INSTRUCCIÓN
RELIGIOSA
EL
CRISTIANISMO
SUS
DOGMAS, ORACIONES,
MANDAMIENTOS
Y SACRAMENTOS
***
PRIMERA
PARTE
LO
QUE SE HA DE CREER
EL
CREDO
ARTÍCULO
II
Y
EN JESUCRISTO,
SU ÚNICO HIJO,
NUESTRO
SEÑOR
El
Redentor.
El
hombre, por el pecado original, se hallaba en una condición
tristísima.
No
podía merecer el Cielo, y después de una vida llena de culpas y
miserias hubiera tenido una eternidad de penas.
Mas
la infinita misericordia de Dios no permitió que el hombre caído
pereciese.
Cuando
Dios echó a Adán y Eva del paraíso terrenal, prometió un Redentor
que había de salvar al género humano, y para ello envió a su
propio hijo.
Era
justo que a Dios ofendido por el pecado se le diera la debida
satisfacción.
Mas
ninguna pura criatura podía dar satisfacción proporcionada a la
ofensa inferida al Dios de majestad infinita.
Por
esto fue necesario que el Redentor fuese hombre y Dios.
Como
hombre, pudo padecer y satisfacer; y como Dios, pudo dar a esta
satisfacción un valor infinito.
De
este modo la misericordia y justicia de Dios quedaron del todo
satisfechas.
Todo
pecado se perdona por los méritos del Redentor, haciendo el hombre
de su parte lo necesario para la aplicación de estos méritos.
Los
hombres que existieron antes de Jesucristo, se salvaron por la fe en
el Redentor, que había de venir.
Los
que han existido después y existirán, se salvarán creyendo en el
Redentor que ha venido.
Mucho
perdimos por el pecado original, pero más ganamos por la Redención.
Con
razón canta la Iglesia en el oficio del Sábado Santo: ¡Oh feliz
culpa, que nos mereciste un tal Redentor!
Ventajas
de la Redención.
1ª-
Al unirse el Hijo de Dios a la naturaleza humana, la elevó al grado
más sublime.
2ª-
Por el Bautismo somos hechos miembros del cuerpo místico de
Jesucristo, que es la Iglesia, de la cual Él es cabeza.
3ª-
Al ser bautizados, por los méritos de Jesucristo tenemos más gracia
que la que tuviéramos sin el pecado original.
4ª-
El Bautismo borra el pecado original, pero no quita las pasiones, las
miserias de la vida y de la muerte.
Mas
estos males se cambian en grandes bienes, pues son causa de continuas
batallas y victorias en esta vida; y, por consiguiente, de grandes
méritos y premios en el Cielo.
Estas
batallas y victorias, estos méritos y premios no existieran sin el
pecado original.
En
tales batallas, si queremos, podemos vencer siempre; y si en ellas
recibimos alguna herida, tenemos por la Redención medios facilísimos
para curarla inmediatamente.
Si
existiesen descendientes de un Adán inocente, podrían con razón
envidiar en muchas cosas la condición de los descendientes de Adán
pecador, redimidos por Jesucristo.
Hemos
de procurar, pues, aprovecharnos de los tesoros infinitos de la
Redención, más bien que quejarnos de nuestros primeros padres.
Nuestro
Señor Jesucristo.
De
las tres Personas Divinas se hizo hombre la Segunda, que es el Hijo.
El
Padre no se hizo hombre.
El
Espíritu Santo tampoco se hizo hombre.
Aunque
las tres Personas divinas son un mismo Dios, sólo una Persona se
hizo hombre.
Ejemplo:
Un dedo de la mano puede tener un anillo, sin que lo tengan los otros
dedos.
Jesucristo
es el Hijo de Dios hecho hombre.
Jesucristo
es llamado, Jesús, Salvador, Cristo, Redentor, Mesías, etc.
Jesús
significa lo mismo que Salvador.
Cristo
significa ungido del Señor.
Mesías
significa enviado del Señor.
El
Hijo de Dios, al hacerse hombre, no dejó de ser Dios.
Jesucristo
es verdadero Dios y verdadero hombre.
Jesucristo
tiene una sola Persona que es divina.
No
tiene persona humana.
Jesucristo
en cuanto hombre subsiste
sólo
unido inseparablemente a la Persona del Hijo de Dios.
Jesús
tiene dos naturalezas, divina y humana.
Tiene
naturaleza divina, porque es verdadero Dios; tiene naturaleza humana,
porque es verdadero hombre.
Naturaleza
divina significa ser divino; y naturaleza humana ser humano.
Jesucristo
tiene, pues, el ser divino y el ser humano, pero no la Persona
humana.
Las
naturalezas divina y humana están unidas a la Persona del Hijo de
Dios.
La
unión de la Persona del Hijo de Dios con la naturaleza humana se
llama unión
hipostática.
Jesucristo
tiene cuerpo y alma como los demás hombres.
Tiene
dos entendimientos; uno divino y otro humano.
Tiene
dos voluntades; una divina y otra humana.
Tiene
una sola memoria; sólo en cuanto es hombre.
En
cuanto Dios es igual al Padre: en cuanto hombre es menos que el
Padre.
Aunque
es Dios y hombre, no hay dos, sino un solo Jesucristo.
Es
uno solo por unidad de Persona.
Como
el alma y el cuerpo son un solo hombre, así Dios y hombre son un
solo Jesucristo.
En
Dios hay tres Personas y una sola naturaleza, en Jesucristo hay una
sola Persona y dos naturalezas.
El
cuerpo de Jesucristo debe ser adorado, por razón de la Persona
Divina a la que está unido.
Jesucristo
es el Hijo único de Dios Padre, porque sólo Él es Hijo suyo por
naturaleza; nosotros somos hijos de Dios por creación y por
adopción.
Jesucristo
es Nuestro
Señor,
porque es Dios y nos ha criado y nos ha redimido, dando como precio
su propia sangre y vida.
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