Era un ave mística de gran belleza que moraba en el desiero de Arabia. Según se decía, su vida duraba de trescientos a quinientos años. Periódicamente se quemaba a sí misma sobre una pira funeraria y luego renacía de sus propias cenizas con la frescura de la juventud, e iniciaba otro ciclo de su vida. El fénix fué introducido en el simbolismo cristiano en el siglo I, cuando San Clemente relató esta leyenda en su primer Epístola a los Corintios. En el arte cristiano primitivo suele aparecer en las lápidas funerarias, pues su significado particular es la resurrección de los muertos y el triunfo de la vida eterna sobre la muerte. Posteriormente el fénix se convirtió en símbolo de la Resurrección de Cristo y es común que se lo asocie con la Crucifixión- En otro sentido, el fénix encarna la fe y la constancia.
GEROGE FERGUSON
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