INSTRUCCIÓN
RELIGIOSA
EL
CRISTIANISMO
SUS
DOGMAS, ORACIONES,
MANDAMIENTOS
Y SACRAMENTOS
TERCERA
PARTE
LO
QUE SE HA DE OBRAR
DOCTRINA
DE LA CARIDAD
MANDAMIENTOS
DE LA LEY DE DIOS
PRECEPTOS
DE LA IGLESIA – VIRTUDES CRISTIANAS
El
pecado.
Pecado
es faltar a la ley de Dios.
El
pecado es original y actual.
Pecado
original es aquel con que todos nacemos, heredado de nuestros
primeros padres.
Se
borra con el Santo Bautismo.
Pecado
actual es
el que comete voluntariamente quien tiene uso de razón.
El
pecado puede cometerse con pensamiento, deseo, palabra, obra y
omisión.
Omisión
quiere decir dejar de hacer aquello a que uno está obligado.
No
todos los pecados son iguales; como entre amigos pueden surgir
disgustos pequeños y graves, así también sucede entre Dios y el
hombre.
Los
disgustos pequeños no rompen la amistad, pero sí los graves.
El
pecado actual puede ser mortal y venial.
Pecado
mortal es faltar a la ley de Dios en materia grave, con plena
advertencia y pleno consentimiento.
Materia
grave
significa
cosa
de importancia.
Plena
advertencia
significa
que el entendimiento se dé cuenta claramente de que la cosa es mala.
No
peca, por falta de advertencia, quien come carne en día prohibido,
porque no sabe o no recuerda que es día de abstinencia.
Pleno
consentimiento
significa
que la voluntad sea del todo libre.
Un
sueño malo, de por sí, no es pecado, porque cuando uno duerme no es
libre para hacer el bien o el mal.
En
donde no hay libre voluntad no hay pecado.
No
peca quien hace algo malo sin querer, compelido a viva fuerza.
No
quita la libre voluntad ser compelido, pero no a viva fuerza, a hacer
algo que de otra suerte no se quisiera hacer.
Pecaría
quien por encontrarse amenazado de muerte u otro mal grave, cometiera
una acción mala por su naturaleza, como insultar a Dios, abandonar
la verdadera religión, etc.
Para
que haya pecado no es necesario querer directamente ofender a Dios.
Sólo
el demonio u hombres semejantes al demonio pueden querer directamente
ofender a Dios.
Lo
que se intenta, al pecar, es sólo satisfacer la pasión, el
capricho.
Para
que haya pecado, ni aún es necesario pensar que se ofende a Dios;
basta hacer libremente algo ilícito, dándose cuenta que aquello no
se debe hacer, porque es malo.
Quien
hace mal sin saberlo por ignorancia culpable, peca.
Quien
ejecuta un acto, dudando si es lícito, peca.
El
que duda si un acto es lícito o ilícito debe averiguar antes; y no
puede efectuarlo sin saber que es lícito.
El
medio más práctico para averiguar si un acto es lícito, es
preguntar al confesor.
Quien
hace algo lícito, pero creyendo por error que es ilícito, peca.
El
pecado mortal se perdona de dos maneras:
1º-
Confesándose.
2º-
Haciendo un acto de contrición perfecta con el propósito de
confesarse.
El
pecado grave
se llama mortal,
porque quita al alma la vida sobrenatural de la gracia santificante.
Pecado
venial es faltar a la ley de Dios de materia leve; o
en cosa grave, pero sin plena advertencia o pleno consentimiento.
Se
llama pecado venial,
esto es, perdonable,
porque no quita la gracia de Dios y se perdona fácilmente.
El
pecado venial se perdona arrepintiéndose de haberlo cometido.
EL
PECADO ES EL MAYOR DE TODOS LOS MALES
Debemos
temer todo pecado como el mayor de todos los males.
El
pecado es el mal contra Dios; porque
le quita la obediencia y el honor que le son debidos.
Si
Dios fuera capaz de pena, el pecado se la causaría.
El
pecado, el mal contra Dios, es un mal infinito, por ser infinita la
dignidad de Dios ofendido.
Todos
los demás males son males de las criaturas; mas todas las criaturas,
compradas con Dios, son como nada; por consiguiente, todos sus males
son como nada comparados con el mal contra Dios.
Por
esto aún para librar de la ruina al mundo entero, jamás sería
lícito cometer el más mínimo pecado.
Nunca
puede ser lícito cometer un pecado; pues si alguna vez fuera lícito,
ya no sería pecado.
El
pecado es el mal del hombre; porque
le quita la eterna felicidad, que es su último fin.
Ningún
otro mal causa más fatales consecuencias.
MALICIA
DEL PECADO MORTAL
El
pecado mortal es una ofensa grave al Dios de Majestad infinita; por
consiguiente, es una injuria infinita.
El
hombre que comete pecado mortal se rebela contra Dios: si no con
palabra, con sus obras dice: No
quiero servir a Dios; no quiero hacer lo que Él manda.
El
hombre, si se le compara con Dios, es infinitamente menos que un
gusano comparado con todo el universo.
¿Un
ser tan vil se atreve a rebelarse contra Dios? ¿Por qué? Por una
pasión baja que no quiere dominar y, muchas veces, por cosas de
ningún valor.
Todo
el que comete pecado mortal ama más a sí mismo y a las criaturas
que a Dios; pues disgusta gravemente a Dios, para complacerse a sí
mismo o a otros.
¡Pecar!
¡Ofender a Dios en su misma presencia! ¡Es el colmo del
atrevimiento!
A
lo menos para pecar, buscad un lugar donde Dios no esté.
¡Pero
ese lugar no existe!
Quien
comete un pecado mortal es el ser más ingrato.
Todo
lo que el hombre tiene, Dios se lo ha dado y se lo conserva, y sin
embargo el pecador lo emplea para ofenderle.
El
que comete pecado mortal se hace esclavo
de
las pasiones y apetitos contrarios a la razón.
El
pecado mortal es el mayor de todos los males de esta vida, pues éstos
los ordena Dios para medicina del pecado; ningún médico sabio hace
un mal mayor para curar otro menor.
Nuestro
Señor Jesucristo, para librarnos de los pecados, aceptó los males
de pena, y muy grandes, pero no el mal de culpa.
El
pecado mortal ha sido la causa de que Jesús sufriera los más
crueles tormentos en su Pasión santísima.
Un
solo pecado mortal cambió a unos Ángeles hermosísimos en demonios
feísimos.
Un
solo pecado mortal, el de Adán, cambió el mundo, de un paraíso de
delicias y goces, en un valle de lágrimas y dolores.
CONSECUENCIAS
DEL PECADO MORTAL
El
pecado mortal:
1º-
Nos aparta de Dios y nos priva de su amor y amistad.
2º-
Nos quita los méritos y el derecho a la gloria.
3º-
Nos hace merecedores de la eterna condenación.
CONSECUENCIAS
DEL PECADO VENIAL
Debemos
evitar también los pecados veniales, porque:
1º-
El pecado venial es una ofensa que se hace a Dios.
2º-
Impide muchas gracias que el Señor nos concedería.
3º-
Todo pecado venial atrae varios castigos de Dios en esta vida y en la
otra.
4º-
Poco a poco conduce al pecado mortal.
¡JAMÁS
PECAR!
Sólo
el pecado es el verdadero mal, pues los demás males pueden traernos
grandes bienes, porque nos ayudan a conseguir mayores premios para el
Cielo.
Sólo
el pecado, si es grave, nos separa de Dios, nuestro Sumo Bien; y si
es leve, retarda nuestra entrada en el Cielo y nos priva de muchas
gracias.
Evitemos,
pues, todo pecado, cueste lo que cueste.
Digamos
a menudo: primero
morir que pecar.
Si
por cada vez que el hombre cometiera un pecado, tuviera que pagar una
gran multa o recibir un gran castigo corporal ¿no es verdad que
todos tendrían un cuidado sumo en no cometer pecados?
Con
mayor razón debemos abstenernos del pecado por no ofender a Dios,
por no perder el Cielo, por no merecer los castigos temporales y
eternos.
MEDIOS
PARA EVITAR EL PECADO
1º-
En las tentaciones, acudir a Dios y a la Santísima Virgen con
fervorosas oraciones jaculatorias, pensando que Dios está presente
en todo lugar.
2º-
Leer algún libro bueno y hacer unos minutos de meditación cada día.
3º-
Acordarse a menudo de la muerte, juicio, infierno y gloria.
4º-
Cada noche, al acostarse, hacer examen de conciencia, y pedir a Dios
perdón de las faltas cometidas durante el día.
5º-
Frecuentar los Santos Sacramentos.
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