miércoles, 6 de enero de 2016

NOVENA A SAN RAFAEL ARCANGEL - Día IV





DÍA CUARTO


Puesto de rodillas delante de la Imagen del Glorioso Arcángel San Rafael, se dará principio a la Novena persignándose y levantando el corazón a Dios, procurando alentar la confianza y avisar la Fe, haciéndose presente con la consideración a toda la Corte Celestial y a la Reina de los Ángeles como especial Abogada nuestra, en cuya presencia con humildad, dolor y arrepentimiento hará de todo corazón un Acto de Contrición y después dirá esto.

ORACIÓN

Glorioso Arcángel San Rafael, Sagrado Príncipe de los siete que asisten en el Trono supremo del mismo Dios, si es para gloria de la Majestad Divina y para honra de vuestra Alteza que yo consiga lo que deseo y pido en esta Novena, alcanzadme esta gracia del Señor, y si no enderezad mi petición y pedid para mí a Dios aquello que más me conviene para mayor gloria suya, vida, salud y provecho de mi alma. Amén.

DEL LIBRO DE TOBÍAS EN LA SAGRADA ESCRITURA
Tobías da consejos a su hijo
Creyendo Tobías que Dios había oído su oración en el sentido de que le concediera la muerte, llamó cerca de sí a su hijo Tobías, y le dijo: “Escucha, hijo mío, las palabras de mi boca, y asiéntalas como fundamento en tu corazón. Luego que Dios recibiere mi alma, entierra mi cuerpo y honrarás a tu madre todos los días de su vida. No te olvides, cuáles y cuántos peligros ella ha soportado por ti llevándote en su seno. Y cuando ella (haya) también acabado el tiempo de su vida, la enterrarás junto a mí.
Ten a Dios en tu mente todos los días de tu vida, y guárdate de consentir jamás en pecado y de quebrantar los mandamientos del Señor Dios nuestro.
Da limosna de tus bienes, y no apartes tu rostro de ningún pobre; así conseguirás que tampoco de ti se aparte el rostro del Señor. Usa de misericordia con todas tus fuerzas. Si tienes mucho, da con abundancia; si poco, procura dar de buena gana aun lo poco; pues con eso te atesoras una gran recompensa para el día de la angustia. Porque la limosna libra de todo pecado y de la muerte, y no dejará caer el alma en las tinieblas. La limosna será motivo de gran confianza delante del altísimo Dios para todos los que la hacen.
Guárdate, hijo mío, de toda fornicación, y fuera de tu mujer, nunca cometas el delito (de conocer a otra).
No permitas jamás que la soberbia domine en tu corazón o en tus palabras, porque de ella tomó principio toda perdición,
A todo aquel que haya trabajado algo por ti, dale en seguida su jornal, y de ningún modo quede en tu poder el salario de tu jornalero.
No hagas jamás a otro lo que no quieres que otro te haga a ti.
Come tu pan con los hambrientos y menesterosos, y con tus vestidos cubre a los desnudos.
Pon tu pan y tu vino sobre el sepulcro del justo, y no comas ni bebas de ello con los pecadores.
Pide siempre consejo al hombre sabio.
0 Alaba al Señor en todo tiempo; y pídele que dirija tus pasos, para que todos tus propósitos tengan en Él su fundamento.
Te comunico también, hijo mío, que siendo tú aún niño, presté diez talentos de plata a Gabelo, en Rages, ciudad de los medos, y tengo en mi poder el recibo firmado de su mano. Por tanto procura el modo de ir allá, y de cobrarle dicha suma de dinero, devolviéndole el recibo firmado de su mano.
No temas, hijo mío. Es verdad que pasamos una vida pobre, pero tendremos muchos bienes, si apartándonos de todo pecado tememos a Dios y hacemos el bien.”

Aquí se rezan tres Padres Nuestros y tres Ave Marías y después se dirá a San Rafael la siguiente


Alentando cuanto se pudiere la confianza, con las palabras que a cada uno le dictare su afecto pedirá a San Rafael el favor especial que desea conseguir y luego para obligar más a Dios pondrá por intercesión a la Reina de los Ángeles diciendo esta

ORACION

Soberana Reina de los Cielos y Señora de todos los nueve Coros Angélicos María Santísima! digna Madre de mi Señor Jesucristo, Templo vivo de la Divinidad, depósito de los tesoros de su gracia, principio de nuestro remedio, restauradora de la general ruina del linaje humano, nuevo gozo de los Santos, gloria de las obras del Altísimo y único instrumento de su omnipotencia. Te confieso por Madre dulcísima de Misericordia, Refugio de los miserables, amparo de los pobres y consuelo de los afligidos y todo lo que en ti por ti, y de ti confiesan los Espíritus Angélicos y de los Santos, todo lo confieso reverente, y lo que en ti y por ti alaban a la Divinidad, y la glorifican, todo lo alabo y glorifico, y por todo te bendigo, magnifico, confieso y creo, por el poder Divino con vida a todos los pobres, desvalidos, ignorantes, pecadores, grandes, pequeños, enfermos, flacos, y a todos los hijos de Adán, de cualquier estado, condición y sexo, Prelados, Príncipes e inferiores, para que vengan por su remedio a su infinita y liberal Providencia, por la intercesión de la que dio carne humana al Verbo Divino, porque sola ella es poderosa para solicitar nuestro remedio y alcanzarle: por tanto, Sagrada Reina de todas las Jerarquías, os pido y suplico en nombre de todas ellas, nos alcancéis de vuestro querido Hijo la exaltación de su Santísimo Nombre en toda la redondez del Mundo, salud espiritual de las almas, la extirpación de las herejías, la ruina del soberbio príncipe de las tinieblas, la universal extensión de la Santa Iglesia, paz y concordia entre los Príncipes Cristianos, para que todos enteramente alabemos al Santísimo Nombre de Jesucristo, a quien sea la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén












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