PREPARACIÓN
PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA
ENCARNADA, POR LAS MANOS DE
MARÍA.
San
Luis María Grignon de Monfort
(Nota:
La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la
lectura de cada ocasión)
DIA
15
ARTICULO
III
ESTA
DEVOCIÓN NOS PROCURA LOS BUENOS OFICIOS DE LA
SANTISIMA VIRGEN
I
María se da a su esclavo de amor
144.
La Santísima Virgen, que es madre de dulzura y de misericordia, y
que jamás se deja vencer en amor y en liberalidad, viendo que
alguien se da por entero a ella para honrarla y servirla,
despojándose de lo que se tiene por más querido, para adornarla con
ello, también se da por entero y de una manera inefable a aquel que
le da todo. Lo hace sumergir en el abismo de sus gracias; lo adorna
con sus méritos; lo apoya con su poder; lo esclarece con su luz; lo
abraza con su amor; le comunica sus virtudes: su humildad, su fe, su
pureza, etc.; se hace su fianza, su suplemento y su querido todo para
con Jesús. En fin, como esta persona consagrada es toda de María,
María es toda de ella; de modo que se puede decir de este perfecto
servidor e hijo (Ver la nota I del n°113) de María lo que San Juan
evangelista dice de sí mismo, que ha tomado a la Santísima Virgen
por todos sus bienes:
Accepit eam discipulus in sua (Juan
XIX, 27).
145.
Esto es lo que produce en su alma si es fiel: una gran desconfianza,
desprecio y aborrecimiento de sí mismo y una gran confianza y un
gran abandono en la Santísima. Virgen, su buena Soberana. Ya no pone
como antes, su apoyo en sus disposiciones, intenciones, méritos,
virtudes y buenas obras, porque habiendo hecho un sacrificio total a
Jesucristo por medio de esta buena Madre, ya no tiene sino un tesoro
donde están todos sus bienes que no está más en sí mismo y, este
tesoro es María.
Esto
es lo que le hace acercarse a Nuestro Señor, sin temor servil ni
escrupuloso y rogarle con mucha confianza; esto es lo que le hace
entrar en los sentimientos del devoto y sabio abad Ruperto, quien
haciendo alusión a la victoria de Jacob sobre un ángel (Cf. Gén.
XXXII, 24) dice a la Santísima Virgen estas bellas palabras: "¡Oh!
María mí Princesa y Madre inmaculada de un Dios-Hombre, Jesucristo,
yo deseo luchar con este Hombre a saber, el Verbo divino, armado no
con mis propios méritos sino con los vuestros: Ohhh Domina Dei
Genitrix, Maria, et incorrupta Mater Dei et hominis non meis sed tuis
armatus meritis cum isto Viro scilicet verbo Dei luctare cupio”
(Rup. Prolog.
in cantic.).
¡Oh!
¡cuán poderoso y fuerte se es junto a Jesucristo cuando se está
armado con los méritos y la intercesión de la digna Madre de Dios,
que como dice San Agustín, ha vencido amorosamente al Todopoderoso!
146.
Como por esta práctica se da a nuestro Señor, por las manos de su
Santa Madre, todas las buenas obras, esta buena Señora las purifica,
las embellece y las hace aceptar por su Hijo.
1)
Las purifica
de
toda la suciedad del amor propio y del apego imperceptible a la
criatura, que se desliza insensiblemente aún en las mejores
acciones. Desde que están en sus manos purísimas y fecundas, estas
mismas manos, que jamás han sido estériles ni han estado ociosas, y
que purifican lo que tocan, quitan del presente que se le hace todo
lo que pueda haber en él de maleado o imperfecto.
147.
2°) Las embellece,
adornándolas
con sus méritos y virtudes. Es como si un campesino, queriendo ganar
la amistad y la benevolencia del rey, fuese a la reina y le
presentase una manzana, que es lo único de que puede disponer, a fin
de que ella la presente al rey. La reina, habiendo aceptado el pobre
pequeño obsequio del campesino, pondrá esa manzana en un grande y
hermoso plato de oro, y así la presentará al rey de parte del
campesino; entonces la manzana, aunque indigna por sí misma de ser
ofrendada a un rey, llegará a ser un presente digno de su majestad,
en atención al plato de oro en el que está y a la persona que la
presenta.
148.
3°) Presenta
a Jesucristo esas
buenas obras, porque nada de lo que se le presenta guarda para sí,
como si fuese fin último; Ella remite todo a Jesús fielmente. Si se
le da algo, necesariamente se da a jesus: Si se la lava y se la
glorifica, ella inmediatamente alaba y glorifica a Jesús. Ahora,
como antaño cuando Santa Isabel la alabó, cuando se la alaba y se
la bendice ella canta: Magnificat
anima mea Dominum
(Luc. I, 46: “Mi alma glorifica al Señor”. Ver el comentario que
hace S. Bernardo, en el Sermón “En el domingo infraoctavo de la
Asunción de la B. V. María”. 12. Allí trata también de sus doce
prerrogativas)
149.
4°) Hace
que Jesús acepte
esas buenas obras, por pequeño y pobre que sea el presente para este
Santo de los santos y este Rey de reyes. Cuando se presenta algo a
Jesús, por uno mismo y apoyado en la propia industria y disposición,
Jesús examina el presente y, a menudo, lo rechaza a causa de la
suciedad que contrae por el amor propio; como en otro tiempo rechazó
los sacrificios de los judíos, llenos todos de su voluntad propia.
Pero cuando se le presenta algo por las manos puras y virginales de
su Bienamada, se lo toma por su flaco, si se me permite usar este
término; no considera tanto la cosa que se le da si no a su buena
Madre que la presenta; no mira tanto de donde viene ese presente como
a Aquella por quien le viene. Así María, que jamás es rechazada y
siempre es bien recibida por su Hijo, hace recibir con agrado por Su
Majestad todo lo que le presenta, pequeño o grande: basta que María
lo presente para que Jesús lo reciba y le plazca. Es el gran consejo
que daba San Bernardo a aquellos y aquellas a quienes conducía a la
perfección:”Cuando quieras ofrecer algo a Dios, ten cuidado de
ofrecerlo por las manos agradabilísimas y dignísimas de María, a
no ser que quieras ser rechazado: Modicum
quid offere desideras, manibus Mariae offerendum tradere cura, si non
vis sustinere repulsam”.
(S Bernardo, Lib. de
Aquoed).
150.
¿No es esto lo que la misma naturaleza inspira a los pequeños
respecto de los grandes, como hemos visto? (Supra
nº 146) ¿Por que la gracia no nos llevara, a hacer lo mismo
respecto de Dios, que es infinitamente mayor que nosotros, y el ante
el cual somos menos que átomos; teniendo por otra parte una abogada
tan poderosa que jamás es rehusada, tan industriosa, que conoce
todos los secretos para ganar el corazón de Dios; tan buena y
caritativa, que a nadie rechaza por pequeño y malo que sea? Expondré
más adelante (Ver
infra, capitulo VI) la
figura verdadera de las verdades que digo, en la historia de Jacob y
de Rebeca.
Articulo
IV
ESTA
DEVOCION ES UN MEDIO EXCELENTE PARA PROCURAR LA MAYOR GLORIA DE DIOS
151.
CUARTO MOTIVO. Esta devoción, practicada con fidelidad, es un medio
excelente para obrar de modo que todas nuestras obras sean en la
gloria de Dios .Casi nadie obra con ese noble fin, aunque se este
obligado a ello, sea porque no se conoce donde esta la mayor gloria
de Dios, sea porque no se la quiere. Más, conociendo
perfectísimamente la Santísima Virgen, a quien cedemos el valor y
el mérito de las buenas obras, donde está la mayor gloria de Dios y
no obrando Ella sino para esta mayor gloria de Dios, un perfecto
servidor de esta buenísima Señora, que a Ella se ha consagrado por
entero, como dijimos ya (Ver n°136), puede decir sin temor que el
valor de todas sus acciones, pensamientos y palabras, se emplea para
mayor gloria de Dios, a menos que revoque expresamente su ofrenda.
¿Puede encontrarse algo más consolador para un alma que ama a Dios
con amor puro y desinteresado, y que aprecia más la gloria de Dios y
sus intereses, que los suyos propios?
Primera Semana
Empleada en adquirir el conocimiento de sí mismo.
Prácticas Espirituales
Emplearán
todas sus oraciones y acciones de piedad en pedir el conocimiento de
sí mismos y la contrición de sus pecados; harán todo en espíritu
de humildad. Para eso, podrán, si quieren, meditar lo que he dicho
de nuestro mal fondo y no considerarse durante los seis días de esta
semana sino como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes y
machos cabríos; o bien estas tres palabras de San Bernardo: Piensa
en lo que has sido, simiente pútrida; lo que eres, vaso de
estiércol; lo que llegarás a ser, comida de gusanos.
Rogarán a Nuestro Señor y su Santo Espíritu que los ilumine, con
estas palabras:
¡Señor,
que vea!
o
¡Que
te conozca!
o también Ven,
Espíritu Santo,
y dirán todos los días las letanías del Espíritu Santo.
Recurrirán a la Santísima Virgen y le pedirán esta gracia grande
que debe ser el fundamento de las otras, y para ello dirán todos los
días el Ave Maris Stella, y sus letanías.
Oraciones
de la Primera Semana:
LETANÍAS
DEL ESPÍRITU SANTO
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios,
Padre celestial,
Dios,
Hijo, Redentor del mundo,
Dios,
Espíritu Santo,
Trinidad
Santa, un solo Dios,
Espíritu,
que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu
del Señor, que al comienzo
de
la creación planeando sobre las aguas,
las
fecundaste
Espíritu
por inspiración del cual han
hablado
los santos hombres de Dios,
Espíritu
cuya unción nos enseña
todas
las cosas
Espíritu,
que das testimonio de Cristo,
Espíritu
de verdad que nos instruís sobre
todas
las cosas
Espíritu
que sobreviene a María,
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe,
Espíritu
de Dios que habita en nosotros,
Espíritu
de sabiduría y de entendimiento,
Espíritu
de consejo y de fortaleza,
Espíritu
de ciencia y de piedad,
Espíritu
de temor del Señor,
Espíritu
de gracia y de misericordia,
Espíritu
de fuerza, de dilección y de sobriedad,
Espíritu
de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu
de humildad y de castidad,
Espíritu
de benignidad y de mansedumbre,
Espíritu
de multiforme gracia,
Espíritu
que escrutas hasta los secretos de Dios
Espíritu
que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables
Espíritu
que descendiste sobre Cristo en
forma
de paloma
Espíritu
en el cual renacemos,
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en
nuestros
corazones
Espíritu
de adopción de los hijos de Dios,
Espíritu
que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos
apareciste.
Espíritu
con el cual fueron los Apóstoles henchidos
Espíritu
que distribuyes (vuestros dones)
a
cada uno como quieres,
Sednos
propicio, perdónanos, Señor.
Sednos
propicio, escúchanos, Señor.
De
todo mal,
Líbranos
Señor*
De
todo pecado,
De
las tentaciones e insidias del diablo,
De
toda presunción y desesperación,
De
la resistencia a la verdad conocida,
De
la obstinación y de la impenitencia,
De
la impureza de la mente y del cuerpo,
Del
espíritu de fornicación,
De
todo espíritu malo,
Por
tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Por
la Concepción de Jesucristo, hecha por
operación.
Por
tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.
Por
tu advenimiento sobre los Discípulos.
En
el día del juicio,
Pecadores,
te rogamos, óyenos*
Para
que, así como vivimos por el espíritu,
obremos
también por el espíritu,
Para
que, recordando que somos templo
del
Espíritu Santo, no lo profanemos,
Para
que, viviendo según el espíritu, no
cumplamos
los deseos de la carne,
A
fin de que por el espíritu mortifiquemos
las
obras de la carne,
Para
que no te contristemos a ti, Espíritu
Santo
de Dios,
Para
que seamos solícitos en guardar la
unidad
de espíritu en el vínculo de la paz,
Para
que no creamos a todo espíritu,
te
rogamos, óyenos.
Para
que probemos a los espíritus si son de
Dios,
te rogamos, óyenos.
Para
que te dignes renovar en nosotros el
espíritu
de rectitud, re rogamos…
Para
que nos confirmes por tu espíritu
soberano,
te rogamos, óyenos.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del
mundo,
ten piedad de nosotros.
Oremos
Asístanos,
te pedimos, Señor, la virtud del
Espíritu
Santo, que purifique clementemente
nuestros
corazones y nos preserve de todo
mal.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Así
sea.
AVE
ESTRELLA DE LA MAR
Ave
estrella de la mar,
Augusta
Madre de Dios,
Permanentemente
Virgen,
Puerta
del cielo, feliz.
Recibiendo
Tú aquel Ave
Por
la boca de Gabriel,
Ciméntanos
en la paz,
Mudando
el nombre de Eva.
Desata
el lazo al culpable,
Muestra
la luz a los ciegos,
Líbranos
de todo mal,
Consíguenos
todo bien.
Que
eres Madre muéstranos;
Reciba
por Ti las preces
Quien,
nacido por nosotros,
Quiso
ser el fruto tuyo.
Virgen
única, sin par,
Entre
todas la más dulce,
Líbranos
de nuestras culpas,
Haz
que seamos mansos, castos.
Concédenos
vida pura,
Vía
segura prepara:
Para
que, viendo a Jesús,
Siempre
juntos nos gocemos.
Sea
la alabanza a Dios Padre,
Al
sumo Cristo esplendor,
con
el Espíritu Santo,
a
los Tres un solo honor.
Amén.
LETANÍAS
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos
Dios,
Padre celestial,
ten
piedad de nosotros.
Dios
Hijo, Redentor del mundo,
ten
piedad de nosotros.
Deus,
Dios Espíritu Santo,
ten
piedad de nosotros.
Santa
Trinidad, un solo Dios,
ten
piedad de nosotros.
Santa
María, ruega por nosotros*
Santa
Madre de Dios,
Santa
Virgen de las vírgenes,
Madre
de Cristo,
Madre
de la divina gracia,
Madre
purísima,
Madre
castísima,
Madre
sin tacha,
Madre
siempre Virgen,
Madre
inmaculada,
Madre
amable,
Madre
admirable,
Madre
del buen consejo,
Madre
del Creador,
Madre
del Salvador,
Virgen
prudentísima,
Virgen
venerable,
Virgen
digna de alabanza,
Virgen
poderosa,
Virgen
clemente,
Virgen
fiel,
Espejo
de justicia,
Trono
de Sabiduría,
Causa
de nuestra alegría,
Vaso
espiritual,
Vaso
honorable,
Vaso
insigne de devoción,
Rosa
mística,
Torre
de David,
Torre
de marfil,
Casa
de oro,
Arca
de la Alianza,
Puerta
del cielo,
Estrella
de la mañana,
Salud
de los enfermos,
Refugio
de los pecadores,
Consuelo
de los afligidos,
Auxilio
de los cristianos,
Reina
de los Ángeles,
Reina
de los Patriarcas,
Reina
de los Profetas,
Reina
de los Apóstoles,
Reina
de los Mártires,
Reina
de los Confesores,
Reina
de las Vírgenes,
Reina
de todos los Santos,
Reina
concebida sin pecado original,
Reina
asunta a los cielos,
Reina
del sacratísimo Rosario,
Reina
de la paz.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, perdónanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, escúchanos, Señor.
Cordero
de Dios, que quitas los pecados
del
mundo, ten piedad de nosotros.
Ruega
por nosotros santa Madre de Dios,
para
que seamos dignos de alcanzar las
promesas
de Jesucristo.
Oremos
Concédenos,
Señor Dios, a tus siervos, te
lo
pedimos, la gracia de gozar perpetua
salud
de cuerpo y alma, y por la gloriosa
intercesión
de la Bienaventurada siempre
Virgen
María, de ser librados de la tristeza
(de
la vida) presente y de gozar de la eterna
alegría.
Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
*(Por
cada título a Ntra Señora decir: ruega por nosotros)
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