MES
DE JUNIO
DEDICADO
AL
SAGRADO CORAZÓN
DÍA
UNDÉCIMO
ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo
Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e
inflamado de amor por nosotros!
Aquí
nos tienes en vuestra presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas
e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!,
haberte ofendido, por ser Vos tan bueno que no mereces tal
ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y
formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
DÍA
11
EN
EL SAGRADO CORAZÓN, HALLAREMOS EL MÁS FIEL AMIGO
I
ES
la amistad una de las más apremiantes exigencias y a la vez una de
las más dulces satisfacciones del corazón humano. Nuestro corazón
necesita comunicarse a otro; así en sus alegrías como en sus
tristezas; y esta comunicación afectuosa se llama amistad.
¿Quieres
una amistad verdadera? Ten por amigo al Sagrado Corazón de Jesús. A
ningún otro corazón podemos arrimarnos con más cierta seguridad de
ser correspondidos. Es amigo constante que no abandona, si no es
primeramente abandonado. No es como los amigos del mundo, que sólo
te sirven tal vez en la prosperidad, y que te olvidan en la
aflicción. La amistad del Corazón de Jesús es firme para los que
le aman, hasta la muerte y más allá de la muerte.
Él
velará como fiel amigo junto a tu lecho de agonía, y será tu
fiador en presencia del Supremo Juez. Busquemos, pues, esta amistad
única, que no puede resultar mentirosa. Sí, Jesús mío, admíteme
en el número de los amigos de tu Corazón.
Medítese
unos minutos.
II
Muchos
amigos has tenido, alma mía, en este mundo, o muchos por lo menos se
te han llamado tales. ¿Lo han sido de veras? ¡Ah! ¡que nunca lo
han sido para ti como promete serlo el Corazón de Jesús!
Los
amigos del mundo encubren muchas veces, bajo halagüeñas palabras,
la frialdad o quizás las miras interesadas. Son inconstantes,
mudables, egoístas. Los más firmes no pueden resistir a la
separación forzosa que impone la muerte. ¿Quién fiará su corazón
a tan vanas amistades?
No
así, Tú, dulcísimo Jesús, amor mío, amigo mío; y no obstante,
¡cuán pocos son tus amigos! ¡El mundo tiene concurridos a todas
horas sus centros de disipación y de maldades, y Tú encuentras
apenas quien alrededor del Sagrario te haga amorosa compañía!
Quiero
ser de estos pocos ¡oh Divino Jesús! para hacerme digno así de tu
amistad. Quiero darte frecuente conversación, ya que tus delicias
mayores son tenerlas con nuestras almas. ¡Oh mi Jesús! ¡Oh mi
Dios! ¡Oh mi amigo! Seamos los dos amigos para siempre, y no se
acabe nunca, ni con la vida, tan dulce amistad.
Medítese,
y pídase la gracia particular.
ORACIÓN
Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido
a tus pies, ¡oh Jesús mío! ,considerando las inefables muestras de
amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de
continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia
de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para
hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a
los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira
que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el
mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy
ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas,
para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh
poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito
apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado
Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis
pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo
espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando
con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de
tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te
hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en
cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la
eternidad. Amén.
Aquí
se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en
recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza,
con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María
Alacoque.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario