El árbol desempeña un importante papel en el simbolismo cristiano. En general., representa la vida o la muerte, según sea sano y vigoroso, o raquítico y marchito. El Génesis narra como plantó el Señor el Edén: ". . . en donde el Señor Dios había hecho nacer de la tierra misma toda suerte de árboles hermosos a la vista, y de frutos suaves al paladar; y también el árbol de la vida en medio del paraíso, y el árbol de la ciencia del bien y del mal" (2, 9). El Génesis cuenta después que Adán compartió el fruto del árbol de la ciencia y provocó así la caída del hombre. Una leyenda dice que, después de la muerte de Adán, el arcangél Miguel aconsejó a Eva que plantara una rama de ese árbol sobre su tumba. De esa rama creció el árbol de Salomón trasladadó al Jardín del Templo, y que luego fué desarraigado y arrojado a la laguna de Bethesda. allí quedó hasta que lo sacaron para hacer con él la Cruz. Un árbol florecido es atributo de San Zenobio porque según se dice, un árbol seco se cubrió de hojas cuando lo rozó la mano del Santo.
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