DÍA TERCERO
Puesto de rodillas delante de la Imagen del Glorioso Arcángel San
Rafael, se dará principio a la Novena persignándose y levantando el
corazón a Dios, procurando alentar la confianza y avisar la Fe,
haciéndose presente con la consideración a toda la Corte Celestial
y a la Reina de los Ángeles como especial Abogada nuestra, en cuya
presencia con humildad, dolor y arrepentimiento hará de todo corazón
un Acto de Contrición y después dirá esto.
ORACIÓN
Glorioso Arcángel San Rafael, Sagrado Príncipe de los siete que
asisten en el Trono supremo del mismo Dios, si es para gloria de la
Majestad Divina y para honra de vuestra Alteza que yo consiga lo que
deseo y pido en esta Novena, alcanzadme esta gracia del Señor, y si
no enderezad mi petición y pedid para mí a Dios aquello que más me
conviene para mayor gloria suya, vida, salud y provecho de mi alma.
Amén.
DEL LIBRO DE TOBÍAS EN LA SAGRADA ESCRITURA
Aflicción
de Sara
Aconteció en Rages, ciudad de la Media, que Sara, hija de Ragüel,
oyó las injurias de una de las criadas de su padre; porque (Sara)
había sido dada en matrimonio a siete maridos, y un demonio llamado
Asmodeo les había quitado la vida luego de consumado el matrimonio.
Cuando reprendió a la muchacha por una falta, ésta le replicó
diciendo: “Nunca jamás veamos sobre la tierra hijo ni hija nacida
de ti, homicida que eres de tus maridos. ¿Por ventura quieres
matarme también a mí, como has hecho ya con siete maridos?”
Oyendo estas palabras subió Sara al cuarto más alto de su casa,
donde pasó tres días y tres noches sin comer y beber.
Oración
de Sara
Y
perseverando en oración suplicaba a Dios con lágrimas que la
librase de este oprobio. Al tercer día concluyó su oración, y
bendiciendo al Señor, dijo: “Bendito sea tu nombre, oh Dios de
nuestros padres, que después de haberte enojado usas de
misericordia, y en tiempo de la tribulación perdonas los pecados a
los que te invocan. A Ti, Señor, vuelvo mi rostro, a Ti levanto
mis ojos. Te ruego, Señor, que me libres del lazo de este oprobio,
o que por lo menos me saques de este mundo. Tú sabes, Señor, que
nunca he codiciado varón y que he conservado mi alma limpia de toda
concupiscencia. Jamás estuve con gente frívola, ni tuve trato con
los que se portan livianamente. Si consentí en tomar marido, fue
en tu temor, y no por un afecto sensual mío. Así que, o yo fui
indigna de ellos, o acaso ellos no fueron dignos de mí; porque me
has reservado Tú tal vez para otro esposo. 0Pues tus designios
sobrepujan la capacidad de los hombres. Mas esto es seguro que
todo aquel que Te adora y cuya vida ha sido aprobada, será coronado;
que en caso de haber sido atribulado será librado, y si el castigo
descargare sobre él, podrá acogerse a tu misericordia. Porque
Tú no te deleitas en nuestra perdición; puesto que después de la
tempestad das la bonanza, y después de las lágrimas y el llanto,
infundes la alegría. ¡Oh Dios de Israel, bendito sea tu nombre
por los siglos!”
Fueron oídas al mismo tiempo las plegarias de ambos en la presencia
de la majestad del soberano Dios; y fue enviado Rafael, el santo
ángel del Señor, para que sanase a ambos, cuyas oraciones habían
sido presentadas a un tiempo delante del Señor.
Aquí se rezan tres Padres Nuestros y tres Ave Marías y después se
dirá a San Rafael la siguiente
Alentando cuanto se pudiere la confianza, con las palabras que a cada
uno le dictare su afecto pedirá a San Rafael el favor especial que
desea conseguir y luego para obligar más a Dios pondrá por
intercesión a la Reina de los Ángeles diciendo esta
ORACION
Soberana Reina de los Cielos y Señora de todos los nueve Coros
Angélicos María Santísima! digna Madre de mi Señor Jesucristo,
Templo vivo de la Divinidad, depósito de los tesoros de su gracia,
principio de nuestro remedio, restauradora de la general ruina del
linaje humano, nuevo gozo de los Santos, gloria de las obras del
Altísimo y único instrumento de su omnipotencia. Te confieso por
Madre dulcísima de Misericordia, Refugio de los miserables, amparo
de los pobres y consuelo de los afligidos y todo lo que en ti por ti,
y de ti confiesan los Espíritus Angélicos y de los Santos, todo lo
confieso reverente, y lo que en ti y por ti alaban a la Divinidad, y
la glorifican, todo lo alabo y glorifico, y por todo te bendigo,
magnifico, confieso y creo, por el poder Divino con vida a todos los
pobres, desvalidos, ignorantes, pecadores, grandes, pequeños,
enfermos, flacos, y a todos los hijos de Adán, de cualquier estado,
condición y sexo, Prelados, Príncipes e inferiores, para que vengan
por su remedio a su infinita y liberal Providencia, por la
intercesión de la que dio carne humana al Verbo Divino, porque sola
ella es poderosa para solicitar nuestro remedio y alcanzarle: por
tanto, Sagrada Reina de todas las Jerarquías, os pido y suplico en
nombre de todas ellas, nos alcancéis de vuestro querido Hijo la
exaltación de su Santísimo Nombre en toda la redondez del Mundo,
salud espiritual de las almas, la extirpación de las herejías, la
ruina del soberbio príncipe de las tinieblas, la universal extensión
de la Santa Iglesia, paz y concordia entre los Príncipes Cristianos,
para que todos enteramente alabemos al Santísimo Nombre de
Jesucristo, a quien sea la gloria por infinitos siglos de los siglos.
Amén
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