NOVENA
A LA REINA SANTA ISABEL DE PORTUGAL
Patrona
de la Paz en los Hogares Cristianos
Protectora
de las sociedades de caridad; novias; personas falsamente acusadas;
reinas; paz; víctimas de adulterio e infidelidad; víctimas de
celos; viudas; terciarios. Invocada en tiempos de guerra y en
matrimonios con problemas.
DÍA
4
ORACION
PREPARATORIA
(Para todos los días)
v.
Dios mío, ven en mi auxilio
r.
Señor date prisa en socorrerme
v.
Gloria al Padre al hijo y al Espíritu Santo
r.
Como era en un principio, ahora y siempre. Amén
Altísimo
y Soberano Señor Nuestro que quisiste darnos ejemplo de santidad
mostrándonos a nosotros vuestros siervos, que no solamente en los
claustros y desiertos santificas a tantas almas, sino también en los
tronos de los reyes, haznos comprender que en todos los estados de la
vida puede estar tu espíritu de concordia y de paz.
Tú,
que en la Reina Santa Isabel le disteis a las esposas cristianas un
modelo de humildad, penitencia y perdón, virtudes tan difíciles de
encontrar en medio de las grandezas humanas, haz que en los hogares
no falte la dulzura y dedicación materna, para salud y bienestar
físico y espiritual de los hijos, y que sean estos educados en la
fe, a imitación de Sagrada Familia.
Te
pedimos, Señor, por intercesión de esta Santa Reina, que tan grande
fue en el mundo y que no menor lo es en el cielo, las gracias que
tanto precisamos (se nombran los favores a pedir) en modo particular
la paz en nuestros corazones y en nuestros hogares.
¡Oh,
Dios! que eres tan admirable en vuestros santos, compadécete de
nuestras miserias y concédenos por intercesión de las oraciones de
tu sierva Santa Isabel, se aparte de nosotros la tibieza, y
fortalecidos con tu gracia, recibamos nuevo ánimo en la devoción.
Que se transformen nuestras malas costumbres, y preparemos de este
modo los caminos que nos conduzcan a la eterna felicidad. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Pater,
Ave y Gloria Patri.
DÍA
4
“Esposa
y Madre Cristiana”
Tras
seis años sin tener sucesión le nacieron dos hijos: la princesa
Constanza y el príncipe Alfonso, que fue su cruz y causa de
sufrimientos. Crecido el futuro Alfonso IV el Bravo en
la Corte portuguesa, se reconoció en él el violento carácter
heredado de su padre, y a partir de sus malos ejemplos fue creciendo
en el hijo un fuerte rechazo que se manifestaría más tarde. Por
tres veces se alzó el príncipe en rebeldía. Estas luchas entre sus
dos más grandes amores fueron la gran prueba que tuvo que sufrir
durante largos años la reina Isabel. «Vivo
vida muito amargosa»,
dice en una carta a su hermano Jaime II de Aragón. A todos los
sacrificios estaba dispuesta con tal de lograr la paz de su reino y
la reconciliación del padre con el hijo. Para conseguirlo no duda en
escribir a su esposo: «No
permitáis que se derrame sangre de vuestra generación que estuvo en
mis entrañas. Haced que vuestras armas se paren o entonces veréis
cómo en seguida me muero. Si no lo hacéis, iré a postrarme delante
de vos y del infante, como la leona en el parto si alguien se
aproxima a los cachorros recién nacidos. Y los ballesteros han de
herir mi cuerpo antes de que os toque a vos o al infante. Por Santa
María y por el bendito S. Dionís, os pido que me respondáis pronto
para que Dios os guíe».
Y a su hijo le dice: «Por
Santa María Virgen, te pido que hagas las paces con tu padre. Mira
que los guerreros queman casas, destruyen cultivos y destrozan todo.
No con las armas, hijo, no con las armas, arreglaremos los problemas,
sino dialogando, consiguiendo arbitrajes para arreglar los
conflictos. Yo haré que las tropas del rey se alejen y que los
reclamos del hijo sean atendidos, pero por favor recuerda que tienes
deberes gravísimos con tu padre como hijo, y como súbito con el
rey».
Hasta
el mismo campo de batalla llegó en una ocasión, montando una mula,
cuando empezaba en el llano de Alvalade, cerca de Lisboa, otra lucha
parricida entre el rey y su hijo. Allí consiguió de su esposo el
perdón para el hijo inquieto y rebelde.
LETANÍAS
DE SANTA ISABEL
(Para
todos los días)
Señor,
ten piedad de nosotros.
Cristo,
ten piedad de nosotros.
Señor,
ten piedad de nosotros
Cristo,
óyenos.
Cristo,
escúchanos.
Dios
padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios
Hijo, redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios
Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima
Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa
María, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, madre de los pecadores, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, temerosa de Dios desde la infancia, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, fervorosísima adoradora de Dios, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, devota del discípulo amado de Jesús, San Juan, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, imitadora de San Francisco, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, nobilísima por la generación y por la fe, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, dada a todos los actos de piedad, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que perseveraste en la oración y contemplación, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, consolada muchas veces con visiones divinas, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, amable a Dios y a los hombres, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, admirable despreciadora del mundo, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, modelo de pobreza, castidad y obediencia, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, consoladora de los casados, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, ejemplo de perdón en las infidelidades de tu esposo.
Santa
Isabel, espejo de las viudas, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, modelo de penitencia y de humildad, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, dotada de admirable mansedumbre, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que despreciaste las delicias de la casa real paterna, ruega
por nosotros.
Santa
Isabel, amante de la Cruz de Cristo, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, luz de las mujeres piadosas, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, madre de los huérfanos, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, consoladora de los afligidos, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que diste a los pobres todas tus riquezas, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, que fuiste privada del auxilio de tus parientes, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, pacientísima en las contrariedades, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, abrigo de los peregrinos y los enfermos, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, guardiana de todos los necesitados, ruega por nosotros
Santa
Isabel, ahuyentadora de los demonios, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que alcanzaste de Dios la conversión de los vanidosos y los
viciosos, ruega por nosotros.
Santa
Isabel, que oíste cantar á los ángeles en tu muerte ruega, por
nosotros.
Santa
Isabel, adornada de milagros en la vida y en la muerte, ruega por
nosotros.
Santa
Isabel, que socorres con misericordia a tus devotos, ruega por
nosotros.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero
de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.
v-
Ruega por nosotros Santa Isabel bendita.
r.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor
Jesucristo.
Oremos
¡Oh
Dios clementísimo! que entre otras eminentes dotes ornaste a la
reina Santa Isabel con la prerrogativa de aplacar los horrores de la
guerra y poner armonía en su familia, concédenos que por su
intercesión y a ejemplo de sus virtudes, Tú reines en nuestros
hogares cristianos, y que después de pasar en paz esta vida mortal,
como humildemente pedimos, alcancemos las alegrías eternas. Por
Nuestro señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina con el
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
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