jueves, 3 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - Día 11

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA,
POR LAS MANOS DE MARÍA


San Luis María Grignon de Monfort
(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)
DÍA 11
Consideración del Tratado de la Verdadera Devoción


Necesidad de la Devoción a la Santísima Virgen
5º) Los devotos inconstantes
101. Los devotos inconstantes son aquellos que son devotos a la Santísima Virgen por intervalos y por arranques; ora son fervientes y ora tibios, ora parecen dispuestos a hacer todo por su servicio, y luego, poco después, ya no son los mismos. Abrazarán desde luego todas las devociones de la Santísima Virgen; entrarán en sus cofradías, y después no practicarán sus reglas con fidelidad; cambian como la luna (La luna, a causa de sus variaciones, a menudo es tomada, por los antiguos autores místicos, como símbolo de los cambios del alma inconstante. Cf. Eccli. XXVII, 12; San Bernardo, Sermo super Signum magnum, n. 3), y María los pone bajo sus pies, con la media luna, porque son cambiantes e indignos de ser contados entre los servidores de esta Virgen fiel, que tienen por patrimonio la fidelidad y la constancia. Mas vale hacer poco de eso con amor y fidelidad a pesar del mundo, del diablo y de la carne.
6º) Los devotos hipócritas
102. Hay también falsos devotos de la Santísima Virgen, que son devotos hipócritas, que cubren sus pecados y sus malos hábitos bajo el manto de esta Virgen fiel, a fin de pasar a los ojos de los hombres por lo que no son.
7º) Los devotos interesados
103. También hay devotos interesados, que no recurren a la Santísima Virgen sino para ganar algún pleito, para evitar algún peligro, para sanar de una enfermedad, o para cualquiera otra necesidad de esta laya, sin lo cual la olvidarán; tanto unos como otros son falsos devotos que no tienen crédito ante Dios ni su Santa Madre.
104. Tengamos, pues, mucho cuidado de no ser del número de los devotos críticos, que nada creen y critican todo; de los devotos escrupulosos, que temen ser demasiado devotos de la Santísima Virgen, por respeto a Jesucristo; de los devotos exteriores, de los devotos presuntuosos, que so pretexto de su falsa devoción a la Santísima Virgen, se sumen en sus pecados; de los devotos inconstantes, que, por ligereza, cambian sus prácticas de devoción, o las abandonan enteramente a la menor tentación; de los devotos hipócritas, que se meten en las cofradías y llevan las libreas de la Santísima Virgen a fin de pasar por buenos; y, en fin, de los devotos interesados, que no recurren a la Santísima Virgen sino para ser librados de males del cuerpo u obtener bienes temporales.
II. La verdadera devoción a la Santísima Virgen
105. Después de haber descubierto y condenado las falsas devociones a la Santísima Virgen, es menester establecer en pocas palabras la verdadera, que es: 1º interior, tierna, santa, constante y desinteresada.
I. La verdadera devoción es interior
106. 1º) La verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior, es decir, parte del espíritu y del corazón, proviene de la estima que se hace de la Santísima Virgen, de la alta idea que se ha formado de sus grandezas, y del amor que se le tiene.
II. La verdadera devoción es tierna
107. 2º) Es tierna, es decir, llena de confianza en la Santísima Virgen como de un niño en su buena madre. Hace que un alma recurra a Ella en todas sus necesidades de cuerpo y espíritu; con mucha simplicidad, confianza y ternura; implore laayuda de su buena Madre en todo tiempo, en todo lugar y en toda cosa; en sus dudas, para que se las aclare; en sus extravíos, para ser enderazada; en sus tentaciones, para ser sostenida; en sus debilidades, para ser fortificada; en sus caídas, para ser levantada; en sus desalientos, para ser animada; en sus escrúpulos, para ser librada de ellos; en sus cruces, trabajos y reveses de la vida, para ser consolada. En fin, en todos sus males de cuerpo y de espíritu, María es su recurso ordinario, sin temor de importunar a esta buena madre y de desagradar a Jesucristo.
III. La verdadera devoción es santa
108. 3º) La verdadera devoción a la Santísima Virgen es santa, es decir, que lleva a un alma a evitar el pecado y a imitar las virtudes de la Santísima Virgen, particularmente su humildad profunda, su fe viva, su ciega obediencia, su oración continua, su mortificación universal, su pureza divina, su ardiente caridad, su paciencia heroica, su angélica dulzura y su sabiduría divina. Estas son las diez principales virtudes de la Santísima Virgen.
IV. La verdadera devoción es constante
109. 4º) La verdadera devoción a la Santísima Virgen es constante, afirma a un alma en el bien, y la lleva a no dejar fácilmente sus prácticas de devoción; la hace animosa para oponerse al mundo, en sus modas y máximas, a la carne, en sus fastifios y sus pasiones, y al diablo, en sus tentaciones; de suerte que una persona verdaderamente devota de la Santísima Virgen no es mudable, melancólica, escrupulosa, ni medrosa. Esto no quiere decir que no caiga y que no cambien alguna vez en la sensibilidad (Se subraya sensibilidad, pues parece que el Santo después de esta palabra ha puesto un signo de admiración) de su devoción, pero si cae, se vuelve a levantar tendiendo la mano a su buena Madre; si le acaece estar sin gusto ni devoción sensible, no se inquieta por ello: pues el justo y el devoto fiel de María vive de la fe (Hebr. X, 38, Rom. 1, 17. Gál. III, 1) de Jesús y de María, y no de lo que siente el cuerpo.
V. La verdadera devoción es desinteresada
110. 5º) En fin, la verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada, es decir, que ella inspira a una alma a no buscarse [a sí misma] (Entre corchetes “a sí misma” no está en el manuscrito) sino a Dios solo en su Santa Madre. Un verdadero devoto de María no sirve a esta augusta Reina por espíritu de lucro y de interés, ni para su bien temporal ni eterno, corporal ni espiritual, sino únicamente porque Ella merece ser servida y Dios solo en Ella; no ama a María precisamente porque le beneficia, o porque eso espera de Ella, sino porque Ella es amable. Por lo cual la ama y la sirve fielmente en los disgutos y sequedades, como en las dulzuras yfervores sensibles; la ama tanto en el Calvario como en las bodas de Caná. ¡Oh! ¡Cuán agradable y precioso a los ojos de Dios y de su Santa Madre es un devoto tal de la Santísima Virgen, que no se busca en nada en los servicios que le presta! ¡Pero cuán raro es ahora! A fin de que no sea mas tan raro, he tomado la pluma para escribir en el papel lo que he enseñado con fruto en público y en privado en mis misiones, durante muchos años.
111. Ya he dicho muchas cosas de la Santísima Virgen; pero aún tengo mas para decir, y omitiré todavía infinitamente mas, sea por ignorancia, insuficiencia, o falta de tiempo, en el designio que tengo de formar un verdadero devoto de María y un verdadero discípulo de Jesucrito.
112. ¡Oh, cuán bien habría empleado mi afán, si este pequeño escrito, cayendo en las manos de un alma bien nacida, nacida de Dios y de María, y no de la sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad delhombre (Juan 1, 13), le descubriese e inspirase, por la gracia del Espíritu Santo, la excelencia y el precio de la verdadera y sólida devoción a la Santísima Virgen, que voy al presente a describir! Si supiese yo que mi sangre criminal pudiese servir para hacer entrar en el corazón las verdades que escribo en honor de mi querida Madre y Soberana Señora, de quien soy el último de los hijos y esclavos, en lugar de tinta, me serviría de ella para trazar estos caracteres en la esperanza que abrigo de encontrar almas buenas que, por su esperanza que abrigo de encontrar almas buenas que, por su fidelidad a la práctica que enseño, resarzan a mi querida Madre y Señora de las pérdidas que ha sufrido por mi ingratitud e infidelidad.
113. Mas que nunca me siento animado a creer y a esperar todo lo que tengo profundamente grabado en el corazón, y que pido a Dios desde hace muchos años, a saber: que tarde o temprano la Santísima Virgen tendrá mas hijos, servidores y esclavos de amor que nunca (Nótese la asociación de estos dos términos: hijo y esclavo. La misma aproximación ha sido hecha por el Catecismo del Concilio de Trento (parte 1, cap. 3, De secundo symboli artículo, in fine), y que, por este medio, Jesucristo, mi querido Dueño, reinará en los corazones mas que nunca.
114. Preveo muchas bestias convulsas que vienen furiosas para desgarrar con sus dientes diabólicos este pequeño escrito y a aquel de quien el Espíritu Santo se ha servido para escribirlo, o por lo menos para envolverlo en las tinieblas y el silencio de n cofre, a fin de que no aparezca; atacarán y perseguirán aún a aquellos y a aquellas que lo lean y lo lleven a la práctica (Esta prediccón se ha realizado al pie de la letra. En todo el curso del siglo XVIII, los hijos de Monfort fueron objeto de los ataques de los jansenistas, a causa de su celo por esta devoción; y el precioso manuscrito, escondido durante las revueltas de la revolución francesa, fue encontrado recién el 22 de abril de 1842 por el R. P. Pedro Rautureau. “Nótese que por una especie de Providencia, aunque todas las hojas del manuscrito estuviesen separadas unas de otras, todas sin embargo estaban en su lugar y bien conservadas”. El manuscrito ha sido conservado con piadosa veneración. Ha sido fotografiado por entero, una de estas copias fascimilares impresas ha sido tenida a la vista y seguida fielmente, en cuanto nuestra capacidad lo ha permitido, para hacer la traducción que hoy se entrega a los devotos de María. El superior General R. P. Dalin, en el momento del descubrimiento del manuscrito, reconoció la escritura que conocía perfectamente por haber estudiado los otros del Santo. Además fue enviada al obispo de LuÇon quien con sus expertos, por comisión apostólica, lo reconoció bajo juramento y lo remitió a Roma ese mismo año de 1842, y la Santa Sede, por decreto del 7 de mayo de 1853, lo recibía como absolutamente auténtico. (Datos tomados de la introducción a la Edición fototípica, Roma 1942). Pero, ¿importa? ¡Al contrario, tanto mejor! ¡Esta perspectiva me anima y me hace esperar un gran éxito, es decir, un gran escuadrón de bravos y valientes soldados de Jesús y de María, de uno y otro sexo, para combatir al mundo, al diablo y a la naturaleza corrompida, en los peligrosos tiempos que van a llegar mas que nunca! Qui legit, intelligat (Mat. XXIV, 15: “Quien lee, entienda”). Qui potesst capere, capiat Mat. XIX, 12: “Quien puede comprender, comprenda”).




12 DÍAS PRELIMINARES
Empleados en vaciarse del espíritu del mundo
Prácticas Espirituales
Quienes deseen abrazar esta devoción particular emplearán doce días por lo menos en vaciarse del espíritu del mundo contrario al de Jesucristo y para ello rezarán las siguientes oraciones:


VEN ESPÍRITU CREADOR
Ven Espíritu Creador,
Visita el alma de los tuyos,
Llena de suprema gracia
Los corazones que creaste.
Tú, llamado: Consolador,
Don de Dios Altísimo,
Fuente viva, fuego, caridad,
Y espiritual unción.


Tú, regalo de siete dones,
Dedo de la diestra Paterna,
Tú, prometido formal del Padre,
Que enriqueces con elocuencia
Nuestros labios.


Enciende luz a los sentidos,
Infunde amor a los corazones,
Con tu fuerza perpetua
Sostén nuestra debilidad.


Arroja muy lejos al enemigo,
Y danos pronto la paz;
Ante nosotros marcha como guía,
Para que evitemos todo mal.


Sepamos por Ti del Padre,
Y conozcamos al Hijo,
Y a Ti, Espíritu de ambos,
Creamos en todo tiempo.


¡Gloria a Dios Padre,
Y al Hijo, que resucitó de entre
los muertos,
Y al Paráclito,
Por los siglos de los siglos.
Amén


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,
Augusta Madre de Dios,
Permanentemente Virgen,
Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave
Por la boca de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,
Muestra la luz a los ciegos,
Líbranos de todo mal,
Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;
Reciba por Ti las preces
Quien, nacido por nosotros,
Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,
Entre todas la más dulce,
Líbranos de nuestras culpas,
Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,
Vía segura prepara:
Para que, viendo a Jesús,
Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,
Al sumo Cristo esplendor,
con el Espíritu Santo,
a los Tres un solo honor.
Amén.












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