Cuando San Patricio emprendió la evangelización de Irlanda, tenía la oposición de todos los brujos de la isla. La religión druida abundaba en brujería. El santo compuso esta oración para protegerse, como una coraza, de los dardos de sus enemigos.
Me envuelvo hoy día y ato a mí una fuerza poderosa, la invocación de la Santísima Trinidad, y la fe en las tres divinas personas. Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza de Jesucristo, hijo de María siempre virgen, a su bautismo, la fuerza de su crucifixión y entierro, la fuerza de su resurrección y ascensión, la fuerza de su vuelta para el juicio de eternidad.
Me envuelvo hoy día y ato a mí el amor de los querubines, la obediencia de los Ángeles, el servicio de los Arcángeles, la esperanza de la resurrección para el premio, las oraciones de los Patriarcas, las predicciones de los Profetas, las predicaciones de los Apóstoles, la fe de los Mártires, la inocencia de las santas Vírgenes, las buenas obras de los Confesores. Me envuelvo hoy día y ato a mí el amor maternal y la pureza virginal de María Santísima, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo.
Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza de Dios para orientarme, el poder de Dios para sostenerme, la sabiduría de Dios para guiarme, el ojo de Dios para prevenirme, el oído de Dios para escucharme, la palabra de Dios para apoyarme, la mano de Dios para defenderme, el camino de Dios para recibir mis pasos, el escudo de Dios para protegerme, los ejércitos de Dios para darme seguridad contra las trampas de los demonios, contra las tentaciones de los vicios, contra las inclinaciones de la naturaleza, contra los que desean el mal de lejos o de cerca, estando yo solo o en la multitud.
Convoco hoy día todas estas fuerzas poderosas, que están entre mí y estos males, contra las encantaciones de los falsos profetas, contra las leyes negras del paganismo, contra las leyes falsas de los herejes, contra la astucia de la idolatría, contra los conjuros de brujas, brujos y magos, contra la curiosidad que daña el cuerpo y el alma del hombre. Invoco a Jesucristo que me proteja hoy día contra el veneno, el incendio, el ahogo, las heridas para que pueda yo alcanzar abundancia en premio.
Jesucristo conmigo, Jesucristo delante de mí, Jesucristo en mí, Jesucristo a mi derecha, Jesucristo a mi izquierda, Jesucristo en la anchura, Jesucristo en la longitud, Jesucristo en la altura, Jesucristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí, Jesucristo en la boca de todos los que hablan de mí, Jesucristo en todo ojo que me ve y Jesucristo en todo oído que me escucha. Del señor es la salvación, de Jesucristo es la salvación, Tu salvación, Señor, está siempre con nosotros. AMEN
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