domingo, 13 de marzo de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 32

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR LAS MANOS DE
 MARÍA.
San Luis María Grignion de Monfort
(Nota: La preparación dura 33 días. Las oraciones están al final de la lectura de cada ocasión)


Día 32
Manera de Practicar esta Devoción en la Santa Comunión
 
I. Antes de la Comunión


266. 1º Humíllate profundamente delante de Dios. 2º Renuncia a tus malas inclinaciones y a tus disposiciones, por buenas que te las haga ver el amor propio. 3º Renueva tu consagración diciendo "¡Soy todo tuyo, oh María, y cuanto tengo es tuyo!" 4º Suplica a esta bondadosa Madre que te preste tu corazón para recibir en él a su Hijo con sus propias disposiciones. Le harás notar cuanto importa a la gloria de su Hijo que no entre en un corazón tan manchado e inconstante como el tuyo, que no dejaría de menoscabar su gloria y hasta llegaría a apartarse de El. Pero que si Ella quiere venir a morar en ti para recibir a su Hijo, puede hacerlo, por el dominio que tiene sobre los corazones, y que su Hijo será bien recibido por Ella sin marcha ni peligro de que sea rechazado: "Teniendo a Dios en medio, no vacila" (Ps. XLV, 6). Dile con absoluta confianza que todos los bienes que le has dado valen poco para honrarla. Pero que, por la Santa Comunión, quieres hacerle el mismo obsequio que le hizo el Padre eterno: obsequio que la honrará más que si le dieses todos los bienes del mundo. Dile, finalmente, que Jesús, que la ama en forma excepcional, desea todavía complacerse y descansar en Ella aunque sea en tu alma, más sucia y pobre que el estado en donde Jesús se dignó nacer porque allí estaba Ella. Pídele su corazón con estas tiernas palabras: "¡Te tomo por mi herencia, dame oh María, tu corazón"! (Juan XIX, 27 y Prov. XXII, 26).

II. En la Comunión

267. Dispuesto ya a recibir a Jesucristo, después del Padrenuestro, le dirás tres veces: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa..." (Canon Missae, Mat. VIII, 8) como si dijeses, la primera vez al Padre eterno que no eres digno de recibir a su Hijo único, a causa de tus malos pensamientos e ingratitudes para con un Padre tan bueno, pero que ahí está María, su esclava (Lus. I, 38), que ruega por ti y te da confianza y esperanza singulares ante su Majestad: Porque tú solo me das seguridad (Ps. IV, 10).

268. Al Hijo le dirás: "Señor, no soy digno, etc." que no eres digno de recibirle a causa de tus palabras inútiles y malas y de tu infidelidad en su servicio, pero que no obstante, le suplicas tenga piedad de ti, que le introducirás en l a casa de su propia Madre que es también tuya y que no le dejarás partir hasta que venga a habitar en Ella: "Cuando encontré al amado de mi alma; lo abracé y no lo soltaré más hasta que lo haya hecho entrar en la casa de mi madre..." (Cant. II, 4) Ruégale que se levante y venga al lugar de su reposo y al arca de sus santificación: "Levántate, Señor, ven a tu mansión; ven con el arca de tu poder" (ps. CXXXI, 8). Dile que no confías lo más mínimo en tus méritos, ni en tus fuerzas y preparaciones como Esaú sino en los de María, tu querida Madre como el humilde Jacob en los cuidados de Rebeca; que, por muy pecador y Esaú que seas, te atreves a acercarte a su santidad, apoyado y adornado con los méritos y virtudes de su Santísima Madre.

269. Al Espíritu Santo le dirás; "Señor, no soy digno..." que no eres digno de recibir la obra maestra de su amor a causa de la tibieza y maldad de tus acciones y de la resistencia de sus aspiraciones, pero que toda su confianza es María, su fiel Esposa. Dile con San Bernardo: "Ella es mi suprema confianza y la única razón de mi esperanza". Puedes también rogarle que venga a María, su indisoluble Esposa. Dile que su seno es tan puro y su corazón está tan inflamado como nunca y que si no desciende a tu alma, ni Jesús ni María podrán formarse en ella ni ser en ella dignamente hospedados. 

III. Después de la Santa Comunión

270. Después de la Santa Comunión, estando recogido interiormente y cerrados los ojos, introducirás a Jesucristo en el Corazón de María. Se lo entregarás a su Madre, quien lo recibirá amorosamente, lo colocará dignamente, lo amará perfectamente, lo abrazará estrechamente y le rendirá en espíritu y verdad muchos obsequios que desconocemos a causa de nuestras espesas tinieblas.

271. O te mantendrás profundamente humillado dentro de ti mismo, en presencia de Jesús que mora en María. O permanecerás como el esclavo a la puerta del palacio del Rey, quien dialoga con la Reina. Y mientras ellos habían entre sí, dado que no te necesitan, subirás en espíritu al cielo e irás por toda la tierra a rogar a las creaturas que den gracias, adoren y amen a Jesús y a María en nombre tuyo: Vengan, adoremos, etc. (Ps. XCIV, 6)

272. O bien tú mismo pedirás a Jesús, en unión de María, el advenimiento de su reino a la tierra por medio de su Santísima Madre, o la divina Sabiduría, o el amor divino, o el perdón de tus pecados, o alguna otra gracia, pero siempre en María y por María, diciendo, mientras fijas los ojos en tus pecados: "Algún enemigo lo ha sembrado" (Misal Romano, 1ª oración antes de la Comunión). “Señor, no mireís mis pecados, más que vuestros ojos no vean en mí sino las virtudes y méritos de María” (Ps. XVI, 2; aplicado a la Santísima Virgen). Y acordándote de tus pecados añadirás: Yo, que soy mi mayor enemigo: yo cometí esos pecados. O también:"Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa contra gente sin piedad; sálvame del hombre traidor y malvado" (Ps. XLII, 1), que soy yo mismo. O bien: "Jesús mío, conviene que tú crezca en mi alma y que yo disminuya (Cf. Juan III, 30). María es necesario que tú crezcas en mí y que yo sea menos que nunca (Gen. I, 22, etc.). ¡Oh Jesús! ¡Oh María! ¡Crezcan en mí! ¡Multiplíquense fuera, en los demás!

273. Haya mil pensamientos más que el Espíritu Santo sugiere y te sugerirá también a ti, si eres verdaderamente hombre interior, mortificado y fiel a la excelente y sublime devoción que acabo de enseñarte. Pero, acuérdate que cuanto más permitas a María a obrar en tu Comunión, tanto más será glorificado Jesucristo, y que tanto más dejarás obrar a María para Jesús y a Jesús para María, cuanto más profundamente te humildes y los escuches en paz y silencio, sin inquietarte por ver, gustar o sentir. Porque el justo vive en todo de la fe y particularmente en la Sagrada Comunión que es acto de fe: "El justo mío, si cree, vivirá" (Hebr. X, 38).



Tercera Semana
Empleada en adquirir el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo
Prácticas Espirituales
Emplearan la tercera semana a conocer a Jesucristo. En ella podrán leer y meditar lo que llevamos dicho y rezar la oración de San Agustín. Para esto podrán, con el mismo Santo, decir y repetir, una y mil vez cada día: ¡Señor, que yo os conozca! O bien ¡Que vea quien sos Vos!

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN

Tú eres Cristo, Padre mío santo, Dios mío piadoso, Rey mío grande, Pastor mío bueno, Maestro mío único,

Auxiliador mío óptimo, Amado mío hermosísimo, Vivo pan mío, Sacerdote mío eterno, Guía mío hacia la Patria,

Luz mía verdadera, Dulzura mía santa, Vía mía recta, Sabiduría mía preclara, Simplicidad mía pura, Concordia mía pacífica, Custodia mía toda, Porción mía buena, Salvación mía sempiterna...

¡Oh Cristo Jesús! Amable Señor, ¿por qué amé y deseé algo toda mi vida fuera de ti, Jesús mío? ¿Dónde estaba yo cuando con la mente no estaba contigo? Ya desde ahora, deseos todos míos, inflamaos y desbordaos en el

Señor Jesús; corred cuanto hasta ahora tardasteis; daos prisa a donde vais, buscad a quien buscáis. Jesús, sea anatematizado quien no te ama se llene de amarguras... ¡Oh dulce Jesús!, que yo te ame, en ti se deleite, en ti se admire todo buen corazón preparado para vuestra gloria. Dios de mi corazón y porción mía, Cristo Jesús,

desfallezca en lo más íntimo mi corazón y seas tú quien vivas en mí, y arda en mi espíritu la brasa viva de tu amor y crezca hasta ser fuego perfecto; arda perennemente en las aras de mi corazón, hierva en mis médulas, incendie las entrañas de mi alma; en el día de mi consumación sea hallado yo consumado junto a ti... Amén.

LETANÍAS DEL ESPÍRITU SANTO


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, óyenos.


Cristo, escúchanos.


Dios, Padre celestial,


Dios, Hijo, Redentor del mundo,


Dios, Espíritu Santo,


Trinidad Santa, un solo Dios,


Espíritu, que procede del Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo


de la creación planeando sobre las aguas,
las fecundaste
Espíritu por inspiración del cual han


hablado los santos hombres de Dios,


Espíritu cuya unción nos enseña
todas las cosas
Espíritu, que das testimonio de Cristo,


Espíritu de verdad que nos instruís sobre
todas las cosas
Espíritu que sobreviene a María,


Espíritu del Señor que llena todo el orbe,


Espíritu de Dios que habita en nosotros,


Espíritu de sabiduría y de entendimiento,


Espíritu de consejo y de fortaleza,


Espíritu de ciencia y de piedad,


Espíritu de temor del Señor,


Espíritu de gracia y de misericordia,


Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad,


Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de
paz
Espíritu de humildad y de castidad,


Espíritu de benignidad y de mansedumbre,


Espíritu de multiforme gracia,


Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios


Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos
inenarrables


Espíritu que descendiste sobre Cristo en
forma de paloma
Espíritu en el cual renacemos,


Espíritu por el cual se difunde la caridad en
nuestros corazones
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,


Espíritu que en lenguas de fuego sobre los
Discípulos apareciste.
Espíritu con el cual fueron los Apóstoles henchidos


Espíritu que distribuyes (vuestros dones)
a cada uno como quieres,
Sednos propicio, perdónanos, Señor.


Sednos propicio, escúchanos, Señor.




De todo mal,


De todo pecado,


De las tentaciones e insidias del diablo,


De toda presunción y desesperación,


De la resistencia a la verdad conocida,
De la obstinación y de la impenitencia,


De la impureza de la mente y del cuerpo,


Del espíritu de fornicación,


De todo espíritu malo,


Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,


Por la Concepción de Jesucristo, hecha por


operación.


Por tu descenso sobre Cristo, en el Jordán.


Por tu advenimiento sobre los Discípulos.


En el día del juicio,


Pecadores, te rogamos, óyenos.


Para que, así como vivimos por el espíritu,


obremos también por el espíritu,
Para que, recordando que somos templo


del Espíritu Santo, no lo profanemos,


Para que, viviendo según el espíritu, no


cumplamos los deseos de la carne,


A fin de que por el espíritu mortifiquemos
las obras de la carne,
Para que no te contristemos a ti, Espíritu


Santo de Dios,


Para que seamos solícitos en guardar la


unidad de espíritu en el vínculo de la paz,


Para que no creamos a todo espíritu,


te rogamos, óyenos.


Para que probemos a los espíritus si son de


Dios, te rogamos, óyenos.


Para que te dignes renovar en nosotros el


espíritu de rectitud, re rogamos...


Para que nos confirmes por tu espíritu


soberano, te rogamos, óyenos.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, perdónanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo, escúchanos, Señor.


Cordero de Dios que quitas los pecados del


mundo,ten piedad de nosotros.


Oremos


Asístanos, te pedimos, Señor, la virtud del


Espíritu Santo, que purifique clementemente


nuestros corazones y nos preserve de todo


mal.Por Jesucristo Nuestro Señor.


Así sea.


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,


Augusta Madre de Dios,


Permanentemente Virgen,


Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave


Por la boca de Gabriel,


Ciméntanos en la paz,


Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,


Muestra la luz a los ciegos,


Líbranos de todo mal,


Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;


Reciba por Ti las preces


Quien, nacido por nosotros,


Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,


Entre todas la más dulce,


Líbranos de nuestras culpas,


Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,


Vía segura prepara:


Para que, viendo a Jesús,


Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,


Al sumo Cristo esplendor,


con el Espíritu Santo,


a los Tres un solo honor.


Amén.


LETANÍAS DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS


Señor, ten piedad de nosotros.


Cristo, ten piedad de nosotros.


Señor, ten piedad de nosotros.


Jesús, óyenos.


Jesús, escúchanos.


Deus, Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros *


Dios Hijo, Redentor del mundo,


Dios Espíritu Santo,


Santa Trinidad, un solo Dios,


Jesús, Hijo de Dios vivo,


Jesús, esplendor del Padre,


Jesús, brillante blancura de la luz eterna,


Jesús, Rey de la gloria,


Jesús, sol de justicia,


Jesús, hijo de María Virgen,


Jesús amable,


Jesús admirable,


Jesús, Dios fuerte,


Jesús, Padre del siglo futuro,


Jesús, Ángel del gran consejo,


Jesús potentísimo,


Jesús pacientísimo,


Jesús obedientísimo,


Jesús manso y humilde de corazón,


Jesús, amador de la castidad,


Jesús, amador nuestro,


Jesús, Dios de paz,


Jesús, autor de la vida,


Jesús, modelo de las virtudes,


Jesús, celador de las almas,


Jesús, Dios nuestro,


Jesús, refugio nuestro,


Jesús, padre los pobres,


Jesús, tesoro de los fieles,


Jesús, buen Pastor,


Jesús, luz verdadera,


Jesús, sabiduría eterna,


Jesús, bondad infinita,


Jesús, camino y vida nuestra,


Jesús, alegría de los Ángeles,


Jesús, Rey de los Patriarcas,


Jesús, maestro de los Apóstoles


Jesús, doctor de los Evangelistas,


Jesús, fortaleza de los Mártires,


Jesús, luz de los Confesores,


Jesús, pureza de las Vírgenes,


Jesús, corona de todos los Santos,


Sednos propicio, perdónanos, Jesús.


Sednos propicio, escúchanos, Jesús.


De todo mal, líbranos Jesús**


De todo pecado,


De tu ira,


De las insidias del diablo,


Del espíritu de fornicación,


De la muerte perpetua,


Del menosprecio de tus inspiraciones,


Por el misterio de tu Santa Encarnación,


Por tu Natividad,


Por tu infancia,


Por tu divinísima vida,


Por tus trabajos,


Por tu agonía y pasión,


Por tu Cruz y por tu abandono,


Por tus desfallecimientos,


Por tu muerte y por tu sepultura,


Por tu Resurrección,


Por tu Ascensión,


Por tus alegrías,


Por tu gloria,


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Jesús.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Jesús.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros, Jesús


V –Que el nombre del Señor sea bendito.


R –Ahora y siempre por los siglos de los siglos.


Oremos


Señor Jesucristo que dijiste: Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá: os pedimos nos deis el afecto de vuestro divinísimo amor, para que os amemos con todo el corazón, palabra y obra, y nunca cesemos de alabaros: Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos
Así sea.
*De aquí en adelante, continúa contestándose: Ten misericordia de nosotros.
** De aquí en adelante, continúa contestándose: Líbranos, Jesús.














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