viernes, 11 de septiembre de 2015

LOS SIETE DOLORES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN - Día tercero




ORACIONES PARA CADA DÍA
Per signum Crucis, (†) de inimicis nostris, libera nos, (†) Deus noster. (†)
In Nomine (†) Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amén.
Señor mío Jesucristo.
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido;
propongo firmemente nunca más pecar,
apartarme de todas las ocaciones de ofenderos,
confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos,
en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita,
que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me dareis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio,
hasta el fin de mi vida.
Amén.



Oh Virgen Santísima, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te rogamos nos alcances fortaleza para sufrir por nuestros pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando nuestras pasiones y concupiscencias en la cruz de Cristo, llevando la cruz de nuestro deber de estado por el camino la vida, caminando en pos de Nuestro Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre Nuestra, al pie de la cruz de tu Hijo, vivamos siempre y muramos contigo, redimidos y santificados por la Sangre Preciosísima de Nuestro Redentor. Amén.
1ºDolor 

La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.
Oh Virgen Dolorosa, por la agonía que sufriste cuando el anciano Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús; te acompañamos en este dolor y te suplicamos no permitas que nos encontremos entre los mundanos enemigos de tu Hijo, sino entre los que profesan dócilmente su doctrina y la reflejan en sus costumbres verdaderamente cristianas, para quienes Él será resurrección y vida. Amén.
Ave María.
2ºDolor 

La huida a Egipto con el Niño Jesús y San José.
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando el soberbio y ambicioso Herodes quiso dar muerte a tu Hijo, que venía a darnos vida, te acompañamos en este dolor, y te rogamos nos libres de toda ambición y soberbia. Y concédenos que, en vez de arrojar de nuestro lado a tu Hijo, le llamemos, y, pospuestos todos nuestros intereses, le hagamos reinar en nosotros y nuestras familias, siendo sus fieles y obedientes vasallos, para reinar con él en la gloria. Amén.
Ave María.
3ºDolor 

La pérdida de Jesús.
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando perdiste a tu Hijo en Jerusalén y estuviste tres días buscándole con el Señor San José, te acompañamos en tu dolor, y te suplicamos que no permitas le perdamos por el pecado y que, si le perdemos, le busquemos con arrepentimiento, y buscándole, le hallemos con la sincera confesión, y le conservemos con verdadera religión. Amén
Ave María.
4ºDolor 

El encuentro con Jesús cargando la cruz, camino del calvario.
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando por la calle de la Amargura acompañaste a tu Hijo cargado con nuestras culpas; Él, que era creador de la vida y que aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado, te acompañamos en este dolor, llevando la cruz que su providencia nos ha dado, con humilde paciencia y digna constancia, sufriendo bien todas las molestias que vengan del prójimo. Amén.
Ave María.
5ºDolor 

La crucifixión y la agonía de Jesús.
Oh Virgen Dolorosa, por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar en las manos y pies a tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros; considerando que tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, concédenos aprovechar de los frutos de su pasión, que seamos cristianos verdaderos, crucificados con Cristo, y que recibamos como una honra el padecer y sufrir algo por Él, y practicar sus preceptos. Amén.
Ave María.
6ºDolor 

La lanzada y descendimiento de la cruz.
Oh Virgen Dolorosa, por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver al soldado Longinos atravesar con la lanza el Sagrado Corazón de tu Hijo, desde donde manó sangre y agua, recordándonos de este modo, que así como del costado de Adán dormido en el Paraíso fue formada Eva, su esposa, así del costado de Cristo muerto en la cruz fue formada la Iglesia, esposa suya, te acompañamos en este dolor. Y por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, haz que sepamos amarlo como El nos amó. Amén.
Ave María.
7ºDolor 

El entierro de Jesús y la soledad de María.
Oh Virgen Dolorosa, por la agonía que sufriste al recibir a tu Hijo muerto, por las lágrimas que derramaste al acompañarlo a la sepultura y dejarle allí, te acompañamos en tu dolor y te suplicamos nos alcances el perdón de nuestras culpas, que fueron la causa de su muerte, y que sus heridas se graben profundamente en nuestra memoria y corazones, como testimonio de su amor, para que le amemos hasta la muerte y nos conceda morir con los auxilios de la religión, ser sepultados entre los fieles difuntos, para que, en el día del juicio, merezcamos resucitar con los verdaderos cristianos y ser llevados a la derecha de Cristo. Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos en este triduo.
Pater Noster, Ave María. Gloria Patri.


ORACIÓN FINAL
Oh Virgen Dolorosa, concédeme que así como tú, por tus dolores, recibes gran gloria en el cielo y triunfas allí como Reina gloriosa de los mártires, así yo también, después de una vida mortificada con Cristo, merezca vivir eternamente en la gloria, dichoso con Él. Concédeme, oh Reina de los mártires, vivir en la cruz con paciencia, morir en la cruz con esperanza y reinar por la cruz con gloria. Lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, Salvador del mundo, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
San José, glorioso patrono de la buena muerte, rogad por nosotros.













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