martes, 23 de febrero de 2016

ESCLAVITUD MARIANA - DIA 10

PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A 
JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA,
POR LAS MANOS DE MARÍA


San Luis María Grignon de Monfort

DÍA 10
Consideración del Tratado de la Verdadera Devoción


Capítulo III
ELECCIÓN DE LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
90. Presupuestas estas cinco verdades, es menester, ahora, más que nunca, hacer una buena elección de la verdadera devoción a la Santísima Virgen: pues hay más que nunca falsas devociones a la Santísima Virgen, que es fácil tomar por verdaderas devociones. El diablo, como un monedero falso y un engañador fino y experimentado, ya ha engañado y condenado a tantas almas por una falsa devoción a la Santísima Virgen, que él se sirve todos los días de su experiencia diabólica para condenar a muchas otras, entreteniéndolas y adormeciéndolas en el pecado, so pretexto de algunas oraciones mal dichas y de algunas prácticas interiores que les inspira. Como un monedero falso no falsifica ordinariamente sino el oro y la plata y muy raramente los otros metales, porque no valen la pena, así el espíritu maligno no falsifica tanto las otras devociones como las de Jesús y de María, la devoción a la Santa Comunión y la devoción a la Santa Virgen, porque éstas son, entre las otras devociones, lo que son el oro y la plata entre los metales.
91. Es importantísimo, pues, conocer: 1º las falsas devociones a la Santísima Virgen para evitarlas, y la verdadera para abrazarla; 2º entre tantas prácticas diferentes de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, cuál es la más perfecta, la más agradable a la Santísima Virgen, la más gloriosa para Dios y la más santificante para nosotros, a fin de adherirnos a ella.
Artículo I
Las Señales de la Falsa y Verdadera Devoción a la Virgen Santísima
Los falsos Devotos y las Falsas Devociones
92. Encuentro siete clases de falsos devotos y de falsas devociones a la Santísima Virgen, a saber: 1º los devotos críticos; 2º los devotos escrupulosos; 3º los devotos exteriores; 4º los devotos presuntuosos; 5º los devotos inconstantes; 6º los devotos hipócritas; los devotos interesados.
1º Los devotos críticos
93. Los devotos críticos son, de ordinario, sabios orgullosos, espíritus fuertes y suficientes, que tienen en el fondo alguna devoción a la Santísima Virgen, pero que critican casi todas las prácticas de la Devoción a la Santísima Virgen que la gente sencilla tributa simple y santamente a esta buena Madre porque ellas no satisfacen su fantasía. Ponen en duda todos los milagros e historias referidos por autores dignos de fe, o tomados de las crónicas de las órdenes religiosas, que dan fe de las misericordias y del poder de la Santísima Virgen. No pueden ver sino con pena a la gente sencilla y humilde de rodillas delante de un altar o imagen de la Santísima Virgen, a veces en la esquina de una calle, para rogar allí a Dios, y la acusan hasta de idolatría, como si adorase la madera o la piedra; dicen que, en cuanto a ellos, no gustan de estas devociones exteriores, y que no tienen el espíritu tan débil como para prestar fe a tantos cuentos e historietas que se atribuyen a la Santísima Virgen. Cuando se les refiere las admirables alabanzas que los Santos Padres tributan a la Santísma Virgen, o responden que éstos han hablado como oradores, con exageración, o dan una torcida explicación a sus palabras (no se crea que el santo ha exagerado la nota. Era, entonces, la época en la que éstos “devotos críticos”, trataban de difundir por todas partes, entre los fieles, escritos venenosos, como ese panfleto de Adam Widenfeldt: Monita Salutaria B.V. Maria ad Cultores suos indiscretos, condenado por Decreto del S . Off. 20 Febrero 1674 y S. Off. Jul 1674, e incluído en el Índice).
Esta clase de falsos devotos y de gente orgullosa y mundana son muy de temer e infieren un daño incalculable a la devoción de la Santísima Virgen, y alejan de ella a los pueblos de una manera eficaz, so pretexto de destruir sus abusos.
2°) Los devotos escrupulosos.
34 Los devotos escrupulosos son gente que teme deshonrar al Hijo honrando a la Madre, rebajar a Aquel exaltando a Esta. No podrían sufrir que se tribute a la Santísima Virgen alabanzas muy justas, que le han tributado los Santos Padres; no toleran sino con pena que haya más gente de rodillas delante de un altar de la Santísima Virgen, que delante del Santísimo Sacramento, como si lo uno fuese contrario a lo otro; como si los que oran a la Santísima Virgen no orasen a Jesucristo por Ella. No quieren que se hable tan a menudo de la Santísima Virgen, que uno se dirija tan a menudo a Ella.
He aquí algunas de las sentencias que les son ordinarias: ¿Para qué tantas coronas, tantas cofradías y devociones exteriores a la Santísima Virgen? Hay en esto mucha ignorancia. Es hacer una mojiganga de nuestra religión. Habladme de aquellos que son devotos de Jesucristo (a manudo lo nombran sin descubrirse; lo digo entre paréntesis); es menester recurrir a Jesucristo. Él es nuestro único mediador; es menester predicar a Jesucristo; he ahí lo sólido.
Los que dicen es verdadero en un sentido; pero con relación a la aplicación que de ello hacen, para impedir la devoción a la Santísima Virgen, es muy peligroso, y un lazo sutil del maligno, so pretexto de un mayor bien; pues nunca se honra más a Jesucristo que cuando se honra más a la Santísima Virgen, puesto que no se la honra sino a fin de honrar más perfectamente a Jesucristo, puesto que no se va a Ella, sino como al camino para encontrar el término al cual se va, que es Jesús.
95 La Santa Iglesia, con el Espíritu Santo, bendice a la Santísima Virgen la primera, y Jesucristo el segundo: Benedicto tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui Jesus. N, porque a la Santísima Virgen sea más que Jesucristo o igual a El, lo cual sería una herejía intolerable, sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo es menester antes bendecir a María. Digamos, pues, con todos los verdaderos devotos de la Santísima Virgen, contra esos falsos devotos escrupulosos: ¡Oh María!, ¡bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús!
3°) Los devotos exteriores.
96 Los devotos exteriores son personas que hacen consistir toda la devoción a la Santísima Virgen en prácticas exteriores; que gustan sólo lo exterior de la devoción a la Santísima Virgen, porque no tienen espíritu interior; que dirán muchas coronas a prisa, oirán varias misas sin atención, irán a las procesiones sin devoción, entrarán en todas sus cofradías sin enmienda de su vida, sin violencia de sus pasiones y sin imitación de las virtudes de esta Virgen Santísima. Aman sólo lo sensible de la devoción, sin gustar lo sólido de ella; si no tienen sensibilidades en sus prácticas, creen que y ano hacen nada, se alteran, abandonan todo allí, o hacen todo descosidamente. El mundo está lleno de esta clase de devotos exteriores, y no hay gente que más critique que ella a las personas de oración que se aplican a lo interior, como a lo esencial, sin despreciar lo exterior de modestia que acompaña siempre a la verdadera devoción.
4°) Los devotos presuntuosos.
97 Los devotos presuntuosos son pecadores abandonados a sus pasiones, o amadores del mundo que, bajo el bello nombre de cristiano y de devotote la Santísima Virgen, ocultan o el orgullo, o la avaricia, o la impureza, o la embriaguez, o la cólera, o el perjurio, o la maledicencia, o la injusticia, etc.; que duermen en paz en sus malos hábitos, sin hacerse mucha violencia para corregirse, so pretexto de que son devotos de la Virgen; que se prometen que Dios no les perdonará, que no morirán sin confesión, y que no serán condenados, porque dicen su corona, porque ayunan el Sábado, porque son de la cofradía del Santo Rosario o Escapulario, o de sus consagraciones; porque llevan el hábito o la cadenilla de la Santísima Virgen, etc.
Cuando se les dice que su devoción no es sino una ilusión del diablo y una presunción perniciosa capaz de perderlos, no lo quieren creer; dicen que Dios es bueno y misericordioso; que no nos ha hecho para condenarnos; que no hay hombre que no peque; que no morirán sin confesión; que un buen peccavi a la hora de la muerte es suficiente; además, que son devotos de la Santísima Virgen; que llevan el escapulario; que dicen todos los días sin reproche y sin vanidad siete Padrenuestros y siete Avemarías en su honor; que hasta dicen algunas veces la corona y el Oficio de la Santísima Virgen; que ayunan, etc. Para confirmar lo que dicen y cegarse más, traen a colación algunas historias que han oído, o leído en libros, verdaderas o falsas, no importa, que dan fe que personas muertas en pecado mortal sin confesión, porque durante su vida habían dicho algunas oraciones o hecho alguna práctica de devoción a la Santísima Virgen, o han sido resucitada para confesarse, o su alma ha permanecido milagrosamente en su cuerpo hasta la confesión o, por misericordia de la Santísima Virgen han obtenido de Dios, en el momento de su muerte, la contribución y el perdón de sus pecados, y por ahí han sido salvadas, y así que ellos esperan la misma cosa.
98 Nada es tan condenable en el cristianismo como esta presunción diabólica; porque ¿se puede decir con verdad que se ama y que se honra a la Santísima Virgen, desde que por sus pecados se punza, se atraviesa, se crucifica y ultraja despiadadamente a Jesucristo, su Hijo? Si María se impusiese como ley el salvar por su misericordia a esta clase de gente, autorizaría el crimen, ayudaría a crucificar y a ultrajar a su Hijo, ¿quién osaría nunca pensarlo?
99 He dicho que abusar así de la devoción a la Santísima Virgen que, después de la devoción a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, es la más santa y sólida, es cometer un horrible sacrilegio que, después del sacrilegio de la comunión indigna, es el más grande y el menos perdonable.
Confieso que, para ser verdaderamente devoto de la Santísima Virgen, no es absolutamente necesario ser tan santo que se evite todo pecado, aunque lo fuese de desear, sino que es menester, por lo menos (que se note bien lo que voy a decir):
1°) Estar en una sincera resolución de evitar por lo menos todo pecado mortal, que ultraja a la Madre tanto como al Hijo;
2°) Hacerse violencia para evitar el pecado;
3°) Ingresar en alguna cofradía, recitar la corona, el Santo Rosario u otras oraciones, ayunar el Säbado, etc.
100 Esto es maravillosamente útil para la conversión de una pecador, aún endurecido; y si tal es mi lector, aunque tuviese un pie en el abismo, yo se lo aconsejo, pero a condición de que practique estas buenas obras sólo con la intención del obtener de Dios, por la intercesión de la Santísima Virgen, la gracias de la contrición y del perdón de sus pecados, y de vencer los malos hábitos, y no para permanecer apaciblemente en el estado de pecado, contra los remordimientos de su conciencia, contra el ejemplo de Jesucristo y de los santos, y contra las máximas del Santo Evangelio.




12 DÍAS PRELIMINARES
Empleados en vaciarse del espíritu del mundo
Prácticas Espirituales
Quienes deseen abrazar esta devoción particular emplearán doce días por lo menos en vaciarse del espíritu del mundo contrario al de Jesucristo y para ello rezarán las siguientes oraciones:


VEN ESPÍRITU CREADOR
Ven Espíritu Creador,
Visita el alma de los tuyos,
Llena de suprema gracia
Los corazones que creaste.
Tú, llamado: Consolador,
Don de Dios Altísimo,
Fuente viva, fuego, caridad,
Y espiritual unción.


Tú, regalo de siete dones,
Dedo de la diestra Paterna,
Tú, prometido formal del Padre,
Que enriqueces con elocuencia
Nuestros labios.


Enciende luz a los sentidos,
Infunde amor a los corazones,
Con tu fuerza perpetua
Sostén nuestra debilidad.


Arroja muy lejos al enemigo,
Y danos pronto la paz;
Ante nosotros marcha como guía,
Para que evitemos todo mal.


Sepamos por Ti del Padre,
Y conozcamos al Hijo,
Y a Ti, Espíritu de ambos,
Creamos en todo tiempo.


¡Gloria a Dios Padre,
Y al Hijo, que resucitó de entre
los muertos,
Y al Paráclito,
Por los siglos de los siglos.
Amén


AVE ESTRELLA DE LA MAR


Ave estrella de la mar,
Augusta Madre de Dios,
Permanentemente Virgen,
Puerta del cielo, feliz.


Recibiendo Tú aquel Ave
Por la boca de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Mudando el nombre de Eva.


Desata el lazo al culpable,
Muestra la luz a los ciegos,
Líbranos de todo mal,
Consíguenos todo bien.


Que eres Madre muéstranos;
Reciba por Ti las preces
Quien, nacido por nosotros,
Quiso ser el fruto tuyo.


Virgen única, sin par,
Entre todas la más dulce,
Líbranos de nuestras culpas,
Haz que seamos mansos, castos.


Concédenos vida pura,
Vía segura prepara:
Para que, viendo a Jesús,
Siempre juntos nos gocemos.


Se alabanza a Dios Padre,
Al sumo Cristo esplendor,
con el Espíritu Santo,
a los Tres un solo honor.
Amén.










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