miércoles, 9 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 17

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
 JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA,
POR LAS MANOS DE MARÍA


San Luis María Grignon de Monfort
(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)


DÍA 17
Consideración del Tratado de la Verdadera Devoción
IV. Esta devoción es un camino seguro.
159. Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino seguro para ir a Jesucristo y adquirir la perfección uniéndonos a Él:
1. Porque esta práctica que yo enseño no es nueva; es tan antigua que, como dice Bordón (Muerto en olor de santidad, doctor en teología y gran arcediano de Evreux, autor de libro titulado: La Santa Esclavitud de la Admirable Madre de Dios y de otras obras, impregnadas todas de una ardiente devoción a la Santísima Virgen) en un libro que ha escrito sobre esta devoción, no se pueden señalar con precisión sus comienzos, es cierto, sin embargo, que desde hace más de 700 años encuéntrense señales de ella en la Iglesia (El Santo Rey Dagoberto II, del siglo VII, se consagraría a sí a la Santísima Virgen en calidad de esclavo, citado por Kronenburg, María´s Heerlijkheid, I, 98. Lo mismo el Papa Juan VII, 701-707, cit. S. A. X, 627).
San Odilón, abad de Cluny, que vivía hacia el año 1040, ha sido uno de los primeros que la ha practicado públicamente en Francia, como se indica en su vida.
El Cardenal Pedro Damiano (Declarado Doctor de la Iglesia por León XII) refiere que en el año 1076, el Beato Marin, su hermano, se hizo esclavo de la Santísima Virgen, en presencia de su director, de un modo muy edificante: pues se puso una cuerda en el cuello, se disciplinó, y puso sobre el altar una suma de dinero como señal de su entrega y consagración a la Santísima Virgen, lo que tan fielmente continuó observando toda su vida, que mereció a su muerte ser visitado y consolado por su buena Dueña, y recibir de su misma boca las promesas del paraíso como recompensa de sus servicios (Cf. S. A. X, 1310 y sig. )
Casareo Bolando (Cesareo d´Heisterbach) hace mención de un ilustre caballero, Vautier de Birback, pariente cercano de los duques de Lovaina, que, alrededor del año 1300, hizo esta consagración de sí mismo a la Santísima Virgen (Cf. S. A. XI, 437 y sig.).
Esta devoción ha sido practicada por muchos particulares hasta el siglo XVIII, en que llegó a ser pública (Cf. Místicos Franciscanos , Ed. B. A. C. Madrid. En Quito, Perú, a raíz de la erupción del volcán Pichincha, cuanta el R. P. Vargas Ugarte, en su Historia del Culto a María en Ibero América y de sus Imágenes y Santuarios más celebrados, que “Acudió el pueblo a su único refugio: la Virgen de la Merced. El 27 de octubre de 1660 se llevó solemnemente el Santísimo a la Catedral a la iglesia de los Mercedarios y una vez en el templo la Real Audiencia juró, sobre los evangelios, y en manos del Obispo que todos sus miembros se reconocían por esclavos de Nuestra Señora”, pág. 462. Edic. Huarpes, Buenos Aires, 1947).
160. El Padre Simón Rojas, de la Orden de la Trinidad Redención de Cautivos, predicador en la corte de Felipe III, puso en boga esta devoción por toda España y Alemania y obtuvo de Gregorio XV, a instancias del mismo rey, grandes indulgencias para quienes la practicasen. El P. Bartolomé de los Ríos, agustino, se dedicó con el Beato Simón Rojas, íntimo amigo suyo, a extender de palabra y por escrito esta devoción en España y Alemania. Escribió un grueso volumen, titulado De Hierachia Mariana, en él trata con tanta piedad como erudición de la antigüedad, excelencia y solidez de esta devoción.
Los Padres Teatinos propagaron esta devoción en Italia, Sicilia y Saboya, durante el último siglo.
El R. P. Estanislao Falacio, S.J., la dio a conocer maravillosamente en Polonia.
El P. de los Ríos, en su libro antes citado, consigna los nombres de los príncipes, princesas y cardenales de diferentes naciones que abrazaron esta devoción.
El R. P. Cornelio Alápide, tan recomendable por su piedad como por su ciencia profunda, recibió de muchos obispos y teólogos el encargo de examinar esta devoción. Después de examinarla maduramente, hizo de ella grandes alabanzas dignas de su piedad. Muchos otros grandes personajes siguieron su ejemplo.
Los RR. PP. Jesuitas, siempre celosos en el servicio de la Sma. Virgen, presentaron en nombre de los Congregantes de Colonia un opúsculo sobre la santa Esclavitud, al duque Fernando de Baviera arzobispo entonces de Colonia. Este lo aprobó y permitió imprimirlo y exhortó a todos los párrocos y religiosos de sus diócesis a difundir en la medida de lo posible esta sólida devoción.
162. El cardenal de Bérulle, cuya memoria bendice toda Francia, fue uno de los más celosos en propagar por Francia esta devoción, a pesar de todas las calumnias y persecuciones que le levantaron los críticos y libertinos. Estos le acusaron de novedad y superstición y publicaron contra él un folleto difamatorio, sirviéndose o más bien el demonio se sirvió por medio de ellos de mil argucias para impedirle divulgar en Francia esta devoción. Pero este santo varón respondió a las calumnias con su paciencia y a las objeciones del libelo con un breve escrito en que las refutó victoriosamente, demostrando que esta práctica que funda en el ejemplo de Jesucristo, las obligaciones que tenemos para con El y las promesas del santo Bautismo. Particularmente con esta última razón cerró la boca a sus adversarios, haciéndoles ver que esta consagración a la Sma. Virgen y por medio de Ella a Jesucristo no es más que una perfecta renovación de los votos y promesas del Bautismo. Añade muchas y muy hermosas cosas sobre esta devoción, que pueden leerse en sus obras.
163. En el citado libro de M. Boudon pueden verse los nombres de los diferentes Papas que han aprobado esta devoción, de los teólogos que la han examinado, las persecuciones suscitadas contra ella y sobre las cuales ha triunfado y los millares de personas que la han abrazado sin que jamás ningún Papa la haya condenado. Y es que no se la podría condenar sin trastornar los fundamentos del cristianismo.
Consta, pues, que esta devoción no es nueva. Y si no es común se debe a que es demasiado preciosa para ser saboreada y practicada por toda clase de personas.
164. 2) Esta devoción es un medio seguro para ir a Jesucristo. Efectivamente el oficio de la Sma. Virgen en conducirnos con toda seguridad a Jesucristo, así como el de Este es llevarnos al Padre con toda seguridad. No se engañen, pues, las personas espirituales creyendo falsamente que María les impida llegar a la unión con Dios. Porque, ¿será posible que la que halló gracia delante de Dios para todo el mundo en general y para cada uno en particular, estorbe a las almas alcanzar la inestimable gracia de la unión con Jesucristo? ¿Será posible que la que fue total y sobreabundantemente llena de gracia y tan unida y transformada en Dios que lo obligó a encarnarse en Ella, impida al alma vivir unida a Dios? Ciertamente que la vista de las otras creaturas, aunque santas, podrá en ocasiones retardar la unión divina, pero no María como he dicho y no me cansaré de repetirlo.
Una de las razones que explican porqué son tan pocas las almas que llegan a la madurez en Jesucristo, es que María que ahora como siempre es la Madre de Cristo y la Esposa fecunda del Espíritu Santo no está bastante formada en los corazones. Quien desee tener el fruto maduro y bien formado, debe tener el árbol que lo produce. Quien desee tener el fruto de vida Jesucristo debe tener el árbol de la vida Jesucristo debe tener el árbol de la vida, que es María. Quien desee tener en sí la operación del Espíritu Santo, debe tener a su Esposa fiel e inseparable, la excelsa María, que le hace fértil y fecundo, como hemos dicho antes.
165. Persuádate, pues, de que cuanto más busques a María en tus oraciones, contemplaciones, acciones y padecimientos si no de manera clara y explícita, al menos con mirada general e implícita más perfectamente hallarás a Jesucristo, que está siempre en María, grande y poderoso, dinámico e incomprensible, como no lo está en el cielo ni en ninguna otra creatura del universo.
Así, la excelsa María, toda transformada en Dios lejos de obstaculizar a los perfectos la llegada a la unión con Dios es la creatura que nos ayuda más eficazmente en obra tan importante. Y esto, en forma que no ha habido ni habrá jamás otra igual a Ella, ya por las gracias que para ello nos alcanza pues como dice un Santo, "nadie se llena del pensamiento de Dios sino por Ella; ya por las ilusiones y engaños del maligno espíritu, de las que Ella nos librará.
166. Donde está María no pude estar el espíritu maligno. Precisamente una de las señales de que somos gobernados por el buen espíritu es el ser muy devotos de la Sma. Virgen, pensar y hablar frecuentemente de Ella. Así piensa San Germán quien añade que así como la respiración es señal cierta de que el cuerpo no está muerto, del mismo modo el pensar con frecuencia en María e invocarla amorosamente es señal cierta de que el alma no está muerta por el pecado.
167. Siendo así que según dicen la iglesia y el Espíritu Santo que la dirige María sola ha dado muerte a todas las herejías por más que los críticos murmuren jamás un fiel devoto de María caerá en herejía o ilusión, al menos formales. Podrá, tal vez, aunque más difícilmente que los otros errar materialmente, tomar la mentira por verdad y el mal espíritu por bueno... pero, tarde o temprano, conocerá su falta y error material y, cuando lo conozca, no se obstinará en creer y defender lo que había tenido como verdadero.
168. Cualquiera, pues, que desee avanzar, sin temor a ilusiones cosa ordinaria entre personas de oración por los caminos de la santidad y hallar con seguridad y perfección a Jesucristo, debe abrazar de todo corazón, con ánimo generoso y resuelto, esta devoción a la Sma. Virgen que tal vez no haya conocido todavía y que yo le enseño ahora: "Les voy a mostrar un camino más excelente". Es el camino abierto por Jesucristo, la Sabiduría encarnada, nuestra única Cabeza. El miembro de esta Cabeza que avanza por dicho camino no puede extraviarse.
Que entre, entonces, por este camino fácil, a causa de la plenitud de la gracia y unción del Espíritu Santo que lo llena: nadie se cansa ni retrocede, si camina por él. Es camino corto, que en breve nos lleva a Jesucristo. Es camino perfecto, sin lodo ni polvo ni fealdad de pecado. Es, finalmente, camino seguro, que de manera directa y segura, sin desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda, nos conduce a Jesucristo y a la vida eterna.
Entremos, pues, por este camino y avancemos por él, día y noche, hasta la plena madurez en Jesucristo (Cf.Ephes IV, 13)
Prácticas Espirituales:
Emplearan todas su oraciones y acciones de piedad en pedir el conocimiento de sí mismos y la contrición de sus pecados; harán todo en espíritu de humildad. Para eso podrán, si quieren, meditar lo que he dicho de nuestro mal fondo y no considerarse durante los seis días de esta semana sino como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes y machos cabríos; o bien estas tres palabras de San Bernardo: Piensa en lo que has sido, simiente pútrida; lo que eres, vaso de estiércol; lo que llegarás a ser, comida de gusanos. Rogarán a Nuestro Señor y a su Santo Espíritu que los ilumine con estas palabras: ¡Señor, que vea! O ¡Señor, que te conozca! O también ¡Ven, Espíritu Santo!, y dirán todas la letanías al Espíritu Santo. Recurrirán a la Santísima Virgen y le pedirán esta gracia grande que debe ser el fundamento de las otras, y para ello dirán todos los días el Ave María Stella y sus letanías.
Oraciones de la Primera Semana:


LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos.


Dios, Padre celestial,


Dios, Hijo, Redentor del mundo,


Dios, Espíritu Santo,


Trinidad Santa, un solo Dios,


Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo


de la creación planeando sobre las aguas,
las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual han


hablado los santos hombres de Dios,


Espíritu cuya unción nos enseña
todas las cosas
Espíritu, que das testimonio de Cristo,


Espíritu de verdad que nos instruís sobre
todas las cosas
Espíritu que sobreviene a María,


Espíritu del Señor que llena todo el orbe,


Espíritu de Dios que habita en nosotros,


Espíritu de sabiduría y de entendimiento,


Espíritu de consejo y de fortaleza,


Espíritu de ciencia y de piedad,


Espíritu de temor del Señor,


Espíritu de gracia y de misericordia,


Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,


Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu de humildad y de castidad,


Espíritu de benignidad y de mansedumbre,


Espíritu de multiforme gracia,


Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios


Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables


Espíritu que descendiste sobre Cristo en
forma de paloma
Espíritu en el cual renacemos,


Espíritu por el cual se difunde la caridad en
nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,


Espíritu que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos apareciste.
Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos


Espíritu que distribuyes (vuestros dones)
a cada uno como quieres,
Sednos propicio, perdónanos, Señor.


Sednos propicio, escúchanos, Señor.




De todo mal,


De todo pecado,


De las tentaciones e insidias del diablo,


De toda presunción y desesperación,


De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,


De la impureza de la mente y del cuerpo,


Del espíritu de fornicación,


De todo espíritu malo,


Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,


Por la Concepción de Jesucristo, hecha por


operación.


Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.


Por tu advenimiento sobre los Discípulos.


En el día del juicio,


Pecadores, te rogamos, óyenos.


Para que, así como vivimos por el espíritu,


obremos también por el espíritu,
Para que, recordando que somos templo


del Espíritu Santo, no lo profanemos,


Para que, viviendo según el espíritu, no


cumplamos los deseos de la carne,


A fin de que por el espíritu mortifiquemos
las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu


Santo de Dios,


Para que seamos solícitos en guardar la


unidad de espíritu en el vínculo de la paz,


Para que no creamos a todo espíritu,


te rogamos, óyenos.


Para que probemos a los espíritus si son de


Dios, te rogamos, óyenos.


Para que te dignes renovar en nosotros el


espíritu de rectitud, re rogamos...


Para que nos confirmes por tu espíritu


soberano, te rogamos, óyenos.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, perdónanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, escúchanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo,ten piedad de nosotros.


Oremos


Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del


Espíritu Santo, que purifique clementemente


nuestros corazones y nos preserve de todo


mal.Por Jesucristo Nuestro Señor.


Así sea.


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,


Augusta Madre de Dios,


Permanentemente Virgen,


Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave


Por la boca de Gabriel,


Ciméntanos en la paz,


Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,


Muestra la luz a los ciegos,


Líbranos de todo mal,


Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;


Reciba por Ti las preces


Quien, nacido por nosotros,


Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,


Entre todas la más dulce,


Líbranos de nuestras culpas,


Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,


Vía segura prepara:


Para que, viendo a Jesús,


Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,


Al sumo Cristo esplendor,


con el Espíritu Santo,


a los Tres un solo honor.


Amén.
LETANÍAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos


Dios, Padre celestial,


ten piedad de nosotros.


Dios Hijo, Redentor del mundo,


ten piedad de nosotros.


Deus, Dios Espíritu Santo,


ten piedad de nosotros.


Santa Trinidad, un solo Dios,


ten piedad de nosotros.


Santa María, ruega por nosotros*


Santa Madre de Dios,


Santa Virgen de las vírgenes,


Madre de Cristo,


Madre de la divina gracia,


Madre purísima,


Madre castísima,


Madre sin tacha,


Madre siempre Virgen,


Madre inmaculada,


Madre amable,


Madre admirable,


Madre del buen consejo,


Madre del Creador,


Madre del Salvador,


Virgen prudentísima,


Virgen venerable,


Virgen digna de alabanza,


Virgen poderosa,


Virgen clemente,


Virgen fiel,


Espejo de justicia,


Trono de Sabiduría,


Causa de nuestra alegría,


Vaso espiritual,


Vaso honorable,


Vaso insigne de devoción,


Rosa mística,


Torre de David,


Torre de marfil,


Casa de oro,


Arca de la Alianza,


Puerta del cielo,


Estrella de la mañana,


Salud de los enfermos,


Refugio de los pecadores,


Consuelo de los afligidos,


Auxilio de los cristianos,


Reina de los Ángeles,


Reina de los Patriarcas,


Reina de los Profetas,


Reina de los Apóstoles,


Reina de los Mártires,


Reina de los Confesores,


Reina de las Vírgenes,


Reina de todos los Santos,


Reina concebida sin pecado original,


Reina asunta a los cielos,


Reina del sacratísimo Rosario,


Reina de la paz.


Cordero de Dios, que quitas los pecados


del mundo, perdónanos, Señor.


Cordero de Dios, que quitas los pecados


del mundo, escúchanos, Señor.


Cordero de Dios, que quitas los pecados


del mundo, ten piedad de nosotros.


Ruega por nosotros santa Madre de Dios,


para que seamos dignos de alcanzar las


promesas de Jesucristo.


Oremos


Concédenos, Señor Dios, a tus siervos, te


lo pedimos, la gracia de gozar perpetua


salud de cuerpo y alma, y por la gloriosa


intercesión de la Bienaventurada siempre
Virgen María, de ser librados de la tristeza
(de la vida) presente y de gozar de la eterna
alegría. Por Cristo Nuestro Señor.


Amén.
*(por cada título a Ntra Señora decir: ruega por nosotros)











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