miércoles, 9 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 18

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA,
POR LAS MANOS DE MARÍA


San Luis María Grignon de Monfort
(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)
DÍA 18
Consideración del Tratado de la Verdadera Devoción
ARTÍCULO V
ESTA DEVOCIÓN DA UNA GRAN LIBERTAD INTERIOR
169. Sexto motivo. Esta devoción da a quienes la practican fielmente una gran libertad interior: la libertad de los hijos de Dios (Rom. VIII. 21). Porque haciéndose el hombre esclavo de Jesucristo y consagrándose a El por esta devoción, el Señor en recompensa de la amorosa esclavitud por la que hemos optado: 1º quita del alma todo escrúpulo y temor servil que pudiera angustiarla, esclavizarla y perturbarla; 2º ensancha el corazón con una santa confianza en Dios, haciendo que lo mire como a su Padre; 3º nos inspira un amor tierno y filial.
170. No me detengo a probar con razones esta verdad, me contento con referir un hecho histórico que leí en la Vida de la Madre Inés de Jesús, religiosa dominica del convento de Langeac Alvernia, donde murió en olor de santidad en 1634. Contaba apenas siete años y ya padecía grandes congojas espirituales, oyó entonces una voz que le dijo: "Si quieres verte libre de todas tus angustias y ser protegida contra todos tus enemigos, hazte cuanto antes esclava de Jesús y de su Santísima. Madre". Al regresar a su casa, se apresuró a consagrarse enteramente como esclava a Jesús y María, aunque por entonces no sabía lo que era esta devoción. Habiendo encontrado después una cadena de hierro, se la puso a la cintura y la llevó hasta la muerte. Hecho esto, cesaron todas sus congojas y escrúpulo y halló tanta paz y amplitud de corazón que se comprometió a enseñar esta devoción a muchos otros, quienes a su vez hicieron con ella grandes progresos. Recordemos entre otros a M. Olier, fundador del Seminario de San Sulpicio, y a muchos sacerdotes y eclesiásticos del mismo seminario.
Se le apareció un día la Santísima Virgen y le puso al cuello una cadena de oro, en prueba del gozo que le había causado al hacerse esclava suya y de su Hijo. Y santa Cecilia que acompañaba a la Santísima Virgen, le dijo: "Dichosos los fieles esclavos de la Reina del cielo, porque gozarán de la verdadera libertad: Tibi servire libertas (Servirte a ti, es la libertad).
ARTÍCULO VII
ESTA DEVOCIÓN PROCURA GRANDES BIENES AL PRÓJIMO
171. Séptimo motivo. Puede movernos a abrazar esta práctica el considerar los grandes bienes que reporta a nuestro prójimo.
Efectivamente, con ella se ejercita de manera eminente la caridad con el prójimo, porque se le da, por manos de María, lo más precioso y caro que tenemos, que es el valor satisfactorio e impetratorio de todas las buenas obras, sin exceptuar el menor pensamiento bueno ni el más leve sufrimiento. Se acepta que todas las satisfacciones adquiridas hasta ahora y las que se adquieran hasta la muerte, sean empleadas según la voluntad de la Sma. Virgen, en la conversión de los pecadores o la liberación de las almas del Purgatorio.
¿No es esto amar perfectamente al prójimo? ¿No es esto pertenecer al número de los verdaderos discípulos de Jesucristo, cuyo distintivo es la caridad? ¿No es éste el medio de convertir a los pecadores, sin temor a la vanidad, y librar a las almas del Purgatorio, casi sin hacer otra cosa que lo que cada cual está obligado a hacer conforme a su estado?
172. Para comprender la excelencia de este motivo sería indispensable conocer el gran valor que tiene la conversión de un pecador o la liberación de un alma del Purgatorio: bien infinito, mayor que la creación del cielo y de la tierra, pues se da a un alma la posesión de Dios. De suerte que aun cuando por esta devoción no se sacase en toda la vida más que a un alma del Purgatorio o no se convirtiese más que a un solo pecador. ¿no sería esto motivo suficiente para mover a todo hombre caritativo a optar por ella?
Nótese, además, que nuestras buenas obras, al pasar por las manos de María, reciben un aumento de pureza y, por lo mismo, de mérito y valor satisfactorio e impetratorio. Con lo cual se hace mucho más capaces de aliviar a las almas del Purgatorio y convertir a los pecadores, que si no pasaran por las manos virginales y liberales de María. Lo poquito que damos por medio de la Santísima Virgen, sin voluntad propia y por caridad pura y desinteresada, llega a ser realmente poderoso para aplacar la cólera de Dios y atraer su misericordia. De suerte que una persona que haya sido enteramente fiel a esta práctica encontrará en la hora de la muerte, que ha librado a muchas almas del Purgatorio y convertido a muchos pecadores, por medio de esta devoción, aunque sólo haya realizado las obras de su propio estado ¡Qué gozo en el día del juicio! ¡Qué gloria en la eternidad!
ARTÍCULO VIII
ESTA DEVOCIÓN ES UN MEDIO MARAVILLOSO DE PERSEVERANCIA
173. Octavo motivo. Finalmente, lo que más poderosamente nos induce a abrazar esta devoción a la Sma. Virgen es el reconocer en ella un medio admirable para perseverar en la virtud y ser fieles a Dios ¿Por qué, en efecto, la mayor parte de las conversiones no es permanente? ¿Por qué se recae tan fácilmente en el pecado? ¿Por qué la mayor parte de los justos, en vez de adelantar de virtud en virtud y adquirir nuevas gracias, pierde muchas veces las pocas virtudes y gracias que poseía? Esta desgracia proviene como hemos dicho de que, no obstante estar el hombre tan corrompido y ser tan débil e inconstante, ¡se apoya en sus propias fuerzas y se cree capaz de guardar el tesoro de sus gracias, virtudes y méritos!
Ahora bien, por esta devoción, confiamos a la Virgen fiel todo cuanto poseemos, constituyéndola depositaria universal de todos nuestros bienes, de naturaleza y gracia. Confiamos en su fidelidad, nos apoyamos en su poder y nos fundamos en su misericordia y caridad, para que Ella conserve y aumente nuestras virtudes y méritos, a pesar del demonio, el mundo y la carne, que hacen esfuerzos para arrebatárnoslos. Le decimos como el hijo a su madre y el buen siervo a su señor "¡Guarda el buen depósito!" Madre y Señora, reconozco que por tu intercesión he recibido hasta ahora más gracias de Dios de las que yo merecía. La triste experiencia me enseña que llevo este tesoro en un vaso muy frágil y que soy muy débil y miserable para conservarlo en mí mismo: Yo, pequeño y despreciado como soy.. Recibe, por favor, cuanto posee y consérvamelo con tu fidelidad y tu poder. Si tú me guardas, no perderé nada; si me sostienes, no caeré; si me proteges, estaré seguro ante mis enemigos.
174. San Bernardo dice en términos formales esto mismo para inspirarnos esta práctica: "Cuando Ella te sostiene, no caes; cuando Ella te protege, no temes; cuando Ella te guía, no te fatigas; cuando Ella te es favorable, llegas hasta el puerto de salvación. San Buenaventura parece decir lo mismo en términos más explícitos: Virgo non solum in plenitudinem sanctorum detinetur, sed etiam in plenitudine sanctos detinet, ne plenitudo miniatur; detinet merita ne pereant ; detinet virtutes ne fujiant; detinet gratias ne effluant; detinent daemones ne noceant; detinet Filium ne peccatores percutiat (La Santísima Virgen no solamente se mantiene y conserva a los santos en su plenitud, para que ésta no disminuya, impide que sus virtudes se debiliten, que sus méritos perezcan, que sus gracias se pierdan, que los demonios les hagan daño, que el Señor los castigue cuando pecan. San Buenaventura en Speculo B. V.).
Prácticas Espirituales:
Emplearan todas su oraciones y acciones de piedad en pedir el conocimiento de sí mismos y la contrición de sus pecados; harán todo en espíritu de humildad. Para eso podrán, si quieren, meditar lo que he dicho de nuestro mal fondo y no considerarse durante los seis días de esta semana sino como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes y machos cabríos; o bien estas tres palabras de San Bernardo: Piensa en lo que has sido, simiente pútrida; lo que eres, vaso de estiércol; lo que llegarás a ser, comida de gusanos. Rogarán a Nuestro Señor y a su Santo Espíritu que los ilumine con estas palabras: ¡Señor, que vea! O ¡Señor, que te conozca! O también ¡Ven, Espíritu Santo!, y dirán todas la letanías al Espíritu Santo. Recurrirán a la Santísima Virgen y le pedirán esta gracia grande que debe ser el fundamento de las otras, y para ello dirán todos los días el Ave María Stella y sus letanías.
Oraciones de la Primera Semana:


LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos.


Dios, Padre celestial,


Dios, Hijo, Redentor del mundo,


Dios, Espíritu Santo,


Trinidad Santa, un solo Dios,


Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo


de la creación planeando sobre las aguas,
las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual han


hablado los santos hombres de Dios,


Espíritu cuya unción nos enseña
todas las cosas
Espíritu, que das testimonio de Cristo,


Espíritu de verdad que nos instruís sobre
todas las cosas
Espíritu que sobreviene a María,


Espíritu del Señor que llena todo el orbe,


Espíritu de Dios que habita en nosotros,


Espíritu de sabiduría y de entendimiento,


Espíritu de consejo y de fortaleza,


Espíritu de ciencia y de piedad,


Espíritu de temor del Señor,


Espíritu de gracia y de misericordia,


Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,


Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu de humildad y de castidad,


Espíritu de benignidad y de mansedumbre,


Espíritu de multiforme gracia,


Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios


Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables


Espíritu que descendiste sobre Cristo en
forma de paloma
Espíritu en el cual renacemos,


Espíritu por el cual se difunde la caridad en
nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,


Espíritu que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos apareciste.
Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos


Espíritu que distribuyes (vuestros dones)
a cada uno como quieres,
Sednos propicio, perdónanos, Señor.


Sednos propicio, escúchanos, Señor.




De todo mal,


De todo pecado,


De las tentaciones e insidias del diablo,


De toda presunción y desesperación,


De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,


De la impureza de la mente y del cuerpo,


Del espíritu de fornicación,


De todo espíritu malo,


Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,


Por la Concepción de Jesucristo, hecha por


operación.


Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.


Por tu advenimiento sobre los Discípulos.


En el día del juicio,


Pecadores, te rogamos, óyenos.


Para que, así como vivimos por el espíritu,


obremos también por el espíritu,
Para que, recordando que somos templo


del Espíritu Santo, no lo profanemos,


Para que, viviendo según el espíritu, no


cumplamos los deseos de la carne,


A fin de que por el espíritu mortifiquemos
las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu


Santo de Dios,


Para que seamos solícitos en guardar la


unidad de espíritu en el vínculo de la paz,


Para que no creamos a todo espíritu,


te rogamos, óyenos.


Para que probemos a los espíritus si son de


Dios, te rogamos, óyenos.


Para que te dignes renovar en nosotros el


espíritu de rectitud, re rogamos...


Para que nos confirmes por tu espíritu


soberano, te rogamos, óyenos.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, perdónanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, escúchanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo,ten piedad de nosotros.


Oremos


Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del


Espíritu Santo, que purifique clementemente


nuestros corazones y nos preserve de todo


mal.Por Jesucristo Nuestro Señor.


Así sea.


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,


Augusta Madre de Dios,


Permanentemente Virgen,


Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave


Por la boca de Gabriel,


Ciméntanos en la paz,


Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,


Muestra la luz a los ciegos,


Líbranos de todo mal,


Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;


Reciba por Ti las preces


Quien, nacido por nosotros,


Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,


Entre todas la más dulce,


Líbranos de nuestras culpas,


Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,


Vía segura prepara:


Para que, viendo a Jesús,


Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,


Al sumo Cristo esplendor,


con el Espíritu Santo,


a los Tres un solo honor.


Amén.
LETANÍAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos


Dios, Padre celestial,


ten piedad de nosotros.


Dios Hijo, Redentor del mundo,


ten piedad de nosotros.


Deus, Dios Espíritu Santo,


ten piedad de nosotros.


Santa Trinidad, un solo Dios,


ten piedad de nosotros.


Santa María, ruega por nosotros*


Santa Madre de Dios,


Santa Virgen de las vírgenes,


Madre de Cristo,


Madre de la divina gracia,


Madre purísima,


Madre castísima,


Madre sin tacha,


Madre siempre Virgen,


Madre inmaculada,


Madre amable,


Madre admirable,


Madre del buen consejo,


Madre del Creador,


Madre del Salvador,


Virgen prudentísima,


Virgen venerable,


Virgen digna de alabanza,


Virgen poderosa,


Virgen clemente,


Virgen fiel,


Espejo de justicia,


Trono de Sabiduría,


Causa de nuestra alegría,


Vaso espiritual,


Vaso honorable,


Vaso insigne de devoción,


Rosa mística,


Torre de David,


Torre de marfil,


Casa de oro,


Arca de la Alianza,


Puerta del cielo,


Estrella de la mañana,


Salud de los enfermos,


Refugio de los pecadores,


Consuelo de los afligidos,


Auxilio de los cristianos,


Reina de los Ángeles,


Reina de los Patriarcas,


Reina de los Profetas,


Reina de los Apóstoles,


Reina de los Mártires,


Reina de los Confesores,


Reina de las Vírgenes,


Reina de todos los Santos,


Reina concebida sin pecado original,


Reina asunta a los cielos,


Reina del sacratísimo Rosario,


Reina de la paz.


Cordero de Dios, que quitas los pecados


del mundo, perdónanos, Señor.


Cordero de Dios, que quitas los pecados


del mundo, escúchanos, Señor.


Cordero de Dios, que quitas los pecados


del mundo, ten piedad de nosotros.


Ruega por nosotros santa Madre de Dios,


para que seamos dignos de alcanzar las


promesas de Jesucristo.


Oremos


Concédenos, Señor Dios, a tus siervos, te


lo pedimos, la gracia de gozar perpetua


salud de cuerpo y alma, y por la gloriosa


intercesión de la Bienaventurada siempre


Virgen María, de ser librados de la tristeza
(de la vida) presente y de gozar de la eterna
alegría. Por Cristo Nuestro Señor.


Amén.
*(por cada título a Ntra Señora decir: ruega por nosotros)









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