NOVENA
A LA REINA SANTA ISABEL DE PORTUGAL
Patrona
de la Paz en los Hogares Cristianos
Protectora
de las sociedades de caridad; novias; personas falsamente acusadas;
reinas; paz; víctimas de adulterio e infidelidad; víctimas de
celos; viudas; terciarios. Invocada en tiempos de guerra y en
matrimonios con problemas.
DÍA
2
ORACION
PREPARATORIA
(Para todos los días)
v.
Dios mío, ven en mi auxilio
r.
Señor date prisa en socorrerme
v.
Gloria al Padre al hijo y al Espíritu Santo
r.
Como era en un principio, ahora y siempre. Amén
Altísimo
y Soberano Señor Nuestro que quisiste darnos ejemplo de santidad
mostrándonos a nosotros vuestros siervos, que no solamente en los
claustros y desiertos santificas a tantas almas, sino también en los
tronos de los reyes, haznos comprender que en todos los estados de la
vida puede estar tu espíritu de concordia y de paz.
Tú,
que en la Reina Santa Isabel le disteis a las esposas cristianas un
modelo de humildad, penitencia y perdón, virtudes tan difíciles de
encontrar en medio de las grandezas humanas, haz que en los hogares
no falte la dulzura y dedicación materna, para salud y bienestar
físico y espiritual de los hijos, y que sean estos educados en la
fe, a imitación de Sagrada Familia.
Te
pedimos, Señor, por intercesión de esta Santa Reina, que tan grande
fue en el mundo y que no menor lo es en el cielo, las gracias que
tanto precisamos (se nombran los favores a pedir) en modo particular
la paz en nuestros corazones y en nuestros hogares.
¡Oh,
Dios! que eres tan admirable en vuestros santos, compadécete de
nuestras miserias y concédenos por intercesión de las oraciones de
tu sierva Santa Isabel, se aparte de nosotros la tibieza, y
fortalecidos con tu gracia, recibamos nuevo ánimo en la devoción.
Que se transformen nuestras malas costumbres, y preparemos de este
modo los caminos que nos conduzcan a la eterna felicidad. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Pater,
Ave y Gloria Patri.
DÍA
2
“Reina
de Portugal”
El
11 febrero de 1282 contrajo matrimonio por poderes en la capilla de
Santa María, luego llamada de Santa Águeda, del palacio real de
Barcelona. En junio de este mismo año llegó a Portugal y en
Troncoso, a donde había salido a recibirla, se encontró con su
esposo al que conoció por primera vez.
La
nieta de Jaime I el Conquistador, pese a su corta edad, aparecía
ante todos como una mujer adornada de energía tenaz y fuerza de alma
no comunes. Además, era una mujer dulce y bondadosa, inteligente y
bien educada. No obstante estas excepcionales cualidades, bien pronto
tuvo que sufrir las infidelidades de su marido, que ella supo
disimular con heroico silencio. Nunca quiso enfrentarse con él, sino
que con dulzura y amor quería apartarlo de sus ilícitas relaciones.
Tan heroica fue su paciencia que hasta llegó a ocuparse con toda
solicitud de los hijos bastardos de su esposo educándolos en
palacio. Fuerza para llevar con resignación estos agravios la
encontró la reina en su trato con Dios. Bajo la dirección de su
confesor, el mercedario fray Pedro Serra, cultivó una intensa vida
interior y de entrega a la voluntad divina, sin perder la naturalidad
de esposa y reina.
LETANÍAS
DE SANTA ISABEL
(Para
todos los días)
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios
padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios
Hijo, redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios
Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima
Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa
María, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, madre de los pecadores, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, temerosa de Dios desde la infancia, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, fervorosísima adoradora de Dios, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, devota del discípulo amado de Jesús, San Juan, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, imitadora de San Francisco, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, nobilísima por la generación y por la fe, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, dada a todos los actos de piedad, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que perseveraste en la oración y contemplación, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, consolada muchas veces con visiones divinas, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, amable a Dios y a los hombres, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, admirable despreciadora del mundo, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, modelo de pobreza, castidad y obediencia, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, consoladora de los casados, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, ejemplo de perdón en las infidelidades de tu esposo.
Santa
Isabel, espejo de las viudas, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, modelo de penitencia y de humildad, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, dotada de admirable mansedumbre, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que despreciaste las delicias de la casa real paterna, ruega
por nosotros.
Santa
Isabel, amante de la Cruz de Cristo, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, luz de las mujeres piadosas, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, madre de los huérfanos, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, consoladora de los afligidos, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que diste a los pobres todas tus riquezas, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, que fuiste privada del auxilio de tus parientes, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, pacientísima en las contrariedades, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, abrigo de los peregrinos y los enfermos, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, guardiana de todos los necesitados, ruega por nosotros
Santa
Isabel, ahuyentadora de los demonios, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que alcanzaste de Dios la conversión de los vanidosos y los
viciosos, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que oíste cantar á los ángeles en tu muerte ruega, por
nosotros.
Santa
Isabel, adornada de milagros en la vida y en la muerte, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, que socorres con misericordia a tus devotos, ruega por
nosotros.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.
v-
Ruega por nosotros Santa Isabel bendita.
r.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor
Jesucristo.
Oremos
¡Oh
Dios clementísimo! que entre otras eminentes dotes ornaste a la
reina Santa Isabel con la prerrogativa de aplacar los horrores de la
guerra y poner armonía en su familia, concédenos que por su
intercesión y a ejemplo de sus virtudes, Tú reines en nuestros
hogares cristianos, y que después de pasar en paz esta vida mortal,
como humildemente pedimos, alcancemos las alegrías eternas. Por
Nuestro señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina con el
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
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