sábado, 5 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 15

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 

JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR LAS MANOS DE 

MARÍA.


San Luis María Grignon de Monfort

(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)

DIA 15

ARTICULO III

ESTA DEVOCIÓN NOS PROCURA LOS BUENOS OFICIOS DE LA 

SANTISIMA VIRGEN


I María se da a su esclavo de amor

144. La Santísima Virgen, que es madre de dulzura y de misericordia, y que jamás se deja vencer en amor y en liberalidad, viendo que alguien se da por entero a ella para honrarla y servirla, despojándose de lo que se tiene por más querido, para adornarla con ello, también se da por entero y de una manera inefable a aquel que le da todo. Lo hace sumergir en el abismo de sus gracias; lo adorna con sus méritos; lo apoya con su poder; lo esclarece con su luz; lo abraza con su amor; le comunica sus virtudes: su humildad, su fe, su pureza, etc.; se hace su fianza, su suplemento y su querido todo para con Jesús. En fin, como esta persona consagrada es toda de María, María es toda de ella; de modo que se puede decir de este perfecto servidor e hijo (Ver la nota I del n°113) de María lo que San Juan evangelista dice de sí mismo, que ha tomado a la Santísima Virgen por todos sus bienes: Accepit eam discipulus in sua (Juan XIX, 27).

145. Esto es lo que produce en su alma si es fiel: una gran desconfianza, desprecio y aborrecimiento de sí mismo y una gran confianza y un gran abandono en la Santísima. Virgen, su buena Soberana. Ya no pone como antes, su apoyo en sus disposiciones, intenciones, méritos, virtudes y buenas obras, porque habiendo hecho un sacrificio total a Jesucristo por medio de esta buena Madre, ya no tiene sino un tesoro donde están todos sus bienes que no está más en sí mismo y, este tesoro es María.
Esto es lo que le hace acercarse a Nuestro Señor, sin temor servil ni escrupuloso y rogarle con mucha confianza; esto es lo que le hace entrar en los sentimientos del devoto y sabio abad Ruperto, quien haciendo alusión a la victoria de Jacob sobre un ángel (Cf. Gén. XXXII, 24) dice a la Santísima Virgen estas bellas palabras: "¡Oh! María mí Princesa y Madre inmaculada de un Dios-Hombre, Jesucristo, yo deseo luchar con este Hombre a saber, el Verbo divino, armado no con mis propios méritos sino con los vuestros: Ohhh Domina Dei Genitrix, Maria, et incorrupta Mater Dei et hominis non meis sed tuis armatus meritis cum isto Viro scilicet verbo Dei luctare cupio” (Rup. Prolog. in cantic.).

¡Oh! ¡cuán poderoso y fuerte se es junto a Jesucristo cuando se está armado con los méritos y la intercesión de la digna Madre de Dios, que como dice San Agustín, ha vencido amorosamente al Todopoderoso!

146. Como por esta práctica se da a nuestro Señor, por las manos de su Santa Madre, todas las buenas obras, esta buena Señora las purifica, las embellece y las hace aceptar por su Hijo.

1) Las purifica de toda la suciedad del amor propio y del apego imperceptible a la criatura, que se desliza insensiblemente aún en las mejores acciones. Desde que están en sus manos purísimas y fecundas, estas mismas manos, que jamás han sido estériles ni han estado ociosas, y que purifican lo que tocan, quitan del presente que se le hace todo lo que pueda haber en él de maleado o imperfecto.

147. 2°) Las embellece, adornándolas con sus méritos y virtudes. Es como si un campesino, queriendo ganar la amistad y la benevolencia del rey, fuese a la reina y le presentase una manzana, que es lo único de que puede disponer, a fin de que ella la presente al rey. La reina, habiendo aceptado el pobre pequeño obsequio del campesino, pondrá esa manzana en un grande y hermoso plato de oro, y así la presentará al rey de parte del campesino; entonces la manzana, aunque indigna por sí misma de ser ofrendada a un rey, llegará a ser un presente digno de su majestad, en atención al plato de oro en el que está y a la persona que la presenta.

148. 3°) Presenta a Jesucristo esas buenas obras, porque nada de lo que se le presenta guarda para sí, como si fuese fin último; Ella remite todo a Jesús fielmente. Si se le da algo, necesariamente se da a jesus: Si se la lava y se la glorifica, ella inmediatamente alaba y glorifica a Jesús. Ahora, como antaño cuando Santa Isabel la alabó, cuando se la alaba y se la bendice ella canta: Magnificat anima mea Dominum (Luc. I, 46: “Mi alma glorifica al Señor”. Ver el comentario que hace S. Bernardo, en el Sermón “En el domingo infraoctavo de la Asunción de la B. V. María”. 12. Allí trata también de sus doce prerrogativas)
149. 4°) Hace que Jesús acepte esas buenas obras, por pequeño y pobre que sea el presente para este Santo de los santos y este Rey de reyes. Cuando se presenta algo a Jesús, por uno mismo y apoyado en la propia industria y disposición, Jesús examina el presente y, a menudo, lo rechaza a causa de la suciedad que contrae por el amor propio; como en otro tiempo rechazó los sacrificios de los judíos, llenos todos de su voluntad propia. Pero cuando se le presenta algo por las manos puras y virginales de su Bienamada, se lo toma por su flaco, si se me permite usar este término; no considera tanto la cosa que se le da si no a su buena Madre que la presenta; no mira tanto de donde viene ese presente como a Aquella por quien le viene. Así María, que jamás es rechazada y siempre es bien recibida por su Hijo, hace recibir con agrado por Su Majestad todo lo que le presenta, pequeño o grande: basta que María lo presente para que Jesús lo reciba y le plazca. Es el gran consejo que daba San Bernardo a aquellos y aquellas a quienes conducía a la perfección:”Cuando quieras ofrecer algo a Dios, ten cuidado de ofrecerlo por las manos agradabilísimas y dignísimas de María, a no ser que quieras ser rechazado: Modicum quid offere desideras, manibus Mariae offerendum tradere cura, si non vis sustinere repulsam”. (S Bernardo, Lib. de Aquoed).

150. ¿No es esto lo que la misma naturaleza inspira a los pequeños respecto de los grandes, como hemos visto? (Supra nº 146) ¿Por que la gracia no nos llevara, a hacer lo mismo respecto de Dios, que es infinitamente mayor que nosotros, y el ante el cual somos menos que átomos; teniendo por otra parte una abogada tan poderosa que jamás es rehusada, tan industriosa, que conoce todos los secretos para ganar el corazón de Dios; tan buena y caritativa, que a nadie rechaza por pequeño y malo que sea? Expondré más adelante (Ver infra, capitulo VI) la figura verdadera de las verdades que digo, en la historia de Jacob y de Rebeca.

Articulo IV

ESTA DEVOCION ES UN MEDIO EXCELENTE PARA PROCURAR LA MAYOR GLORIA DE DIOS

151. CUARTO MOTIVO. Esta devoción, practicada con fidelidad, es un medio excelente para obrar de modo que todas nuestras obras sean en la gloria de Dios .Casi nadie obra con ese noble fin, aunque se este obligado a ello, sea porque no se conoce donde esta la mayor gloria de Dios, sea porque no se la quiere. Más, conociendo perfectísimamente la Santísima Virgen, a quien cedemos el valor y el mérito de las buenas obras, donde está la mayor gloria de Dios y no obrando Ella sino para esta mayor gloria de Dios, un perfecto servidor de esta buenísima Señora, que a Ella se ha consagrado por entero, como dijimos ya (Ver n°136), puede decir sin temor que el valor de todas sus acciones, pensamientos y palabras, se emplea para mayor gloria de Dios, a menos que revoque expresamente su ofrenda. ¿Puede encontrarse algo más consolador para un alma que ama a Dios con amor puro y desinteresado, y que aprecia más la gloria de Dios y sus intereses, que los suyos propios?


Primera Semana
Empleada en adquirir el conocimiento de sí mismo.


Prácticas Espirituales

Emplearán todas sus oraciones y acciones de piedad en pedir el conocimiento de sí mismos y la contrición de sus pecados; harán todo en espíritu de humildad. Para eso, podrán, si quieren, meditar lo que he dicho de nuestro mal fondo y no considerarse durante los seis días de esta semana sino como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes y machos cabríos; o bien estas tres palabras de San Bernardo: Piensa en lo que has sido, simiente pútrida; lo que eres, vaso de estiércol; lo que llegarás a ser, comida de gusanos. Rogarán a Nuestro Señor y su Santo Espíritu que los ilumine, con estas palabras: ¡Señor, que vea! o ¡Que te conozca! o también Ven, Espíritu Santo, y dirán todos los días las letanías del Espíritu Santo. Recurrirán a la Santísima Virgen y le pedirán esta gracia grande que debe ser el fundamento de las otras, y para ello dirán todos los días el Ave Maris Stella, y sus letanías. 



Oraciones de la Primera Semana:
 
LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO
 
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo
de la creación planeando sobre las aguas,
las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual han
hablado los santos hombres de Dios,
Espíritu cuya unción nos enseña
todas las cosas
Espíritu, que das testimonio de Cristo,
Espíritu de verdad que nos instruís sobre
todas las cosas
Espíritu que sobreviene a María,
Espíritu del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu de Dios que habita en nosotros,
Espíritu de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu de consejo y de fortaleza,
Espíritu de ciencia y de piedad,
Espíritu de temor del Señor,
Espíritu de gracia y de misericordia,
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,
 
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu de humildad y de castidad,
Espíritu de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu de multiforme gracia,
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu que descendiste sobre Cristo en
forma de paloma
Espíritu en el cual renacemos,
Espíritu por el cual se difunde la caridad en
nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos apareciste.
Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu que distribuyes (vuestros dones)
a cada uno como quieres,
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio, escúchanos, Señor.




De todo mal,
Líbranos Señor*
De todo pecado,
De las tentaciones e insidias del diablo,
De toda presunción y desesperación,
De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Del espíritu de fornicación,
De todo espíritu malo,
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por tu advenimiento sobre los Discípulos.
 
En el día del juicio,
Pecadores, te rogamos, óyenos*
Para que, así como vivimos por el espíritu,
obremos también por el espíritu,
Para que, recordando que somos templo
del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos los deseos de la carne,
A fin de que por el espíritu mortifiquemos
las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo de Dios,
Para que seamos solícitos en guardar la
unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Para que no creamos a todo espíritu,
te rogamos, óyenos.
 
Para que probemos a los espíritus si son de
Dios, te rogamos, óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el
espíritu de rectitud, re rogamos…
Para que nos confirmes por tu espíritu
soberano, te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del
mundo, ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu Santo, que purifique clementemente
nuestros corazones y nos preserve de todo
mal. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así sea.
 
AVE ESTRELLA DE LA MAR
Ave estrella de la mar,
Augusta Madre de Dios,
Permanentemente Virgen,
Puerta del cielo, feliz.
Recibiendo Tú aquel Ave
Por la boca de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Mudando el nombre de Eva.
Desata el lazo al culpable,
Muestra la luz a los ciegos,
Líbranos de todo mal,
Consíguenos todo bien.
Que eres Madre muéstranos;
Reciba por Ti las preces
Quien, nacido por nosotros,
Quiso ser el fruto tuyo.
Virgen única, sin par,
Entre todas la más dulce,
Líbranos de nuestras culpas,
Haz que seamos mansos, castos.
Concédenos vida pura,
Vía segura prepara:
Para que, viendo a Jesús,
Siempre juntos nos gocemos.
Sea la alabanza a Dios Padre,
Al sumo Cristo esplendor,
con el Espíritu Santo,
a los Tres un solo honor.
Amén.
LETANÍAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
ten piedad de nosotros.
Deus, Dios Espíritu Santo,
ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios,
ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros*
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre sin tacha,
Madre siempre Virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen venerable,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de Sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso honorable,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los cielos,
Reina del sacratísimo Rosario,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas los pecados
del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados
del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados
del mundo, ten piedad de nosotros.
Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de Jesucristo.
Oremos
Concédenos, Señor Dios, a tus siervos, te
lo pedimos, la gracia de gozar perpetua
salud de cuerpo y alma, y por la gloriosa
intercesión de la Bienaventurada siempre
Virgen María, de ser librados de la tristeza
(de la vida) presente y de gozar de la eterna
alegría. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
*(Por cada título a Ntra Señora decir: ruega por nosotros)









No hay comentarios.:

Publicar un comentario