(Del Padre Francisco García s.j. 1684)
Condiciones
En uno de los días del Triduo, se ha de confesar y comulgar con la mayor preparación y disposición que fuese posible y será bueno ayunar algún día a la honra de San Miguel, durante estos días. Y procure quien la hace obligar a los ángeles con una gran pureza de cuerpo y alma, andando los tres días con especial cuidado de evitar toda culpa y particularmente contraria a la castidad, que es virtud angélica. Quien fuera de esto hiciere limosnas y otras buenas obras en reverencia de los Soberanos Espíritus, los obligará más a que intercedan con Dios para que alcance lo que desea, si conviniere para su salvación y sino le alcanzará de su Majestad otra cosa mejor y más conveniente para la Bienaventuranza.
En uno de los días del Triduo, se ha de confesar y comulgar con la mayor preparación y disposición que fuese posible y será bueno ayunar algún día a la honra de San Miguel, durante estos días. Y procure quien la hace obligar a los ángeles con una gran pureza de cuerpo y alma, andando los tres días con especial cuidado de evitar toda culpa y particularmente contraria a la castidad, que es virtud angélica. Quien fuera de esto hiciere limosnas y otras buenas obras en reverencia de los Soberanos Espíritus, los obligará más a que intercedan con Dios para que alcance lo que desea, si conviniere para su salvación y sino le alcanzará de su Majestad otra cosa mejor y más conveniente para la Bienaventuranza.
Día Tercero
Hincándose delante de un Altar o imagen de San Miguel, se hará la
Señal de la Cruz, se dará gracias a Dios por todos los beneficios
obtenidos, los que le ha hecho a San Miguel y ofrecerá a mayor
Gloria de Dios, honra de María Santísima, de San Miguel y de todos
los santos sus acciones, palabras y pensamientos.
Acto de contrición
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre, Redentor mío, por ser vos quien sois, bondad infinita y por que os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Animado con tu divina gracia, propongo firmemente nunca mas pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, para el perdón de mis pecados. Amén
Oración
Soberano Arcángel San Miguel y excelentísimo Príncipe de la Corte Celestial. ¿Quién no podría ser vuestro devoto, pagando así a vuestros devotos? ¿Quién no os servirá con mucho cuidado si de esta manera pagáis los servicios que os hacen? Mas para que yo os ame, basta saber el amor que me tenéis y al cual no puedo corresponder con igual amor. Para que os sirva no es necesario prometerme nuevos favores, con los ya otorgados me tenéis más que obligado de lo que podré jamás pagar ni reconocer. Pero ya que no puedo con obras responder a tantas mercedes, recibid palabras y afectos. Gracias os doy excelso y sublime Espíritu, porque defendisteis la Honra y la Gloria de mi Señor Jesucristo y por todos los servicios que en toda la vida le hicisteis a Él y a su Santísima Madre.
Acto de contrición
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre, Redentor mío, por ser vos quien sois, bondad infinita y por que os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Animado con tu divina gracia, propongo firmemente nunca mas pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, para el perdón de mis pecados. Amén
Oración
Soberano Arcángel San Miguel y excelentísimo Príncipe de la Corte Celestial. ¿Quién no podría ser vuestro devoto, pagando así a vuestros devotos? ¿Quién no os servirá con mucho cuidado si de esta manera pagáis los servicios que os hacen? Mas para que yo os ame, basta saber el amor que me tenéis y al cual no puedo corresponder con igual amor. Para que os sirva no es necesario prometerme nuevos favores, con los ya otorgados me tenéis más que obligado de lo que podré jamás pagar ni reconocer. Pero ya que no puedo con obras responder a tantas mercedes, recibid palabras y afectos. Gracias os doy excelso y sublime Espíritu, porque defendisteis la Honra y la Gloria de mi Señor Jesucristo y por todos los servicios que en toda la vida le hicisteis a Él y a su Santísima Madre.
Gracias os doy por el ángel que habéis destinado a mi guarda y por los otros servicios generales y particulares que por vos mismo o por medio de vuestros ángeles me habéis otorgado, los cuales no conozco bastantemente en esta vida, ni los puedo dignamente agradecer y por ello pido y suplico al ángel de mi guarda, que en mi nombre os lo agradezca y también lo que habéis hecho a la humanidad y a la Santa Iglesia, de la cual soy miembro. Me alegro de todos los privilegios, gracias, prerrogativas, dignidades y dones naturales y sobrenaturales con que el Señor os ha honrado y enriquecido y doy al Señor eternas gracias por ello, porque así os quiero exaltaros.
Defendedme ¡oh valerosísimo Capitán de los Ejércitos de
Dios!, enviad en mi socorro a vuestros soldados para que me defiendan
de los demonios y no me rinda a sus combates y tentaciones. Mandad a
vuestro ángeles que me guíen para que no ande errado y que me
alumbren para que no ande ciego y que pongan sus manos para que no
tropiecen mis pies en el camino peligroso de la vida. Asistidme con
vuestros ángeles en el momento de mi muerte y alcanzadme del Señor
contrición verdadera de mis culpas, para que presentada mi alma ante
vuestro tribunal, merezca ser presentada por vuestras manos ante el
Tribunal de la Santísima Trinidad y entrar en la posesión de la
Gloria donde alabe al Señor para siempre y os dé eternas gracias de
haber conseguido con vuestra intercesión la bienaventuranza.
Amén.
Oración del Día Tercero
Dios y Señor de los Serafines, que se abrazan en vuestro amor, os
ofrecemos los merecimientos de estos ardentísimos Espíritus y los
de vuestro amado y amante San Miguel, para que yo os ame a Vos, único
Señor y Dios mío, sobre todas las cosas, con toda el alma, todo el
corazón y con todas las fuerzas y para que me concedáis lo que pido
en este Triduo, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
Nueve Padrenuestro y nueve Avemaría, en reverencia de los nueve Coros de los Ángeles y del Caudillo de todos, San Miguel a quien dirá la oración siguiente:
Príncipe gloriosísimo San Miguel, Capitán y Caudillo de los Ejércitos Celestiales, recibidor de las almas, vencedor de los malignos espíritus, Ciudadano del Señor y Gobernador después de Jesucristo de la Iglesia de Dios y de gran excelencia y virtud, libra a todos los que te llamamos y haznos aprovechar en el servicio de Dios por tu precioso oficio y dignísima intercesión.
Ruega por nosotros Beatísimo San Miguel, Príncipe de la Iglesia de Cristo. Para que seamos dignos de las promesas de Dios.
Oración
Todopoderoso sempiterno Dios, que por tu gran clemencia para la salud humana nombraste al Glorioso San Miguel Arcángel maravillosamente por Príncipe de la Iglesia, concédenos que por su saludable protección merezcamos aquí ser defendidos de todos los enemigos, y en la hora de nuestra muerte, libres y salvos seamos presentados a tu Divina y Soberana Majestad, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Luego alentando la confianza con las palabras que le dictara el propio afecto, o con los afectos que le diera la propia devoción, pedirá a San Miguel el favor particular que desea y dirá esta conmemoración:
¡Oh glorioso príncipe, arcángel San Miguel, que os acordáis de nosotros aquí y en todo lugar, rezad siempre al Hijo de Dios por nosotros, Aleluya, Aleluya.
V. A los ojos de los ángeles cantaré a Ti, oh Dios.
R. Y adoración hacia tu Santo Templo y confesaré Tu nombre.
Oremos
Oh Dios, que en un orden maravilloso has creado los ministerios de los ángeles y a los hombres, haz que tus santos ángeles que están a tu servicio, en todo momento nos socorran a los que estamos aquí en la Tierra, por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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