo, su Hijo, los cuales guarda Ella en casa, o sea,
tiene en su poder, ya que es la tesorera y dispensadora universal y
eterna de las virtudes y méritos de su Hijo Jesucristo. Virtudes y
méritos que Ella concede y comunica a quien quiere, cuando quiere,
como quiere y cuanto quiere, como ya hemos dicho;2º) cubre el cuello
y las manos de sus servidores con las pieles de los cabritos muertos
y desollados, es decir, los engalana con los méritos y el valor de
sus propias acciones. Mata y mortifica, en efecto, todo lo imperfecto
e impuro que hay en sus personas, pero no pierde ni disipa todo el
bien que la gracia ha realizado en ellos, sino que lo guarda y
aumenta, para hacer con ellos el ornato y fuerza de su cuello y de
sus manos, es decir, para fortalecerlos a fin de que puedan llevar
sobre su cuello el yugo del Señor y realizar grandes cosas para la
gloria de Dios y la salvación de sus pobres hermanos; 3º) comunica
perfume y gracia nuevos a sus vestidos y adornos revistiéndolos con
sus propias vestiduras, esto es, con sus méritos y virtudes, que al
morir les legó en su testamento -como dice una santa religiosa del
último siglo muerta en olor de santidad, y que lo supo por
revelación-. De modo que todos los de su casa -sus servidores y
esclavos llevan doble vestidura: la de su Hijo y la de Ella (ver Prov
31,21). Por ello, no tienen que temer el frío de Jesucristo, blanco
como la nieve. Mientras que los réprobos, enteramente desnudos y
despojados de los méritos de Jesucristo y de su Madre santísima, no
podrán soportarlo.
207. 5º) Ella, finalmente, les obtiene la bendición del Padre
celestial, por más que, no siendo ellos sino hijos menores y
adoptivos, no deberían, naturalmente, tenerla. Con estos vestidos
nuevos, de alto precio y agradabilísimo olor, y con cuerpo y alma
bien preparados, se acercan confiados al lecho del Padre celestial.
Él oye y distingue su voz, que es la del pecador; toca sus manos,
cubiertas de pieles; percibe el perfume de sus vestidos; come con
regocijo de lo que María, Madre de ellos, le ha preparado, y
reconociendo en ellos los méritos y el buen olor de Jesucristo y de
su Santísima Madre: 1.º) les da su doble bendición: bendición del
rocío del cielo (Gén 27,28), es decir, de la gracia divina, que es
semilla de gloria: Nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda
clase de bienes espirituales y celestiales (Ef 1,3); y bendición de
la fertilidad de la tierra (Gén 27,28), es decir, que este buen
Padre les da el pan de cada día y suficiente cantidad de bienes de
este mundo; 2º) les constituye señores de sus otros hermanos, los
réprobos. Lo cual no quiere decir que esta primacía sea siempre
evidente en este mundo –que pasa en un instante (ver 1Cor 7,29-31)
y al que frecuentemente dominan los réprobos: Todos esos malhechores
son insolentes y altaneros; ¡son unos fanfarrones! (Sal 94
[93],3-4). Vi a un malvado que se jactaba, que prosperaba como cedro
frondoso (Sal 36 [35],35)–, pero que es real, y aparecerá cuando
los justos –como dice el Espíritu Santo– gobernarán naciones,
someterán pueblos (Sab 3,8); 3º). el Señor, no contento con
bendecirlos en sus personas y bienes, bendice también a cuantos los
bendigan y maldice a cuantos los maldigan y persigan.
Segunda
Semana
Empleada
en adquirir el conocimiento de la Santísima Virgen
Prácticas
Espirituales:
Se
dedicarán en sus oraciones y obras de cada día a conocer a la
Santísima Virgen, pidiendo éste conocimiento al Espíritu Santo.
Podrán leer y meditar sobre lo que esto hemos dicho ya y rezarán,
como en la primera semana, las Letanías al Espíritu Santo y el Ave
Maris Stella, y además un Rosario todos los días, o al menos cinco
misterios con esa intención.
Oraciones
de la Segunda Semana:
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos...
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,ten
piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.Por
Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
Un Rosario, o al menos cinco misterios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario