lunes, 31 de julio de 2017

MES DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO - CLAUSURA

DIA DE CLAUSURA




Autor: Un Misionero. Traducido del italiano por O. M. Presbítero. Santiago de Chile, 1919.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS


¡Oh! Sangre Preciosísima de vida eterna, precio y rescate de todo el universo, bebida y salud de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema misericordia yo os adoro profundamente y quisiera compensar, en cuanto me fuese posible, las injurias y ultrajes que de continuo estáis recibiendo de las creaturas humanas y con especialidad de las que se atreven temerariamente a blasfemar de Vos. ¡Oh! ¿Quién no bendecirá esa Sangre de infinito valor? ¿Quién no se sentirá inflamado de amor a Jesús que la ha derramado? ¿Qué sería de mí si no hubiera sido rescatado con esa Sangre divina? ¿Quién la ha sacado de las venas de mi Señor Jesucristo hasta la última gota? ¡Ah! Nadie podía ser sino el amor. ¡Oh amor inmenso, que nos ha dado este bálsamo tan saludable! ¡Oh bálsamo inestimable, salido de la fuente de un amor inmenso! Haced que todos los corazones y todas las lenguas puedan alabaros, ensalzaros y daros gracias ahora, por siempre y por toda la eternidad. Amén.



SIETE OFRECIMIENTOS
De la Preciosa Sangre


1° Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y Nuestro Divino Redentor, por la propagación y exaltación de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera fuera de la cual no hay salvación, por la expansión de la Fe en todo el orbe.
En seguida se dirá un Gloria Patri, etc. y después la siguiente jaculatoria
Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su Sangre nos ha salvado.


2° Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi divino Redentor, por la paz y concordia entre los gobiernos católicos, por la humillación de los enemigos de la santa fe y por la felicidad del pueblo cristiano.
Un Gloria Patri, etc. - Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su Sangre nos ha salvado.


3° Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi divino Redentor, por que se reconozcan y arrepientan los incrédulos, sean extirpadas todas las herejías y convertidos los pecadores.
Un Gloria Patri, etc. - Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su Sangre nos ha salvado.


4° Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi divino Redentor, por todos mis parientes, amigos y enemigos, por los pobres, enfermos y atribulados y por todos los que Vos sabéis que debo pedir y Vos queréis que pida.
Un Gloria Patri, etc. - Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su Sangre nos ha salvado.


5° Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi divino Redentor, por todos los que hoy pasaren a la otra vida, a fin de que los libréis de las penas del infierno, y los pongáis lo más pronto posible en posesión de vuestra gloria
Un Gloria Patri, etc. - Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su Sangre nos ha salvado.


6° Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi divino Redentor, por todos aquellos que son devotos de este gran tesoro de vuestra Sangre, por los que están unidos conmigo para adorarla y honrarla, y finalmente por los que trabajan en propagar esta devoción.
Un Gloria Patri, etc. - Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su Sangre nos ha salvado.


7° Padre Eterno, os ofrezco los méritos de la Sangre preciosísima de Jesús, vuestro amado Hijo y mi divino Redentor, por todas mis necesidades espirituales y temporales, en sufragio de las animas benditas del Purgatorio, y particularmente de las que han sido más devotas del precio de nuestra Redención y de los dolores y penas de vuestra amada Madre María Santísima.
Un Gloria Patri, etc. Sea para siempre bendito y alabado Jesús, que con su Sangre nos ha salvado. Un Pater Noster, Ave Maria y Gloria.


Ofrecimiento
¡Oh Sangre Preciosísima de vida eterna, precio y rescate de todo el universo, bebida y salud de nuestras almas, que protegéis continuamente la causa de los hombres ante el trono de la suprema misericordia! yo os adoro profundamente y quisiera compensar, en cuanto me fuese posible, las injurias y ultrajes que continuamente estáis recibiendo de las creaturas humanas y con especialidad de las que se atreven temerariamente a blasfemar de Vos. ¡Oh! ¿Quién no bendecirá esa Sangre de infinito valor? ¿Quién no se sentirá inflado de amor a Jesús que la ha derramado? ¿Qué sería de mí si no hubiera sido rescatado con esa Sangre divina? ¿Quién la ha sacado de las venas de mi Señor Jesucristo hasta la última gota? ¡Ah! Nadie podía ser sino el amor. ¡Oh amor inmenso, que nos ha dado este bálsamo tan saludable! ¡Oh bálsamo inestimable, salido de la fuente de un amor inmenso! haced que todos los corazones y todas las lenguas puedan alabaros, ensalzaros y daros gracias ahora, por siempre y por toda la eternidad. Amén.


INVOCACIONES
A la Preciosa Sangre de Nuestro Señor


Sangre Preciosa, por mi amor vertida.
Sangre de mi Dios, noble, excelsa y rica.
Sangre Redentora, vida de mi vida.
Sangre derramada, por las culpas mías.
Sangre rubicunda, de estima infinita.
Sangre del costado, en la cruel herida.
Sangre consagrada, en hostia pacífica.
Sangre con que aplacas, tu justísima ira.
Sangre con que borraste, la escritura antigua.
Sangre que te ofreces, por quien más te pisa.
Sangre que llorando, mi Jesús vertía.
Sangre que en lágrimas, hilo a hilo corría.
Sangre que te viste, de hombres abatida.
Sangre que brotaron, agudas espinas.
Sangre que arrastrada, fuiste y escupida.
Sangre que vertieron, manos atrevidas.
Sangre dulce y suave, humana y divina.
Sangre que nutrió la dulce María.
Sangre de mi alma, Sangre de mi vida.
Sangre siempre pronta, a curar heridas.
Sangre en que se funda, la esperanza mía.
Sangre encendedora, de las almas tibias.
Sangre que haces fuerte, al que en ti medita.


- Purifica mi alma de toda malicia.

Purifica mi alma de toda malicia.







V: Adorámoste Preciosa Sangre y te bendecimos
R: Porque en la Cruz santa redimiste al mundo


ORACION




Omnipotente y sempiterno Dios, que con la Sangre de tu Hijo quisiste ser aplacado y que nosotros fuésemos redimidos, rogámoste que nos concedas de tal suerte hacer memoria del precio de nuestra salvación, que podamos en esta vida conseguir el perdón y en la eternidad, el premio de la gloria, por el mismo Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS


¡Oh! Corazón de mi amado Jesús, cargado con la pesada cruz de mis culpas, coronado con las espinas de mis ingratitudes y llagado con la lanza de mis pecados! ¡Oh Jesús de mi vida! cruz, espinas y lanza he sido para vuestro Corazón con mis repetidas ofensas: éste es el retorno con que, ingrato, he correspondido a las dulces y amorosas lágrimas de Belén y a la extrema pobreza en que por mi amor nacisteis; éste es el agradecimiento y recompensa que han tenido vuestros trabajos y vuestra Preciosísima Sangre derramada con tanto amor por la salud de mi alma; esta es la paga de aquella excesiva fineza que obrasteis en el Cenáculo, cuando, abrazado en caridad y encendido en divinas llamas, os quedasteis por mi amor sacramentado, buscando amante la bajeza de mi pecho para recreo de vuestra bondad. ¡Oh Jesús de toda mi alma! Parece que hemos andado a competencia los dos, Vos con finezas, yo con ingratitudes; Vos con un amor que no tiene igual, y yo con un menosprecio que no tiene semejante; Vos con tanto amor regalándome y dándome en el Sacramento la dulzura de vuestro Corazón y yo dándoos por la cara con la hiel de mis culpas. ¡Oh Corazón de mí amado Jesús! ¡Oh Jesús de mi corazón, piadosísimo en esperarme! Compadeceos de mi miseria y perdonadme misericordioso cuanto ingrato os he ofendido, concediéndome benigno que esas espinas con que os veo punzado saquen lágrimas de mi corazón contrito, con que llore mis repetidas ingratitudes, y por esas vuestras amorosas y dulces llagas, llagad y herid éste mi corazón con la dulce y ardiente flecha de vuestro amor, para que os ame y sirva, para que os alabe y bendiga, y después eternamente gozaros. Amén.
V. Señor nos redimisteis con vuestra sangre.
P. Y nos habéis hecho un Reino para nuestro Dios.


OREMOS


Dios omnipotente y eterno, que habéis constituido a vuestro Hijo único Redentor del mundo y que quisisteis ser aplacado con su Sangre; te rogamos nos concedas que de tal modo veneremos el precio de nuestra salvación, y por su virtud seamos preservados en la tierra de los males de la presente vida, que nos regocijemos después con fruto perpetuo en los cielos. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor que contigo vive y reina por los siglos de los siglos Amén.











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