PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA,
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
DÍA
11
Consideración
del Tratado de la Verdadera Devoción
Necesidad
de la Devoción a la Santísima Virgen
5º)
Los
devotos inconstantes
101.
Los devotos inconstantes
son
aquellos que son devotos a la Santísima Virgen por intervalos y por
arranques; ora son fervientes y ora tibios, ora parecen dispuestos a
hacer todo por su servicio, y luego, poco después, ya no son los
mismos. Abrazarán desde luego todas las devociones de la Santísima
Virgen; entrarán en sus cofradías, y después no practicarán sus
reglas con fidelidad; cambian como la luna (La luna, a causa de sus
variaciones, a menudo es tomada, por los antiguos autores místicos,
como símbolo de los cambios del alma inconstante. Cf. Eccli. XXVII,
12; San Bernardo, Sermo
super Signum magnum, n.
3), y María los pone bajo sus pies, con la media luna, porque son
cambiantes e indignos de ser contados entre los servidores de esta
Virgen fiel, que tienen por patrimonio la fidelidad y la constancia.
Mas vale hacer poco de eso con amor y fidelidad a pesar del mundo,
del diablo y de la carne.
6º)
Los
devotos hipócritas
102.
Hay también falsos devotos de la Santísima Virgen, que son devotos
hipócritas,
que
cubren sus pecados y sus malos hábitos bajo el manto de esta Virgen
fiel, a fin de pasar a los ojos de los hombres por lo que no son.
7º)
Los
devotos interesados
103.
También hay devotos interesados,
que
no recurren a la Santísima Virgen sino para ganar algún pleito,
para evitar algún peligro, para sanar de una enfermedad, o para
cualquiera otra necesidad de esta laya, sin lo cual la olvidarán;
tanto unos como otros son falsos devotos que no tienen crédito ante
Dios ni su Santa Madre.
104.
Tengamos, pues, mucho cuidado de no ser del número de los devotos
críticos,
que
nada creen y critican todo; de los devotos escrupulosos,
que
temen ser demasiado devotos de la Santísima Virgen, por respeto a
Jesucristo; de los devotos exteriores,
de
los devotos presuntuosos,
que
so pretexto de su falsa devoción a la Santísima Virgen, se sumen en
sus pecados; de los devotos inconstantes,
que,
por ligereza, cambian sus prácticas de devoción, o las abandonan
enteramente a la menor tentación; de los devotos hipócritas,
que
se meten en las cofradías y llevan las libreas de la Santísima
Virgen a fin de pasar por buenos; y, en fin, de los devotos
interesados,
que
no recurren a la Santísima Virgen sino para ser librados de males
del cuerpo u obtener bienes temporales.
II.
La verdadera devoción a la Santísima Virgen
105.
Después de haber descubierto y condenado las falsas devociones a la
Santísima Virgen, es menester establecer en pocas palabras la
verdadera, que es: 1º interior,
2º
tierna,
3º
santa,
4º
constante
y 5º
desinteresada.
I.
La verdadera devoción es interior
106. 1º)
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior,
es
decir, parte del espíritu y del corazón, proviene de la estima que
se hace de la Santísima Virgen, de la alta idea que se ha formado de
sus grandezas, y del amor que se le tiene.
II.
La verdadera devoción es tierna
107. 2º)
Es tierna,
es
decir, llena de confianza en la Santísima Virgen como de un niño en
su buena madre. Hace que un alma recurra a Ella en todas sus
necesidades de cuerpo y espíritu; con mucha simplicidad, confianza y
ternura; implore laayuda de su buena Madre en todo tiempo, en todo
lugar y en toda cosa; en sus dudas, para que se las aclare; en sus
extravíos, para ser enderazada; en sus tentaciones, para ser
sostenida; en sus debilidades, para ser fortificada; en sus caídas,
para ser levantada; en sus desalientos, para ser animada; en sus
escrúpulos, para ser librada de ellos; en sus cruces, trabajos y
reveses de la vida, para ser consolada. En fin, en todos sus males de
cuerpo y de espíritu, María es su recurso ordinario, sin temor de
importunar a esta buena madre y de desagradar a Jesucristo.
III.
La verdadera devoción es santa
108. 3º)
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa,
es
decir, que lleva a un alma a evitar el pecado y a imitar las virtudes
de la Santísima Virgen, particularmente su humildad profunda, su fe
viva, su ciega obediencia, su oración continua, su mortificación
universal, su pureza divina, su ardiente caridad, su paciencia
heroica, su angélica dulzura y su sabiduría divina. Estas son las
diez principales virtudes de la Santísima Virgen.
IV.
La verdadera devoción es constante
109. 4º)
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante,
afirma
a un alma en el bien, y la lleva a no dejar fácilmente sus prácticas
de devoción; la hace animosa para oponerse al mundo, en sus modas y
máximas, a la carne, en sus fastifios y sus pasiones, y al diablo,
en sus tentaciones; de suerte que una persona verdaderamente devota
de la Santísima Virgen no es mudable, melancólica, escrupulosa, ni
medrosa. Esto no quiere decir que no caiga y que no cambien alguna
vez en la sensibilidad
(Se
subraya sensibilidad, pues parece que el Santo después de esta
palabra ha puesto un signo de admiración) de su devoción, pero si
cae, se vuelve a levantar tendiendo la mano a su buena Madre; si le
acaece estar sin gusto ni devoción sensible, no se inquieta por
ello: pues el justo y el devoto fiel de María vive de la fe (Hebr.
X, 38, Rom. 1, 17. Gál. III, 1) de Jesús y de María, y no de lo
que siente el cuerpo.
V.
La verdadera devoción es desinteresada
110. 5º)
En fin, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es
desinteresada,
es
decir, que ella inspira a una alma a no buscarse [a sí misma] (Entre
corchetes “a sí misma” no está en el manuscrito) sino a Dios
solo en
su Santa Madre. Un verdadero devoto de María no sirve a esta augusta
Reina por espíritu de lucro y de interés, ni para su bien temporal
ni eterno, corporal ni espiritual, sino únicamente porque Ella
merece ser servida y Dios
solo en
Ella; no ama a María precisamente porque le beneficia, o porque eso
espera de Ella, sino porque Ella es amable. Por lo cual la ama y la
sirve fielmente en los disgutos y sequedades, como en las dulzuras
yfervores sensibles; la ama tanto en el Calvario como en las bodas de
Caná. ¡Oh! ¡Cuán agradable y precioso a los ojos de Dios y de su
Santa Madre es un devoto tal de la Santísima Virgen, que no se busca
en nada en los servicios que le presta! ¡Pero cuán raro es ahora! A
fin de que no sea mas tan raro, he tomado la pluma para escribir en
el papel lo que he enseñado con fruto en público y en privado en
mis misiones, durante muchos años.
111.
Ya he dicho muchas cosas de la Santísima Virgen; pero aún tengo mas
para decir, y omitiré todavía infinitamente mas, sea por
ignorancia, insuficiencia, o falta de tiempo, en el designio que
tengo de formar un verdadero devoto de María y un verdadero
discípulo de Jesucrito.
112.
¡Oh, cuán bien habría empleado mi afán, si este pequeño escrito,
cayendo en las manos de un alma bien nacida, nacida de Dios y de
María, y no de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la
voluntad delhombre (Juan 1, 13), le descubriese e inspirase, por la
gracia del Espíritu Santo, la excelencia y el precio de la verdadera
y sólida devoción a la Santísima Virgen, que voy al presente a
describir! Si supiese yo que mi sangre criminal pudiese servir para
hacer entrar en el corazón las verdades que escribo en honor de mi
querida Madre y Soberana Señora, de quien soy el último de los
hijos y esclavos, en lugar de tinta, me serviría de ella para trazar
estos caracteres en la esperanza que abrigo de encontrar almas buenas
que, por su esperanza que abrigo de encontrar almas buenas que, por
su fidelidad a la práctica que enseño, resarzan a mi querida Madre
y Señora de las pérdidas que ha sufrido por mi ingratitud e
infidelidad.
113.
Mas que nunca me siento animado a creer y a esperar todo lo que tengo
profundamente grabado en el corazón, y que pido a Dios desde hace
muchos años, a saber: que tarde o temprano la Santísima Virgen
tendrá mas hijos, servidores y esclavos de amor que nunca (Nótese
la asociación de estos dos términos: hijo
y esclavo. La
misma aproximación ha sido hecha por el Catecismo del Concilio de
Trento (parte 1, cap. 3, De
secundo symboli artículo, in
fine), y que, por este medio, Jesucristo, mi querido Dueño, reinará
en los corazones mas que nunca.
114.
Preveo muchas bestias convulsas que vienen furiosas para desgarrar
con sus dientes diabólicos este pequeño escrito y a aquel de quien
el Espíritu Santo se ha servido para escribirlo, o por lo menos para
envolverlo en las tinieblas y el silencio de n cofre, a fin de que no
aparezca; atacarán y perseguirán aún a aquellos y a aquellas que
lo lean y lo lleven a la práctica (Esta prediccón se ha realizado
al pie de la letra. En todo el curso del siglo XVIII, los hijos de
Monfort fueron objeto de los ataques de los jansenistas, a causa de
su celo por esta devoción; y el precioso manuscrito, escondido
durante las revueltas de la revolución francesa, fue encontrado
recién el 22 de abril de 1842 por el R. P. Pedro Rautureau. “Nótese
que por una especie de Providencia, aunque todas las hojas del
manuscrito estuviesen separadas unas de otras, todas sin embargo
estaban en su lugar y bien conservadas”. El manuscrito ha sido
conservado con piadosa veneración. Ha sido fotografiado por entero,
una de estas copias fascimilares impresas ha sido tenida a la vista y
seguida fielmente, en cuanto nuestra capacidad lo ha permitido, para
hacer la traducción que hoy se entrega a los devotos de María. El
superior General R. P. Dalin, en el momento del descubrimiento del
manuscrito, reconoció la escritura que conocía perfectamente por
haber estudiado los otros del Santo. Además fue enviada al obispo de
LuÇon quien con sus expertos, por comisión apostólica, lo
reconoció bajo juramento y lo remitió a Roma ese mismo año de
1842, y la Santa Sede, por decreto del 7 de mayo de 1853, lo recibía
como absolutamente auténtico. (Datos tomados de la introducción a
la Edición fototípica, Roma 1942). Pero, ¿importa? ¡Al contrario,
tanto mejor! ¡Esta perspectiva me anima y me hace esperar un gran
éxito, es decir, un gran escuadrón de bravos y valientes soldados
de Jesús y de María, de uno y otro sexo, para combatir al mundo, al
diablo y a la naturaleza corrompida, en los peligrosos tiempos que
van a llegar mas que nunca! Qui
legit, intelligat (Mat.
XXIV, 15: “Quien lee, entienda”). Qui
potesst capere, capiat Mat.
XIX, 12: “Quien puede comprender, comprenda”).
12
DÍAS PRELIMINARES
Empleados
en vaciarse del espíritu del mundo
Prácticas
Espirituales
Quienes
deseen abrazar esta devoción particular emplearán doce días por lo
menos en vaciarse del espíritu del mundo contrario al de Jesucristo
y para ello rezarán las siguientes oraciones:
VEN
ESPÍRITU CREADOR
Ven
Espíritu Creador,
Visita
el alma de los tuyos,
Llena
de suprema gracia
Los
corazones que creaste.
Tú,
llamado: Consolador,
Don
de Dios Altísimo,
Fuente
viva, fuego, caridad,
Y
espiritual unción.
Tú,
regalo de siete dones,
Dedo
de la diestra Paterna,
Tú,
prometido formal del Padre,
Que
enriqueces con elocuencia
Nuestros
labios.
Enciende
luz a los sentidos,
Infunde
amor a los corazones,
Con
tu fuerza perpetua
Sostén
nuestra debilidad.
Arroja
muy lejos al enemigo,
Y
danos pronto la paz;
Ante
nosotros marcha como guía,
Para
que evitemos todo mal.
Sepamos
por Ti del Padre,
Y
conozcamos al Hijo,
Y
a Ti, Espíritu de ambos,
Creamos
en todo tiempo.
¡Gloria
a Dios Padre,
Y
al Hijo, que resucitó de entre
los
muertos,
Y
al Paráclito,
Por
los siglos de los siglos.
Amén
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
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