NOVENA
DE LAS 5 AVE MARÍAS
EN
HONOR DE
NUESTRA
SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN
Para
una causa desesperada
Esta
novena es muy eficaz para obtener el feliz éxito de una causa
difícil y desesperada.
Prólogo
El
principal aviso que nos da el apóstol Santiago, para obtener de Dios
las gracias que pedimos, es rogar con una completa seguridad de ser
escuchado sin la más leve duda. La confianza no es, en realidad,
sino la fe en el amor y ¿cómo no creer en la pruebas de amor y sin
límites que nos ha dado?
Hablemos
a Nuestro Señor en nuestras necesidades espirituales y temporales,
con el amor, la fe y la confianza con que le hablaron lo que
obtuvieron sus misericordias, como nos refiere el Evangelio.
La
piedad de los fieles, iluminadas por el Espíritu Santo, ha dado en
estos últimos tiempos a María Inmaculada un título conmovedor y
perfectamente verdadero. Nuestra Señora del Sagrado Corazón que nos
muestra en esta buena Madre a la Dueña y por decirlo así, a la
Tesorera del Corazón de Jesús; está en la puerta de este santuario
divino y tiene el derecho de abrirlo, y de hacer llegar hasta el Rey
los homenajes de sus amantes súbditos.
Demos
pues, a nuestra devoción este último rasgo que la hará perfecta.
En toda ocasión recurramos a María para llegar a Jesús, y
ofrezcamos todo a Jesús por medio de María; y de este modo jamás
serán despreciadas nuestras ofrendas y la gracia que pedimos no nos
será nunca rehusada.
Aún
al borde del sepulcro, en los extremos del dolor y del peligro, no
perdáis jamás la confianza. Si vuestra situación os parece sin
esperanza, esperad más todavía. Dios se complace en manifestar su
poder, no cuando principian nuestras pruebas, sino cuando todo nos
parece desesperado. Es el tiempo escogido por Dios para venir en
socorro nuestro. (San Juan Crisóstomo).
La
humilde esperanza de un alma que confía en Dios consigue cuanto
desea de su bondad. (San Juan de la Cruz).
¡Perseverad
en la oración con humilde confianza, aún contra toda esperanza!
V.Dios
mío, venid en mi auxilio.
R.Apresuraos
Señor, a socorredme.
Novena
Para
pedir una gracia desesperada, sea en el orden espiritual o temporal
Oraciones
para todos los días de la novena
I
Señor
Jesús a quien nada es imposible sino el dejar de compadeceros de los
miserables; tened misericordia de nosotros que lo somos, y concédenos
las gracias que os pedimos por la intercesión de vuestra Santísima
Madre, que lo es también nuestra, la celeste Tesorera de vuestro
misericordiosísimo Corazón; a quien nada podéis negar.
¡Señora
Nuestra del Sagrado Corazón, esperanza de los desesperados, rogad
por nosotros!
– Ave
María.
II
Señor
Jesús, infinitamente bueno y soberamente compasivo, que nos habéis
dado vuestra palabra y comprometido vuestra fidelidad diciéndonos:
“Pedid y recibiréis, buscad y hallareis, golpead y se os abrirá”,
llamamos a la puerta de vuestro Corazón, y en nombre de vuestras
infinitas ternuras, ¡oh Vos a quien tanto agrada glorificar a
vuestra Santísima Madre, escuchadnos Señor.
¡Señora
Nuestra del Sagrado Corazón, Abogada de las causas desesperadas,
rogad por nosotros! –
Ave María.
III
Con
el ciego del Evangelio, permitid que os diga:”Señor Jesús, Hijo
de David, tened misericordia de mí.” Con la Cananea: “Señor,
tened compasión de mí”. “Señor, socorredme”. Con el
Centurión: “Señor, yo no soy digno de que me oigáis;pero mándalo
con una palabra y todo será como lo espero de Vos”, sí Señor os
lo ruego, porque os complacéis en colmarnos de beneficios y nos
habéis dado a vuestra Madre, la “Omnipotencia” suplicante para
nuestro consuelo y a Ella hemos confiado nuestra causa.
¡Señora
Nuestra del Sagrado Corazón, rogad por nosotros!–
Ave María.
IV
Dadnos
la fe que todo lo obtiene. Señor Jesús, que dijisteis al ciego:
“Ve, tu fe te ha salvado”; a la Cananea: “Hágase conforme tú
lo deseas”y al Centurión: “Vete y sucédate conforme has
creído”, nosotros también esperamos esta palabra de la infinita
bondad de vuestro Corazón, que es más tierno que el de una madre,
oh, Vos que lleno de compasión y benevolencia habéis consolado
tanto dolores y sanado a tantos enfermos: ”contra toda esperanza”,
esperamos y confiamos en Vos, que no nos entregareis a la amargura
del dolor, porque nos hemos cobijado bajo la protección de vuestra
Madre misericordiosísima, y como sois un hijo incomparable, no
podéis rechazarla a Ella jamás.
¡Señora
Nuestra del Sagrado Corazón, refugio de los pecadores y afligidos,
rogad por nosotros! –
Ave María.
V
Señor
Jesús, que resucitasteis al Hijo de la Viuda de Naim; que llorasteis
con Marta y María y volvisteis la vida a Lázaro; que curasteis al
paralítico que hacía 38 años que esperaba y confiaba; que amáis
tanto a los niños, que perdonasteis al Hijo pródigo y habéis
querido ser llamado el amigo de los pecadores arrepentidos, porque sois el Dios de
amor y de esperanza, y la verdad infinita; y nos habéis dicho que no
nos olvidaríais jamás; lo que nos probáis hasta este momento, con
una ternura paternal, sanando y consolando una multitud de miserias,
ahí donde se ama a vuestra madre a quien habéis hecho la “sublime
Esperanza de los desesperados”, dándole todo poder sobre vuestro
Corazón, abierto por amor nuestro en la Cruz.
¡Señora
Nuestra del Sagrado Corazón, esperanza de los desesperados, rogad
por nosotros! –
Ave María.
Sagrado
Corazón de Jesús, en Vos confío.
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