SANTOS ANGELES
CORONA ANGÉLICA DEL ARCÁNGEL
SAN MIGUEL
Una
piadosa tradición el arcángel san Miguel declaró a una persona
devota que le sería grato se pusieran en uso las siguientes
oraciones en honor suyo. La propagación y difusión de esta
devoción se debe a una religiosa carmelita del monasterio de
Vetralla, diócesis de Viterbo (Italia), muerta con fama de
santidad en 1751. El 8 de agosto de 1851 Pío IX concedió
indulgencias a la práctica de este piadoso ejercicio.
A
ser posible, delante de una imagen del santo Arcángel, hacer un
acto de verdadera contrición y rezar a continuación devotamente
las siguientes salutaciones:
V.
Oh Dios, ven en mi ayuda.R. Apresúrate, Señor a socorrerme. Gloria al Padre... |
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SALUTACIÓN
I. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al primer coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de Serafines, suplicamos al Señor nos haga dignos de una llama de perfecta caridad. Amén. |
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SALUTACIÓN
II. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al segundo coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de Querubines, quiera el Señor concedernos la gracia de abandonar el camino del pecado, y de correr por el de la perfección cristiana. Amén. |
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SALUTACIÓN
III. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al tercer coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del sagrado coro de los Tronos, infunda el Señor en nuestros corazones un espíritu de verdadera y sincera humildad. Amén. |
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SALUTACIÓN
IV. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al cuarto coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de las Dominaciones, quiera el Señor concedernos la gracia de poder dominar nuestros sentidos y corregir las pasiones depravadas. Amén. |
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SALUTACIÓN
V. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al quinto coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de las Potestades, dígnese el Señor librar nuestras almas de las asechanzas y tentaciones del demonio. Amén. |
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SALUTACIÓN
VI. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al sexto coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro de las admirables Virtudes celestiales, no permita el Señor que caigamos en las tentaciones, sino que nos libre de todo mal. Amén. |
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SALUTACIÓN
VII. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al séptimo coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los Principados, dígnese Dios llenar nuestras almas del espíritu de verdadera y sincera obediencia. Amén. |
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SALUTACIÓN
VIII. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al octavo coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los Arcángeles, quiera el Señor concedernos el don de la perseverancia en la fe y en las obras buenas, para que podamos conseguir la gloria del paraíso. Amén. |
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SALUTACIÓN
IX. Un
Padrenuestro y tres Avemarías al noveno coro angélico. Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de todos los Ángeles, dígnese el Señor concedernos que nos guarden en la presente vida mortal, y después nos conduzcan a la gloria eterna de los cielos. Amén. |
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A
continuación se rezan cuatro Padrenuestros: el primero a San
Miguel, el segundo a san Gabriel, el tercero a san Rafael, y el
cuarto a nuestro Ángel Custodio.
Se
concluye este ejercicio con la siguiente antífona y oración
final:
Antífona.
Gloriosísimo príncipe san Miguel arcángel, cabeza y jefe de los
ejércitos celestiales, depositario de las almas, vencedor de los
espíritus rebeldes, doméstico en la real morada de Dios, nuestra
guía admirable después de Jesucristo, y de excelencia y virtud
sobrehumanas, dignaos librar de todo mal a todos los que acudimos
a Vos con confianza, y haced por medio de vuestra protección
incomparable que adelantemos cada día en servir fielmente a
nuestro Dios.
V.
Rogad por nosotros, oh gloriosísimo San Miguel arcángel,
príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
Oración. Omnipotente
y sempiterno Dios, que con un prodigio de bondad y misericordia
para la salvación de todos los hombres elegisteis por príncipe
de vuestra Iglesia al gloriosísimo san Miguel arcángel; os
suplicamos nos hagáis dignos de que con su benéfica protección
nos libre de todos nuestros enemigos, para que ninguno de ellos
nos moleste en la hora de nuestra muerte, sino que seamos
conducidos por él a la presencia de vuestra divina Majestad. Por
los méritos de Nuestros Señor Jesucristo. Amén.R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas. |
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