PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA,
POR
LAS MANOS DE MARÍA
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
DÍA
20
Consideración
del Tratado de la Verdadera Devoción
Artículo
VI
Figura
Bíblica de esta Perfecta Devoción. Rebeca y Jacob
183.
De todas las verdades que acabo de describir con relación a la
Santísima Virgen y a sus hijos y servidores, el Espíritu Santo nos
da, en la Sagrada Escritura (Génesis, XXVII), una figura admirable,
en la historia de Jacob, que recibió la bendición de su padre Isaac
por los cuidados y la industria de Rebeca, su madre. Hela aquí como
el Espíritu Santo la refiere. Enseguida le añadiré su explicación.
Artículo
I
Rebeca
y Jacob
I.
Historia de Jacob
184.
Habiendo Esaú vendido a Jacob su derecho de primogenitura, Rebecca,
madre de los dos hermanos, que amaba tiernamente a Jacob, le aseguró
esta ventaja, varios años después, mediante un ardid enteramente
santo y totalmente lleno de misterios. Porque Isaac, sintiéndose muy
viejo y queriendo bendecir a sus hijos antes de morir, llamó a su
hijo Esaú, a quien amaba, le mandó fuese a cazar para tener algo
que comer, a fin de bendecirle después. Rebeca advirtió prontamente
a Jacob lo que pasaba, y le mandó fuese a traer dos cabritos del
rebaño. Cuando se los hubo dado a su madre, ésta preparó con ellos
para Isaac lo que sabía que le gustaba; visitó a Jacob con las
vestiduras de Esaú, que ella guardaba, y le cubrió las manos y el
cuello con la piel de los cabritos, a fin de que su padre, que ya no
veía, al oír la voz de Jacob pudiese creer, siquiera por el vello
de sus manos, que era su hermano Esaú. En efecto, sorprendido Isaac
por la voz, que le parecía era la de Jacob, hizo que se le acercara,
y habiendo palpado las pieles con que se había cubierto las manos,
dijo a la voz, en verdad, era la voz de Jacob, pero que las manos
eran las manos de Esaú. Después que hubo comido y que hubo olido,
al bear a Jacob, el olor de sus perfumados vestidos, lo bendijo, y le
deseó el rocío del cielo y la fecundidad de la tierra; lo
estableció señor de todos sus hermanos, y terminó su bendición
con estas palabras: “quien te maldijere, sea maldito; y quien te
bendijere, sea colmado de bendiciones”. Apenas había terminado
Isaac estas palabras, entró Esaú trayéndole para comer lo cazado,
a fin de que su padre lo bendijese enseguida. El santo patriarca se
sobrecogió de increíble asombro, cuando se dio cuent de lo que
acababa de pasar; pero, muy lejos de retractarse de lo que había
hecho, por lo contario, lo confirmó, porque vio muy patentemente el
dedo de Dios en este comportamiento. Esaú, entonces, lanzó rugidos,
como nota la Sagrada Escritura (Génesis XXVII, 34: “Auditis Esau
semonibus patris, irrugit clamore
magno…”
(Oídas por Esaú las palabras del padre, rugió [o bramó] con el
clamor grande…), y, acusando abiertamente el engaño de su hermano,
preguntó a su padre si no tenía mas que una sola bendición: siendo
en este punto, como hacen notar los Santos Padres, la imagen de
aquellos que, encontrando cómodo el aliar a Dios con el mundo,
quieren gozar a la vez, de las consolaciones del cielo y de la
tierra. Isaac, movido por los gritos de Esaú, lo bendijo, por fin,
pero con una bendición de la tierra, y sujetándolo a su hermano: lo
cual le hizo concebir un odio tan envenenado contra Jacob, que no
esperaba sino la muerte de su padre para matarle; y Jacob, no hubiera
podido evitar la muerte, si su querida madre Rebeca no lo hubiese
preservado de ella con sus industrias y los buenos consejos que le
dio y que él siguió.
II.
Interpretación de la historia de Jacob
185.
Antes de explicar esta historia, que es tan bella, es preciso notar
que, según todos los Santos Padres y los intérpretes de la Sagrada
Escritura, Jacob es figura de Jesucristo y de los predestinados, y
Esaú de los réprobos; basta examinar las acciones y la conducta de
uno y otro para juzgarlo.
Esaú,
figura de los réprobos.
1º)
Esaú, el primogénito, era fuerte y robusto de cuerpo, diestro e
industrioso en el tiro del arco y en la obtención de caza abundante.
2º)
Casi nunca se quedaba en casa, y, no poniendo su confianza sino en su
fuerza y en su destreza, trabajaba solo afuera.
3º)
No se inquietaba mucho por agradar a su madre Rebeca, y nada hacía
para esto.
4º)
Era tan glotón y tanto amaba su paladar, que vendió su derecho de
primogenitura por un plato de lentejas.
5º)
Estaba, como Caín, lleno de envidia contra su hermano Jacob, y lo
perseguía a ultranza.
186.
He aquí la conducta que observan los réprobos todos los días:
1º)
Se fían en su fuerza y sus industrias para los negocios temporales;
son muy fuertes, muy hábiles y muy advertidos para las cosas de la
tierra, pero muy débiles y muy ignorantes en las cosas del cielo: In
terrenis fortes, in coelestibus debiles. Por
lo cual:
187.
2º) No permanecen, o lo hacen muy poco, en ellos, en su propia casa,
es decir, en su interior, que es la casa interior y esencial que Dios
ha dado a cada hombre, para permanecer allí, a ejemplo suyo: pues
Dios permanece siempre en sí mismo. Los réprobos no aman el retiro
ni la espiritualidad ni la devoción interior, y tratan de espíritus
pequeños, de beatos y de salvajes a los que son interiores y están
retirados del mundo y trabajan mas interior que exteriormente.
188.
3º) Los réprobos apenas si se preocupan de la devoción a la
Santísima Virgen, la Madre de los predestinados; verdad es que no la
odian formalmente, a veces la alaban, dicen que la aman, hasta
practican alguna devoción en su honor; pero, por lo demás, no
pueden sufrir que se la ame tiernamente, porque no tienen para con
Ella las ternuras de Jacob; censuran las prácticas de devoción a
las que sus buenos hijos y servidores se hacen fieles para ganar su
afecto, porque no creen que esta devoción les sea necesaria para
salvarse; y que, con tal que no odien formalmente a la Santísima
Virgen o que no desprecien abiertamente su devoción, ello es
suficiente y han ganado las benevolencias de la Santísima Virgen,
son sus servidores recitando y mascullando algunas oraciones en su
honor, sin ternuras para con Ella ni enmienda para ellos mismos.
189.
4º) Los réprobos venden su derecho de primogenitura, es decir, los
placeres del Paraíso, por un plato de lentejas, es decir, por los
placeres de la tierra. Ríen, beben, comen, se divierten, juegan,
bailan, etc., sin tomarse el trabajo, como Esaú, de hacerse dignos
de la bendición del Padre celestial. En tres palabras: no piensan
sino en la tierra, no aman sino la tierra, no hablan ni actúan sino
para la tierra y sus placeres, vendiendo por un pequeño momento de
placer, por un vano humo de honra, y por un pedazo de tierra dura,
blanca o amarillas, la gracia bautismal, su vestidura de inocencia,
su herencia celestial.
190.
En fin, los réprobos odian y persiguen siempre a los predestinados,
abierta o secretamente; les resultan insoportables, los desprecian,
los critican, los remedan, los injurian, los roban, los engañan, los
empobrecen, los rechazan, los reducen a polvo; mientras ellos hacen
fortuna, se entregan a sus placeres, están en buena posición, se
enriquecen, se engrandecen y viven a sus anchas (Cf. Sabiduría,
capítulo
II).
Jacob,
,figura de los predestinados.
191.
1º) Jacob, el hijo menor, era de débil complexión, dulce y
apacible, y ordinariamente permanecía en casa para granjearse la
benevolencia de su madre Rebeca, a quien amaba tiernamente; si salía
no era por su propia voluntad, ni porque tuviese confianza en su
industria, sino por obedecer a su madre.
192.
2º) Amaba y honraba a su madre, por lo cual se mantenía en casa
junto a ella; no estaba ya contento sino cuando la veía; evitaba
todo lo que pudiese desagradarla y hacía todo lo que creía
agradarla: lo cual aumentaba en Rebeca el amor que le profesaba.
193.
3º) Se mantenía sumiso a su querida madre en todas las cosas, la
obedecía enteramente en todo, prontamente sin tardar, y amorosamente
sin quejarse; al menor signo de su voluntad, el pequeño Jacob corría
y trabajaba. Creía todo lo que ella le decía, sin razonar: así por
ejemplo, cuando ella le djo que fuese a buscar dos cabritos y los
trajese para preparar comida a su padre Isaac, Jacob no le replicó
que con uno era suficiente para preparar comida una vez para un solo
hombre, sino que, sin razonar, hizo lo que ella le había dicho.
Prácticas
Espirituales
Emplearán
todas sus oraciones y acciones de piedad en pedir el conocimiento de
sí mismos y la contrición de sus pecados; harán todo en espíritu
de humildad. Para eso podrán, si quieren, meditar lo que he dicho de
nuestro mal fondo y no considerarse durante los seis días de esta
semana sino como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes y
machos cabríos; o bien estas tres palabras de San Bernardo: Piensa
en lo que has sido, simiente pútrida; lo que eres, vaso de
estiércol; lo que llegarás a ser, comida de gusanos. Rogarán
a Nuestro Señor y a su Santo Espíritu que los ilumine con estas
palabras: ¡Señor,
que vea! O
¡Señor,
que te conozca! O
también
¡Ven, Espíritu Santo!, y
dirán todas las letanías al Espíritu Santo. Recurrirán a la
Santísima Virgen y le pedirán esta gracia grande que debe ser el
fundamento de las otras, y para ello dirán todos los días el Ave
María Stella y sus letanías.
Oraciones
de la primera semana:
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te
rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos…
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
LETANÍAS
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos
Dios,
Padre celestial,
ten
piedad de nosotros.
Dios
Hijo, Redentor del mundo,
ten
piedad de nosotros.
Deus,
Dios Espíritu Santo,
ten
piedad de nosotros.
Santa
Trinidad, un solo Dios,
ten
piedad de nosotros.
Santa
María, ruega por nosotros*
Santa
Madre de Dios,
Santa
Virgen de las vírgenes,
Madre
de Cristo,
Madre
de la divina gracia,
Madre
purísima,
Madre
castísima,
Madre
sin tacha,
Madre
siempre Virgen,
Madre
inmaculada,
Madre
amable,
Madre
admirable,
Madre
del buen consejo,
Madre
del Creador,
Madre
del Salvador,
Virgen
prudentísima,
Virgen
venerable,
Virgen
digna de alabanza,
Virgen
poderosa,
Virgen
clemente,
Virgen
fiel,
Espejo
de justicia,
Trono
de Sabiduría,
Causa
de nuestra alegría,
Vaso
espiritual,
Vaso
honorable,
Vaso
insigne de devoción,
Rosa
mística,
Torre
de David,
Torre
de marfil,
Casa
de oro,
Arca
de la Alianza,
Puerta
del cielo,
Estrella
de la mañana,
Salud
de los enfermos,
Refugio
de los pecadores,
Consuelo
de los afligidos,
Auxilio
de los cristianos,
Reina
de los Ángeles,
Reina
de los Patriarcas,
Reina
de los Profetas,
Reina
de los Apóstoles,
Reina
de los Mártires,
Reina
de los Confesores,
Reina
de las Vírgenes,
Reina
de todos los Santos,
Reina
concebida sin pecado original,
Reina
asunta a los cielos,
Reina
del sacratísimo Rosario,
Reina
de la paz.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, ten piedad de nosotros.
Ruega
por nosotros santa Madre de Dios,
para
que seamos dignos de alcanzar las
promesas
de Jesucristo.
Oremos
Concédenos,
Señor Dios, a tus siervos, te
lo
pedimos, la gracia de gozar perpetua
salud
de cuerpo y alma, y por la gloriosa
intercesión
de la Bienaventurada siempre
Virgen
María, de ser librados de la tristeza
(de
la vida) presente y de gozar de la eterna
alegría.
Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
*(por
cada título a Ntra. Señora decir: ruega por nosotros)
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