miércoles, 21 de junio de 2017

MES DE PREPARACIÓN PARA LA ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Día 23

EN LOS HOGARES
Por el Presbítero Rodolfo Vergara Antúnez
Año 1895


Breve reseña de la Entronización del Sagrado Corazón
Fundada por el Padre Mateo Crawley- Boevey SS.CC.


La inspiración que tuvo el Padre Mateo, autor de la Hora Santa (ver aquí) en Paray le Monial, lugar de las revelaciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque, para crear su Apostolado de la Entronización, puede resumirse en las palabras del Papa Benedicto XV, quien aprobó la obra de la entronización mediante una carta fechada el 27 de abril de 1915. En ella la definió así: «La Entronización es la instalación de la imagen del Sagrado Corazón, como en un trono, en el sitio más noble de la casa, de tal suerte que Jesucristo Nuestro Señor reine visiblemente en los hogares católicos». Se trata, pues, no de un acto transitorio, sino de una verdadera y propia toma de posesión del hogar por parte de Jesucristo Rey, que debe ser permanentemente el punto de referencia de la vida de la familia, que se constituye en súbdita de su Corazón adorable.
Si se desea que la Entronización produzca frutos maravillosos, dice el Fundador, forzosamente la ceremonia debe prepararse bien, por eso le proponemos a nuestros lectores durante el mes de junio, dedicado al Sagrado Corazón, la meditación de este misterio insondable de amor por los hombres con los escritos del Padre Rodolfo Vergara Antúnez, autor del Mes de María, (ver aquí) para que el día 30 se pueda realizar la ceremonia que publicaremos. También les proporcionamos una imagen en alta resolución que pueden imprimir y enmarcar para poner el lugar más destacado del hogar (aquí).







DÍA VIGÉSIMOTERCERO
Oración con que se comenzarán los ejercicios de cada día del Mes.


Adorable Corazón de Jesús, trono de misericordia y manantial inagotable de gracias, dignaos aceptar los homenajes de amor y de agradecimiento que traeremos al pie de vuestro altar durante la serie de bellos días consagrados a vuestra gloria como preparación para entronizarte en nuestros hogares. Obedientes a la dulce voz de vuestro Corazón, venimos a ofreceros el débil tributo de nuestros consuelos para haceros olvidar la ingratitud incomprensible con que tantos pecadores corresponden a la inmensidad de vuestros beneficios. La voz de nuestras alabanzas subirá cada día a las alturas de vuestro trono para apagar el eco de las blasfemias con que os ultrajan tantas almas rescatadas con vuestra Sangre Preciosa. Nuestros corazones, profundamente conmovidos por la amargura de vuestras quejas, vienen aquí a protestaros que os aman y que os amarán mientras les concedáis la vida, con toda la efusión y la ternura de que son capaces. Queremos reparar las ofensas que recibís continuamente de los infieles que no tienen la dicha de conoceros, de los herejes que tienen la desgracia de negaros y de los impíos que tienen la audacia de haceros implacable guerra. Nosotros hemos sido, es verdad, del número de los ingratos que os ofenden; pero, sinceramente arrepentidos de nuestros pasados extravíos, aceptad, ¡oh Corazón misericordioso! las reparaciones que os ofrecen nuestros dolores y nuestras lágrimas; las oraciones y sacrificios que te presentaremos durante este mes para que reines en nuestros corazones, nuestras familias, en la sociedad y el mundo entero ¡Viva Cristo Rey!


CONSIDERACIÓN

Favores Divinos


Poema de amor puede llamarse la vida de la gloriosa virgen benedictina Santa Gertrudis; y en recompensa de su amor, recibió del Corazón de Jesús favores tan extraordinarios, que revelan la intensidad y ternura con que ama Jesucristo a las almas generosas.
En la vigilia de Pentecostés cuando se disponía para la comunión, pedía Gertrudis a las tres divinas Personas que la purificasen y engalanasen con sus dones para acercarse dignamente al banquete eucarístico. Entonces Jesucristo se manifestó visiblemente en el divino Sacramento; y aquel Señor que anhela comunicarse al corazón humilde, le descubrió su Corazón Sacratísimo, y la roció con sangre y agua emanadas de su costado. Y al entregarle en la comunión su santísimo cuerpo, la enriqueció con dones excelentes para ella y para todos los que se encomendaban a sus oraciones, fuesen vivos o muertos.
Es propio de esposos amantes engalanar a sus esposas con joyas y preseas en testimonio de su amor. Así obra el divino Esposo de las almas; y para manifestar su predilección con Gertrudis la adornaba con profusión de joyas espirituales cuando se acercaba a recibirlo. Un día en que momentos antes de comulgar, meditaba en las palabras del Evangelio: “Ya llega el Esposo, salid a recibirlo”, se reprendía a sí misma, diciendo: “¿Con qué vestidos y luces de santas obras saldrás tu a recibir a tu Señor?” El divino Esposo se dignó contestarla: “Yo enviaré a tu alma mi inocencia para que cubra tus faltas, y mi humildad y caridad para que te presentes con decencia y los adornos debidos en la mesa y convite a que te llaman.” ¿Necesitaremos decir con qué gozo y confianza se acercaría la Virgen benedictina a la santa mesa, purificada y adornada por su mismo celestial Esposo?
Otro día en que resolvió no comulgar temerosa de su tibieza, el Señor la reconvino, diciéndole: “¿Por qué pierdes los tesoros que habías de recibir hoy?. Si no te hallas bien dispuesta, pídeme a mí y a mis santos que te demos la disposición que te falta: acércate a mi mesa, aunque sea con vestidos prestados, y no defraudes a tu alma de tanto bien.” Recordando Gertrudis que otra religiosa se había abstenido de comulgar por la misma causa, se atrevió a preguntar: “¿Por qué permitió Vuestra Majestad que esta sierva vuestra perdiese tanto bien?”
Ella ha tenido la culpa, respondió el Señor, pues yo la franqueé mi mesa y no vino a ella por su propio parecer.” Enseñanza utilísima que nos manifiesta la complacencia de Jesucristo al ver que las almas se acercan a su mesa, aceptando la invitación que a todos nos hace en el Evangelio. En esta ocasión enseñó a su sierva que cuantos exhortan a otros para que comulguen dignamente lo complacen sobremanera y lo mueven a recompensar su celo con los tesoros de su divina liberalidad.




Práctica Espiritual
Oír una Santa Misa en sufragio del alma más devota del Corazón de Jesús.


Oración final.


¡Oh Corazón Sacratísimo de Jesús!, quisiéramos que todos los corazones se reuniesen para amaros y que todos los labios se abriesen para bendeciros en un solo cántico de reconocimiento y de alabanza. Quisiéramos traer a vuestros pies todo lo que hay de grande y hermoso en el cielo y en la tierra; y que todas las criaturas salidas de vuestra mano omnipotente se unieran a nosotros para ensalzar vuestras grandezas y celebrar vuestras obras de bondad y de misericordia. Pero ya que esto no es posible, recibid, Señor, como débil expresión de nuestro amor, las flores con que nuestra familia adorna vuestra imagen, las luces con que iluminamos el trono de vuestra gloria y los cánticos de gratitud que cada día modulan nuestros labios. No miréis la pobreza de nuestras ofrendas, sino el amor con que os las presentamos; y en cambio, abrid en este Mes bendito los tesoros de vuestras gracias y derramadlas sobre vuestros amantes hijos, que atraídos por el encanto de vuestro Corazón y congregados en torno de vuestro altar, quieren glorificaros en estos santos días, para merecer la dicha de amaros eternamente en el cielo. Amén.












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