DÍA CUARTO
Puesto de rodillas delante de la Imagen del Glorioso Arcángel San
Rafael, se dará principio a la Novena persignándose y levantando el
corazón a Dios, procurando alentar la confianza y avisar la Fe,
haciéndose presente con la consideración a toda la Corte Celestial
y a la Reina de los Ángeles como especial Abogada nuestra, en cuya
presencia con humildad, dolor y arrepentimiento hará de todo corazón
un Acto de Contrición y después dirá esto.
ORACIÓN
Glorioso Arcángel San Rafael, Sagrado Príncipe de los siete que
asisten en el Trono supremo del mismo Dios, si es para gloria de la
Majestad Divina y para honra de vuestra Alteza que yo consiga lo que
deseo y pido en esta Novena, alcanzadme esta gracia del Señor, y si
no enderezad mi petición y pedid para mí a Dios aquello que más me
conviene para mayor gloria suya, vida, salud y provecho de mi alma.
Amén.
DEL LIBRO DE TOBÍAS EN LA SAGRADA ESCRITURA
Tobías
da consejos a su hijo
Creyendo Tobías que Dios había oído su oración en el sentido de
que le concediera la muerte, llamó cerca de sí a su hijo Tobías,
y le dijo: “Escucha, hijo mío, las palabras de mi boca, y
asiéntalas como fundamento en tu corazón. Luego que Dios recibiere
mi alma, entierra mi cuerpo y honrarás a tu madre todos los días de
su vida. No te olvides, cuáles y cuántos peligros ella ha
soportado por ti llevándote en su seno. Y cuando ella (haya)
también acabado el tiempo de su vida, la enterrarás junto a mí.
Ten
a Dios en tu mente todos los días de tu vida, y guárdate de
consentir jamás en pecado y de quebrantar los mandamientos del Señor
Dios nuestro.
Da
limosna de tus bienes, y no apartes tu rostro de ningún pobre; así
conseguirás que tampoco de ti se aparte el rostro del Señor. Usa
de misericordia con todas tus fuerzas. Si tienes mucho, da con
abundancia; si poco, procura dar de buena gana aun lo poco; pues con
eso te atesoras una gran recompensa para el día de la angustia.
Porque la limosna libra de todo pecado y de la muerte, y no dejará
caer el alma en las tinieblas. La limosna será motivo de gran
confianza delante del altísimo Dios para todos los que la hacen.
Guárdate, hijo mío, de toda fornicación, y fuera de tu mujer,
nunca cometas el delito (de conocer a otra).
No permitas jamás que la soberbia domine en tu corazón o en tus
palabras, porque de ella tomó principio toda perdición,
A
todo aquel que haya trabajado algo por ti, dale en seguida su jornal,
y de ningún modo quede en tu poder el salario de tu jornalero.
No hagas jamás a otro lo que no quieres que otro te haga a ti.
Come tu pan con los hambrientos y menesterosos, y con tus vestidos
cubre a los desnudos.
Pon tu pan y tu vino sobre el sepulcro del justo, y no comas ni bebas
de ello con los pecadores.
Pide siempre consejo al hombre sabio.
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Alaba al Señor en todo tiempo; y pídele que dirija tus pasos, para
que todos tus propósitos tengan en Él su fundamento.
Te comunico también, hijo mío, que siendo tú aún niño, presté
diez talentos de plata a Gabelo, en Rages, ciudad de los medos, y
tengo en mi poder el recibo firmado de su mano. Por tanto
procura el modo de ir allá, y de cobrarle dicha suma de dinero,
devolviéndole el recibo firmado de su mano.
No temas, hijo mío. Es verdad que pasamos una vida pobre, pero
tendremos muchos bienes, si apartándonos de todo pecado tememos a
Dios y hacemos el bien.”
Aquí se rezan tres Padres Nuestros y tres Ave Marías y después se
dirá a San Rafael la siguiente
Alentando cuanto se pudiere la confianza, con las palabras que a cada
uno le dictare su afecto pedirá a San Rafael el favor especial que
desea conseguir y luego para obligar más a Dios pondrá por
intercesión a la Reina de los Ángeles diciendo esta
ORACION
Soberana Reina de los Cielos y Señora de todos los nueve Coros
Angélicos María Santísima! digna Madre de mi Señor Jesucristo,
Templo vivo de la Divinidad, depósito de los tesoros de su gracia,
principio de nuestro remedio, restauradora de la general ruina del
linaje humano, nuevo gozo de los Santos, gloria de las obras del
Altísimo y único instrumento de su omnipotencia. Te confieso por
Madre dulcísima de Misericordia, Refugio de los miserables, amparo
de los pobres y consuelo de los afligidos y todo lo que en ti por ti,
y de ti confiesan los Espíritus Angélicos y de los Santos, todo lo
confieso reverente, y lo que en ti y por ti alaban a la Divinidad, y
la glorifican, todo lo alabo y glorifico, y por todo te bendigo,
magnifico, confieso y creo, por el poder Divino con vida a todos los
pobres, desvalidos, ignorantes, pecadores, grandes, pequeños,
enfermos, flacos, y a todos los hijos de Adán, de cualquier estado,
condición y sexo, Prelados, Príncipes e inferiores, para que vengan
por su remedio a su infinita y liberal Providencia, por la
intercesión de la que dio carne humana al Verbo Divino, porque sola
ella es poderosa para solicitar nuestro remedio y alcanzarle: por
tanto, Sagrada Reina de todas las Jerarquías, os pido y suplico en
nombre de todas ellas, nos alcancéis de vuestro querido Hijo la
exaltación de su Santísimo Nombre en toda la redondez del Mundo,
salud espiritual de las almas, la extirpación de las herejías, la
ruina del soberbio príncipe de las tinieblas, la universal extensión
de la Santa Iglesia, paz y concordia entre los Príncipes Cristianos,
para que todos enteramente alabemos al Santísimo Nombre de
Jesucristo, a quien sea la gloria por infinitos siglos de los siglos.
Amén
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