MES
DE JUNIO
DEDICADO
AL
SAGRADO CORAZÓN
DÍA
DOS
ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo
Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e
inflamado de amor por nosotros!
Aquí
nos tienes en vuestra presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas
e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, ¡oh buen Jesús!,
haberte ofendido, por ser Vos tan bueno que no mereces tal
ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y
formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
DÍA
2
EL
SAGRADO CORAZÓN, MODELO DE HUMILDAD
I
Mira,
alma mía, la profundísima humildad del Corazón de Jesús. Siendo
Jesucristo Dios, y como tal potentísimo y excelso, no le bastó
hacerse Niño en las entrañas de una mujer, y nacer luego en una
cueva de animales, y trabajar más tarde en un taller, y morir,
finalmente, como reo miserable en una cruz. Aún después de su
existencia mortal vive glorioso en el cielo, es verdad, “pero en la
tierra vive humillado y abatido”.
Contémplale
en este Sacramento. Ha escogido para vivir entre nosotros las
apariencias más modestas. Se deja encerrar como prisionero en el
fondo de nuestros pobres tabernáculos, en nuestras iglesias mil
veces desiertas y abandonadas. ¡Ah mi buen Jesús! Cómo eres Tú
el mismo hoy que cuando naciste en Belén, trabajaste en Nazareth,
recorrias a pie los campos y aldeas de Judea, y morías entre
injurias y desprecios en el Calvario! No has cambiado tu condición
llana y sencilla; no has dejado tus humildes maneras, a fin de que se
acerquen a Ti sin temor los pobres y pequeños, y aprendan en Ti
sencillez y humildad los vanos y orgullosos.
¡Oh!
¡humildísimo Jesús! ¡Enséñame a mí, altivo y presuntuoso que
soy, esta santa virtud de la humildad!
Medítese
unos minutos.
II
Me
avergüenzo y me espanto ¡oh Jesús mío! cuando doy una mirada a mi
pobre corazón. Es todo al revés del vuestro, tan sencillo y tan
humilde. Está lleno de vanidad, presunción, necio orgullo,
insaciable amor propio. Busca siempre el aplauso y la alabanza,
sobresalir y brillar, obscurecer a los demás, hacerse superior a
todos.
No
son éstas las lecciones de tu humildísimo Corazón. Tú me quieres
humilde para con Dios, para con mis prójimos y para conmigo mismo.
Para
con Dios, reconociéndome siervo y discípulo suyo, acatando sin
murmurar todas sus disposiciones, sujetándome sin réplica a su
dulce Providencia, agradeciendo como cosa suya todo lo que de bueno
haya en mí.
Para
con mis prójimos, portándome como si fuese el menor de todos ellos,
sufriéndolos con caridad, tratándolos con dulzura, perdonando sus
injurias, huyendo sus aplausos y alabanzas.
Para
conmigo mismo, teniéndome por lo que soy, criatura miserable,
indigna del polvo que piso, del cielo que contemplo y del aire que
respiro, reconociéndome infeliz pecador que sólo por la divina
compasión no ardo ya en los infiernos.
¡Corazón
de Jesús humilde! Dame ese espíritu de perfecta humildad, para que
consiga sentarme un día en el trono que reseras a tu lado a los
humildes como Tú.
Medítese,
y pídase la gracia particular.
ORACIÓN
Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido
a tus pies, ¡oh Jesús mío! ,considerando las inefables muestras de
amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de
continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia
de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para
hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a
los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira
que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el
mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy
ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas,
para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh
poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito
apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado
Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis
pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo
espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando
con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de
tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te
hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en
cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la
eternidad. Amén.
Aquí
se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en
recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza,
con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María
Alacoque.
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