PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA,
POR
LAS MANOS DE MARÍA
San
Luis María Grignon de Monfort
Dia
5
María
en los últimos tiempos de la Iglesia
María
y los últimos tiempos.
49.
La salvación del mundo comenzó por medio de María y por medio de
Ella debe consumarse. María casi no se manifestó en la primera
venida de Jesucristo, a fin de que los hombres poco instruidos e
iluminados aún cerca de la persona de su Hijo, no se alejaran de la
verdad aficionándose demasiado fuerte e imperfectamente a la Madre,
como habría ocurrido seguramente, si Ella hubiera sido conocida, a
causa de los admirables encantos que el Altísimo le había concedido
aún en su exterior. Tan cierto es esto que San Dionisio Areopagita
escribe que cuando la vio, la hubiera tomado por una divinidad, a
causa de sus secretos encantos e incomparable belleza, si la fe en la
que se hallaba bien cimentado no le hubiera enseñado lo contrario.
Pero,
en la segunda venida de Jesucristo, María tiene que ser conocida y
puesta de manifiesto por el Espíritu Santo, a fin de que por Ella
Jesucristo sea conocido, amado y servido. Pues ya no valen los
motivos que movieron al Espíritu Santo a ocultar a su Esposa durante
su vida y manifestarla sólo parcialmente aun después de la
predicación del Evangelio.
50.
Dios quiere, pues, revelar y manifestar a María, la obra maestra de
sus manos, en estos últimos tiempos:
a
. porque Ella se ocultó en este mundo y se colocó más baja que el
polvo por su profunda humildad, habiendo alcanzado de Dios, de los
Apóstoles y Evangelistas que no la dieran a conocer.
b.
porque Ella es la obra maestra de las manos de Dios, tanto en el
orden de la gracia como en el de la gloria y El quiere ser
glorificado y alabado en la tierra por los hombres.
c.
porque Ella es la aurora que precede y anuncia al Sol de Justicia,
Jesucristo, y por lo mismo, debe ser conocida y manifestada, si
queremos que Jesucristo lo sea.
d.
porque Ella es el camino por donde vino Jesucristo a nosotros la
primera vez y lo será también cuando venga la segunda, aunque de
modo diferente.
e.
porque Ella es el medio seguro y el camino directo e inmaculado para
ir a Jesucristo y hallarlo perfectamente. Por ella deben resplandecer
en santidad. Quien halla a María, halla la vida, es decir, a
Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Ahora bien, no se
puede hallar a María sino se la busca, ni buscarla si no se la
conoce, pues no se busca ni desea lo que no se conoce. Es, por tanto,
necesario que María sea mejor conocida que nunca, para mayor
conocimiento y gloria de la Santísima Trinidad.
f.
porque María debe resplandecer más que nunca en los últimos
tiempos en misericordia,
poder y gracia:
·
en misericordia, para recoger y acoger amorosamente a los pobres
pecadores y a los extraviados que se convertirán y volverán a la
Iglesia católica;
·
en poder, contra los enemigos de Dios, los idólatras, cismáticos,
mahometanos, judíos e impíos endurecidos que se rebelarán
terriblemente para seducir y hacer caer, con promesas y amenazas, a
cuantos se les opongan,
·
en gracia, finalmente, para animar y sostener a los valientes
soldados y fieles servidores de Jesucristo, que combatirán por los
intereses del Señor,
g.
por último, porque María debe ser terrible al diablo y a sus
secuaces "como
un ejército en orden de batalla" (Cant
6,3)
sobre
todo en estos últimos tiempos, porque el diablo sabiendo que le
queda poco tiempo (Ap
12,17) y menos que nunca para perder a las gentes, redoblará cada
día sus esfuerzos y ataques. De hecho, suscitará a en breve crueles
persecuciones y tenderá terribles emboscadas a los fieles servidores
y verdaderos hijos de María, a quienes le cuesta vencer mucho más
que a los demás.
María
y la lucha final
51.
A estas últimas y crueles persecuciones de Satanás, que aumentarán
de día en día hasta que llegue el anticristo, debe referirse sobre
todo aquella primera y célebre predicación y maldición lanzada por
Dios contra la serpiente en el paraíso terrestre. Nos parece
oportuno explicarla aquí, para la gloria de la Santísima Virgen,
salvación de sus hijos y confusión de los demonios:
"Haré
que haya enemistad entre ti y la mujer,
entre
tu descendencia y la suya,
ésta
te pisará la cabeza
mientras
tú te abalanzarás sobre tu talón".
(Gen 3,15)
52.
Dios ha hecho y preparado una sola e irreconciliable enemistad, que
durará y se intensificará hasta el fin. Y es entre María, su digna
Madre, y el diablo; entre los hijos y servidores de la Santísima
Virgen y los hijos y secuaces de Lucifer. De suerte que el enemigo
más terrible que Dios ha suscitado como Satanás es María, su
Santísima Madre. Ya desde el paraíso terrenal aunque María sólo
estaba entonces en la mente divina le inspiró tanto odio contra ese
maldito enemigo de Dios, le dio tanta sagacidad para descubrir la
malicia de esa antigua serpiente y tanta fuerza para vencer, abatir y
aplastar a ese orgulloso impío, que el diablo la teme no sólo más
que a todos los ángeles y hombres, sino en cierto modo más que al
mismo Dios.
No
ya porque la ira, odio y poder divinos no sean infinitamente mayores
que los de la Santísima Virgen, cuyas perfecciones son limitadas,
sino:
a.
porque Satanás, que es tan orgulloso sufre infinitamente más al
verse vencido y castigado por una sencilla y humilde esclava de Dios
y la humildad de la Virgen lo humilla más que el poder divino;
b.
porque Dios ha concedido a María un poder tan grande contra los
demonios que como a pesar suyo se han visto muchas veces obligados a
confesarlo por boca de los posesos tienen más miedo a un solo
suspiro de María a favor de una persona, que a las oraciones de
todos los santos y a una sola amenaza suya contra ellos más que a
todos los demás tormentos.
53.
Lo que Lucifer perdió por orgullo, lo ganó María con la humildad.
Lo que Eva condenó y perdió por desobediencia, lo salvó María con
la obediencia. Eva, al obedecer a la serpiente, se hizo causa de
perdición para sí y para todos sus hijos, entregándolos a Satanás;
María, al permanecer perfectamente fiel a Dios, se convirtió en
causa de salvación para sí y para todos sus hijos y servidores,
consagrándolos al Señor.
54.
Dios nos puso solamente una enemistad, sino enemistades, y no sólo
entre María y Lucifer, sino también entre la descendencia de la
Virgen y la del demonio. Es decir: Dios puso enemistades, antipatías
y los odios secretos entre los verdaderos hijos y servidores de la
Santísima. Virgen y los hijos y esclavos del diablo: no pueden
amarse ni entenderse unos a otros.
Los
hijos de Belial (Dt
13,14), los esclavos de Satanás, los amigos de este mundo de pecado
¡todo viene a ser lo mismo! han perseguido siempre y perseguirán
más que nunca de hoy en adelante a quienes pertenezcan a la
Santísima Virgen, como en otro tiempo Caín y Esaú figuras de los
réprobos persiguieron a sus hermanos Abel y Jacob figuras de los
predestinados.
Pero
la humilde María triunfará siempre sobre aquel orgulloso y con
victoria tan completa que llegará a aplastarle la cabeza, donde
reside su orgullo. ¡María descubrirá siempre su malicia de
serpiente, manifestará sus tramas infernales, desvanecerá sus
planes diabólicos y defenderá hasta el fin a sus servidores de
aquellas garras mortíferas!
El
poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo,
de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá
asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres
a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y
oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del
cuerpo. Pero, en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que
María les distribuirá con abundancia, grandes y elevados en
santidad delante de Dios, superiores a cualquier otra creatura por su
celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino que,
con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la
cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo.
María
y los apóstoles de los últimos tiempos
55.
Si, Dios quiere que su Madre Santísima, sea ahora más conocida,
amada y honrada que nunca. Lo que sucederá sin duda, si los
predestinados, con la gracia y luz del Espíritu Santo, entran y
penetran en la práctica interior y perfecta de la devoción que voy
a manifestarles en seguida.
Entonces
verán, en cuanto lo permita la fe, a esta hermosa estrella del mar
y, guiados por Ella, llegará a puerto seguro, a pesar de las
tempestades y de los piratas.
Entonces
conocerán las grandezas de esta Soberana y se consagrarán
enteramente a su servicio como súbditos y esclavos de amor.
Entonces
saborearán sus dulzuras y bondades maternales y la amarán
tiernamente como sus hijos predilectos.
Entonces
experimentarán las misericordias en que Ella reboza y la necesidad
en que están de su socorro, recurrirán en todo a Ella, como a su
querida Abogada y Medianera ante Jesucristo.
Entonces
sabrán que María es el medio más seguro, fácil, corto y perfecto
para llegar hasta Jesucristo y se consagrarán a Ella en cuerpo y
alma sin reserva alguna, para pertenecer del mismo modo a Jesucristo.
56.
Pero, ¿qué serán estos servidores, esclavos e hijos de María?
Serán fuego encendido (Sal
104 [103],4; Heb 1,7), ministros del Señor, que prenderán por todas
partes el fuego del amor divino.
Serán
flechas agudas en la mano poderosa de María para atravesar a sus
enemigos: como
saetas en mano de un valiente (Sal
127 [126],4).
Serán
hijos de Levi, bien purificados por el fuego de grandes tribulaciones
y muy unidos a Dios. Llevarán en el corazón el fuego del amor, el
incienso de la oración en el espíritu y en el cuerpo la mirra de la
mortificación.
Serán
en todas partes el buen
olor de Jesucristo (ver
2Cor 2,15-16) para los pobres y sencillos; pero para los grandes, los
ricos y mundanos orgullosos serán olor de muerte.
57.
Serán nubes tronales y volantes (ver
Is 60,8), en el espacio, al menor soplo del Espíritu Santo. Sin
apegarse a nada ni asustarse, ni inquietarse por nada, derramarán la
lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna, tronarán contra el
pecado, lanzarán rayos contra el mundo del pecado, descargarán
golpes contra el demonio y sus secuaces y con la espada de dos filos
de la palabra de Dios (Heb
4,12; Ef 6,17) traspasarán a todos aquellos a quienes sean enviados
de parte del Altísimo.
58.
Serán los apóstoles auténticos de los últimos tiempos. A quienes
el Señor de los ejércitos
dará la palabra y la fuerza necesarias
para realizar maravillas y ganar gloriosos despojos sobre sus
enemigos.
Dormirán
sin oro ni plata y lo que más cuenta sin preocupaciones en
medio de los demás sacerdotes, eclesiásticos y clérigos
(Sal
68 [67],14). Tendrán sin embargo, las alas
plateadas de la paloma,
para volar con la pura intención de la gloria de Dios y de la
salvación de los hombres adonde los llame el Espíritu Santo. Y no
dejarán en pos de sí en los lugares en donde prediquen sino el oro
de la caridad, que es el cumplimiento de toda ley (ver
Rom 13,10).
59.
Por último, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo.
Caminando sobre las huellas de su
pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica,
enseñarán la senda estrecha de Dios
en la pura verdad, conforme al Evangelio y no a los códigos
mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas,
sin dar oídos ni escuchar ni temer a ningún mortal por poderoso que
sea.
Llevarán
en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios,
(Heb
4,12) sobre sus hombros el estandarte ensangrentado de la cruz, en la
mano derecha el crucifijo, el Rosario en la izquierda, los sagrados
nombres de Jesús y María en el corazón y en toda su conducta la
modestia y mortificación de Jesucristo.
Tales
serán los grandes hombres que vendrán y a quienes María formará
por orden del Altísimo para extender su imperio sobre el de los
impíos, idólatras y mahometanos. Pero, ¿cuándo y cómo sucederá
esto?... ¡Sólo Dios lo sabe! A nosotros toca callar, orar, suspirar
y esperar:
"Yo
esperaba con ansia".
12
DÍAS PRELIMINARES
Empleados
en vaciarse del espíritu del mundo
Prácticas
Espirituales
Quienes
deseen abrazar esta devoción particular emplearán doce días por lo
menos en vaciarse del espíritu del mundo contrario al de Jesucristo
y para ello rezarán las siguientes oraciones:
VEN
ESPÍRITU CREADOR
Ven
Espíritu Creador,
Visita
el alma de los tuyos,
Llena
de suprema gracia
Los
corazones que creaste.
Tú,
llamado: Consolador,
Don
de Dios Altísimo,
Fuente
viva, fuego, caridad,
Y
espiritual unción.
Tú,
regalo de siete dones,
Dedo
de la diestra Paterna,
Tú,
prometido formal del Padre,
Que
enriqueces con elocuencia
Nuestros
labios.
Enciende
luz a los sentidos,
Infunde
amor a los corazones,
Con
tu fuerza perpetua
Sostén
nuestra debilidad.
Arroja
muy lejos al enemigo,
Y
danos pronto la paz;
Ante
nosotros marcha como guía,
Para
que evitemos todo mal.
Sepamos
por Ti del Padre,
Y
conozcamos al Hijo,
Y
a Ti, Espíritu de ambos,
Creamos
en todo tiempo.
¡Gloria
a Dios Padre,
Y
al Hijo, que resucitó de entre
los
muertos,
Y
al Paráclito,
Por
los siglos de los siglos.
Amén
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Se
alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
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