PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA,
POR
LAS MANOS DE MARÍA
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
DÍA
19
Consideración
del Tratado de la Verdadera Devoción
Esta
devoción da una gran libertad interior
175.
La Santísima Virgen es la Virgen fiel que, por su fidelidad a Dios,
repara las pérdidas que ha ocasionado Eva la infiel por su
infidelidad, y les obtiene la fidelidad y la perseverancia a aquellos
y aquellas qu se le sujetan. Es por esto que un santo la compara a un
ancla firme, que los retiene y les impide naufragar en el agitado mar
de este mundo, donde tantos perecen por no adherirse a Ella. “Atamos,
dice, las almas a vuestra esperanza, como a un ancla firme: Animas
ad spem tuam sicut ad firman anchoram alligamus” (S.
Juan Damasceno, Sermo
I in Dormitione B. M. V.).
A Ella es a quien los santos que se han salvado son los que mas se
han sujetado y han sujetado a los otros, a fin de perseverar en la
virtud. ¡Dichosos, pues, mil veces dichosos, los crisitanos que
ahora se sujetan fiel y enteramente a Ella, como a un ancla firme!
Los esfuerzos de la tormenta de este mundo no los hará sumergir, ni
perder sus tesoros celestiales. ¡Dichosos aquellos y aquellas que
entren en Ella como en el Arca de Noé! Las aguas del diluvio de los
pecados, que ahogan a tantos, no los dañará, porque: “Qui
operantur in me non peccabunt (Eccli.
XXIV, 30): los que están en mí para trabajar en su salvación no
pecarán” dice Ella con la Sabiduría. ¡Dichosos los infieles
hijos de la desdichada Eva que se sujetan a la Madre y Virgen fiel,
que permanece siempre fiel y jamás se desmiente: Fidelis
permanet, se ipsam negare non potest (Aplicación
a la Sma. Virgen del texto de S. Pablo: II Tim. II, 13), y que
siempre ama a los que la aman (Prov. VIII, 17), no solo con amor
afectivo, sino con amor efectivo y eficaz, impidiéndoles, por una
gran abundancia de gracia, retroceder en la virtud o caer en el
camino, perdiendo la gracia de su Hijo.
176.
Esta buena Madre recibe siempre, por pura caridad, todo lo que se le
ha en depósito; y, una vez que lo ha recibido en calidad de
depositaria, está obligada por justicia, en virtud del contrato de
depósito, a guardárnoslo; así como una persona a quien yo hubiese
confiado mil escudos en depósito estaría a guardármelos, de suerte
que, si por su negligencia, estricta justicia. Pero no, nunca la fiel
María dejaría perder por su negligencica lo que se le haya
confiado: el cuelo y la tierra pasarán antes que sea negligente e
infiel para con los que se fían en Ella.
177.
Pobres hijos de María, vuestra debilidad es extrema, vuestra
incostancia es grande, vuestro fondo está muy echado a perder.
Confieso, habéis sido sacados de la mima masa corrompida de los
hijos de Adán y Eva; pero no os desaniméis por eso: antes bien
consolaos, regocijaos: he aquí el secreto que os enseño, secreto
desconocido de casi todos los cristianos, aun los mas devotos. No
dejéis vuestro oro y vuestra plata en vuestros cofres, que han sido
ya rotos por el espíritu maligno que os ha robado, y que son
demasiado pequeños, demasiado débiles y demasiado viejos para
contener un tesoro tan grande y tan precioso. No pongáis el agua
pura y clara de la fuente en vuestros vasos todos maleados e
infectados por el pecado; si no está mas en ellos el pecado, todavía
está su olor; el agua será maleada por él. No pongáis vuestros
vinos exquisitos en los antiguos toneles que han estado llenos de
malos vinos: se echarán allí a perder y estarán en peligro de
derramarse.
178.
Aunque vosotras ya me entendéis, almas predestinadas, hablo mas
abiertamente. No confiéis el oro de vuestra caridad, la plata de
vuestra pureza, las aguas de las gracias celestiales ni los vinos de
vuestros méritos y virtudes, a un saco agujereado, a un cofre viejo
y quebrado, a un vaso dañado y corrompido, como sois vosotros: de
otra manera seréis saqueados por los ladrones, es decir, los
demonios, que buscan y espían, noche y día, el tiempo propio para
hacerlo; de otro modo, echaréis a perder, por vuestro mal olor de
amor de vosotros mismos, de confianza con vosotros mismos y de
voluntad propia, todo lo que Dios os da de mas puro. Poned, verted en
el seno y el Corazón de María todos vuestros tesoros, todas
vuestras gracias y virtudes: es un vaso de espíritu, es un vaso de
honor, es un vaso insigne de devoción: Vas
espirituale, vas honorabile, vas insigne devotionis. Desde
que Dios mismo en persona se ha encerrado con todas sus perfecciones
en este vaso, se ha hecho enteramente espiritual, y la morada
espiritual de las almas mas espirituales; se ha hecho honorable, y
trono de honor de los grandes príncipes de la eternidad; se ha hecho
insigne en devoción, y mansión de los mas ilustres en dulzuras, en
gracias y virtudes; en fin, se ha hecho rico como casa de oro, como
torre de David, y puro como torre de marfil.
179.
¡Oh, cuán feliz es el hombre que ha dado todo a María, que se
confía y se pierde en todo y para todo en María! Es todo de María
y María toda de él. Puede decir intrépidamente con David: “Haec
facta est mihi (Ps. CXVIII, 56); María ha sido hecha para mí”; o
con el discípulo bienamado: “Accepi
eam in mea (Juan
XIX, 27): La he tomado por todo mi bien: o con Jesucristo: “Omnia
mea tua sunt, et omnia tua mea sunt (Juan
XVII, 10): Todo lo que tengo es vuestro, y todo lo que vos tenéis,
mío
180.
Si algún crítico, que lea esto, se imagina que hablo aquí por
exageración y por una devoción excesiva, ¡ay!, no me entiende, sea
porque es un hombre carnal, que no gusta de las cosas del espíritu,
sea porque es del mundo, que no puede recibir al Espíritu Santo, sea
porque es orgulloso y crítico, que condena o desprecia lo que no
entiende. Pero las lmas que no han nacido de la sangre, ni de la
voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre (Cf. Juan I. 13),
sino de Dios y de María, me comprenden y me gustan; y es para ellas
también para quienes escribo esto.
181.
Sin embarfo, digo, para unos y otros, retomando mi materia
interrumpida, que la divina María, siendo la mas honrada y la mas
liberal de todas las criaturas, nunca se deja vencer en amor y en
liberalidad; y, por un huevo, dice un santo varón, da Ella un buey
(Se trata de un adagio francés que encierra un juego de palabras:
“por un oeuf
da
un boeuf”,
correspondería al castllano: “meter aguja para sacar reja”), es
decir, por poco que se le dé, da Ella mucho de lo que ha recibido de
Dios; y, por consiguiente, si un alma se da a Ella sin reserva, Ella
se da a un alma sin reserva, si se pone toda la confianza en Ella,
sin presunción, trabajando por su parte para adquirir las virtudes y
domar las pasiones.
182.
¡Qué digan, pues, los fieles servidores de la Santísima Virgen,
intrépidamente, con San Juan Damasceno: “Teniendo confianza en
Vos, oh Madre de Dios, seré salvo; teniendo vuestra protección,
nada temeré; con vuestro socorro, combatiré y pondré en fuga a mis
enemigos, porque vuestra devoción es un arma de salvación que Dios
da a quienes quiere salvar: Spem
tuam habens, o Deipara, servabor; deffensionem tuam possidens, non
timebo; persequar inimicos meos et in fugant vertam, habens
protectionem tuam et auxilium tuum: nam tibi devotum esse est arma
quaedam salutis quae Deus his dat quos vult salvos fieri (Juan
Damas. Serm.
de An.).
Prácticas
Espirituales
Emplearán
todas sus oraciones y acciones de piedad en pedir el conocimiento de
sí mismos y la contrición de sus pecados; harán todo en espíritu
de humildad. Para eso podrán, si quieren, meditar lo que he dicho de
nuestro mal fondo y no considerarse durante los seis días de esta
semana sino como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes y
machos cabríos; o bien estas tres palabras de San Bernardo: Piensa
en lo que has sido, simiente pútrida; lo que eres, vaso de
estiércol; lo que llegarás a ser, comida de gusanos. Rogarán
a Nuestro Señor y a su Santo Espíritu que los ilumine con estas
palabras: ¡Señor,
que vea! O
¡Señor,
que te conozca! O
también
¡Ven, Espíritu Santo!, y
dirán todas las letanías al Espíritu Santo. Recurrirán a la
Santísima Virgen y le pedirán esta gracia grande que debe ser el
fundamento de las otras, y para ello dirán todos los días el Ave
María Stella y sus letanías.
Oraciones
de la primera semana:
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos.
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te
rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos…
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
LETANÍAS
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos
Dios,
Padre celestial,
ten
piedad de nosotros.
Dios
Hijo, Redentor del mundo,
ten
piedad de nosotros.
Deus,
Dios Espíritu Santo,
ten
piedad de nosotros.
Santa
Trinidad, un solo Dios,
ten
piedad de nosotros.
Santa
María, ruega por nosotros*
Santa
Madre de Dios,
Santa
Virgen de las vírgenes,
Madre
de Cristo,
Madre
de la divina gracia,
Madre
purísima,
Madre
castísima,
Madre
sin tacha,
Madre
siempre Virgen,
Madre
inmaculada,
Madre
amable,
Madre
admirable,
Madre
del buen consejo,
Madre
del Creador,
Madre
del Salvador,
Virgen
prudentísima,
Virgen
venerable,
Virgen
digna de alabanza,
Virgen
poderosa,
Virgen
clemente,
Virgen
fiel,
Espejo
de justicia,
Trono
de Sabiduría,
Causa
de nuestra alegría,
Vaso
espiritual,
Vaso
honorable,
Vaso
insigne de devoción,
Rosa
mística,
Torre
de David,
Torre
de marfil,
Casa
de oro,
Arca
de la Alianza,
Puerta
del cielo,
Estrella
de la mañana,
Salud
de los enfermos,
Refugio
de los pecadores,
Consuelo
de los afligidos,
Auxilio
de los cristianos,
Reina
de los Ángeles,
Reina
de los Patriarcas,
Reina
de los Profetas,
Reina
de los Apóstoles,
Reina
de los Mártires,
Reina
de los Confesores,
Reina
de las Vírgenes,
Reina
de todos los Santos,
Reina
concebida sin pecado original,
Reina
asunta a los cielos,
Reina
del sacratísimo Rosario,
Reina
de la paz.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, ten piedad de nosotros.
Ruega
por nosotros santa Madre de Dios,
para
que seamos dignos de alcanzar las
promesas
de Jesucristo.
Oremos
Concédenos,
Señor Dios, a tus siervos, te
lo
pedimos, la gracia de gozar perpetua
salud
de cuerpo y alma, y por la gloriosa
intercesión
de la Bienaventurada siempre
Virgen
María, de ser librados de la tristeza
(de
la vida) presente y de gozar de la eterna
alegría.
Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
*(por
cada título a Ntra. Señora decir: ruega por nosotros)
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