Esta planta perenne simboliza de muy antiguo el amor. En la mitología romana estaba consagrada a venus. En el simbolismo cristiano se refiere a los gentiles que fueron convertidos por Cristo. Esta interpretación se basa en Zacarías: "Tuve pues, de noche esta visión: Vi a un hombre montado sobre un caballo rojo, que estaba parado entre unos mirtos que había en una hondonada; y detrás de él había caballos rojos manchados y blancos" (I,8). Este pasaje se interpretaba como una alución a Jesús, el hombre montado sobre un caballo rojo entre los gentiles y seguido por las jerarquías de los mártires y los fieles.
GEROGE FERGUSON
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