martes, 23 de febrero de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 3

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA,
POR LAS MANOS DE MARÍA


San Luis María Grignon de Monfort

DÍA 3
Consideración del Tratado de la Verdadera Devoción


Necesidad de la Devoción a la Santísima Virgen


Segundo principio: Dios quiere servirse de María para la santificación de las almas.


27. Perfeccionando la gracia a la naturaleza, y perfeccionando la gloria a la gracia, es cierto que Nuestro Señor es todavía en el cielo tan Hijo de María cuanto lo era en la tierra y que, por consiguiente, ha conservado la sumisión y la obediencia del más perfecto de todos los hijos para con la mejor de todas las madres. Pero hay que cuidarse de concebir en esta dependencia algún rebajamiento o imperfección en Jesucristo, pues María, estando infinitamente por debajo de su Hijo, que es Dios, no le manda como una madre de aquí abajo mandaría a su hijo que está por debajo de ella. María, estando toda transformada en Dios por la gracia y la gloria que transforma a todos los santos en El, no pide, no quiere ni hace nada, que sea contrario a la eterna e inmutable voluntad de Dios. Cuando se lee, pues, en los escritos de los santos Bernardo, Bernardino, Buenaventura, etc., que en el cielo y en la tierra, todo, hasta Dios mismo, está sometido a la Santísima Virgen (Ver infra, nº 76), ellos quieren decir que la autoridad que Dios ha tenido a bien concederle es tan grande, que parece que Ella tiene el mismo poder que Dios, y que sus ruegos y pedidos son tan poderosos junto a Dios, que pasan siempre por órdenes cerca de Su Majestad, que nunca resiste al ruego de su querida Madre, porque Ella es siempre humilde y conforme a su voluntad. Si Moisés, por la fuerza de su ruego, detuvo la cólera de Dios sobre los israelitas, de manera tan poderosa que el Altísimo y Misericordiosísimo Señor, no pudiendo resistirle, le dijo que le dejase enconlerizarse y castigar a ese pueblo rebelde, ¿qué debemos pensar, con mayor razón, del ruego de la humilde María, la digna Madre de Dios, que es mas poderoso ante Su Majestad que los ruegos e intercesiones de todos los ángeles y santos del cielo y de la tierra? (San Agustín, Sermo 208, in Assumpt., n. 12 (inter opera S. Augustini).
28. María manda en los cielos sobre los ángeles y los bienaventurados. En recompensa de su profunda humildad, Dios le ha dado el poder y la comisión de llenar de santos los tronos vacíos de los que, por orgullo, cayeron los ángeles apóstatas (Per Mariam ab Hominibus Angelorum chori reintegrantur. S. Buenaventura (Speculum B. V., lect. XI, 6). Tal es la voluntad del Altísimo, que exalta a los humildes (Luc. I, 52), que el Cielo, la tierra y los infiernos se dobleguen, de buen o mal grado, a los mandatos de la humilde María (In nomine tuo omne genu flectatur caelestium, terrestrium et infernorum. S. Buenaventura (Psalter. Majus B. V., Cantic. Instar Cantici trium puerorum), a quien ha hecho Soberana del cielo y de la tierra, generala de sus ejércitos, tesorera de sus tesoros, dispensadora de sus gracias, obradora de sus grandes maravillas, reparadora del género humano, medianera de los hombres, exterminadora de los enemigos de Dios y fiel compañera de sus grandezas y de sus triunfos.
29. Dios Padre quiere hacerse hijos por María hasata la consumación del mundo, y le dice estas palabras: “In Jacob inhabita” (Eccli. XXIV, 13) – Habitad en Jacob”, es decir, haced vuestra morada y residencia en mis hijos y predestinados, figurados por Jacob, y de ningún modo en los hijos del diablo y réprobos, figurados por Esaú.
30. Como en la generación natural y corporal hay un padre y una madre, asimismo en la generación sobrenatural y espiritual hay un padre que es Dios y una madre que es María. Todos los verdaderos hijos de Dios y predestinados tienen a Dios por Padre y a María por Madre; y quien no tiene a María por Madre no tiene a Dios por Padre. Es por ello que los réprobos, como los herejes, cismáticos, etc., que odian o miran con desprecio o indiferencia a la Santísima Virgen, no tienen a Dios por padre aunque se gloríen de tenerlo, pues si la tuviesen por Madre, la amaría y honrarían como un verdadero y buen hijo ama naturalmente y honra a su madre que le ha dado la vida. El signo mas infalible y mas indubitable para distinguier a un hereje, a un hombre de mala doctrina, a un réprobo, de un predestinado, es que el hereje y el réprobo no tienen sino desprecio o indiferencia para la Santísima Virgen (Quicumque vult salvus esse, ante omnia opus est ut teneat de María firmam fidem. S. Buenvaventura (Psalter, majus B. V., Symbol, instar Symboli Athanasli), tratando, por sus palabras y ejemplos, de disminuirle el culto y el amor, abierta u ocultamente, a veces con pretextos especiosos. ¡Ay! Dios Padre no ha dicho a María que haga su morada en ellos, porque son Esaúes.
31. Dios Hijo quiere formarse y, por así decir, encarnarse todos los día, por su querida Madre, en sus miembros y le dice: “In Israel haereditare (Eccli, XXIV, 13) Tened a Israel por herencia”. Es como si dijese: Dios, mi Padre, me ha dado por herencia todas las naciones de la tierra, todos los hombres buenos y malos, predestinados y réprobos; Yo conduciré a unos, con la vara de oro, y, a otros, con la vara de hierro; Yo seré el padre y el abogado de unos, el justo vengador de los otros, y el juez de todos; pero en cuanto a Vos, mi querida Madre, Vos no tendréis por herencia y posesión vuestra sino a los predestinados, figurados por Israel; y, como buena Madre suya, los daréis a luz, alimentaréis, educaréis; y, como Soberana suya, los conduciréis, gobernaréis y defenderéis.
32. “Un hombre y un hombre ha nacido en Ella, dice el Espíritu Santo: Homo et homo natus est in ea” (Ps. LXXXVI, 5). Según la explicación de algunos Padres (Entre otros, Orígenes, seguido por S. Buenaventura) el primer hombre que ha nacido en María es el hombre-Dios, Jesucristo; el segundo es un hombre puro, hijo de Dios y de María por adopción. Si Jesucristo, la cabeza de los hombres, ha nacido en Ella, los predestinados, que son los miembros de esta Cabeza, deben también nacer en Ella por una consecuencia necesaria (Ver nota 60, punto nº 264). Una misma madre no da a luz la cabeza sin los miembros, ni los miembros sin la cabeza: de otro modo sería ello un monstruo de la naturaleza; asimismo, en el orden de la gracia, la cabeza y los miembros nacen de una misma Madre; y si un miembro del Cuerpo Mísitico de Jesucristo, es decir, un predestinado, naciese de otra madre que María que ha producido la Cabeza, eso no sería un predestinado ni un miembro de Jesucristo, sino un monstruo en el orden de la gracia.
33. Además, siendo Jesucristo al presente, tanto como siempre, el fruto de María, como el Cielo y la tierra lo repiten mil y mil veces todos los días: “… y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”, es cierto que Jesucristo es para cada hombre en particular, que le posea, tan verdaderamente el fruto y la obra de María, como para todo el mundo en general; de suerte que, si algún fiel tiene a Jesucristo formado en su corazón, puede intrépidamente decir: “¡Gracias mil María! Lo que yo poseo es su efecto y su fruto, y sin Ella no lo tendría”; y se le puede aplicar, mas verdaderamente que San Pablo se las aplica a sí mismo, estas palabras: “Quos iterum parturio donec formetur Christus in vobis” (Gál. IV, 9). Yo doy a luz todos los días a los hijos de Dios, hasta que Jesucristo, mi Hijo, sea formado en ellos en la plenitud de su edad”. San Agustín, sobrepujándose a sí mismo y a todo lo que acabo de decir, dice que todos los predestinados, para ser conformes a la imagen del Hijo de Dios, están en este mundo escondidos en el seno de la Santísima Virgen, donde son guardados, alimentados, mantenidos y desarrollados por esta buena Madre, hasta que los dé a luz en la gloria, después de la muerte, que es propiamente el día de su nacimiento, como la Iglesia llama a la muerte de los justos. ¡Oh misterio de gracia, desconocido de los réprobos, y poco conocido de los predestinados!
34. Dios Espíritu Santo quiere formarse elegidos en Ella y por Ella, y le dice: In electis meis mitte radices (Eccli, XXIV, 13), echad, mi bienamada y mi Esposa, las raíces de todas vuestras virtudes en mis elegidos, a fin de que crezcan de virtudes y de gracia en gracia. Tanta complacencia he tenido en Vos, cuando vivíais en la tierra en la práctica de las mas sublimes virtudes, que deseo todavía encontraros en la tierra, sin cesar de estar en el cielo. Reproducíos, para este efecto, en mis elegidos: que vea en ellos con complacencia las raíces de vuestra fe invencible, de vuestra humildad profunda, de vuestra mortificación universal, de vuestra oración sublime, de vuestra caridad ardiente, de vuestra esperanza firme y de todas vuestras virtudes. Vos sois siempre mi Esposa tan fiel, tan pura y tan fecunda como siempre: que vuestra fe me dé fieles; que vuestra pureza me dé vírgenes; que vuestra fecundidad me dé elegidos y templos (Tempum Dei. Cf. I. Cor. III, 16; VI, 19, Eph. 11, 22).
35. Cuando María ha echado sus raíces en un alma, produce en ella maravillas de gracia que solo Ella puede producir, porque solo Ella es la Virgen fecunda que jamás ha tenido ni jamás tendrá semejante en pureza y en fecundidad. María ha producido, con el Espíritu Santo, lo mas grande que ha sido y será jamás, que es un Dios-hombre, y Ella producirá, consecuentemente, las mas grandes cosas que serán en los últimos tiempos. La formación y la educación de los grandes santos que existirán hacia el fin del mundo le está reservada; pues no existe fuera de esta Virgen, singular y milagrosa, quien pueda producir, en unión del Espíritu Santo, las cosas singulares y extraordinarias.
36. Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, la ha encontrado en un alma, vuela allí, entra en ella plenamente, se comunica a esa alma tan abundantemente cuanto ella da lugar a su Esposa; y una de las grandes razones por qué el Espíritu Santo no hace ahora maravillas ostensibles en las almas, es porque no encuentra en ellas una bastante unión con su fiel e indisoluble Esposa. Digo indisolubre Esposa, porque desde que este Amor sustancial del Padre y del Hijo ha desposado a María para producir a Jesucristo, cabeza de los elegidos, y a Jesucristo en los elegidos, no la ha repudiado jamás porque ha sido siempre fiel y fecunda.




12 DÍAS PRELIMINARES
Empleados en vaciarse del espíritu del mundo
Prácticas Espirituales
Quienes deseen abrazar esta devoción particular emplearán doce días por lo menos en vaciarse del espíritu del mundo contrario al de Jesucristo y para ello rezarán las siguientes oraciones:


VEN ESPÍRITU CREADOR
Ven Espíritu Creador,
Visita el alma de los tuyos,
Llena de suprema gracia
Los corazones que creaste.
Tú, llamado: Consolador,
Don de Dios Altísimo,
Fuente viva, fuego, caridad,
Y espiritual unción.


Tú, regalo de siete dones,
Dedo de la diestra Paterna,
Tú, prometido formal del Padre,
Que enriqueces con elocuencia
Nuestros labios.


Enciende luz a los sentidos,
Infunde amor a los corazones,
Con tu fuerza perpetua
Sostén nuestra debilidad.


Arroja muy lejos al enemigo,
Y danos pronto la paz;
Ante nosotros marcha como guía,
Para que evitemos todo mal.


Sepamos por Ti del Padre,
Y conozcamos al Hijo,
Y a Ti, Espíritu de ambos,
Creamos en todo tiempo.


¡Gloria a Dios Padre,
Y al Hijo, que resucitó de entre
los muertos,
Y al Paráclito,
Por los siglos de los siglos.
Amén


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,
Augusta Madre de Dios,
Permanentemente Virgen,
Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave
Por la boca de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,
Muestra la luz a los ciegos,
Líbranos de todo mal,
Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;
Reciba por Ti las preces
Quien, nacido por nosotros,
Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,
Entre todas la más dulce,
Líbranos de nuestras culpas,
Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,
Vía segura prepara:
Para que, viendo a Jesús,
Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,
Al sumo Cristo esplendor,
con el Espíritu Santo,
a los Tres un solo honor.
Amén.










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