sábado, 3 de octubre de 2015

EL PECADO

INSTRUCCIÓN RELIGIOSA


EL CRISTIANISMO
SUS DOGMAS, ORACIONES,
MANDAMIENTOS Y SACRAMENTOS

TERCERA PARTE

LO QUE SE HA DE OBRAR

DOCTRINA DE LA CARIDAD
MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS
PRECEPTOS DE LA IGLESIA – VIRTUDES CRISTIANAS

El pecado.


Pecado es faltar a la ley de Dios.
El pecado es original y actual.

Pecado original es aquel con que todos nacemos, heredado de nuestros primeros padres.
Se borra con el Santo Bautismo.

Pecado actual es el que comete voluntariamente quien tiene uso de razón.
El pecado puede cometerse con pensamiento, deseo, palabra, obra y omisión.
Omisión quiere decir dejar de hacer aquello a que uno está obligado.

No todos los pecados son iguales; como entre amigos pueden surgir disgustos pequeños y graves, así también sucede entre Dios y el hombre.
Los disgustos pequeños no rompen la amistad, pero sí los graves.

El pecado actual puede ser mortal y venial.

Pecado mortal es faltar a la ley de Dios en materia grave, con plena advertencia y pleno consentimiento.

Materia grave significa cosa de importancia.

Plena advertencia significa que el entendimiento se dé cuenta claramente de que la cosa es mala.
No peca, por falta de advertencia, quien come carne en día prohibido, porque no sabe o no recuerda que es día de abstinencia.

Pleno consentimiento significa que la voluntad sea del todo libre.
Un sueño malo, de por sí, no es pecado, porque cuando uno duerme no es libre para hacer el bien o el mal.
En donde no hay libre voluntad no hay pecado.
No peca quien hace algo malo sin querer, compelido a viva fuerza.
No quita la libre voluntad ser compelido, pero no a viva fuerza, a hacer algo que de otra suerte no se quisiera hacer.

Pecaría quien por encontrarse amenazado de muerte u otro mal grave, cometiera una acción mala por su naturaleza, como insultar a Dios, abandonar la verdadera religión, etc.

Para que haya pecado no es necesario querer directamente ofender a Dios.
Sólo el demonio u hombres semejantes al demonio pueden querer directamente ofender a Dios.

Lo que se intenta, al pecar, es sólo satisfacer la pasión, el capricho.
Para que haya pecado, ni aún es necesario pensar que se ofende a Dios; basta hacer libremente algo ilícito, dándose cuenta que aquello no se debe hacer, porque es malo.

Quien hace mal sin saberlo por ignorancia culpable, peca.
Quien ejecuta un acto, dudando si es lícito, peca.
El que duda si un acto es lícito o ilícito debe averiguar antes; y no puede efectuarlo sin saber que es lícito.
El medio más práctico para averiguar si un acto es lícito, es preguntar al confesor.
Quien hace algo lícito, pero creyendo por error que es ilícito, peca.

El pecado mortal se perdona de dos maneras:
1º- Confesándose.
2º- Haciendo un acto de contrición perfecta con el propósito de confesarse.

El pecado grave se llama mortal, porque quita al alma la vida sobrenatural de la gracia santificante.

Pecado venial es faltar a la ley de Dios de materia leve; o en cosa grave, pero sin plena advertencia o pleno consentimiento.

Se llama pecado venial, esto es, perdonable, porque no quita la gracia de Dios y se perdona fácilmente.
El pecado venial se perdona arrepintiéndose de haberlo cometido.


EL PECADO ES EL MAYOR DE TODOS LOS MALES

Debemos temer todo pecado como el mayor de todos los males.
El pecado es el mal contra Dios; porque le quita la obediencia y el honor que le son debidos.
Si Dios fuera capaz de pena, el pecado se la causaría.
El pecado, el mal contra Dios, es un mal infinito, por ser infinita la dignidad de Dios ofendido.

Todos los demás males son males de las criaturas; mas todas las criaturas, compradas con Dios, son como nada; por consiguiente, todos sus males son como nada comparados con el mal contra Dios.
Por esto aún para librar de la ruina al mundo entero, jamás sería lícito cometer el más mínimo pecado.
Nunca puede ser lícito cometer un pecado; pues si alguna vez fuera lícito, ya no sería pecado.

El pecado es el mal del hombre; porque le quita la eterna felicidad, que es su último fin.
Ningún otro mal causa más fatales consecuencias.

MALICIA DEL PECADO MORTAL

El pecado mortal es una ofensa grave al Dios de Majestad infinita; por consiguiente, es una injuria infinita.
El hombre que comete pecado mortal se rebela contra Dios: si no con palabra, con sus obras dice: No quiero servir a Dios; no quiero hacer lo que Él manda.
El hombre, si se le compara con Dios, es infinitamente menos que un gusano comparado con todo el universo.

¿Un ser tan vil se atreve a rebelarse contra Dios? ¿Por qué? Por una pasión baja que no quiere dominar y, muchas veces, por cosas de ningún valor.
Todo el que comete pecado mortal ama más a sí mismo y a las criaturas que a Dios; pues disgusta gravemente a Dios, para complacerse a sí mismo o a otros.
¡Pecar! ¡Ofender a Dios en su misma presencia! ¡Es el colmo del atrevimiento!
A lo menos para pecar, buscad un lugar donde Dios no esté.
¡Pero ese lugar no existe!

Quien comete un pecado mortal es el ser más ingrato.
Todo lo que el hombre tiene, Dios se lo ha dado y se lo conserva, y sin embargo el pecador lo emplea para ofenderle.
El que comete pecado mortal se hace esclavo de las pasiones y apetitos contrarios a la razón.
El pecado mortal es el mayor de todos los males de esta vida, pues éstos los ordena Dios para medicina del pecado; ningún médico sabio hace un mal mayor para curar otro menor.

Nuestro Señor Jesucristo, para librarnos de los pecados, aceptó los males de pena, y muy grandes, pero no el mal de culpa.
El pecado mortal ha sido la causa de que Jesús sufriera los más crueles tormentos en su Pasión santísima.
Un solo pecado mortal cambió a unos Ángeles hermosísimos en demonios feísimos.
Un solo pecado mortal, el de Adán, cambió el mundo, de un paraíso de delicias y goces, en un valle de lágrimas y dolores.


CONSECUENCIAS DEL PECADO MORTAL

El pecado mortal:
1º- Nos aparta de Dios y nos priva de su amor y amistad.
2º- Nos quita los méritos y el derecho a la gloria.
3º- Nos hace merecedores de la eterna condenación.


CONSECUENCIAS DEL PECADO VENIAL

Debemos evitar también los pecados veniales, porque:
1º- El pecado venial es una ofensa que se hace a Dios.
2º- Impide muchas gracias que el Señor nos concedería.
3º- Todo pecado venial atrae varios castigos de Dios en esta vida y en la otra.
4º- Poco a poco conduce al pecado mortal.

¡JAMÁS PECAR!

Sólo el pecado es el verdadero mal, pues los demás males pueden traernos grandes bienes, porque nos ayudan a conseguir mayores premios para el Cielo.
Sólo el pecado, si es grave, nos separa de Dios, nuestro Sumo Bien; y si es leve, retarda nuestra entrada en el Cielo y nos priva de muchas gracias.

Evitemos, pues, todo pecado, cueste lo que cueste.
Digamos a menudo: primero morir que pecar.

Si por cada vez que el hombre cometiera un pecado, tuviera que pagar una gran multa o recibir un gran castigo corporal ¿no es verdad que todos tendrían un cuidado sumo en no cometer pecados?
Con mayor razón debemos abstenernos del pecado por no ofender a Dios, por no perder el Cielo, por no merecer los castigos temporales y eternos.


MEDIOS PARA EVITAR EL PECADO

1º- En las tentaciones, acudir a Dios y a la Santísima Virgen con fervorosas oraciones jaculatorias, pensando que Dios está presente en todo lugar.
2º- Leer algún libro bueno y hacer unos minutos de meditación cada día.
3º- Acordarse a menudo de la muerte, juicio, infierno y gloria.
4º- Cada noche, al acostarse, hacer examen de conciencia, y pedir a Dios perdón de las faltas cometidas durante el día.

5º- Frecuentar los Santos Sacramentos.















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