miércoles, 28 de junio de 2017

MES DE PREPARACIÓN PARA LA ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Día 28


EN LOS HOGARES
Por el Presbítero Rodolfo Vergara Antúnez
Año 1895


Breve reseña de la Entronización del Sagrado Corazón
Fundada por el Padre Mateo Crawley- Boevey SS.CC.


La inspiración que tuvo el Padre Mateo, autor de la Hora Santa (ver aquí) en Paray le Monial, lugar de las revelaciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque, para crear su Apostolado de la Entronización, puede resumirse en las palabras del Papa Benedicto XV, quien aprobó la obra de la entronización mediante una carta fechada el 27 de abril de 1915. En ella la definió así: «La Entronización es la instalación de la imagen del Sagrado Corazón, como en un trono, en el sitio más noble de la casa, de tal suerte que Jesucristo Nuestro Señor reine visiblemente en los hogares católicos». Se trata, pues, no de un acto transitorio, sino de una verdadera y propia toma de posesión del hogar por parte de Jesucristo Rey, que debe ser permanentemente el punto de referencia de la vida de la familia, que se constituye en súbdita de su Corazón adorable.
Si se desea que la Entronización produzca frutos maravillosos, dice el Fundador, forzosamente la ceremonia debe prepararse bien, por eso le proponemos a nuestros lectores durante el mes de junio, dedicado al Sagrado Corazón, la meditación de este misterio insondable de amor por los hombres con los escritos del Padre Rodolfo Vergara Antúnez, autor del Mes de María, (ver aquí) para que el día 30 se pueda realizar la ceremonia que publicaremos. También les proporcionamos una imagen en alta resolución que pueden imprimir y enmarcar para poner el lugar más destacado del hogar (aquí).







DÍA VIGÉSIMO OCTAVO
Oración con que se comenzarán los ejercicios de cada día del Mes.


Adorable Corazón de Jesús, trono de misericordia y manantial inagotable de gracias, dignaos aceptar los homenajes de amor y de agradecimiento que traeremos al pie de vuestro altar durante la serie de bellos días consagrados a vuestra gloria como preparación para entronizarte en nuestros hogares. Obedientes a la dulce voz de vuestro Corazón, venimos a ofreceros el débil tributo de nuestros consuelos para haceros olvidar la ingratitud incomprensible con que tantos pecadores corresponden a la inmensidad de vuestros beneficios. La voz de nuestras alabanzas subirá cada día a las alturas de vuestro trono para apagar el eco de las blasfemias con que os ultrajan tantas almas rescatadas con vuestra Sangre Preciosa. Nuestros corazones, profundamente conmovidos por la amargura de vuestras quejas, vienen aquí a protestaros que os aman y que os amarán mientras les concedáis la vida, con toda la efusión y la ternura de que son capaces. Queremos reparar las ofensas que recibís continuamente de los infieles que no tienen la dicha de conoceros, de los herejes que tienen la desgracia de negaros y de los impíos que tienen la audacia de haceros implacable guerra. Nosotros hemos sido, es verdad, del número de los ingratos que os ofenden; pero, sinceramente arrepentidos de nuestros pasados extravíos, aceptad, ¡oh Corazón misericordioso! las reparaciones que os ofrecen nuestros dolores y nuestras lágrimas; las oraciones y sacrificios que te presentaremos durante este mes para que reines en nuestros corazones, nuestras familias, en la sociedad y el mundo entero ¡Viva Cristo Rey!


CONSIDERACIÓN

ACTO DE CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Oh Jesús, Salvador y Dios mío, postrado humildemente en vuestro acatamiento, yo me entrego del todo a vuestro divino Corazón en agradecimiento de todos los beneficios que habéis dispensado a los hombres y particularmente de la inestimable merced que nos habéis hecho, quedándoos con nosotros en el Santísimo Sacramento del altar. Quiero dedicarme a dilatar la gloria de este Corazón adorable, a fin de reparar, en cuanto dependa de mí, los ultrajes que os han hecho y os harán los pecadores hasta el fin del mundo. Es mi voluntad satisfacer con este espíritu de gratitud y de reparación por todas mis obligaciones.
Aceptad, oh Corazón Sagrado, todos mis pensamientos, mis deseos, mi voluntad, mi memoria, mi libertad, mis obras, en una palabra, toda mi vida. Recibid mis padecimientos y adversidades; yo me entrego a Vos para siempre. No puedo ofreceros más; ¡ojalá fuese yo dueño de los corazones de todos los hombres para poder presentároslo gozoso en homenaje! Oh Señor, todos los instantes de mi vida os pertenecen y todas mis acciones son vuestras; no permitáis haya en ellas ninguna cosa que las haga indignas de vuestro adorable Corazón, antes bien haced que las comience, las continúe y termine por vuestra gracia, y con la sola mira de agradaros y serviros: a este fin las uno a las vuestras y deseo tener las disposiciones santas y divinas de que vuestro Corazón estuvo siempre animado.
Oh Jesús mío, reinad en mí como soberano dueño; haced que yo dependa enteramente de Vos, que todo mi cuidado sea imitar a vuestro Corazón ya que Él es mi modelo, mi fuerza, mi asilo, mi consuelo y mi esperanza. Amén.

Práctica Espiritual
Rezar una tercera parte del Rosario en homenaje a la gloria del Sagrado Corazón de Jesús en el cielo.

Oración final.


¡Oh Corazón Sacratísimo de Jesús!, quisiéramos que todos los corazones se reuniesen para amaros y que todos los labios se abriesen para bendeciros en un solo cántico de reconocimiento y de alabanza. Quisiéramos traer a vuestros pies todo lo que hay de grande y hermoso en el cielo y en la tierra; y que todas las criaturas salidas de vuestra mano omnipotente se unieran a nosotros para ensalzar vuestras grandezas y celebrar vuestras obras de bondad y de misericordia. Pero ya que esto no es posible, recibid, Señor, como débil expresión de nuestro amor, las flores con que nuestra familia adorna vuestra imagen, las luces con que iluminamos el trono de vuestra gloria y los cánticos de gratitud que cada día modulan nuestros labios. No miréis la pobreza de nuestras ofrendas, sino el amor con que os las presentamos; y en cambio, abrid en este Mes bendito los tesoros de vuestras gracias y derramadlas sobre vuestros amantes hijos, que atraídos por el encanto de vuestro Corazón y congregados en torno de vuestro altar, quieren glorificaros en estos santos días, para merecer la dicha de amaros eternamente en el cielo. Amén.










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