Esta planta está dedicada a la Virgen maria, el punto de color rojo en el corazón de la flor expresa el dolor de María
sábado, 31 de octubre de 2015
SIGNOS Y SIMBOLOS EN EL ARTE CRISTIANO - CLAVEL
El clavel rojo representa el amor puro, según una costumbre flamenca, la novia llevaba en su mano el día de su boda una clavel rosado que el novio debía buscar; por eso, esta flor simboliza el matrimonio. Co referencia se pinta a los recien casados con un clavel rosado en la mano.
GEORGE FERGUSON
SIGNOS Y SIMBOLOS EN EL ARTE CRISTIANO - DIENTE DE LEÓN
Hierba amarga utilizada como símbolo de la Pasión en los cuadros de la madona y el niño y en los de la Crucificción.
GEORGE FERGUSON
SIGNOS Y SIMBOLOS EN EL ARTE CRISTIANO - ESTRELLA
Las estrellas, al iluminar de noche la oscuridad del cielo, representanla guía y el favor divino. La estrella del oriente, pintada habitualmente en los cuadros de los Reyes Magos, los guió a Belén y se detuvo en el cielo sobre el pesebre donde Cristo había nacido. Doce estrellas simbolizan las doce tribus de Israel o los doce Apóstoles. La Virgen de la Inmaculada Concepción, la Reina del Cielo, tiene una corona de doce estrellas. (Apocalisis 12, I) Stella Maris, estrella del mar, es uno de los títulos de la Virgen. Una estrella en la frente es atributo de Santo Domingo, y una sobre el pecho, de San Nicolás de Tolentino.
GEORGE FERGUSON
viernes, 23 de octubre de 2015
SIGNOS Y SIMBOLOS EN EL ARTE CRISTIANO - CEDRO
El cedro y particularmente del Líbano, es símbolo del Señor:". . .Su aspecto, majestuoso como el del líbano, y escogido como el cedro entre los árboles." (Cantar de los cantares 5,15). Su garbo augusto lo identifica con los conceptos de belleza y majestad. En las profecías de Ezequiel, encarna al Mesías.
GEORGE FERGUSON
miércoles, 21 de octubre de 2015
SIGNOS Y SIMBOLOS EN EL ARTE CRISTIANO - ESTIGMAS
La palabra estígma significa una marca, habitualmente de desgracia o infamia. Según se dice, en algunos casos aparecen, de manera sobrenatural, estigmas en personas de elevado temperamento religioso reproducen la cinco heridas sufridas por cristo en la Cruz. En el arte cristiano, los estigmas son atributo particular de Santa Catalina de Siena y de San Francisco de Asís, ues en ambos santos aparecieron estas marcas.
GEORGE FERGUSON
SIGNOS Y SIMBOLOS EN EL ARTE CRISTIANO - BASILISCO
El basiisco en un animal fabuloso mitad gallo mitad serpiente. Según la tradición podría matar simplemente con la mirada. En el primitivo simbolismo, el basilisco era aceptado comúnmente como imagen del Diablo o el Anticristo, donde dice, interpretación fundada en un pasaje del Salmo (91,13), donde dice, en la versión de Douay : ". . . sobre el león y el basilisco pisarás; hollarás al cachorro de león y al dragón". Estos cuatro animales eran considerados por San Agustin como cuatro aspectos del Diablo, pisoteado por Cristo triunfal. Aunque es un simbolo bien conocido y frecuentemente representado en la Edad Media, el basilisco rara vez aparece en los cuadros italianos.
GEORGE FERGUSON
SIGNOS Y SíMBOLOS EN EL ARTE CRISTIANO - CASTAÑA
La castaña no es herida por las espinas de su cáscara; simboliza la castidad, es decir, el triunfo de la virtud sobre las tentaciones de la carne, materializadas por las espinas.
GOEGE FERGUSON
martes, 20 de octubre de 2015
LOS DIEZ MANDAMIENTOS
Yo soy el Señor Dios tuyo.
El 1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
El 2º No tomarás el nombre de Dios en vano.
El 3º Santificarás las fiestas.
El 4º Honrarás a tu padre y a tu madre.
El 5º No matarás.
El 6º No cometerás actos impuros.
El 7º No hurtarás.
El 8º No dirás falso testimonio ni mentirás.
El 9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
El 10º No codiciarás los bienes ajenos.
COLOQUIOS DE AMOR
Coloquio de Amor, poemas cantados sobre música española del siglo XVI, (mística literaria)
Recital de poemas de la mística literaria española de los autores del siglo XVI; Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y la Beata Ana de San de Bartolomé adaptados a obras de Juan del Enzina, Antonio Ribera, Juan Espinosa y anónimos del Cancionero de Palacio (XVI).
Intérpretes: Sonnia L.Rivas-Caballero, voz, Octavio Lafourcade Señoret, vihuela.
Pinturas: Felipe II y sus hijas, las Infantas Isabel Clara Eugenia de Austria y Catalina Micaela de Austria de Alonso Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz y Sofonisba Anguisciola, Santa Teresa de Jesús de José de Ribera, San Juan de la Cruz y Ana de San Bartolomé.
VIVO SIN VIVIR EN MI - COLOQUIOS DE AMOR
SANTA TERESA DE ÄVILA
Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
Después que muero de amor;
Porque vivo en el Señor,
Que me quiso para sí:
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero,
Que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
Del amor con que yo vivo,
Ha hecho a Dios mi cautivo,
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
En que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga,
Más pesada que el acero,
»
Que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza;
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
Vida no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
El morir venga ligero
Que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva:
Muerte, no me seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darte
A mi Dios, que vive en mi,
Si no es el perderte a ti,
Para merecer ganarte?
Quiero muriendo alcanzarte,
Pues tanto a mi amado quiero,
Que muero porque no muero.
Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
Después que muero de amor;
Porque vivo en el Señor,
Que me quiso para sí:
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero,
Que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
Del amor con que yo vivo,
Ha hecho a Dios mi cautivo,
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
En que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga,
Más pesada que el acero,
»
Que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza;
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
Vida no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
El morir venga ligero
Que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva:
Muerte, no me seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darte
A mi Dios, que vive en mi,
Si no es el perderte a ti,
Para merecer ganarte?
Quiero muriendo alcanzarte,
Pues tanto a mi amado quiero,
Que muero porque no muero.
SILENCIO DE AMOR
SAN JUAN DE LA CRUZ
Existe un silencio de amor
es un silencio fecundo
no hacen falta las palabras,
todo se dice en silencio
es un silencio de amor.
A veces no se escucha nada
queriendo escuchar al amado
el permanece en silencio
en un silencio de amor
es un silencio de amor.
El alma se siente perdida
añora la voz del amado
como en los dias de fiesta
y teme no estar a su lado.
Pero el amado esta alli
como escondido, dormido
en el corazón del alma
en un silencio de amor
en un silencio de amor.
Existe un silencio de amor
es un silencio fecundo
no hacen falta las palabras,
todo se dice en silencio
es un silencio de amor.
A veces no se escucha nada
queriendo escuchar al amado
el permanece en silencio
en un silencio de amor
es un silencio de amor.
El alma se siente perdida
añora la voz del amado
como en los dias de fiesta
y teme no estar a su lado.
Pero el amado esta alli
como escondido, dormido
en el corazón del alma
en un silencio de amor
en un silencio de amor.
VIVO SIN VIVIR EN MI
Santa Teresa de Ävila
Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
Después que muero de amor;
Porque vivo en el Señor,
Que me quiso para sí:
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero,
Que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
Del amor con que yo vivo,
Ha hecho a Dios mi cautivo,
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
En que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga,
Más pesada que el acero,
»
Que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza;
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
Vida no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
El morir venga ligero
Que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva:
Muerte, no me seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darte
A mi Dios, que vive en mi,
Si no es el perderte a ti,
Para merecer ganarte?
Quiero muriendo alcanzarte,
Pues tanto a mi amado quiero,
Que muero porque no muero.
Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
Después que muero de amor;
Porque vivo en el Señor,
Que me quiso para sí:
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero,
Que muero porque no muero.
Esta divina prisión,
Del amor con que yo vivo,
Ha hecho a Dios mi cautivo,
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros!
¡Esta cárcel, estos hierros
En que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga,
Más pesada que el acero,
»
Que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza;
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
Vida no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
El morir venga ligero
Que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera,
No se goza estando viva:
Muerte, no me seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darte
A mi Dios, que vive en mi,
Si no es el perderte a ti,
Para merecer ganarte?
Quiero muriendo alcanzarte,
Pues tanto a mi amado quiero,
Que muero porque no muero.
NADA TE TURBE
SANTA TERESA DE ÁVILA
Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento,
Al cielo sube,
Por nada te acongojes,
Nada te turbe.
A Jesucristo sigue
Con pecho grande,
Y, venga lo que venga,
Nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo
Es gloria vana;
Nada tiene de estable,
Todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
Que siempre dura;
Fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
Pero no hay amor fino
Sin la paciencia.
Confianza y fe viva
Mantenga el alma,
Que quien cree y espera
Todo lo alcanza.
Del infierno acosado
Aunque se viere,
Burlará sus furores
Quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
Cruces, desgracias;
Siendo Dios su tesoro,
Nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo;
Id, dichas vanas;
Aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta.
Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento,
Al cielo sube,
Por nada te acongojes,
Nada te turbe.
A Jesucristo sigue
Con pecho grande,
Y, venga lo que venga,
Nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo
Es gloria vana;
Nada tiene de estable,
Todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
Que siempre dura;
Fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
Pero no hay amor fino
Sin la paciencia.
Confianza y fe viva
Mantenga el alma,
Que quien cree y espera
Todo lo alcanza.
Del infierno acosado
Aunque se viere,
Burlará sus furores
Quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
Cruces, desgracias;
Siendo Dios su tesoro,
Nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo;
Id, dichas vanas;
Aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta.
AYES DEL DESTIERRO
Santa Teresa de Ávila
¡Cuán triste es, Dios mío,
la vida sin ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Carrera muy larga
es la de este suelo,
morada penosa,
muy duro destierro.
¡Oh sueño adorado!
sácame de aquí!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Lúgubre es la vida,
amarga en extremo;
que no vive el alma
que está de ti lejos.
¡Oh dulce bien mío,
que soy infeliz!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
¡Oh muerte benigna,
socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
que el alma libertan.
¡Qué dicha, oh mi Amado,
estar junto a Ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
El amor mundano
apega a esta vida;
el amor divino
por la otra suspira.
Sin ti, Dios eterno,
¿quién puede vivir?
Ansiosa de verte,
deseo morir.
La vida terrena
es continuo duelo:
vida verdadera
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
¿Quién es el que teme
la muerte del cuerpo,
si con ella logra
un placer inmenso?
¡Oh! sí, el de amarte,
Dios mío, sin fin.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Mi alma afligida
gime y desfallece.
¡Ay! ¿quién de su amado
puede estar ausente?
Acabe ya, acabe
aqueste sufrir.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
El barbo cogido
en doloso anzuelo
encuentra en la muerte
el fin del tormento.
¡Ay!, también yo sufro,
bien mío, sin ti,
Ansiosa de verte,
deseo morir.
En vano mi alma
te busca oh mi dueño;
Tú, siempre invisible,
no alivias su anhelo.
¡Ay! esto la inflama,
hasta prorrumpir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
¡Ay!, cuando te dignas
Entrar en mi pecho,
Dios mío, al instante
el perderte temo.
Tal pena me aflige
y me hace decir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Haz, Señor, que acabe
tan larga agonía;
socorre a tu sierva
que por ti suspira.
Rompe aquestos hierros
y sea feliz.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Mas no, dueño amado,
que es justo padezca;
que expíe mis yerros,
mis culpas inmensas.
¡Ay!, logren mis lágrimas
te dignes oír:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
¡Cuán triste es, Dios mío,
la vida sin ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Carrera muy larga
es la de este suelo,
morada penosa,
muy duro destierro.
¡Oh sueño adorado!
sácame de aquí!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Lúgubre es la vida,
amarga en extremo;
que no vive el alma
que está de ti lejos.
¡Oh dulce bien mío,
que soy infeliz!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
¡Oh muerte benigna,
socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
que el alma libertan.
¡Qué dicha, oh mi Amado,
estar junto a Ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.
El amor mundano
apega a esta vida;
el amor divino
por la otra suspira.
Sin ti, Dios eterno,
¿quién puede vivir?
Ansiosa de verte,
deseo morir.
La vida terrena
es continuo duelo:
vida verdadera
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
¿Quién es el que teme
la muerte del cuerpo,
si con ella logra
un placer inmenso?
¡Oh! sí, el de amarte,
Dios mío, sin fin.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Mi alma afligida
gime y desfallece.
¡Ay! ¿quién de su amado
puede estar ausente?
Acabe ya, acabe
aqueste sufrir.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
El barbo cogido
en doloso anzuelo
encuentra en la muerte
el fin del tormento.
¡Ay!, también yo sufro,
bien mío, sin ti,
Ansiosa de verte,
deseo morir.
En vano mi alma
te busca oh mi dueño;
Tú, siempre invisible,
no alivias su anhelo.
¡Ay! esto la inflama,
hasta prorrumpir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
¡Ay!, cuando te dignas
Entrar en mi pecho,
Dios mío, al instante
el perderte temo.
Tal pena me aflige
y me hace decir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Haz, Señor, que acabe
tan larga agonía;
socorre a tu sierva
que por ti suspira.
Rompe aquestos hierros
y sea feliz.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
Mas no, dueño amado,
que es justo padezca;
que expíe mis yerros,
mis culpas inmensas.
¡Ay!, logren mis lágrimas
te dignes oír:
Ansiosa de verte,
deseo morir.
OH SANTO ALTAR
CANTO TRADICIONAL PARA LA PRIMERA COMUNION
Oh Santo Altar, por ángeles guardado,
yo vengo al fin con júbilo a tus pies;
aquí mi Dios, de mí tan deseado,
se ofrece a mí por primera vez.
Hora feliz, en que el Señor del Cielo,
se ofrece a mí, por la primera vez [bis]
Cristo Jesús, amigo de los niños,
me llego a Ti confiado en tu bondad.
Yo sé que Tú me miras con cariño,
yo sé que Tú me quieres visitar.
Recibe, oh Dios, la ofrenda de mi alma,
toda mi vida y todo lo que soy.
Quiero vivir en tu divina Gracia,
quiero hasta el fin, servirte con amor.
Dame Señor, en este hermoso día
lo que te pido con todo el corazón,
dicha y unión concede a mi familia
al mundo da tu paz y bendición.
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