martes, 23 de febrero de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 4

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA,
POR LAS MANOS DE MARÍA


San Luis María Grignon de Monfort

DÍA 4
Consideración del Tratado de la Verdadera Devoción


Necesidad de la Devoción a la Santísima Virgen


Artículo II
Consecuencias
I. María es la Reina de los corazones
37. Se debe concluir, evidentemente, de lo que acabo de decir:
Primeramente, que María ha recibido de Dios un gran dominio en las almas de los elegidos: porque Ella no puede hacer en ellos su residencia, como Dios Padre le ha ordenado, formarlos, alimentarlos y darlos a luz a la vida eterna como Madre suya, tenerlos por herencia y porción, formarlos en Jesucristo y a Jesucristo en ellos, echar en sus corazones las raíces de sus virtudes y ser la compañera indisoluble del Espíritu Santo para todas esas obras de gracia; no puede, digo, hacer todas estas cosas, sino teniendo derecho y dominio en sus almas por una gracia singular del Altísimo, quien, habiéndole dado poder sobre su Hijo único y natural, también se loha dado sobre sus hijos adoptivos, no solo en cuanto al cuerpo, lo que sería poca cosa, sino también en cuanto al alma.
38. María es la Reina del cielo y de la tierra por gracia, como Jesús es el Rey por naturaleza y por conquista; ahora bien, como el reino de Jesucristo consiste principalmente en el corazón o interior del hombre, según esta palabra: El reino de Dios está en el interior de vosotros (Luc. XVII, 21). Ella es mas glorificada con su Hijo que en todas las criaturas visibles, y podemos llamarla con los santos: Reina de los corazones.
II. María es necesaria a los hombres para llegar a su último fin
39. En segundo lugar, es menester concluir que siendo la Santísima Virgen necesaria a Dios, con una necesidad que se llama hipotética, en consecuencia de su Voluntad, es mucho mas necesaria a los hombres para llegar a su último fin. No se debe, pues, confundir la devoción a la Santísima Virgen con las devociones a los otros santos, como si no fuese mas necesaria, y sí solo supererogación.
I. La devoción a la Santísima Virgen es necesaria a todos los hombres para salvarse.
40. El docto y piadoso Suárez, de la Compañía de Jesús, el sabio y devoto Justo Lipsio, doctor de Lovaina, y muchos otros, han probado invenciblemente, consecuentes con el sentir de los Padres, entre otros San Agustín, de San Efrén, diácono de Constantinopla, de San Juan de Damasco, de San Anselmo, San Bernardo, San Bernardino, Santo Tomás y San Buenaventura, que la devoción a la Santísima Virgen es necesaria para la salvación, y que es una señal infalible de reprobación, según el sentir de Escolampadio mismo y de algunos otros herejes, no tener estima y amor por la Santísima Virgen, y que, por el contrario, es una señal infalible de predestinación el permanecerle entera y verdaderamente consagrado y devoto (Tener una verdadera devoción a la Santísima Virgen, es consagrarse, entregarse a Ella. Puesto que el culto de dulía consiste en la dependencia, en la servidumbre (Sto. Tomás, Sum. theol. II-II, q. 103, a. 3, in fine corp.), el culto de hiperdulía debe consistir en una dependencia mas perfecta frente a la Santísima Virgen, dicho de otro modo, en la santa esclavitud enseñada por San Luis María de Monfort).
41. Las figuras y las palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento lo prueban, los sentimientos y los ejemplos de los santos lo confirman, la razón y la experiencia lo enseñan y lo demuestran. Los mismos diablos y sus secuaces, urgidos por la fuerza de la verdad, a menudo se han visto obligados a confesarlo a pesar suyo. De todos los pasajes de los Santos Padres y de los Docores, de que he hecho amplia colección para probar esta verdad, no cito sino uno, a fin de no ser demasiado largo; “Tibi devotum esse, est arma quaedam salutis qua Deus his dat quos vult salvos fieri…: Seros devoto, ¡oh Santísima Virgen!, dice San Juan Damasceno, es un arma de salvación que Dios da a aquellos que quiere salvar”.
42. Aquí podría referir varias historias que prueban la misma cosa, entre otras: 1º) la que es referida en las Crónicas de San Francisco, cuando vió en un éxtasis una gran escala que iba al cielo, en el extremo de la cual estaba la Santísima Virgen y por la cual le fue mostrado que era menester subir para llegar al cielo; 2º) la que es referida en las Crónicas de Santo Domingo, cuando quince mil demonios que poseían el alma de un desgraciado hereje, cerca de Carcasona donde Santo Domingo predicaba el Rosario, fueron obligados, para su confusión, a la orden que les dio la Santísima Virgen, a confesar varias grandes y consoladoras verdades concernientes a la devoción a la Santísima Virgen, con tanta fuerza y claridad, que no se puede leer esta historia auténtica y el panegírico que hizo el diablo, a su pesar, de la devoción a la Santísima Virgen, sin verter lágrimas de alegría, por poco devoto que se sea de la Santísima Virgen.
II. La devoción a la Santísima Virgen es aún mas necesaria para los que son llamados a una perfección particular
43. Si la devoción a la Santísima Virgen es necesaria a todos los hombres para lograr, simplemente, su salvación, lo es mucho mas aún a aquellos que son llamados a una perfección particular; y no creo que una persona pueda adquirir una unión íntima con Nuestro Señor y una perfecta fidelidad al Espíritu Santo, sin una muy grande unión con la Santísima Virgen y una gran dependencia de su socorro.
44. María sola es quien ha encontrado gracia delante de Dios (Luc. I, 30) sin ayuda de ninguna otra pura criatura. No es sino por Ella que todos los que han encontrado gracia delante de Dios desde Ella la han encontrado, y no es sino por Ella por quien todos los que vendrán después la encontrarán (CF. S. Buenaventura: Necesse est ut qui vult a Deo gratiam impetrare, ad hanc mediatricem accedat devotissimo corde (Sermo in B. V. M.). Ver también San Bernardo, De aquaeductu, n. 7). Estaba llena de gracia cuando fue saludada por el Arcángel Gabriel (Luc. I, 28), y fue superabundantemente colmada de gracia por el Espíritu Santo cuando la cubrió con su sombra inefable (Luc. I, 35), y Ella ha aumentado de día en día y de momento en momento, esta doble e inconcebible: de suerte que el Altísimo la ha hecho tesorera única de sus tesoros y dispensadora única de sus gracias, para ennoblecer a quien Ella quiera, para hacer entrar a quien Ella quiera en la vía estrecha del cielo, para hacer pasar, a pesar de todo, a quien Ella quiera por la puerta estrecha de la vida y para dar el trono, el cetro y la corona de rey a quien Ella quiera. Jesús es, en todas partes y siempre, el fruto y el Hijo de María; y María es, en todas partes, el árbol verdadero que lleva el fruto de vida, y la verdadera Madre que lo produce (Ver nº 33).
45. A María sola Dios ha dado las llaves de las bodegas del divino Amor (Cant. I, 3), y el poder de entrar en las vías mas sublimes y mas secretas de la perfección y de hacer entrar en ellas a los otros. María sola es quien da la entrada al paraíso terrenal a los miserables hijos de Eva la infiel, para pasearse allí agradablemente con Dios, para ocultarse allí seguramente de sus enemigos, para alimetarse allí deliciosamente, y sin temer mas a la muerte, con el fruto de los árboles de vida y de ciencia del bien y del mal, y para beber allí a grandes tragos las aguas celestiales de esta hermosa fuente que allí brota en abundancia; o mas bien, como Ella es, Ella misma, Adán y Eva, los pecadores, fueron arrojados, no da entrada en Ella sino a aquellos y aquellas a quienes plácele, para hacerlos llegar a ser santos.
46. Todos los ricos del pueblo, para servirme de la expresión del Espíritu Santo (Ps. XLIV, 13), según la explicación de San Bernardo, todos los ricos del pueblo suplicarán vuestro rostro de sigo en siglo, y particularmente al fin del mundo, es decir, que los mas grandes santos, las almas mas ricas en gracia y en virtudes, serán las mas asiduas en rogar a la Santísima Virgen y en tenerla siempre presente como a su perfecto modelo para imitarla, y como a su ayuda poderosa para socorrerlas.
47. He dicho que esto sucederá particularmente al fin del mundo, y pronto (Tal vez el Santo, como muchas otras almas piadosas de su época, creía bastante próximo el fin del mundo; o tal vez quiere, mas bien, decir que esto sucederá particularmente al fin del mundo, y comenzaría pronto: pues bien, el siglo que siguió al del Santo fue un siglo mariano por excelencia. Cf. I, Cor. X, 11), porque el Altísimo con su santa Madre deben formarse grandes santos que sobrepujarán tanto en santidad a la mayoraía de los otros santos, cuanto los cedros del Líbano sobrepujan a los pequeños arbustos, como ha sido revelado a un alma santa, cuya vida ha sido escrita por el señor de Ranty (En el manuscrito dice Ranty).
48. Esas almas, llenas de gracia y de celo, serán elegidas para oponerse a los enemigos de Dios, que se estremecerán de todos lados, y srán singularmente devotas de la Santísima Virgen, esclarecidas por su luz, nutridas con su leche, conducidas por su espíritu, sostenidas por su brazo y guardadas bajo su protección, de suerte que combatirán con una mano y edificarán con la otra (Cf. II, Esdras IV, 17). Con una mano combatirán, derribarán, aplastarán a los herejes, a los cismáticos con sus cismas, a los idólatras con sus idolatrías, y a los pecadores con sus impiedades; y cono la otra mano edificarán el templo del verdadero Salomón y la mística ciudad de Dios, es decir, la Santísima Virgen, llamada por los Santos Padres el templo de Salomón (Templum Salomonis, R. Jordán, De B. V., pars XVI, contemplat. 7 (Cit. S. A. X, 367). Hugo de S. Víctor. De proprietatibus et ep, rerum, cap. II (cit. S. A. X, 368). S. Brígida, lib. III revelation., cap. XXIX (cit. S. A. X, 373), etc. y la ciudad de Dios (Civitas Dei, S. Agustín, Enarrat, in Ps. CXLII, n. 3, (cit. S. A. IX, 1012), etc.). Ellos llevarán a todo el mundo, por sus palabras y sus ejemplos, a su verdadera devoción, lo que les atraerá muchos enemigos, pero también muchas victorias y gloria para Dios solo. Es lo que Dios ha revelado a San Vicente Ferrer, gran apóstol de su siglo, como él lo ha señalado suficientemente en una de sus obras. Es lo que el Espíritu Santo parece haber predicho en el Salmo 58, del cual he aquí las palabras: “Et scient quia Dominus dominabitur Jacob et finium terrae; convertentur ad vesperam, et famem patientur ut canes, et circuibunt civitatem (Versículos 14 y 15) – El Señor reinará en Jacob y en toda la tierra; ellos se convertirán al atardecer, y sufrirán hambre como perros, e irán alrededor de la ciudad para encontrar qué comer”. Esta ciudad que los hombres rondarán al fin del mundo para convertirse, y para saciar el hambre que tendrán de justicia, es la Santísima Virgen, que es llamada por el Espíritu Santo villa y ciudad de Dios (Ps. LXXXVI, 3).


12 DÍAS PRELIMINARES
Empleados en vaciarse del espíritu del mundo
Prácticas Espirituales
Quienes deseen abrazar esta devoción particular emplearán doce días por lo menos en vaciarse del espíritu del mundo contrario al de Jesucristo y para ello rezarán las siguientes oraciones:


VEN ESPÍRITU CREADOR
Ven Espíritu Creador,
Visita el alma de los tuyos,
Llena de suprema gracia
Los corazones que creaste.
Tú, llamado: Consolador,
Don de Dios Altísimo,
Fuente viva, fuego, caridad,
Y espiritual unción.


Tú, regalo de siete dones,
Dedo de la diestra Paterna,
Tú, prometido formal del Padre,
Que enriqueces con elocuencia
Nuestros labios.


Enciende luz a los sentidos,
Infunde amor a los corazones,
Con tu fuerza perpetua
Sostén nuestra debilidad.


Arroja muy lejos al enemigo,
Y danos pronto la paz;
Ante nosotros marcha como guía,
Para que evitemos todo mal.


Sepamos por Ti del Padre,
Y conozcamos al Hijo,
Y a Ti, Espíritu de ambos,
Creamos en todo tiempo.


¡Gloria a Dios Padre,
Y al Hijo, que resucitó de entre
los muertos,
Y al Paráclito,
Por los siglos de los siglos.
Amén


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,
Augusta Madre de Dios,
Permanentemente Virgen,
Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave
Por la boca de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,
Muestra la luz a los ciegos,
Líbranos de todo mal,
Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;
Reciba por Ti las preces
Quien, nacido por nosotros,
Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,
Entre todas la más dulce,
Líbranos de nuestras culpas,
Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,
Vía segura prepara:
Para que, viendo a Jesús,
Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,
Al sumo Cristo esplendor,
con el Espíritu Santo,
a los Tres un solo honor.
Amén.










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